viernes, 2 de febrero de 2018

0750 - Oasis - 1995 - (What's The Story) Morning Glory

Pese a las comparaciones , el lider de oasis dice que solo tienen en comun la pasion por la musica

No estamos ni cerca de los Beatles

LONDRES (Especial para Clarín).- “Quiero decirle a la gente de allá que Oa­sis; va a ir a la Argentina en el 97. Me muero por ir a Sudamérica, no puedo es­perar. Pero ahora estamos en el estudió haciendo otro disco porque nos aburri­mos de tocar siempre lo mismo. Nos ve­remos pronto. Lo prometo." Noel Gallag-her, el líder de la banda británica más exitosa del momento, está sentado tras un escritorio de su oficina londinense y se apura a pedir disculpas por la frus­trada entrevista programada para la se­mana pasada. “Lo siento -confiesa a Cla­rín-, me quedé dormido.”
A cambio, ofrece una hora de su tiem­po en un intervalo en la grabación de su próximo disco y la primicia de la gira por  el sur americano, que en principio soló incluiría a Brasil y la Argentina. Lleva un suéter blanco, los ojos tristes y ojerosos y una carcajada larga, ronca, que suena fuerte con sus propias irreverencias de provocador profesional.
Noel (29) escribe las canciones de Oa­sis, y su hermano Liam (23) las canta. Entre ellos, dirimen sus diferencias fra­ternales a las trompadas y acaban de in­terrumpir la gira por los Estados Unidos después de una feroz batalla en la habita­ción de un hotel. Las peleas, las drogas y los 70 millones de dólares ganados en so­lo tres años son el leitmotiv de la historia de Oasis. Y la eterna comparación con Los Beatles, que Noel se encarga de acla­rar: “No estamos ni cerca", admite.
Mas que una vedette, Noel es un au­téntico working class británico. Pero como conoció la miseria, sabe que para ganar dinero se necesitan concesiones. Por ejemplo, ir de gira a los Estados Unidos, un país que detesta. Aunque no sabe ma­nejar su nuevo Rolls Royce y contrató a un amigo de Manchester como chofer atraviesa Regent Parle como un bólido en su scooter italiano, con su popularidad es­condida bajo un casco reglamentario. Vi­ve con Meg Matthews, su novia, en una casa con un jardín enorme frente a un parque y ayudó a su hermano a escribir una biografía sobre el grupo.
-¿Cómo te sentís cuando la gente compara a Oasis con Los Beatles?
-Personalmente, creo que no estamos ni cerca de Los Beatles. No somos bue­nos ni sonamos como ellos. Pero com­partimos el hecho de que somos bandas de rock and roll, con la misma pasión por la música. Nosotros adoramos la música: grabarla, tocarla, escribirla. Los Beatles eran iguales: les gustaba grabar; no sé si les gustaba tanto tocar en giras.
-¿Cuáles son, entonces, las diferen­cias entre Oasis y Los Beatles?
-La diferencia es que Los Beatles te­nían tres grandes escritores de música y nosotros tenemos solo uno: yo. Además, las mías son canciones de amor y las de Lennon son baladas donde se investiga a sí mismo. El creía que era un mal tipo y trataba de encontrarse: intentaba sacar sus sentimientos hacia afuera. Yo, en cambio, trato de articular los míos.
-También vos y tu hermano se pelean como John Lennon y Paul McCartney.
-Ellos se empezaron a pelear cuando cada uno contrató a diferentes abogados y managers. Nosotros no nos peleamos por música, porque es Mi Música. Yo la escribo. Yo la produzco. No puede haber peleas.
 -Entonces, ¿ustedes se pelean como lo hacen otros hermanos?
-Sí, nos peleamos. Pero yo me péleo con todos. No puedo frenarme.
-¿Todos los problemas que provoca­ron la cancelación de la gira por los Esta­dos Unidos se terminaron?
-No. Los problemas nunca se acaban. Esa es la vida. Hay que saber lidiar con ellos. No es tan difícil. Siempre la gente de afuera dice: ‘Estos se pelean todo el día’ o ‘La banda se va a hacer pelota’. Pe­ro es divertido. Bien divertido.
-¿No están al borde del divorcio?
-Noooo. No todavía (risas).
-¿Qué pasó realmente cuando in­terrumpieron la gira norteamericana?
-No, no, no (se ríe con picardía). Ade­más, en este momento .estamos grabando un nuevo álbum en los estudios Abbey Road. Seguimos trabajando, seguimos siendo una banda.
-¿Tu relación con Liam puede seguir así, van a seguir juntos?
-Ahora, Liam tiene su vida. Nosotros no nos vemos socialmente. El tiene su novia, yo la mía. Solo nos encontramos cuando hacemos música. Tenemos vidas separadas y nos juntamos en Oasis.
-¿Las novias tuvieron alguna influen­cia en estas divisiones?
-No, para nada.
-Siempre reivindicaste tu origen de clase obrera, pero ahora gañas millones. ¿No es una contradicción?
-Claro que hay una contradicción. Siempre dije que tengo un pasado de cla­se trabajadora. Nunca dije que tengo un futuro de clase trabajadora. Yo me crié sin plata, sin trabajo. Pero como tengo el talento de escribir canciones, ahora soy un millonario, y hasta tengo un Rolls Royce. No voy a pedir disculpas por nada de esto. No quiero volver a la cola del dolé (el servicio de desempleados británicos). Pero en mi corazón sigo siendo un chico británico de la clase trabajadora.
-¿Por qué es tan tormentosa tu relación con los Estados Unidos?
-No me gusta ese lugar. Es demasiado grande, demasiado caluroso, demasiado frío. No me gusta la cultura, ni la co­mida, ni la televisión, ni la gente que en­cuentro allá. Pero me gustan los que compran mis discos. Tienen buen gusto.
-Si no te gusta nada, ¿por qué vas?
-Porque queremos tener éxito. No me gusta viajar pero quiero que Oasis sea la mayor banda del mundo. Para serlo, hay que hacer algunas cosas, como ir a los Estados Unidos. Pero no vamos a ir otra vez, desde ya te lo anuncio (desafiante).
-¿Y qué sentís cuando tenés enfrente a 200.000 personas?
-Me siento orgulloso, feliz y después aburrido, porque el show dura mucho.
-¿Qué precio tenés que pagar?
-Todo depende de cuán seriamente te tomes tu fama. Yo no creo que la gente me siga a mí, sino a cierta persona que ellos creen que existe. Ese no soy yo, sino el que escribe las canciones. Creo que to­davía no he pagado el precio de la fama.
-¿Cómo mantenés tu privacidad?
-Es fácil. Llegás a tu casa, cerrás la puerta y bajás las cortinas. Pero me gusta salir de noche, ver bandas, ir a clubes... y me sacan fotos. Ese no es un problema para mí. Si me preocupara, no podría sa­lir a la calle.


