Dentro
de pocos días va aparecer en las disquerías el primer long play de
la Barra de Chocolate, un conjunto surgido hace apenas seis meses y
que tiene la virtud de representar una tercera posición dentro de
los grupos argentinos. Ese long play sea quizás el reflejo más
espontáneo de una generación de músicos —como lo son los de la
Barra— que vienen gastando sus posibilidades desde los primeros
tiempos del pop nacional, y que ahora, cabalgando sobre la explosión
de la música “beat”, tienen oportunidad de saltar a planos
populares y, a veces, masivos. Entre la Barra y Manal, por ejemplo,
pueden hacerse algunos paralelos comparativos: los integrantes de
ambos grupos están luchando dentro del rock and roll o el blues
desde hace cinco o seis años. Recién ahora, en 1970, están
logrando repercusión. Durante todo este tiempo se han depurado como
músicos y como personas. El temperamento del Manal Javier Martínez
determinó que su conjunto —porque él lo quiso— mantuviera una
línea determinada: el blues. Pajarito Zaguri, el capo de la Barra,
en cambio, menos férreo y más sentimental, cedió en alguna medida
a las necesidades musicales del público del setenta.
Pero
de todas maneras —los integrantes de la Barra lo explican— hacen
su música con dignidad, e inclusive, conscientes, se ubican en el
término medio. Ese término medio es hoy, en la Argentina, una línea
definida no transitada por ningún otro conjunto. La Barra de
Chocolate no practica la música complaciente, pero tampoco está en
la cosa progresiva, cerrada. Ellos mismos lo afirman:
Pelo:
¿Cómo se ubicarían ustedes mismos dentro del panorama de conjuntos
nacionales?
Quique
Sapia (baterista):Nosotros somos un conjunto netamente profesional.
Ojo: no en un término despectivo. Aún antes de armar el grupo todos
éramos músicos profesionales: acompañábamos a solistas en los
shows o hacíamos grabaciones. Pero hay otros casos. Por ejemplo
almendra no se preocupó por ser un conjunto profesional: llegó al
profesionalismo cuando el mismo público se lo exigió.
Yoryo
Mercury (organista): Pero hay que hacer una aclaración: hoy
cualquier pibe que se compra una guitarra quiere ser profesional
porque cree que va a ganar millones de pesos. Pero ser profesional no
significa sólo tocar para que te paguen, es es también
responsabilidad y preocupación por el trabajo.
Pelo:
Entonces la música de la Barra estaría entre ganar dinero y ser
responsable con su propia música...
Pajarito
(cantante y compositor): Hasta ahora, en las grabaciones, no dejamos
cosas de lado porque la grabadora nos permitió hacer lo que
queríamos. A veces nos autocensuramos: no queremos grabar temas con
acoples y ruidos raros porque sabemos que no se van a vender.
Nacho
Smilari (guitarrista): La verdad es que tratamos de hacer las cosas
parejas: un tema para la grabadora y otro para nosotros.
Pelo: ¿Pero esa autocensura, el hacer un tema para la grabadora y otro para ustedes, nos los obliga, aunque sea inconcientemente, a hacer temas “comerciales”?
Miguel
Monti (bajista): Sinceramente, reconocemos que alguna vez hicimos
cosas comerciales. ¿Por qué no decirlo? Fueron los temas del simple
“Vivir en las nubes” y “El malecón”. En un principio, cuando
escuchamos los temas en el estudio nos parecieron interesantes. Nada
más que eso, no había otra cosa. Pero el sonido que después salió
en la pasta del disco era una porquería.
Pelo:
Pero eso no es una justificación para un* tema comercial...
Nacho:
Bueno, fueron dos temitas de esos, de relleno. Hoy el productor está
arrepentido por habernos influenciado en esas composiciones. Sobre
todo, porque cuando nosotros grabamos lo que quisimos, “Alza la
voz” o “El gigante”, vendimos cincuenta mil discos, y todavia
se siguen vendiendo.
Pajarito:
Sabemos que fue un gran error el lanzamiento de ese simple, que
perdimos parte del prestigio que habíamos conseguido. Pero en la
grabación del long play tratamos de redimirnos y redoblamos los
esfuerzos por hacer las cosas bien.
Pelo:
¿Por qué son tan duros con las propias cosas que hacen?
Miguel:
Somos sinceros, con nosotros y con todos. Además creo que nos
sabemos ubicar en el lugar que nos corresponde. Nosotros no queremos
vender el camelo de que somos lo más sensacional que hay en la
Argentina. No. Sabemos perfectamente que no estamos arriba, pero
tampoco abajo.
