sábado, 17 de febrero de 2018

0960 - Fish - 1991 - Internal Exile


01.- "Shadowplay" – 06:23 (Dick, Mickey Simmonds)
02.- "Credo" – 06:40 (Dick, Simmonds, Robin Boult, Frank Usher)
03.- "Just Good Friends (Close)" - 06:00 (Dick, Usher, Boult, Simmonds)
04.- "Favourite Stranger" - 05:58 (Dick, Usher)
05.- "Lucky" - 04:50 (Dick, Boult, Simmonds)
06.- "Dear Friend" - 04:08 (Dick, Boult, Simmonds)
07.- "Tongues" – 06:22 (Dick, Simmonds, Usher, Boult)
08.- "Internal Exile" – 04:45 (Dick, Boult, Simmonds)
09.- "Something In The Air" – 05:08 (Speedy Keen) (bonus track on original CD)
Bonus tracks 
10.- "Poet's Moon" - 04:26 (Dick, Simmonds, Boult, Usher)
11.- "Something In The Air" – 05:08 (Keen)
12.- "Carnival Man" - 06:25 (Dick, Boult, Ted McKenna, Simmonds, Usher, David Paton)


0959 - Jose Angel Trelles - 1994 - Piazzolla-Ferrer Ineditos



0958 - Julio Sosa Con Acompañamiento De Guitarras - 1962 - Milonga Triste

Arbelo, el preferido de los cantores de tango


Una casa en Avellaneda, un comedor que funciona bajo el severo título de Academia de Interpretación. El maestro Héctor Arbelo tiene bien ganado el apodo de El León con el que alguna vez lo bautizó su amigo el legendario cantor Julio Sosa. Todavía frondosa melena blanca, nariz abatatada y un remedo de perezoso rugido en la risa ronca.
Sorprende que este hombre memorioso y verborrágico, que es cantor y sobre todo guitarrista, haya transitado en algún sentido calladamente más de seis décadas de profesión.
Cuenta que cuando tenía 13 años formó parte del coro que cantó “Silencio” al recibir Buenos Aires los restos de Carlos Gardel. Y precisa: «Entonces, yo estaba entre los mejores alumnos de la PAADI (Primera Academia Argentina de Interpretación), de Luis Rubistein. Tenía de compañeros a Aída Luz y a quien después se llamaría Héctor Mauré. ¿Y sabe quién era el portero de ese edificio?: ¡Fidel Pintos!»
Con el tiempo, concentrado en la guitarra, Arbelo acompañó, desde sus tiempos de músico estable de Radio El Pueblo en adelante, a una selección de tangueros cuya enumeración le cuesta completar, pero que repasó en una austera edición de sus memorias. Y cuyas viejas fotos personales componen un collage interminable que empieza en el pasillo y llega al límite del patio, cubriendo paredes y mesas. La lista y la galería son apabullantes. Son la mayoría.
«A Julio Sosa fui yo quien le propuso abrirse de la orquesta y hacerse solista. “Vos me querés mandar a trabajar al puerto”, me decía. Pero le formé un conjunto de guitarras y debutamos en el programa Yo te canto Buenos Aires. Cuando ya era famoso vino a actuar a beneficio de la sociedad de fomento Villa Angélica, que quería hacer una vereda nueva, solo porque el muchacho de acá del barrio que lo fue a buscar invocó mi nombre, aunque yo se lo había prohibido».
«¿Y Goyeneche? ¿Quiere que le diga una cosa?: Goyeneche se le escapaba a Troilo y se venía conmigo. Le explico. Yo siempre fui de Avellaneda, desde que nací no me moví de siete cuadras a la redonda, entonces vengo a ser querido acá. En una época tenía copada toda la zona: era el tiempo de las quermeses y todos los clubes me venían a buscar a mí. Me llamaban, yo a mi vez lo llamaba al Polaco y, como había buena plata, él hacía doblete, terminaba con Troilo y se venía para acá. Si habré tocado, acá con Roberto Goyeneche, y en Pompeya con Alberto Morán.
«Había que ver lo que era Morán en el Unidos de Pompeya. Ídolo. Las mujeres se volvían locas. ¡Qué estilo tenía!»
Ángel Vargas, Roberto Rufino, Tito Reyes, su favorito Floreal Ruiz desfilan por el recuerdo de Arbelo. De Rubén Juárez comenta: «Conmigo ganó los primeros 5 mangos en Venado Tuerto. Después hablé de él en Caño 14 y no me querían creer. Atilio Stampone, que era el dueño, me decía: “¿Cómo que canta y toca el bandoneón? Si canta no toca, y si toca no canta”. Siempre se acuerda Rubén de mí, lo ha dicho incluso en los almuerzos de Mirtha Legrand».
Afirma de Eladia Blázquez: «La acompañé de chiquita y ya se veía lo que iba a ser esa mujer: la orejera mayor de Buenos Aires». Y apunta como curiosidades: «Pocos lo saben, pero grabé con Jorge Porcel y con Marilina Ross».
¿Y ahora acompaña a cantores aficionados, sus propios alumnos? 
«Podría tener más alumnos, pero agarro a los que, aunque sean mayores, más o menos se defienden, se justifican».
Está celebrando 60 años con el tango. «Bueno, en realidad cumplí sesenta y cuatro. Pero festejé sesenta para redondear».

Clarin Espectaculos
21 de agosto de 1997

0957 - Erica Garcia - 1997 - El Cerebro

ERICA GARCIA

La chica que se viene 


Es cantante, guitarrista, compositora y mujer de Ricardo Mollo. Sus temas se destacan por su originalidad y audacia. En julio sale su disco debut.