-¿Y cómo conservás a tus verdaderos amigos y te cuidás del jet set?
-Para ser honesto, no me cuido. Ten­go mi novia, tengo hermanos, mis ami­gos de la banda, mi manager y todos esos que ves ahí (señala a las secretarias de Ig-. nition, su oficina). Ellos son mis amigos. Todos los demás van y vienen.
-¿Cómo son las nuevas canciones?
-Recién comenzamos el martes y solo grabamos una canción. Saldrá un single en febrero y haremos un álbum en mar­zo o abril. No tengo nada para contarte porque recién empezamos. Pero va a ser bueno. No es que vamos a hacer algo dis­tinto. Hay gente que dice que debería­mos cambiar la dirección, pero no va a haber nada de eso. Nosotros somos una banda de rock and roll. Como a los Ro- lling Stones, nadie nos puede pedir cam­bios. Si no les gusta, que no lo compren.
-¿Y esta historia de los excesos de Oa­sis con las drogas?
-(Carcajadas) Sí, sí. Todo es cierto. Nosotros fumamos mucho, tomamos mucho, tomamos demasiadas drogas, nos quedamos levantados hasta muy tar­de. Somos unos verdaderos naughty boys (chicos picaros). Y nos encanta. Yo tomo drogas desde los 14, y ahora tengo 29, No es que empecé el año pasado. Ya llevo muchos años. No se lo debo a la banda.
-¿Creés que deberían legalizarlas? :

-No. ¿Por qué? ¡Viviría todo el mundo drogado!

Entrevista Exclusiva
Espectaculos• CLARIN • Martes 15 de octubre de 1996

0749 - Leon Gieco - 1994 - De La Quiaca A Usuahia

Se siente un sobreviviente de la música nacional, sigue con "De Ushuaia a la Quiaca", con las canciones contestatarias, con su amor a la vida. Y, aunque el mundó se empeñe en olvidar.; él está orgulloso de tener memoria.

Cuando era pibe me fas­cinaban los circos porque están siem­pre en un lugar dife­rente, llegan sin publicidad, ha­cen lo suyo y se van. Al hacer "De Ushuaia a la Quiaca" sien­to que vivo en una especie de circo. A mí me encantaría tener una casa rodante, salir a viajar y parar en cualquier pueblo, dor­mir en el monte. Tal vez algún día lo haga, por ahora lo más aproximado es "De Ushuaia a la Quiaca.”

Desde la adolescencia a León Gieco lo obsesiona este recorrido. La primera vez que lo hizo fue a los catorce años, con diapositivas y un libro de geografía, durante un inter­cambio estudiantil. El viaje de ver­dad llegó en los ’80, con unaxámara de video, equipos de audio y algunas personas tan locas como él. Su inves­tigación no terminará nunca, ya que siempre faltan lugares que cono­cer. Se imagina a los 60 años, todavía de recorrido, dándole rien­da suelta a su obsesión.
¿Sentías que esas melodías étnicas que uos registrás van a perderse?
Económicamente pueden llegar a reventar el país, pero la cultura no se pierde nunca. Por más que no la pasen ni por radio ni por televisión estos músicos van a seguir existiendo porque las crea el habitante del lu­gar más el clima. Este es uno de los pocos países del mundo que tiene mil músicas diferentes en cada lado, se da el lujo de tener, por ejemplo, sesenta y siete bailes recopilados por Carlos Vega aunque nosotros sólo conozcamos el gato, la chacarera y el rock que se baila en las confiterías. Lo que quiero hacer es un mapa musical de la Argentina. Suena muy lindo, pero ¿a quién le importa? A nadie (se ríe a carcajadas). Lo que hago con "De Ushuaia a la Quiaca" no es comercial sino de recopilación de músicas étnicas para  que que­den registradas en la histo­ria. Mis discos no son del momento, porque hago canciones contestata­rias, como la que habla de las Ma­dres de Plaza de Mayo y ¿a quién le importn hoy las madres? Ellas van a morirse dando la vuelta a la pirámi­de y a nadie le interesa, sin embargo yo soy una persona orgullosa de tener memoria. No baso mis traba­jos en a quién le importa y cuántos discos voy a vender. Si con el grupo sacamos un disco es porque tenemos ganas, después, si no vende nos comeremos la pálida. Compone­mos un eslabón muy importante dentro de la música nacional: somos los sobrevivientes de la música argentina; hacemos cosas como "De Ushuaia a la Quiaca", hablamos de derechos humanos, de ecología, nos importa tocar en las villas, para los pobres, y tenemos cierto conocimiento de las músicas folclóricas. No es que seamos anticomerciales, sólo que en nin­gún momento se me ocurrió des­viar el rumbo de mis canciones con tal de vender más discos. Mensajes del alma, la última crea­ción de León Gieco, salió hace unos meses; este año se publicará un libro sobre su vida y con la financiación de Rosario, finalmente editará el video "De Ushuaia a la Quiaca", Planea una versión de cinco horas, por capí­tulos, para las escuelas y otra en formato de video hogareño, de cien­to treinta minutos, con mucho de clip y respetando el lenguaje televisivo.
A los chicos les da vergüenza el folclore -dice- y aunque sigue con otras cosas, el tema queda picando: yo suelo hacer clínicas musicales para estudiantes y algunas, veces me to­can colegios pitucos. Entonces arran­co con Kilómetro 11 y veo que hacen cara, miran hacia el costa-, do... sienten una vergüenza tota! de Kilómetro 11.
Al terminar les digo que canté ese tema para que desaparezcan todas las vergüenzas que puedan tener con el folclore. Les digo que noto como se ponen con esta música y que eso les pasa porque Kilómetro 11 es la música de la sirvienta, con quien ellos tienen muchos choques. Ya ahí ios pibes empiezan a prestar más atención. La sirvienta a veces actúa como mamá o papá, les cambia los pañales, plancha la ropa, los va a buscar al colegio. Es la persona de confian­za. A veces sirve como psicóloga porque regula la mala onda de la familia. Entonces, ¿cómo que no hay que quererla? Ella es la persona más querible, habría que levantarle un monumento al lado del obelisco. La sirvienta escucha chacarera, chamamé y ¿cómo los demás vamos a oír lo mismo? No, nosotros tene­mos que escuchar música europea, norteamericana. En realidad, la sir­vienta, la chacarera, el chamamé son muy folclóricos. A los que les da vergüenza es por desconocimiento.



Para contrarrestar la / desinformación quiere hacer vi-deoclips de Gerónima Sequeira y Sixto Palavecino, dos músicos indígenas que representan formas folclóricas desconocidas masivamente. Gieco hizo su primer clip en el ’93, con el tema Los Salieris de Charíy. ¿Se volvió, de repente, fanático de los videoclip?
No, pero me sirven para que pasen por te­levisión a Sixto y a Gerónima.Porque yo tra­bajo con músicas étnicas, lo cual no le importa a nadie, es verdad; pero, por otro lado, me mane­jo con el código de la TV actual. Voy a lo de Tinelli, a lo de Susana Giménez, a lo de Mirtha Legrand a hablar, no tengo ningún problema. Me parece piola usar los espacios que a uno le dan para decir lo que se piensa. En lo de Mirtha hablé de los desaparecidos. Ella se puso a llorar y dijo que estaba cambiando; a mí no me importa si está cambiando o no, lo bueno es poder ir y no transar... porque si no vas ni siquiera a esos espacios quién te va a escuchar.