Nacho:
Yo he visto trabajar a muchos conjuntos, e inclusive estuve en
varios, y en la mayoría se critica mucho pero se reconoce poco. Yo
pienso que el caso de la Barra es bastante raro: cada uno reconoce
sus errores cuando es criticado. Y fíjate
que eso es lo más importante: reconocer el error. Y sobre esa base
tratamos de hacer las cosas cada vez mejor.
Quique:
Puede parecer cómico o tonto, pero nosotros no trabajamos sobre
nuestros éxitos, nos vamos superando a costa de los errores.
Pelo:
Escuchándolos, ustedes demuestran una unidad de conjunto pocas veces
vista entre los grupos argentinos, pero sin embargo las gacetillas,
las informaciones y los afiches callejeros muchas veces anuncian:
“Pajarito y la Barra de Chocolate”. ¿A qué se debe esa
diferencia?
Pajarito:
Esta pregunta me corresponde contestarla a mí. Pienso que se debe a
que la gente me conoce desde antes, porque me vio vinculado junto a
Morís, Litto, Tanguito. Luego porque integré los Náufragos y todo
eso. Yo podría haber salido como solista, tenía posibilidades para
hacerlo. Pero estoy ubicado perfectamente y sé que mi manera de
componer sólo sirve para un conjunto. Por eso estoy con ellos,
porque es lo que más siento.
Pelo:
Esta pregunta va para el resto. ¿A ustedes, sinceramente, no les
molesta la diferencia?
El
resto: No, por supuesto que no. Inclusive en algunas ocasiones lo
tomamos como un argumento publicitario.
Quique:
A ninguno de nosotros nos molesta porque cada uno sabe ubicarse y
conoce perfectamente sus limitaciones y lo que vale. Aunque el
conjunto se hubiera llamado “Pajarito” únicamente, pensaríamos
igual.
Pelo:
Pero ustedes tienen todo perfectamente estipulado y juzgado como si
tuvieran un código de honor...
Nacho:
Es que tenemos la “vara” de chocolate... (risotadas)
Miguel:
Bueno; ahora en serio: lo que pasa es que nosotros entendemos que la
superación se logra, únicamente, en conjunto.
eso
que somos bastante despitados y rayados: algunos temas los conocemos
cuando vamos a grabar y por lo general no ensayamos nunca. Pero creo
que hay una cosa que nos salva: los cinco tenemos vocación.
Pelo:
¿Qué otros músicos conocen ustedes que hagan las cosas en conjunto
y con vocación?
Todos:
No sabemos si hay otros. Pero conocemos a uno que admiramos
muchísimo: Tanguito, el personaje más underground, más auténtico
y más músico de verdad de todo Buenos Aires.
Quique:
Pero la verdad es él.
Así
de sincera, así de dura consigo misma es la Barra de Chocolate. Una
conjunción de cinco músicos que de fríos profesionales pasaron a
ser amigos.
Un
proceso distinto al habitual: por lo general se reúnen varios amigos
y forman un conjunto. Con la Barra no sucedió eso: Pajarito tenía
que formar un grupo porque existía la propuesta y el contrato seguro
de un sello.
El
reunió a profesionales. Cuando fueron a tocar se dieron cuenta que,
además, podían ser amigos. Quizás por eso le pusieron “Barra”
de Chocolate.
La
misma sinceridad que trasuntan las crudas palabras de los integrantes
de la Barra están reflejadas en su primer long play, que aparecería
a la venta en estos días. El álbum, que un principio se iba a
llamar “La larga divagatta de la Barra de Chocolate”, fue ideado
con una intención fresca, espontánea: hay trece minutos de
grabación directa en el estudio, “muy” en vivo.
Ellos
mismos reconocen que algunos temas, de tan espontáneos que
surgieron, si tuvieran que tocarlos de nuevo no recordarían los
tonos. Estas son las composiciones que se incluyen: “Beatnik Waltz”
(de Morís y Pajarito), “Buenos Aires beat” (Pajarito y Mazzini),
“¿Viste?” (La Barra y Pajarito), este tema dura ocho minutos,
“Proyectos de un ladrón prisionero” (cinco minutos), “Usted
sabe lo que es fe” (en vivo), “El divagante” (inspirado en
Tanguito), “Ella, la doncella” (inspirado en “Juan, el noble
caballero”, un tema de Morís), “Si supiera esta niña”, todos
estos últimos temas pertenecen a Pajarito Zaguri.
Revista Pelo, Año 1, Numero 3, 1970