Si algo la debe sacar de las ca­sillas a Erica García es que la identifiquen solamente por ser la mujer de Ricardo Mollo. Y tendría razón. Porque esta morocha de 29 años posee varios motivos para brillar. Uno es bastante contundente: Erica García es bella. Otro, bastante trascenden­te: Erica García es talentosa. Bien, entre esos labios y esa música habrá que encon­trar los otros motivos, los que la volvieron uno de los personajes más raros e intere­santes del cansado rock local. 
La información gacetillesca dice que el 4 de julio saldrá su primer disco solista, El Cerebro. No dice nada del ancho universo que cubre ese álbum, con músicas que van del rock and roll, el bolero (el brillante Yo te lo confesé) y los aires flamencos a le­tras de una lucidez y audacia poéticas in­frecuentes. 
Tampoco dice nada de Mata Violeta, el trío de damiselas que transitó pubs y re­dacciones en los primeros noventa. Mu­cho menos de la chica que pasó su adoles­cencia encerrada en un cuarto, tocando la guitarra y llorando. 
■ La típica adolescente melancólica. 
■ Sí, era increíble. Terriblemente tímida además. Prácticamente no conocía el mundo exterior. Estaba todo el día tocando la guitarrita. Y no podía dejar de llorar. 
■ ¿No hacías nada más? 
■ Tae-kwon-do. Llegué a cinturón negro. 
Era rara, muy rara. Tenía un mundo im­penetrable. Un día mi cabeza hizo crack, y empecé a salir. Me puse a estudiar danza y teatro, me compré una guitarra y me lar­gué a cantar. 
En 1989 Erica conoció a Ricardo Mollo. La chica que lloraba en su cuarto y el gui­tarrista desaforado de MAM, Sumo y Divi­didos se enamoraron. Empezaba otra his­toria, que a su vez se entretejió con la de Mata Violeta, el grupo que Erica com­partía con Florencia Lescani y Karina Tamburini. 
■ ¿Qué pasó con Mata Violeta? 
■ Estuvimos juntas muchísimo tiempo. Pero la separación fue horrible. Existían un montón de cosas secretas que explota­ron e hicieron daño. 
■ ¿Qué cosas? 
■ En la convivencia siempre hay lucha de egos, de poder, y hasta de sexo. Pasaron cosas. Llegamos a grabar un disco que nunca salió, que lo produjo Ricardo (Mo­llo). Fue un momento terrible de mi rela­ción con él. 
■ ¿Porqué? 
■ Todo fue muy tempestuoso. Había mu­chos quilombos de ego. Por eso, cuando me ofrecieron grabar mi disco, dudé mucho al elegir el productor. Sabía que si lo elegía a Ricardo era la separación segura. 
■ Y elegiste a Mollo... 
■ Sí, imprevistamente anduvo todo bien Nos compensamos. El disco salió genial ahora compramos un galpón para hacer allí nuestra casa. 
En ese galpón, Erica está acopiando objetos que encuentra en la calle. “Soy muy basurera, vivo recogiendo pedazos de rejas, telas, lo que sea”. La chica -que luce un tapado marrón y unos zapatos con soberbias plataformas (“yo diseño mi ropa dice)- sueña con convertir ese galpór hogar, y llenarlo de animales, plantaciones de tomate e hijos. “Ahora estamos viviendo en un departamento. Y ya nos queda chico. Me quiero mudar cuanto antes. El tema es que todo esto coincide con el lanzamiento de El cerebro.” 
■ Hablás como si estuvieras en un sueño....
■ Sí. Es más: todo esto que me está pasando lo soñé. Pero no es metáfora. Lo soñe exactamente. Desde el mismo día en debuté en la música. 
■ ¿Cuándo debutaste? 
■ Fue en un barcito. Yo salía de mi periodo de encierro. Fue con el Piojo Abalos; el Flaco Alambre. El 5 de octubre de 1989 
■ Te acordás la fecha exacta. 
■ Sí, porque estaba tan nerviosa, tan tensa, que me desmayé. Siempre fui muy tímida. Amanecí al otro día, internada y con suero.


Clarin Espectaculos

0956 - Lidia Borda - 20081 - Ramito De Cedron


El programa incluye un maratón de tango, en todas sus formas, que cerrará el sábado con un recital multitudinario frente al Obelisco.

Para un despistado podría parecer mentira, pero es verdad: esta semana se concretará en Buenos Aires el ¡Primer! Festival Internacio­nal de Tango. Un encuentro que pre­tende adueñarse de lugares cerrados (centros culturales, teatros y salas oficiales y privadas) y espacios abier­tos y no convencionales (plazas, ca­lles, confiterías) para rendir home­naje a la música porteña por excelencia. Un dato fuerte de esta apues­ta, que lleva el previsible nombre de Buenos Aires Tango y contempla cinco días de espectáculos gratuitos de primer nivel y un cierre especta­cular en el Obelisco, el sábado que viene desde las 21, es que habrá nu­merosos trabajos que abordan el tan­go desde afuera del 2 por 4, además de una imponente lista de recitales y conciertos.

