viernes, 16 de febrero de 2018

0942 - Jorge Navarro & Baby Lopez Furst - Duo

Los Aventureros y Sus Dos Malditos Pianos

Jazzeros argentinos por excelencia, Navarro y López Furst vuelven a divertirse y a divertir en un ámbito distendido.

Un dúo de pianos su­pone úna lista de elementos. Para empe­zar, dos pianos, que en este caso son dos samplers o emuladores electrónicos de una marca japonesa que suena parecido a Kuwait, Hawaii o algo así. Luego, dos pianistas. O sea, cuatro manos sobre el teclado, un par de pies para los pedales, y los respec­tivos cerebros, corazones y restan­tes segmentos corporales necesa­rios para unir estas partes en dos todos.
Vaya entonces un análisis anatómico-musical de los protagonistas esenciales, a saber, las cua­tro manos y dos pies del dúo de jazz argentino Baby López Furst- jorge Navarro.             
Mano derecha de López Furst: tan ágil como inspirada. Capaz de alcanzar cómodamente velocida­des boperas, sabe pasearse tam­bién en líricos fraseos baladísticos. Suele usar octavas, unas pocas ter­ceras, la repetición ritmada de una misma nota y alguno que otro trémolo.
Mano izquierda de López Furst: cobra lo mismo que su melliza pe­ro trabaja bastante menos. Acom­paña sin herniarse, aportando al­gunas voces armónicas y acoplán­dose en octavas en algunas me­lodías:
Mano derecha de Navarro: si lo sabe, canta. Caso contrario, improvisa cantando. Poco amiga del vér­tigo, sabe jugar con el ritmo. Fre­cuenta el trémolo y las terceras un poquito más que su colega lópez-furstiana..
Mano izquierda de Navarro: so­cia fundamental de la variada gama de fórmulas de comping o acompañamiento de su canoso pa­trón. Si cuadra un walking-bass, sa­be caminar en los graves. También se anota haciendo los bajos del navarrístico stride a dos manos, que suena “um-pa-um-pa" y donde "um" es el bajo y “pa" el acorde.

Pie derecho de López Furst:, mantiene frecuentes relaciones con su respectivo pedal, hábito mucho más esporádico en su cole­ga navarrístico, que suele reservar­se para dejar sonando los acordes y zapadas finales.
Pie derecho de Navarro: además de lo dicho, marca el pulso mien­tras su mellizo izquierdo se ocupa de los acentos a contratiempo.
Si bien en el rubro caritas, Nava­rro gana por varios cuerpos, los ce­rebros y corazones del dúo pien­san en sintonía y laten en sincronía, respectivamente, improvi­sando y disfrutando de lo lindo so­bre un sólido repertorio de standards.
Fly Me to the Moon abre el fue­go en una lista pródiga en clásicos de Gershwin, Porter, Weill, Jobim y más Gershwin. En calidad de es­treno, las cuatro manos,ofrecieron la célebre Rapsodia en Blue en un divertido y respetuoso arreglo, abierto a la improvisación, escrito por Ernesto Acher.
En un ámbito grato y rodeados de mesitas donde se acomodan sus maduros seguidores, López Furst y Navarro ofrecen un espectáculo donde la pasan bien tan­to los músicos como el público. Y donde no cabe esperar innovacio­nes ni transgresiones (no tendría por qué haberlas ni nadie se las exige) ni la obtención de una estética original y trascendente (no se lo proponen, ni alcanza con pro­ponérselo). En este sentido, la pro­puesta de Baby López Furst y Jorge Navarro es más recreativa que creativa.
Moraleja: música agradable + lu­gar agradable = momento agrada­ble.
Clarin Espectaculos

3 comentarios:

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