0748 - Pete Best - 1998 - The Best of Pete Best

Recuerdos del beatle que no fue


Pete Best: el primer ba- terista de los Beatles será el invitado de honor dé la muestra sobre la banda que lo dejó fuera.
“Desde que me sacaron de la ban­da nunca más volví a hablarles”, asegura Pete Best, aquel primer ba­terista de los Quarrymen, un poco más conocidos como los Beatlesreemplazado por Ringo Starr justo diez minutos antes de la gloria.
Un golpe difícil de superár. Peter Randolph Best. nacido en Madras, India, en 1941, no consiguió encaminar una carrera artística propia. Tuvo algunas bandas de escasa repercusión, más tarde desapareció,, de la escena y, desde hace algunos años, regresó para dedicarse al oficio que parece sentarle mejor: hoy  trabaja de ex Beatle
En ese rol, estará en Buenos Aires del 12 al 17 de junio, como invitado de honor a la muestra “Treinta años de Sgt. Pepper-The Beatles”. Esta vez no presentará a la Pete Best Band, agrupación que incluye a su hermano Roag -también en batería- y que toca varios clásicos, de Lennon y McCartney.
Un mal trago
Como adelanto de su visita en una charla telefónica con La Nación, recuerda lo sucedido el 16 de! agosto de 1962 y no disimula un tono amargo en su voz: “La noche anterior habíamos tocado en The Cavern, de Liverpool. Entonces, Brian Epstein (manager de los Beatles) me dijo que a la mañana pasara por su oficina. Me reuní con él y después de conversar durante unos diez minutos me dio la mala noticia”.


Las versiones son encontradas. Al­gunas crónicas señalan que, para tra­bajar con el grupo, el productor George Martin puso como condición que se deshiciera de Best. No pocos biógrafos se inclinan por otra hipóte­sis: que los demás músicos sintieron celos del buen parecido del baterista y de su suerte con las señoritas. Best dice no saber si fue lo uno o lo otro, o todo junto, pero sí tiene claro cómo se sintió: “Se me vino el mundo aba­jo, todo el esfuerzo, todas las expecta­tivas. No lograba entenderlo y, para peor, ninguno de los chicos se dignó estar ahí para explicármelo”.
Había pasado dos años sentado detrás de la batería, incluso duran­te los míticos meses en Hamburgo, donde los Beatles se foguearon to­cando seis horas, siete noches a la semana, en bares de dudosa repu­tación. “Ahí formamos nuestro esti­lo y nuestras personalidades -re­cuerda orgulloso-. El mismo John siempre decía que ésos fueron los mejores momentos de la banda”.
Otro aporte importante de Best al grupo fue la posibilidad de actuar en The Casbah, el pub de su madre que ocupaba la planta baja de la ca­sa en Liverpool. “Esa fue la cuna de los Beátles -aclara-, no The Ca- vern. Allí dimos nuestro primer show al volver de Hamburgo”.
Así, Best perdió el tren de la bea- tlemanía, con la impotencia de ver­lo alejarse desde el andén. “Cadá vez se metieron más en su carrera -ex­plica el baterista- y cuando se con­virtieron en un fenómeno ya no fue tan sencillo tomar el teléfono y lla­marlos. Nunca volvimos a hablar, aunque cuando yo armé otra banda compartimos escenario dos veces”.
“Mucho tiempo sentí un gran ren­cor, pero sin embargo no dejé de ad­mirarlos. Es muy triste no haber se­guido en el grupo, pero al mismo tiempo me hace feliz que hayan obte­nido lo que nos propusimos en un principio. No puedo dejar de lado que yo fui parte de eso. Como dice el títu­lo de mi último disco: una vez  Beatle, siempre Beatle”,Por otra parte, la re­ciente colección “The Beatles Anthology” rescata numerosos temas con Best en batería, grabados en 1962.
Los años post-Beatles no fueron fá­ciles. “La gente me preguntaba cómo me sentía y eso me hacía mal. Sólo cuando pasó algún tiempo pude ha­blar del temá con tranquilidad”. En­tonces comenzó su carrera de ex Bea­tle. Hubo un par de libros, el último “The Best years of the Beatles”, do­cumentales -uno de ellos en prepara­ción- y algunas publicidades. “Hoy la prioridad es la banda”, indica refi­riéndose a la Pete Best Band, forma­da en 1989. “Lo nuestro es música con influencia de los sesenta, pero con un sonido bien de los noventa”.
, Á pesar de todo, Best no descarta la posibilidad de una reunión con sus viejos compañeros. “Ahora la brecha se cierra. Diez años atrás hubiera dicho que era imposible. Hoy creo que podría ser. El tiempo y cosas como la “Anthology” cerraron un poco la brecha entre nosotros”.



30 AÑOS.
Otra vez las tres décadas son motivo de celebración. Esta vez, para la muestra de los Beatles, la edición de “La banda de corazones solitarios del sargento Pepper”, que se convirtió en el primer álbum con­ceptual en la historia del rock. Es decir, el primer disco que se desarrolló en torno de una idea, con un formato que luego siguie­ron otros grandes.

Espectaculos, Clarin
Viernes 16 de mayo de 1997

0747 - The Beatles - 1977 - Live at the Hollywood Bowl (Edition Japan)

The Beatles At Hollywood Bowl

Se editará un nuevo album de los beatles, grabado en vivo en 1964 y 1965 !!!

Si los cálculos de la grabadora EMI son correctos, es muy probable que, dentro de poco tiempo, los Beatles vuelvan al primer puesto de los chart de ventas. Eso sucederá, gracias a la edi­ción del álbum "The Beatles At The  Hollywood Bowl", un long play que contiene trece temas de la época de mayor apogeo de los Beatles, grabados en vi­vo en dos, conciertos realizados en 1964 y 1965 en el Hollywood Bowl de Estados Unidos.

La campaña para el lanzamien­to de este disco significó hasta el momento en Gran Bretaña la inversión de £ 300.000 (alrededor de 18.600 millones de pesos ar­gentinos viejos), para publicidad masiva y promoción  en radio, televisión y publicaciones, y afiches callejeros y en negocios de discos. Los directivos de la central de EMI esperan que tan­tos esfuerzos darán como resultado no solamente que el disco en cuestión suba rápidamente hasta el número uno de los puestos de ventas, sino también que, venderá más de un millón de copias, en Gran Bretaña solamente. A pesar de que el últi­mo primer puesto, de ventas que obtuvieron los Beatles tuvo lu­gar en 1970 (con “Let It Be"), se espera que esta edición sea el disco más vendido de toda la carrera , del grupo.