Uno de los espectáculos atípicos es la reconstrucción de la memoria sonora que proponen los músicos Edgardo Rudnitzky y Hans Peter Kuhn (alemán) y el director Rubén Szuchmacher con la instalación de­nominada Los restos de “El bailon­go". Se trata, según sus creadores, de “fragmentos de recuerdos de un contacto sensible, hechos de músi­ca, pisadas, suspiros y desechos”. La intención es rescatar “puntos esen­ciales de la tanguería porteña”. La instalación del artista plástico Jorge Macci se apropia así de las confite­rías Las Violetas e Ideal, el bar Mi­ramar (San Juan y Sarandí), el Cen­tro Recoleta y el Teatro Colón, por lo demás ámbito de apertura de este encuentro que organiza la Secretaría de Cultura de la Ciudad. Es allí don­de, a partir del martes 8 (a las 20.30) se presentarán varias de las más im­portantes figuras del tango, solistas y directores, como Horacio Salgán, Leopoldo Federico, Néstor Marco­ni, Rodolfo Mederos, Aníbal Binelli y otros. En esa primera jomada habrá otros dos espectáculos (a to­dos se accede gratuitamente, retiran­do las entradas dos horas antes de ca­da función): un recital de la nostál­gica cantante Lidia Borda (a las 23, en Gandhi) y un show tanguero del estrafalariamente reo Daniel Melingo junto a Fabiana Cantilo y Pipo Cipollatti, con temas del compacto Tangos bajos (a las 23, en el C.C. Torquato Tasso, de Defensa 1575).

En los días siguientes, la progra­mación arranca temprano (a las 13), a excepción del sábado de cierre, cuando se iniciará a las 17.30 en el Teatro Presidente Al vear, con el Co­ral Manoblanca (de Centenera y Ta­baré), la excelente Camerata Porteña y el baile de Mayoral y Elsa Ma­ría, y finaliza con una gran milonga (a partir de la 1.30) en el Torquato Tasso a cargo de la Orquesta Sexte­to Sur. Dentro de ese segmento tem­poral habrá de todo: actuaciones de Leopoldo Federico y Atilio Stampone (en la Sala Coronado del TGSM), Binelli y su Quinteto, Lina Avella­neda, el Quinteto Real (Salgán & Cía.), Susana Rinaldi, el trío del ban- doneonista Julio Oscar Pane, un nue­vo montaje de Suite de percal por el Ballet Contemporáneo del TSM, Mederos y su Quinteto, Jairo, Adria­na Varela, Juan Darthés (con Afro- tango), Amelita Baltar, Luis Cardei, Cristina Banegas, Rubén Juárez, Marikena Monti, Silvana Gregori y Julia Zenko. Entre los más jóvenes están el dúo VatMacri, Gabriela To­rres, el grupo La Chicana (con la voz de Dolores Solá) y Alfredo Piro.

La agenda internacional incluyela presentación del compacto Porto Alegre canta tango, a cargo de intér­pretes de esa ciudad acompañados por artistas argentinos. También el grupo estadounidense New York Tango, el Octeto Académico de Ca­racas, Ensemble Rómulo Larrea (Ca­nadá) y dos representantes de Ale­mania: Rainer y Angelika (con Don- na Clara y su compañero en una ex­hibición de danza en la Academia Nacional del Tango, de Av. de Ma­yo 833), y el Tango Real Quartett. A éstos se suman el talentoso Hugo Ai- senberg (Italia), la buena voz de Gus­tavo Nocetti (Uruguay), Dalila Co- lombo (Venezuela), Tangos y Tra­gedia (Brasil), Artango (Francia) y VitorRamil (Brasil). Aprovechando la movida, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (Sadaic), con apoyo de AADI (intér­pretes), lanzaun primer certamen pa­ra fomentar la creación de nuevos tangos. De las casi 1500 obras pre­sentadas se han preseleccionado 16, que serán interpretadas durante el transcurso del festival.

Por lo demás, se han previsto lu­gares de encuentro permanente en Gandhi (Corrientes 1551) y el Cen­tro Tasso. En Recoleta funpionará el Escenario Sólo Tango, donde se re­alizarán clases abiertas y el día fina­lizará invariablemente con una mi­longa. Allí se podrán retirar gratui­tamente las entradas para los bailes en el Club Almagro (Medrano 522). La milonga se adueñará también de la calle: el ya consagrado septeto El Arranque, por ejemplo, será prota­gonista de la gran milonga de cierre' del sábado 12 (a las 23) en Corrien­tes, entre Montevideo y Paraná. Ha­brá además dos muestras de cine re­feridas al tango, una organizada por la Universidad de Lomas de Zamo­ra y otra por la Sala Lugones del Te­atro San Martín, donde se proyecta­rán, entre muchas películas más, Los muchachos de antes no usaban gomina (1937), ¡Tango! y Cuesta aba­jo (1934). Esta última el domingo 13, al igual que Carnaval de antaño.

Las actividades no ocuparán sólo el Centro: se prevén otras para los barrios. También en éstos habrá cla­ses abiertas y bailes populares, co­mo los que se auspician en el bar El Chino de Pompeya y en el Salón Al­magro. El segmento teatro será abas­tecido por el espectáculo Glorias porteños, el estreno de Academia de baile, de Alberto Muñoz (que se ve­rá en Babilonia, el viernes 11 y el sá­bado 12 a las 23), y El crimen del ba­rrio, por el elenco del C.C. Fortunato Lacámara (el viernes a las 22 en Parque Chacabuco). También por un nuevo trabajo de la agrupación Cua­tro Vientos ,y varios programas de danza, con Juan Carlos Copes, Ma­yoral y Elsa María, Osvaldo Zotto y Gustavo Naveira. La fiesta de cierre ocupará parte de la avenida Corrien­tes, desde Cerrito hasta su intersec­ción con Montevideo. En ese tramo se ubicarán algunos nuevos y nume­rosos consagrados y famosos artis­tas del tango, como Salgán, De Lío, Binelli, Marconi, Mederos y Adria­na Varela. Todos a partir de las 21 del sábado 12, en el Obelisco.

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Domingo 6 de Diciembre de 1998

0955 - Iggy Pop - 1990 - Brick By Brick

El crispado señor Pop, con 46 años marcados a fuego, dice que volverá a Buenos Aires. 
Corazón salvaje, reniega sin embargo de los excesos, sobre todo cuando no tienen una gota de verdad. Dícese admirador de Nirvana y The Ramones, dos derivaciones del punk que él mismo contribuyó a forjar. Pero sobre todo cree en su música feroz, que aquí le voló la cabeza a sus fans.


“No quiero ser un buen músico. No quiero ser un tipo famoso y lleno de plata. Todo lo que quiero, ahora mismo, en este maldito mo­mento, todo lo que quiero es ser tu maldito perro.” 
Entonces algunos sueñan con enroscarle una cadena al cuello y llevárselo a casa. Y hasta la rubia escultural que huele a perfume importado y se mantiene lejos del pogo, pro­baría con su collar de perlas. Porque quién sabe... 
Pero no. Es inútil. El tipo está del otro lado, parado bajo la luz blanca, con los jeans rotos, el pelo lacio y húmedo por el sudor, pegado a la cara, la guitarra cruzada sobre el pecho, desnudo y perfecto, y la rosa roja que le al­canzó esa chica, metida adentro del pantalón. 
Y wanna be your dog, un rock durísimo, de esos que te araña las muelas, fue uno de los primeros temas de Mr. Iggy Pop, a me­diados de los sesenta, cuando las chicas se deshacían en suspiros mientras que The Beatles arrullaban a dos voces Y wanna hold your hand. 
Hipersensible en la danza expresiva de las manos nudosas, el muchachito de cuarenta y seis años reniega de los excesos de la fama y del rock star system. “Aunque conmigo el paso hacia la fama fue muy gradual -y tam­poco soy tan rico-, también yo tuve algunos de los problemas que trae aparejado el hecho de convertirse en un músico exitoso. Básica­mente ocurre que cuando obtenés un poco más de dinero y de éxito, se te pega un mon­tón de gente desagradable, que revolotea a tu alrededor y trata de usarte para determi­nadas cosas. O personas que gustan de vos por razones equivocadas, porque creen que sos alguien. Además, toma un montón de energía cuidar el negocio que uno mismo ge­neró; porque si no lo hacés, alguien lo hará por vos. Lo sé porque me ha pasado y le pasa a toda la gente joven que se inicia en el mundo de la música. Es el precio y también una suerte de educación. Cuando ves a un muchacho o a una chica muy joven, cantando su primer hit en la pantalla de tu televisor, generalmente los chicos no son muy ricos. 
“Normalmente otros se hacen ricos gracia a ellos. Así es como funcionan las cosas. Pero yo todavía lucho contra eso y creo que lo es­toy haciendo bastante bien. No soy esa clase de tipo que está siempre especulando con te­ner un peso más y amarrocarlo como un ta­caño. Yo no soy así. Ni como otros que se preocupan por la posibilidad de que su sello no les renueve el contrato o no les permita grabar más discos. Tengo cierto éxito y está muy bien. Pero no me enloquezco por eso.” 
Enormes, redondos y celestes como el mar cuando está verde, los ojazos de Iggy se co­men una carita flaca y demacrada que a me­nudo se parte en dos para soltar una sonrisa franca, pura ternura. Si esperabas el zarpazo de la bestia salvaje, mejor rumbeá para otra selva. 
Alguna vez, cuando el movimiento punk re­ventaba entre cuero, metal y raros peinados nuevos, Sex Pistols y las bandas adoptaron a la extraña criatura de músculos y venas mar­cados como el padrino del punk. Pero para Iggy el rollo pasa por otro lado. “Yo empecé a hacer mi música antes de que apareciera cualquier movimiento punk. Y siempre pensé que la movida punk representaba una clase de atentado cínico con el fin de codificar e instalar una serie de reglas de conducta y decirte lo que está bien y lo que está mal. Era como si vendieran un paquete entero, bien completo, fácil de seguir para la gente, ¿sabés?
“Entonces podías leer en el manual de ins­trucciones para el punk: tenés que creer esto, vestir así, hablar de esta manera, compor­tarte en esta forma, consumir estas drogas, ir a estos determinados lugares, etcétera. En lo profundo de mi corazón, yo nunca pensé de esa manera, nunca me sentí como un segui­dor de todas estas cosas. Más tarde, otros can­tantes y otros grupos, especialmente los grupos del estilo Seattle, tomaron algunos de los valores de la clase de música que yo hacía en Detroit, pero lo hicieron más con el fin de darle a la gente un tipo de música que el pú­blico reconociera y ganar en popularidad. Estas bandas hicieron un trabajo mucho más profesional que los primeros punks. Son ver­daderamente profesionales. El único grupo que respeto de todos éstos es Nirvana. Yo ya hablaba de ellos y me parecía que eran real­mente buenos antes de que tuvieran un gran hit y los conociera todo el mundo.” 
Otra de las bandas que se devoró el cora- zoncito de La Iguana fue los Ramones. “Son grandes, realmente significan mucho para mí. Pero ellos son, ciertamente, otra cosa. No creo que los Ramones se consideren a sí mismos una banda punk. Tienen su propio estilo. Creo que lo más interesante y lo mejor de ellos es que muestran que podés hacer algo por vos mismo, con tus propios re­cursos, y hacer un trabajo verdaderamente bueno. Sin recurrir a un equipo de profesio­nales que te digan qué hacer o que te inven­ten una personalidad arriba del escenario. Eso es muy bueno y me gustaría verlos explo­rar un poco más desde el punto de vista musi­cal. Creo que uno debe estar siempre empu­jándose un poco más, musicalmente, y eso es

0954 - Paul McCartney - 1997 - Flaming Pie

Andan por, o superan los 50 años. Y siguen vivitos y tocando.