Sin embargo, a pesar de todo el despliegue y las expectativas que este álbum moviliza ahora, fue en un principio, objeto de dudás, y su, material casi fue desechado para la edición, ya que las  pobres condiciones en que fue grabado (tres canales, en medio de la confusión y el griterío de una actuación en vivo de los Beatles), hacían casi, imposible balancear adecuada­mente la música, particularmente porque los Beatles, que actuaron sin la ayuda de amplificadores de retornó, no podían oír lo que, cantaban. Otro de los motivos qué se esgrimieron para no arriesgarse a editar ésas cintas fue que nada del material del Hollywood Bowl era inédito esos dos conciertos contienen, temas, que ya han sido editados anteriormente en los álbumes del cuarteto. Por lo tanto, sé llegó a la conclusion de no pu­blicar ese, material a pesar de que era el unico oficial sobre las actuaciones de los Beatles en plena Beatlemanía.

Pero, a principios de este año; EMI y su subsidiaría: norteamericana Capítol comenzaron de to­dos modos a trabajar en las cintas del Hollywood Bowl, con vista a editar un álbum de los Beatles en vivo. Ambas compa­ñías tenían tres motivos impotantes; como para hacerlo: (1) muchas estaciones de radio nor­teamericanas habían estado pasando temas de un álbum pirata del cuarteto que, según se de­cía, era el matérial original del Hollywood Bowl; (2) el gran éxi­to alcanzado por tres albumes recopilación lanzados en los últimos meses por EMI (Beach Boys, Glen Campbell y  Shadows), todos los cuales alcan­zaron el primer puesto de ven­tas en los charts británicos; (3) la campaña que lanzó EMI el año pasado alrededor de los Bea­tles (cuando reeditó todos los simples del grupo) demostró que el .Interés del público por los Beatles no sólo no ha disminuido sino que, además, se ha re­generado en los adolescentes que no llegaron a conocerlos an­tes de que se separaran.


George Martin, el productor responsable de todos los discos de los Beatles, fue invitado a colaborar en el proyecto, y lo hizo. Martin: "Bhaskar Menon,, presidente de Capítol Records, es un viejo amigo mío, y me pi­dió que escúchara esas, cintas, ya que estaba pensando lanzar­alas como un álbum. Mi reacción inmediata fué decirle que, por lo que yo podía recordar, las cintas de que me hablaban tenían un pésimo sonido, de modo que, no iba a poder sacar nada en lim­pio. Menon me las hizo escu­char a pesar de todo, y me senti sorprendido por la fuerza y la vitalidad de los Beatles en esa, grabación. Casi me había olvi­dado de lo qué ellos podían transmitir desde un escenario. Finalmente, le dije a Menon que, si realmente quería editar esas cintas,’tenia que mejorarlas de modo que estuvieran a la altura de las grabaciones de hoy én día."

Martin fue el que se encargó de esa tarea, junto con Geoff Emerlck, el Ingeniero de estudio que también había trabajado en muchas de las sesiones de gra­bación de los Beatles. El primer problema fue transmitir las gra­baciones de los tres canales originales a cintas de veinticuatro canales, un proceso que llevó tiempo y algunos recursos inge­niosos. Después de eso, Martin procedió a elegir el material que iba a usar para el álbum;las dos cintas del Hollywood Bowl contenían veintidós, can­ciones, de las cuales se usaron solamente trece. Algunos temas tuvieron que ser desechados porque los gritos de los "fans" tapaban la música, y otros por­que en un momento un micró­fono se descompuso, de modo que había más de cinco minutos de grabación en que no se oían las voces. Pero, aunque las cin­tas han sido re-mezcladas, todas las voces y las partes instru­mentales corresponden a las de las actuaciones originales.


Martin: "Los dos conciertos de los que tenemos cintas son casi Iguales en cuanto a temas y actuación, y hay muy poca variación de repertorio. Asi que preferí, en lugar de mantener las dos actuaciones cronológica­mente separadas, hacer una completa con material de una y otra.” '

Una vez que el trabajo técnico estuvo listo, EMI necesitaba la aprobación dé los cuatro ex Bea­tles para poder editar el álbum. Martin: "Yo tenía que viajar a Nueva York, asi que telefonee a John Lennon y le comenté de esas grabaciones. Le dije que al principio me había mostrado bastante escéptico, pero que ahora estaba entusiasmado por­que el álbum es una especie de. documento histórico que hay que preservar. John me prometió escucharlo, y, cuando lo volví a llamar, me dijo que le gustaba mucho." La reacción de Harrison, Starr y McCartney no fue exactamente la misma, fue un poco más fría, pero todos aprobaron el disco.

"The Beatles At The Holly­wood Bowl”, que será lanzado también en Argentina el mes próximo (4 de Mayo de 1977),  contiene los siguientes temas:- "Twist And Shout", "She's A Woman", "Dizzy Miss Llzzy", "Ticket To Ride", "Can´t Buy Me Love", "Things We Said Today", "Roll Over Beethoven", "Boys", "A Hard Day's Night", "Help", "All My Loving", “She Loves You" y "Long Tall Sally".

Revista Pelo
Año VIII - Nº 86 
Mayo 1977


0746 - The Rolling Stones - 1997 - Bridges To Babylon

Entrevistas Exclusivas a Keith Richard & Mick Jagger



Los Stones, No tenemos que pedir disculpas por ser los más grandes.

Cuando tenían. 20 años le sacaron la lengua de la sensualidad y él desenfado al mundo. Hoy, por encima de los 50, siguen gustando... y facturando. Sin vergüenzas

La gira que traerá por segunda vez a los Stones a la Argentina comenzó el 23 de setiembre en Chicago. A diferencia del tour anterior, (os números indican que en Estados Unidos visitarán menos ciudades y harán menos conciertos... pero recaudarán más. ¿Cómo se explica? Estadios más grandes y entradas más caras (39,50 y 70 dólares contra 25 y 50 en 1994).

Con Inusual velocidad para el promedio stone, Kelth Richards y Mick Jagger más Charlie Watts, Ron Wood y músicos invitados grabaron su nuevo disco entre abril y mayo del 97. “Bridges to Babylon”, considerado el mejor de los tres registros en estu¬dio lanzados por la banda en la última década, ya vendió 120 mil copias en la Argentina.