Los heroes del rock and roll no quieren jubilarse



Nada ni nadie detienen su marcha. Rolling Stones volvieron a grabar y salen de gira. Paul Mc Cartney lanza nuevo disco. Solo un par de pruebas de que ya no hay edad para ser un rockero.

Paul Me Cartney se subió an­teayer a la terraza de un edifi­cio en el centro de Londres para tocar 20 minutos y así rodar un documental que sirva para pro- mocionar su nuevo disco Flaming Pie. Cuando alguien le comentó que había una muchedumbre reunida en la calle, co­mentó: "Lo sé, ya lo he hecho anterior­mente”, remitiendo así a la vez que Los Beatles tocaron en la terraza de Apple para el rodaje del film Let It Be. En otra parte del planeta, Los Rolling Stones graban su nuevo disco ayudados por Dust Brothers, jóvenes productores .muy de moda a partir de su trabajo con Beck en Odelay. En fe­brero, David Bowie festejó su cumpleaños número 50 con una fiesta en la que tiró la casa por la ventana, al igual que Eltoñ Jo­hn una semana atrás. En ambas celebra­ciones los veteranos rockeros tocaron y se divirtieron como chicos. ¿Es que esta gen­te no se da cuenta de la edad que tiene? 
En mayo de 1976, Ian Anderson se per­mitió una ironía con respecto a su edad -29 en aquel momento-, y tituló al nuevo disco de Jethro Tull Demasiado viejo para el rock and roll: demasiado joven para mo­rir, rubricándola con una portada que lo mostraba haciendo un corte de manga. Viejos, son los trapos, parecía querer decir. Hoy, a veintiún años de aquella paradoja, Ian Anderson sigue liderando a Jethro Tull y se prepara para cumplir 50. Con respecto al tema de la longevidad de su banda supo decir que “las modas vienen y van, pero una vez que se van suelen regre­sar, de manera que no tiene sentido cam­biar de ropas o de comportamiento: si se­guís adelante la cantidad de tiempo nece­saria vas a volver a estar de moda”. 
Los tiempos han cambiado y el rock no ha sido inmune a su paso. En los comien­zos, el rock era una música hecha por los jóvenes y para los jóvenes. Ya no: muchas de las figuras más venerables del rock han ido acumulando décadas sobre sus espal­das y no figura entre sus planes la idea de una jubilación prematura. “Envejecer es algo fascinante -dice Keith Richards (53)-. Cuanto más viejo te ponés, más viejo querés ser”. Mientras, los Rolling Stones preparan un nuevo disco y la correspon­diente gira desafiando cualquier contro­versia con respecto a su vigor artístico.
1997 es el año del cincuentenario para el rock: una buena parte de su constela­ción de estrellas alcanzarán el medio siglo antes del 31 de diciembre. A la lista que encabezaron David Bowie, Cari Palmer y Elton John, se suman luminarias como Steve Howe (Yes), Bunny Wailer, Gerry Rafferty, Iggy Pop, Dave Masón (Traffic), Laurie Anderson, Carlos Santana, Don Henley, Mick Fleetwood, Ian Anderson, Bob Weir (Grateful Dead), Peter Noone (Hermán Hérimtsj, Gregg Allmann (AU- mann’s Brothers), Péter Criss (Kiss) y Jeff Lynne (ex Electric Light Orchestra). De no haber encontrado la muerte en forma pre­matura, también hubieran cumplido 50 años Tim Bucldey, Steve Marriott y Marc Bolán.
Al tiempo que los rockeros del hemisfe­rio Norte ven venir al galope el mote de se­xagenarios que los aguarda, en la Argenti­na la primera generación de músicos de rock ya ha llegado a los 50 o por ahí anda: Morís, Pajarito Zaguri, Rodolfo García, Willy Quiroga y Javier Martínez han tras­puesto la barrera con mayor o menor hol­gura; otros, como Luis Alberto Spinetta, Alejandro Medina, Ricardo Soulé, Litto Nebbia, Pappo o hasta Chárly García -miembro de la segunda generación-, se acercan a ella. Ninguno ha renunciado a su pertenencia al rock ni se les ha cruzado por la cabeza la idea del retiro.
Claudio Gabis (46), ex guitarrista de Manal, asegura que los años no han dis­minuido su pasión por escuchar o inter­pretar rock. “Los años te proporcionan ex­periencia pero no te quitan vitalidad. Yo ahora tengo más daro cómo quiero que suene mi música que a los 20, tengo más conocimiento. Antes quizá tenía otro idea­lismo y otra sensualidad, pero para mí el rock sigue siendo la jalea real de la vida. El rock no es más joven, es como el surrealis­mo y tendrá que hacer su'digestión del tiempo que ha pasado. En inglés, tocar se dice toplay, que también quiere decir ju­gar. Tocar es eso, mantener el niño .inte­rior, y te aseguro que es rejuvenecedor.” Willy Quiroga, bajista de Vox Dei, es el gran veterano del rock vernáculo con sus 56 años, y su postura coincide con la de Gabis al convenir que el rock es la esencia de la juventud. “Uno no se hace viejo para las cosas -afirma-; puede que yo ya no juegue al fútbol como antes, pero sí puedo seguir tocando sin problemas hasta que me muera. Si no, pregúntale a B.B. King que tiene más de 70 años y está hecho un pibe. El rock and roll ya no es una música exclusiva de los jóvenes, puede que el hardcore o el punk sí, pero el rock es una institución, una música que pertenece a la humanidad.”
En el caso de los músicos de blues se da claramente la analogía con los vinos: mu­chos bluseros parecen ponerse mejores con el tiempo. Un caso que pudo apreciar­se en la Argentina fue el de Albert Collins, quien se presentó en el país unas cuantas' veces. En la última de ellas, pocos meses antes de su muerte en 1993 a los 61 años, tocó en un local chico; la música lo poseyó de tal forma que terminó arrojándose del escenario y completó, su solo rodeado por el público.'' : 
“Es que el fuego no se apaga -razona Gustavo Santaolalla (45)-; tomemos por caso a John Lee Hooker, que está por cumplir 80 años y sacó un muy buen dis­co. Hay cosas que yo hacía a los 20 y que sigo haciendo ahora, con la diferencia de que hoy lo puedo articular. El tema de la edad es relativo porque el mundo ha cam­biado, y las líneas divisorias son más gri­ses. Hasta la diferencia entre los sexos está más desdibujada hoy, por lo que las dife­rencias entre un pibe que hace rock y un tipo de 50 son también menores.”
En los comienzos de la historia del rock, la diferencia de edad marcaba también la diferencia de gustos y de postura frente a la vida, tensando así la cuerda generacio­nal. Gon el correr dé los años, muchos roc- keros se han visto forzados a reconocer que lo que pensaban hace 20 años no necesariamente los define hoy. Mick Jagger sostuvo en los 60 que no quería llegar a los 45 cantando Satisfacción y, sin embar­go, a los 52 cantó el tema sin problemas en el Voodoo Lounge Tour. Pete To- wnshend compuso My generation en 1965, cuya letra contenía el párrafo que aseguraba “espero morirme antes de lle­gar a viejo”. Seguramente hoy, a punto de cumplir 52, el viejo Pete no debe pensar 16' mismo. “Lo interesante de llegar a los 50 -asegura Bowie- es que gente como Lou Reed, yo y unos cuantos otros que pasa­mos a través de todo lo bueno y lo malo del rock y lo sobrevivimos, realmente dis­frutamos nuestra edad madura más que-la gente que no se puso en la línea de friego en la manera que nosotros lo hicimos.”
En los años 60, el escritor norteamerica­no Truman Capote popularizó una frase con la ayuda de Jagger: “Vive rápido, mue­re joven, y tendrás un cadáver bien pareci­do”. Las prematuras muertes de Jimi Hen- drix, Brian Jones, Jim Morrison y Janis Joplin parecieron darle la razón. Sin embar­go, en 1997, la brillante realidad musical de muchos de los rockeros que hoy transi- tán la llamada mediana edad, parece haber enterrado aquella sentencia.

Clarin Espectaculos
Lunes 14 de Abril de 1997

0953 - Abel Pintos - 1997 - Para Cantar He Nacido

ABEL PINTOS 

TODO FUE MUY RAPIDO

Llegó a Cosquin de la mano de León Gieco y, con sólo 13 años, se convirtió en un suceso. Cantó dos veces y lo distinguieron con una mención especial. 

Desde que el 25 de enero llegó al Festival de Cosquin de la mano de su padrino artístico, León Gieco, Abel Pintos, de sólo 13 años, -está en boca de todos aquellos que se que­daron shockeados con su voz -tan bella como plena de matices- y también con su pericia de veterano sobre un escenario que pisaba por primera vez. 
Este chico de Bahía Blanca, más preci­samente de Ingeniero White, a quien le encantan la pizza, el fútbol y el programa, de televisión La Niñera, fue la mayor sor­presa de la 38a edición, que concluyó el do­mingo y en la que fue distinguido con una mención especial. 
¿Cómo te sentís después de tu suceso en Cosquin? 
Estoy feliz, pero me siento algo extraño. Imagínate: llegar a un escenario como es­te y que la gente se ponga tan loca y me re­ciba tan bien... Y encima que me pidieran una noche más. No. No lo esperaba, pero lo estaba buscando. 
¿Cómo es eso? 
Es que yo siempre soñé con venir a Cosquín. Soñaba cantar acá y ver lo que pasa­ba. Bueno, vine, canté y ahora estoy vien­do lo que pasa. Estoy un poco confundido, pero me gusta. 
Abel sonríe y se le forman hoyuelos en las mejillas. Es un hermoso chico de ojos oscuros y atentos, que habla con tono fir­me y parece envuelto en una "coraza de adultez” de la que cuesta sacarlo. Y es comprensible. Basta tratarlo para percibir ésa es la única forma que encontró para defenderse del aluvión de periodistas que le cayeron encima luego de la noche que dividió en dos su vida y la de su fami­lia. 
Hijo de Raúl Pintos (48), un empleado de una empresa de pavimentación, y de Susana Marini (47), Abel tiene dos herma­nos: Ariel, de 24, y Andrés, de 21, que ase­guran que la vocación del hermanito nació apenas saltó de la cuna, a Mi mamá me compró una guitarrita con cuerdas de alambre cuando cumplí tres años. A partir de ahí arranqué y ya no paré más. En la escuela, en mi casa, en to­dos lados. Hasta que entré al coro de la Cooperativa Obrera, en Ingeniero White, y el director, Carmelo Fioritti, que sabe muchísimo de música, me empezó a pre­parar. 
Y ya un poco más preparado te encontras­te con Raúl Lavié... 
Sí, él viajó a mi pueblo para el progra­ma, Tango en la Bahía. Y como mis pa­dres colaboran con la sociedad de fomento del teatro donde se graba, nos invitaron a almorzar y cenar con él. Le gustó cuando canté, así que le di una cinta. El se la mos­tró a León Gieco y a él también le gustó. Enseguida me mandó llamar para grabar el disco. 
¿Cuándo pasó todo eso? 
En octubre del año pasado. Y todo fue muy rápido. De una semana para otra. Co­mo en un sueño. Cuando fui a Buenos Aires a conocer a León, él me invitó a can­tar a un recital que hacía en San Justo. Ese fue el primer público grande que tuve. 
¿Y antes dónde cantabas? 
Y... donde nos llamaran. A veces hacía­mos 300 kilómetros para cantar apenas dos temas. Cuando ya no pudimos pagar los viajes por nuestra cuenta, empezamos a pedir que nos pagaran los gastos de viáti­cos y de comida. Mi papá toca el bombo en el grupo, y mi hermano Ariel la guita­rra. 
¿Seguis estudiando musica? 
Sí, tomó clases de canto y armonía. Des­de hace tiempo voy todos los lunes, miér­coles y viernes al profesor Armando Livani, y los martes y jueves a la fonoaudióloga Liz Costa. Ellos me preparan y me en­señan cómo tengo que hacer para cuidar la garganta. 
¿Y cómo la cuidás? 
Todas las mañanas me tomo un jugo de naranjas con azúcar en ayunas. Eso forma glucosa y me da fuerzas. A la tarde hago ejercicios de respiración durante veinte minutos, y trato de no comer mucho hela­do. 
¿Cómo te gustaría que fuera tu carrera? 
Como la de Mercedes Sosa, porque ella fue creciendo siempre. O, si no, como la de Luis Miguel, que no se quedó en lo que hacía de chico y fue madurando como ar­tista. Pero mi verdadero ídolo es Merce­des. 