"Bueno, sí... Aquí estamos esperando a Mick Jagger.” Carlos es periodista, aunque más es mexicano y por sobre todo es stone. Le habla con cavernosa seriedad a su grabador profesional, pero ni su campera de cuero ni su jopo de peluquería dejan lugar a error. El está donde cree que hay que estar. “Si vuelvo sin esto, me cortan los huevos”, me dice, y vuelve a probar el aparato. Tendrá oportunidad de hacerlo no menos de 150 veces en las cinco horas de espera que, recién al minuto 301, averiguaremos que nos demandará acceder a nuestras respectivas entrevistas con Mick Jagger y Keith Richards. A su lado, José: calvo al huevo, regordito, también mexicano y un poquito menos stone. Escribe con nervio uno, dos, tres carteles que le permitan llevarse saludos de Keith Richards más o menos dichos en español para su radio. "Disculpen que no hable”, habla por un instante. "Pero me estoy haciendo encima. De miedo.” Oh, oh.
Tarde de viernes bajo las cinco estrellas del Ritz-Carlton en un exclusivo suburbio de Palm Beach, Estados Unidos, al sudeste. En algún piso de este palacete todo lujoso están vaya uno a saber haciendo qué Los Rolling Stones, cuarta década. Marchan con viento a favor por la mitad de su tercera gira mundial en menos de diez años. Es la hora del té y la carta del hotel ofrece diez variedades servidas en porcelana pintada a mano del siglo XVIII, 35 dólares por persona. Bajo una araña de cristal en la que alcanzo a contar 40 caireles, varios presentadores y pocos periodistas llegados de México y Brasil intentan que el tiempo pase escuchando los distintos sonidos del líquido. Lluvia marina, detrás de los ventanales. Vino fuerte, en las copas mexicanas (van por la tercera botella de una merienda que incluye carnes y ensaladas). Té frío y copioso, en las tazas brasileñas.
Llevo horas riéndome en mexicano, bebiendo en francés (agua mineral) y esperando en argentino. Bondades de la globalizadón, convocado por un banda inglesa y hospedado por una cadena éstadounidense. A finales de enero, Jagger y Richards volverán a recorrer Latinoamérica y quieren hablar. O eso dijeron, porque ahora d enjambre de asistentes que se encarga de correr, limpiar y barrer para que no den ningún paso en falso transmite mensajes cruzados. Sus Majestades Satánicas sólo están en contacto, directo con sus mánagers personales (Tony, el de Jagger, tiene los ojos de Anthony Hopkins pero la mirada de Peter O’Toole; Jane, la de Richards, se pasea con Dalila, una perrita ¿pequinesa? a la que el botones dedica, cada vez, una reverencia), quienes a su vez sólo están en contacto directo con los publicistas de la banda (Sherryl y Drew). A través de celulares, ellos se comunican con las representantes inglesas del sello (Carolyn y Hellen), quienes también a través de celulares se comunican con las representantes norteamericanas del sello (Lisa y Sara). Por fin, ellas hablan con el enviado argentino de la compañía discográfica (Tomás), que viene y me dice... que hay que esperar. La burocrada aplicada al rock.
Al rato, estamos instalados con Carlos (el del jopo) y José (el que se hace encima) en una salita decorada para la ocasión con el gusto de una pitonisa. Mesa de vidrio con bola de cristal al centro, lámparas y sillas imitadón Phillipe Starck, cortinas negras, un símil Miró ¡bordado! y una bandeja de dulces. Verdes y redondos, los dulces inspiran a mis acompañantes mexicanos insólitas, hilarantes sospechas. “Deben tener LSD”, árriesga uno. “Sí, pero sólo los que están de su lado", concluye el otro.
El alguna vez chico malo del rock’n’roll está más grande y menos rebelde que nunca, pero sus labios carnosos y lascivos cuelgan todavía allí. Mick Jagger lleva con amanerado porte sus 53 años, todo vestido de suave y de verde. Cruza las piernas y deja los calcetines a la vista. Te mira, te corrige, fuerza la sonrisa cuando se acabó la frase. Deja irreversiblemente en claro que, si fuera por él, no estaría aquí. Y menos para hablar de Los Rolling Stones como de un negocio. Sin llegar a enojarse, cuando se le propone hablar en efectivo cierra la caja. Su fortuna personal se calcula en 160 millones de dólares. No fuma, no bebe y prefiere que tampoco lo hagan delante de él. Acaba de ser padre, del cuarto hijo de su matrimonio con la supermodelo Jerry Hall, con quien lleva 21 años de relación y 6 de matrimonio. Cuando uno de sus asistentes viene a avisarle que el tiempo concertado ha llegado a su fin, se levanta y se va. Sin saludar.


A principios de los noventa parecía poco menos que imposible reunir a los Stones vivos en él mismo escenario. Hoy lo que parece imposible es que dejen de hacer discos y shows. ¿Será que estas giras se han convertido en una exelente excusa para estar lejos del tipo de obligaciones que te impone quedarte en tu casa, para ser el esposo de tu mujer, el padre de tus hijos y el abuelo de tus nietos?
Lo que decís es bastante cierto. De todos modos, uno sigue teniendo que hacerse cargo de sus obligaciones, con la diferencia de que así van en aumento y de que, tarde ó temprano, hay que enfrentarlas igual. Casi te diría que se duplican las cargas, por lo que, como forma de escape, no es del todo satisfactoria.
¿Sigue siendo tan emodonante para vos que un nuevo disco llegue a convertirse en un nuevo éxito de ventas?
¡Sí! Aunque con los discos pasa algo curioso. Hacés primero candones porque te gustan esos fragmentos de música de los que fuiste capaz y hacés después un disco porque te gusta el puñado de candones que tenés termi-nadas. Recién cuando se llega al final se comienza a dis-cutir cuál va a ser el single que se lanzará en promodón o cómo va a ser d video y, te soy sincero: no es la parte del trabajo que a mí más me gusta. La promodón se ha con¬vertido en algo tan importante que no sólo los rodeeros, sino también los actores y hasta los escritores, pasan sus vidas "promoviéndose”.
Cuando empezaste, tu visión del rock tenia las dimensiones del escenario del club donde iban a tocar la noche siguiente, mientras que hoy abarca países de todo el mundo, grande y pequeños “mercados". Qué diferencia, ¿no?
La música pop es, por definiaón, d reino de lo efímero. No puede sorprender, en consecuencia, que haya dado lugar a una industria inmensa, imprevisible y, a mi entender, inte¬resantísima. El rodc que hoy hacemos es teatralidad, esta¬dios, entretenimiento. ¿Voy a tener que pedir disculpas por¬que para hacer la gira anterior gasté 10 millones? Nooo... En ese sentido, Los Rolling Stones siempre fuimos consecuentes: nunca pedimos disculpas por ser los más grandes. Antes y ahora, siempre estuvimos ahí afuera con el mejor show... a un buen precio de mercado.
Hay quienes dicen que ustedes son tan buenos manejando el negocio que la fórmula para cerrar tráto con los empre¬sarios es más o menos: “El 99% de las ganancias es para nosotros y él 1% es para vos, siempre y cuando pongas la plata por adelantado". ¿Exageran?
-No entiendo el sentido de hacer esa pregunta.
Hablando sobre los Stones, escucho cada vez más a menudo la frase: “Buena música... pero mejor negocio”.
…….
Pasemos a otro tema. Hablemos de Inglaterra; hablemos de política.
-Cómo no.
Tony Blair, el actual primer ministro laborista, fue en su juventud un ¿mediocre? músico de rock...
-Bueno, no creo que esa haya sido su verdadera intención, pero entiendo lo que me querés decir.
¿No lo ves como una posibilidad de trabajo para cuando en el futuro decidas abandonar los escenarios?
-No, no creo. ¡Hay tantos tipos dispuestos a hacer locuras con tal de entrar! Además, no crea que sea un asunto en el que se pueda trabajar part-time. En Inglaterra hay sólo uno o dos actores haciendo política; no es un país en el que eso sea una costumbre. No funciona así.
Sin embargo, cada vez que te subís a un escenario demostrás capacidad como líder de una banda, de una audiencia.
-Pongámoslo de este modo: la política y el espectáculo tienen muchos puntos en común, pero no son lo mismo. Quizás haya una conexión más íntima entre la política y Hollywood en Estados Unidos, pero no es así en Inglaterra.
1997 va a ser recordado como el año en el que Inglaterra lloró a la pobre princesita. ¿Y vos ?
¿Yo? Obviamente me puse muy mal. Fue un hecho muy triste que afectó muchísimo al pueblo inglés,
¿Lloraste?
-Bueno... me puse muy mal. Lo que más me conmovió fue ver a tanta gente que no la conocía personalmente sentirse tan afectada por su muerte. La reacción de la gente, ingleses o no, fue muy emotiva.
¿Por qué creés que reaccionaron de esa manera?
¿Por qué la lloraron? Bueno, supongo que la respuesta más sencilla es "porque la querían”. ¿Por qué la querían?, me preguntarás. Algunos se identificaban con ella; otros la admiraban... Por lo que fuera, era muy querida. Era una figura pública y, sin lugar a duda, parte de la vida de Inglaterra.
Sigamos hablando de política, pero cambiemos de país: la Argentina. Allá fuiste a visitar al presidente Menem.
Correcto.
Habiendo reunido a 300 mil personas en el estadio de River, ¿eras consciente del impacto que esa visita podía tener en plena campaña política para lograr su re-elección?
Si sos un artista que está de visita en un país extranjero y un político te invita a que lo vayas a ver, está claro que para él es un tema político. No se trata de juntarse a tomar algo, ¿entendés? Pero también tenés que ponerte del lado de la persona que está de visita en el país. Queda muy mal si uno no acepta una invitación... del presidente de la nación. Si vas a  Londres y la reina te invita a tomar el té, queda muy mal que digas que no. Seas quien seas. Incluso en el caso de que veas a la monarquía como algo malo, ¡tenés que considerar esa invitación!
Bueno, existe más de una manera de decir que no.
Tenés que verlo desde mi punto de vista. Para mí fue fascinante ver al presidente Menem en su casa. ¿O acaso no puede resultarme divertido? Siempre me gustó ver a los presidentes de los países a los que vamos en sus casas. El presidente Menem estuvo muy accesible, muy agradable. Nos dijeron que teníamos que evitar la mención de ciertos temas: la guerra, Margaret Thatcher... Por supuesto, él fue el primero en sacar el tema. Fue muy gracioso.


Keith Richard:
El Mono tremendo: “Ese mono con artritis!" La frase salió de boca de un herido Elton John, a quien Keith Richards dedicó un irónico comentario “on the record” a la revista Entertainment Weekly sobre su especialización en escribir canciones sobre rubias muertas (por "Candle In the wind", dedicada originalmente por John a Marilyn Monroe y “reciclada” en homenaje a Lady Di).

Keith Richards entra a los tumbos y se va a los abrazos. Mal dormido pero bien bebido, llega a la entrevista luciendo lo que a esta altura bien puede llamarse su uniforme de combate: pantalones de cuero negro, remera hecha jirones, botas. Cadena, pulsera, anillos. Su rostro merece un mapa. Lo acompaña un vaso a tope con un líquido viscoso, anaranjado, fosforescente y un paquete flaco de cigarrillos rubios. Al tercer intento, logra encender el primero. Cuando 15 minutos después de los 15 previstos entran a decir que la entrevista terminó, se queda otros 15. Me pregunta si creo que, cuando vuelva a la Argentina, le podré conseguir la misma habitación de hotel en la que estuvo la última vez. “No creo que haya problemas", le contesto y nos reímos. Se lamenta porque Jamaica, su equipo favorito para el Mundial de Francia, haya quedado en la misma zona que nuestro país. “Ustedes son candidatos”, me dice y nos reímos.

Me han contado algunas personas que trabajan con vos que hay una manera infalible de instalarte la sonrisa en la cara y es pronunciar la palabra mágica “Argentina”. ¿Exageran?
-Argentina... los amo y ellos me aman. Siempre la paso bien, en todas partes, pero no esperaba tanto. Nunca había tocado allá cuando fui por primera vez con mi banda, los Xpensive Winos. Estaban todos esos ricos a los que les gusta beber... Se tomaban todo. Un lugar con mucha gente, divertido. Fuimos muy bien recibidos. Buenos Aires... yo podría vivir ahí.
¿Hay mudanza a la vista?'
Lo consideré, pero después pensé en todos esos chicos gritando: “¡Richards! ¡Olé olé olé!". No sé si podría vivir eso todos los días. Es muy lindo, pero...
¿Por qué creés que generás tanto entusiasmo en tanta gente?
Creo que existe una relación especial entre el público y yo, porque ellos saben que hice de todo. Saben que estuve en problemas, pero que también pude salir. Algunos me alientan para que siga adelante, probablemente porque suponen que, mientras yo aguante, ellos van a seguir aguantando.
Muchos sostienen que tu apariencia y tu actitud son el paradigma del auténtico rockero. ¿Te honra que piensen eso?
Nadie estuvo tanto tiempo en esto como yo, y si hay alguien sólo puede ser negro …. lo que es distinto. Es una cuestión de principios, nunca me echo atrás. Siempre hacia adelante, aunque mueras en el intento.
¿No te parece que el rock ya no es el desafío apasionante que fue en los sesenta o setenta?
Es difícil saberlo. Obviamente está toda esta estructura... Y todo el tiempo que transcurrió hace que hoy sea algo más común y no le des tanta importancia a quién es que va a tocar. Pero con los fans que yo tengo, todos los shows son como si fuera el primero. No ando por ahí diciendo: “Uh, siempre lo mismo. ¡Qué aburrido!”. Ni siquiera cuando empiezo a tocar el riff de Satisfaction, qué algunas veces me sale mejor que otras...
Muchos opinamos que Los Rolling Stones estarían mucho mejor sin tanto espectáculo de relleno.
Todos estamos de acuerdo, incluso Mick. Cuando uno empieza una gira, especialmente yo, trato de que la diferencia entre el espectáculo y el sonido no sea abismal. Pero es muy difícil dominar un espectáculo, porque siempre lo veo como con ojos de caballo... Los ojos de un caballo en la oscuridad, que brillan ante cualquier cosa. Además, como uno trabaja al aire libre, una de mis frases predilectas es: “Dios se une al grupo todas las noches”. ¡Y eso con suerte! Porque él no ensaya, pero aparece en miles de formas. Nunca se sabe con qué te vas a enfrentar. Es uno de los desafíos, como también lo es tratar de hacer que ese lugar tan grande sea un poco más íntimo.
Hay que decir que buena parte del encanto del show lo aporta el fervor de la gente.
-La música le pertenece a la gente. Una vez que está al alcance de ellos, es de ellos. Sin la adrenalina, sin el entusiasmo que de ellos emana, no podríamos hacer este show.
¿No es curioso que vos alcances la paz cuando todos los demás se vuelven locos?
Para mí, el escenario es un lugar maravilloso. Un lugar de paz donde puedo descansar aunque esté saltando de acá para allá. Arriba, en el escenario, no suenan los teléfonos.
Supongo que los teléfonos que te deben molestar son los que te comunican con mánagers, abogados, contadores...
¿El mundo del espectáculo? El mundo del espectáculo, con toda honestidad, me da ganas de vomitar. Para todos se trata de la fama, de ser más y más. Siempre consideré a eso que se llama “el negocio” como úna herramienta. Es el precio que uno paga por ser parte de esto. Si no fuese famoso, si no tuviese que trabajar para la industria del espectáculo, entonces no podría ir a un estudio o a un show y tocar la música que me gusta.
¿Te afecta saber que hay gente que ya no toma en serio a Los Rolling Stones?
Creo que tenés que aceptar el hecho de que ahora estamos cubriendo varias edades. Miras al publico y ves todas las posibilidades generacionales delante tuyo. Ninguna banda ha durado tanto tiempo. Respecto de los que creen resultar graciosos riéndose de los Stones, tengo que decirles que podríamos haber escrito todas ésas bromas nosotros mismos.
¿Crees que hoy serías la estrella que sos de no haber mediado la obsesión por el negocio que caracterizó a Mick desde un comienzo?
Probablemente no, pero dudo de que él hubiera llegado, adonde llegó sin mí. Además, creéme lo de Mick y el negocio está un poco inflado.
¿Entonces eso de que él es el cerebro y vos sos el alma de los Stones no es cierto?
Es un cliché.
¿Has considerado alguna vez seriamente dejar de beber?
-La idea no es mala, pero ¿quién sabe si yo estoy, bebiendo? ¡Vengan a verme tocar! Cuando se me hayan gastado las pilas, voy a ser el primero en darme cuenta.
¿Tenés miedo a morir?
¿Conocés a alguien que no? He estado cerca, he tenido imágenes. Sólo espero que sea algo rápido.
¿Qué riesgos le podrías evitar a un chico que se te acerque atraído por eso del “sexo, drogas y rock’n’roll”?
Si el interés que lleva a alguien a acercarse a mí es ése, no me resulta nada interesante. Hay un demonio dentro de mí, y todavía anda dando vueltas... Pero, ya sin el efecto de las drogas, podemos conversar un poco más tranquilamente por estos días llegó un punto en el que me di cuenta de que el experimento había ido demasiado lejos. En esa situación, caminás una vez más por las paredes y después lo dejás de hacer. Pero resulta que la mayoría de los fans que se me acercan no vienen a buscar consejo... Muchos se acercan y te dicen que les gusta lo que hacés. La mayoría lo dice en serio, realmente lo siente. Entonces, uno se da cuenta de que tocó las vidas de otros. Y aprende una lección de humildad.