¿La conocés personalmente? 
La vi una sola vez, cuando ella fue a Bahía Blanca a dar un recital. Yo tenía 11 años y estuve sentadito a un costado del escenario llorando todo el tiempo. Estaba emocionado y no podía parar. Cuando el concierto terminó, me acerqué a saludarla. Mercedes me abrió los brazos y me dijo: “Vení, no llorés más”, y me abrazó. No se me borró más. Ahora, cuando abrazo a al­guien de su tamaño corporal, la siento a .ella. Siento su perfume, su aroma, que me quedó grabado. 
Tal vez ya escuchó la disco o te vio por te­levisión en el Festival de Cosquin... Ojalá haya sido así, porque ella es la me­jor de todos.

Clarin Espectaculo
Miercoles 4 de Febrero de 1998

0952 - Interpretes Varios - 1995 - Las Voces De Cadícamo

CENTENARIO DEL TANGO
Enrique Cadícamo será homenajeado en Hollywood

La cita es mañana, con una cena de gala en el Hollywood Roosevelt Hotel, con ilustres invitados


E1 tango tendrá su fiesta en Hollywood. En efecto, maña­na a la noche, en el histórico Hollywood Roosevelt Hotel, -ubicado sobre el famoso boulevard, justo enfrente del mítico Teatro Chino-, una ce­na de gala homenajeará al gran poeta En­rique Cadícamo y celebrará los primeros 100 años del género.
Entre los invitados de honor figuran el actor Robert Duvall (fanguero viejo), Liber­tad-Lamarque (ilustre vecina de Miami), Bebu Silvetti (arreglador de Luis Miguel), la actriz Klara Irene Miracle (aquella de Expreso de Medianoche) y otros persona­jes la copiosa movida artística local, junto a representantes diplomáticos de va­rios países. El motor del encuentro es Martín De Luca, un joven cineasta argenti­no radicado en Los Angeles.
En representación de Enrique Cadícamo viajaron su esposa Nelly y su hija Mónica, que llevan un video con la ima­gen y el agradecimiento del vate de 97 años, que será proyectado durante la vela­da. “A lo sumo, soy el culpable de varios tangos, y comparto este homenaje con el tango en general”, disimula Cadícamo.
Por supuesto, habrá tango en vivo y en directo. Actuarán la orquesta de Duy Folguera, Joe Vento, los cantantes Stella Mila­no, Mónica Entraigues y Osvaldo Ronal, y los expertos bailarines El Pampa y Kat, Zita y Marcos."Buena parte de la actual atracción que el tango ejerce en el extran­jero tiene que ver con la danza, por el es­pectáculo que dan las parejas cuando en­tran en combustión. Así que quien se con­tagie, también podrá bailar”, augura Cadícamo. El maestro de ceremonias será Edgardo Gascón, conductor del Canal 34 de Univision.
Pero la frutilla del postre será el debut hollywoodense de Mónica Cadícamo. “Mónica va a dar una nota sin duda origi­nal”, comenta su padre. “Porque debutará en Hollywood con un repertorio que, yen­do más allá de la música orquestal hoy en boga, incluye un par de tangos callejeros tocados a la parrilla. O sea, sin arreglos  espurios que le suelen quitar identidad. Será una muestra auténtica del auténtico tango porteño, en el estilo de los primeros años 20. Tangos dichos y no cantados, ideales para una disseuse como Mónica.”
Lo recaudado en el festejo será a benefi­cio de Childhelp USA, una entidad esta­dounidense de bien público consagrada a la lucha contra el abuso infantil.
El homenaje será también la presenta­ción en los Estados Unidos del disco Tan­gos bailables de Enrique Cadícamo, pro­ducido por Litto Nebbia y Roberto Barry.
Coincidentemente, acaba de lanzarse en Buenos Aires el CD Gardel interpreta a Cadícamo, que reúne los 23 títulos que con letra del veterano pero promisorio poeta, grabó su amigo, un joven que cada día canta mejor. Seguí así, Carlos.
Para su reedición digital, los viejos dis­cos de pasta de 78 rpm cedidos por los co­leccionistas Bruno Cespi y Hamlet Pelusso fueron enviados para su reprocesa­miento a Londres. Más precisamente, al estudio Abbey Road, donde grababan Los Beatles. Pero esa es otra historia.