Fueron rebeldes, son millonarios, ¿serán eternos? Auténticos o ya casi no, la única certeza con la que me voy de la entrevista es que Los Rolling Stones pertenecen menos a ese pasado heroico que a este presente rentable. A los dos días, vuelvo a verlos. Esta vez, montando el caballo desbocado por la tecnología y el efectismo que tiene por escenario su nuevo tour. Como todo mito, son lo que la gente hace de ellos. Una excusa para el consumo, en Estados Unidos. Un punto de encuentro, en la Argentina. Mientras que para participar de uno de sus shows, en el Norte, hay. que comprar las entradas con planificada anticipación, llegar puntualmente y estacionar a 25 dólares la velada, en el Sur, un joven perdió su vida y otro su libertad en un macabro hecho de sangre. No habría que olvidarlo.

Pequeña coda:
HAY GORRO, BANDERA, VINCHA... Y TODO LO QUE PUEDAS IMAGINAR

¿Que te puedo cobrar?


Del “(No puedo conseguir) Satisfacción" convertido en grito generacional a fines de los sesenta a! “Satisfacción garantizada" que hoy encabeza el catálogo de artículos stones a la venta han recorrido un largo camino, muchachos. Tanta distancia como la que media entre los 359,99 dólares a los que se cotiza la campera de cuero marrón con la lengua en la espalda (el objeto más caro en oferta) y los 3,99 que cuestan los 10 palitos de incienso a base de sándalo “Bridges to Babylon” (el más barato). Son alrededor de 100 los artículos que, cada noche, se ponen a consideración en las tiendas de merchandising que acompañan la gira de los Stones por Estados Unidos. Este verdadero supermercado rockero y rodante propone remeras pero también corbatas, dos vasos para distintos tipo de alcohol, una silla, una lámpara, un set de tres pelotitas de golf y, ¡atención, fanáticos!, la réplica del anillocalavera de Keith Richards (en dos tamaños, a 39,99 y 49,99). La apuesta más estratégica, con todo, parece ser la indumentaria deportiva (¿acaso alguien puede imaginar algo menos deportivo que un Rolling?), adaptada los muy yankees gustos por el fútbol americano, el hockey y el básquet. Las compras se pueden hacer en persona o bien por teléfono, fax o Internet

0745 - Manic Street Preachers - 2003 - Lipstick Traces A Secret History

Londres Agosto de 1993: la movida


LONDRES. Londres a fines de siglo. Una ciudad envuelta en una espesa niebla musical qüeltiene un solo nombre: rock. Un rock más vivó que nunca, que palpita en las calles que rodean el Covent Garden Market, naciendo eñ los pequeños amplificadores de los músicos callejeros; o que surge del estruendo; sonoro montado en el estadio de Wémbléy o en el Royal Albert Hall, cita obligada de los grandes recitales. Un rock que se transpira en el oscuro y apretado recinto del Club Marquee.

El'rock en Londres es vértigo y novedad. Todo pasa aquí demasiado rápido. Nadie parece preocuparse ya, por ejemplo, de los Beatles, salvo los turistas que acuden en tropel a molestar a los empleados de la firma que ocupa hoy el lugar de Apple Records, o se sacan fotos frente a los estudios de Abbey Road. Para los ingleses tanto los Beatles como el Swinging London se han convertido ya en pasado, una tradición británica más, tan respetable como Dickens o la reina Victoria,

No es que se los haya olvidado. Todavía hoy dominan la bibliografía de rock, desde los pormenorizados trabajos que reseñan en detalle sus ediciones piratas hasta el polémico libro de Róss Benson Paul McCartney Behind the Myth, donde el beatle aparece muy alejado en su vida privada de la imagen simpática y cuidadosamente construida para la opinión pública.

Los Rolling Stones parecen estar algo más vivos en la curiosidad colectiva, áunque más no sea por la agitada agenda sexual de Mick Jagger, al que varios libros atribuyen haberse acostado con media Gran Bretaña.

Pero el rock no es sólo añoranzas de los 60. Cada clécada cuenta con una legión de nostálgicos. En el Rock Circus, sucursal rockera del museo de cera de Madame Tussaud situado en él London Pavillion, diariamente se congrega una multitud que se deleita con esta mezcla de feria de diversiones y museo del rock, asombrándose cuando la figura de cera de David Bowie mueve sus labios en perfecta sincronía con la música. Llama muchísimo la atención ver a cuarentones y a sus hijos adolescentes tararear al unísono canciones que ya tienen 20 o 30 años.