Para cantar sobre rieles
Otra travesura creativa del inagotable Cadícamo es su flamante Estación tan­go. Enterado de que en 1998 la vieja es­tación Anchorena del Tren de la Costa pasará a denominarse Tango, conser­vando su clásica fachada ferroviaria, Cadícamo escribió un tema que repre­sentará musicalmente al nuevo boliche.
Aquí va su letra, un adelanto exclusi­vo de Clarín:
Tren de la costa / Estación Tango / mi­tología / de la ciudad / como una antigua /fotografia que resucita / sobre el andén / con él tañido / de tu campana / que avisa al guarda / que sale un tren...
Refrán: La Noche y Tú / La Noche y Yo / (después aquel / lejano adiós) / De pronto aquí / de nuevo estás... / por el reencuentro / chin-chin dos copas / de buen champán. / Tren de la Costa / Estación Tango / Refugio grato / de la Amistad...
La Noche y tú.../ La Noche y yo.../ des­de el andén / del corazón / vemos llegar / juntos los dos / rumor de besos ¡y el tren expreso / llamado Amor...
Clarin - Espectaculos
Martes 9 de Diciembre de 1997
Gabriel Senanes

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0951 - Interpretes Varios - 1972 - Acusticazo

LOS EXPLORADORES DEL SONIDO NATURAL

Aclaremos: “El Acusticazo" reali­zado en el teatro Atlantic algunas semanas atrás no fue ni el primer paso del rock suave en la Argen­tina contra el rock pesado, ni la anteposición de una música sobre la otra. Fue más simple: se trató de reunir a lo mejor de los mú­sicos de la nueva generación que revistan en la música realizada- acústicamente: guitarras criollas, folk, flautas, voces; elementos que confieren un tipo de trasmisión es­pecial a la imparable música urbana . de Buenos Aires, nuevo folklore ciudadano sepultador de expresio­nes carentes ya de elocuencia y renovación.
Pequeño festival, reunión de ami­gos (en el escenario y en la platea) -‘El Acusticazo" congregó por pri­mera vez a un grupo de músicos exploradores de un modo de expre­sión necesaria de rescatar: la mú­sica simple, sincera y casi humana que sale de las guitarras acústicas. 
Durante el espectáculo todo es­tuvo medido hasta el último  deta­lle, y desde la mañana de ese mis­mo día los grupos y solistas habían estado ensayando todos los deta­lles de sus respectivos sonidos: la grabación en vivo que se iba a re­alizar de cada uno de ellos asi lo exigía. 
Entre los integrantes de la pro­gramación había debutantes (RaúL Roca), reaparecidos (Carlos Daniel), un solista que da sus primeros pasos (Miguel Krochik), dos que ya  están en carrera (Raúl Porchetto y León Giecco, el dúo de Miguel y Eugenio y la participación especial de David y Edelmiro Molinari acom­pañando a Gabriela y Lito Nebbia. 
Hubo, además, algunos participan­tes extras: Raúl Porchetto tocó acompañándose con otros dos músicos, uno de ellos el solista Petty que está teniendo destacadas par­ticipaciones en recitales semi sub­terráneos. Otro de los invitados fue el percusionista Domingo Cura, uno dé los importantes de Améri­ca, que concurrió especialmente solicitado por Litto Nebbia. Muchos músicos concurrieron ese día al teatro Atlántic. Es lógico: la falta de excitación primaria, electrifica­ción y paredes de equipos, no se­duce —todavía— a, los públicos ma­sivos. Pero los que entendían, los que sienten la música en sus más sutiles detalles estaban dispuestos a tener el privilegio de un primer festival acústico en Argentina. 
Seguramente no salieron defrau­dados: descontando algunas impro­visaciones ingratas de uno o dos solistas, el ritmo general mantuvo un clima creciente y cálido. Cerra­damente aplaudidos estuvieron algunos pasajes de Gabriela-David-Molinari, de Litto Nebbia (con Cura) y de León Giecco, con seguridad el más ovacionado de la noche, no sólo por su fuerza para cantar, ha­bía en los aplausos algo de apoyo para sus letras ultra sinceras y comprometidas. 
Todo lo que ocurrió allí fue gra­bado por el técnico Carlos Robles (Robertone) uno de los sonidistas en el que más confían los mú­sicos de rock locales. Esa graba­ción que en "estos momentos' está-' en su período’de^procesamiento ser rá editada por el sello Trova y se constituiría en el primer álbum de­dicado exclusivamente al rock y el folk acústicos. 


Revista Pelo
Sin fecha