En él Victoria Palace Theatre, una multitud’ delirá con los rocks clásicos de Buddy, estupénda biografía teatral de Buddy Holly que .ya lleva 4 años en escena y concluye invariablemente con el público bailando furiosamente en los pasillos o sobre las cómodas butacásde la sala.

Cada faúna rockera tiene su pasión por una época determinada. Hoy domina la nostalgia, por los 70, el glamrock,, con sus zapatos de plataforma, lentejuelas y ambigüedades sexuales. Úna nostalgia que incluye todo; desde la energía de Marc Bolán hasta la sutileza de Bowie o Roxy Music.

Las faunas rockéras son variadísimas. Los neohippies de brazos tatuados y peinados de peluquería se codean con los cada, día más escasos e inofensivos punks. Tan inofensivos que ya se han convertido en tema de tarjetas postales más o menos irreverentes. Junto á ellos desfilan algunos jovencitos con pelo largo marcado al medio, a lo Steve Marriott. Y algunos nostálgicos de los 60 van por Piccadilly luciendo un atuendo mod, con saco y pantalón de terciopelo incluidos.


Club Marquee, cita obligada

Pero si la nostalgia prevalece, la novedad impera también. En la cambiante y fresca escena británica nadie, puede quedarse dormido. Basta unos meses de inactividad para que otra ocupe su lugar. Estupendos conjuntos como The .Stone Roses o The Charlatans fueron víctimas de esa celebridad fugaz. La última esperanza del rock inglés, Teenage Fan Club está a punto de descubrirlo. Mientras su último simple, Radio, anticipa su esperado álbum doble a editarse en septiembre, los rumores del alejamiento de su líder, Norman Blake, parecen haber dañado las posibilidades de la banda.

En el Club Marquee, ubicado en 105 Charing Cross Road (a pocas cuadras de su original ubicación de los años 60 en Wardour Street), los grupos de nombre indescifrable se suceden, en escena. Una fresca noche de 1 julio se puede presenciar allí un recital, del grupo Voivod, que presenta su disco The Outer Limits , definido como cyber-punk, curiosa mezcla de rock espacial, heavy metal y tecno. Un cóctel ensayado ya hace años con mayor éxito por los veteranos Hawkwind. Pero si los Voivod no se lucen demasiado, el ambiente del Marquee captura la imaginación, extraña mezcla de sonido ensordecedor, calor húmedo y ceremonia apretada. Algunos, entre el estruendo, encuentran sitio para instalar un verdadero laboratorio de sustancias ilegales. Mejores grupos indies pueden disfrutarse más cómodamente en lugares como el Town & Country Club o el Mean Fiddler.

Donde también se pueden vislumbrar algunos de los mejores y más recientes grupos surgidos en Gran Bretaña es en la variada programación televisiva de la BBC. Para estos días se espera con ansiedad en los círculos rockeros la primera emisión del programa No Stilettos, grabado en Glasgow, en el cual tres bandas importantes presentarán sus temas en vivo. Nada menos que los Lemonheads (tal vez el grupo americano más amado por los adolescentes ingleses) iniciarían el ciclo.

Decadencia elegante

Las nuevas agrupaciones británicas sorprenden tanto por la calidad y sofisticación de su música como ,por la juventud extrema de sus integrantes. A la cabeza de la onda del glam-rock sobresale Suede, seguida por toda una legión de jovencitos histéricos que sólo esperan desnudar a su cantante, Brett Anderson. Pero no nos engañemos: además de teatro y ambigüedades, Suede ofrece muy buena música, y durante el reciente festival de Glastonbury se especuló con que el mismísimo Bowie se les uniera en escena.

A la elegante decadencia de Suede se, suman la excelente impresión que dejó en todo el mundo el LP A Storm in Heaven, de Verve; la potencia rústica del quinteto de Liverpool Skorpio Rising, o las intrincadas melodías del trío Revolver. A ellos se agregan, por, supuesto, el sonido sofisticado e hipnótico del quintéto Slowdive y la bandá indie del nombre imposible: Tsunami.

Pero la verdadera sensación del momento en Gran Bretaña, la verdadera amenaza para padres y maestros es un cuarteto del sur de Gales, Manic Street Preachers, liderado por el vocalista y guitarrista Richey James.

Los Manic Street Preachers eran considerados hasta poco un anacronismo, casi los últimos punks, hasta que su segundo álbum Golf Against the Soul, puso las cosas en su lugar. Un excelente, disco, donde la furia se, da la mano con la musicalidad, cómo en La Tristesse Durera, ya un himno para los adolescentes de los suburbios, los chicos del desempleo y la sobrédosis.

Aunque las nuevas bandas inglesas sorprenden por su talento,, están condenadas a combatir con una realidad innegable. Los jóvenes británicos prefieren las americanas, aun las más mediocres y vulgares.

Las remeras de los adolescentes indican sus preferencias, los Guns N’Roses y Nirvana, yan a la cabeza, seguidos a poca distancia por los Lemonheads y los Spin Doctors. El humor británico también aparece en las vidrieras. En un negocio de Camaby Street puede verse, entre las remeras que anunciaban giras de Nirvana y los Guns, una en la que sobresale el rostro de Hitler y una inscripción que reza "Adolf Hitler. Gira Europea. 1939-1945”.

El gusto por todo lo americano hizo, por ejemplo, que la noche del 11 de julio una multitud se dirigiera a Finsbury Park para presenciar el show de Neil Young.. Esa misma noche, el grupo británico The Kinks llenaba el Róyal Albert Hall en un vibrante concierto que fue ignorado puntualmente por la prensa musical.

Esta pasión por el rock americano puede hacer que los Beach Boys llenen el estadio de  Wembley en uno de los recitales más pobres de los que se tenga memoria en Gran Bretaña en muchos años. Un verdadero robo. Pero la vertiginosa vida musical de Londres no tiene tiempo de lamentar estas estafas. Se mantienen aún vivos los ecos del éxito del festival de Glastonbury, donde compartieron el escenario grupos flamantes como Suede, Verve o los Lemonheads, con dinosaurios deV la talla de los Kinks o Donovan, en un inmenso happening de carpas, desnudos y barro. Tampoco se apaga la tristeza por la muerte del estupendo guitarrista de David Bowie en los 70, el muy respetado Mick Ron- son, o el escándalo provocado por Bono de los U2, al parecer interesado en contratar al banquero nazi Hentsch para asesorar financieramente al grupo.

Alejada por completo de todo el delirio, en una calle del Covent Garden Market una desconocida banda de reggae interpreta sus temas para los curiosos. Un guitarrista casi tan talentoso como Santana lidera el grupo y da por terminada la función. Mientras grupos tan buenos hagan su música en la calle, lejos de toda difusión, podemos; estar seguros de algo: el rock británico tiene una larga vida por delante y está pasando hoy por uno de sus mejores momentos. La nostalgia es buena, pero el presente, mejor aún.
La Nacion
Lunes 2 de Agosto de 1993