viernes, 16 de febrero de 2018

0950 - Madonna - 1995 - Something To Remember

Madonna vistió la noche de brillo y rara sensualidad 

Recital de Madonna, acompañada por Jai Winding, Michaél Beardon y Mike McKnight (teclados), Paul  Pesco (guitarra), Víctor Bailey (bajo), Luis Conté (percusión), Omar Hakim (batería) y Niki Haris y  Donna de Lory (coros). Cuerpo de baile: Ruth Inchaustegui, Christopher Childers, Carrie Inaba, Ungela Brockman, Michael Gregory, Luca ■ Tommassini, Jill Niclaus; y Carlton Wilborn. Estadio de River Píate, 


Sofisticada, desafiante; por mo­mentos pléna; de ternura. Así es Ma­donna; en; escena. Él “Girlie. Show” está hecho a, su medida. Riquísimo én su concepción visual. Inteligente; en él aprovechamiento del espació escé­nico a partir de los sorprendentes, cambios escenográficos y de vestua­rio, en la elaboradísima coreografía, por momentos plena de provocación. Después de ver su actuación, sé comprende; que Madonna no es Una estrella pop “a secas”. La pócimá de ésta singular hechicera del show busines incluye ingredientes que van desde el music hall y el espectáculo de cabaret hasta el circo trashumante. ‘Pronto él ' espectador debe, admitir qué ha quedado atrapado en las invisibles redes, de una, mágica fascina­ción. Porque a pesar, de los variadísimos atractivos y puntos de atención qué ofrece el show, amplificados: en detalle sobre dos generosas panta­llas de video, la. miíada rara vez puede apartarse de la gran protago­nista.



Controvertida 

Hubo ventanas breves pero abiertas a pleno que dejaron ver el perfil más' controvertido de la intér­prete norteamericaná. Pero fue una , experiencia ocasional, claramente efímera en medio de dos horas de ac­tuación. 

Poco después de las 21.30, casi media hora antes lo pautado, las luces del estadio se apagaron para alboro­tar á los algo más de 40,000 especta­dores, adolecentes en su mayoría, que concurrieron antenoche a River. 
Ataviada con lustroso cuero negro para unos diminutos shorts, corpiño, botas y un antifaz que contratastaba furiosamente con su pelo muy corto y rubio, la diva irrumpió con su look más felino y perverso para ofrecer una insinuante versión de “Erótica”, corte de su último álbum. 
La pequeña y movediza blonda ,siempre domino el primérísimó plano. Ello, a pesar del voltaje erótico -para esté tipo de show, por ciertó- de una bailarina en topless y la sen­sualidad de una puesta coreográfica dispuesta sobre el fondo de un esce­nario con boxes en desnivel.  
Pero este juego dé provocación se escurrió rápidamente hacia los con­tagiosos ritmos ; de “Fever” y “Vogue”. que recordaron a la multitud que la consigna era bailar y pasarla bien.  
El rudo cuero fue desapareciendo y afloraron las prendas multicolores, una enorme, y simpática peluca; rubiá, estolas y tacones altos, altísimos. 
Como solista o a trío con las exce­lentes cantantes Niki Haris y Donna De Lori, Mádonna sabe conmover con su voz. También seduce, claro, con todo su cuerpo. Y en esa libertad recae buena parte de su atractivo. Con soltura domina la actuación y el' baile: así lo demostró, en “Rain”, una especie de cantando bajó la lluvia al mejor estilo Hollywood. 
"Hola Argentina, ¿la están pasando bien?”, preguntó la cantante en nítido castellano cuándo la multitudinaria audiencia ya había cedido a sus no pocos encantos. 
Si la desinhibición le permite a Ma­donna estimular la fantasía y simu­lar un acto sexual con dos de sus bai­larines en “Express Yourself”, tam­bién puede ponerse én la piel de una niña huérfana dé afectos para: teñir de melancolía “Why It’s So Hard” o evocar a dos amigos vencidos por el SIDA en “Deeper & Deeper”. 

Amada y odiada 
Si bien muchas de sus posturas en, tomo del sexo han sido cuestionadas, tildadas de mal gusto, de exhibicio­nismo y hasta de malintencionadas, no fueron en esta ocasión motivo para el escándalo. 
Qué decir de la mujer fatal y per­versa que frente al piberío que le gri­taba “entrega el...” sólo atinó a pre­guntar “¿Qué están cantando? ¿«La cucaracha»..?” 
Hubo pasajes francamente simpá­ticos, como reservados para una pla­tea de locos bajitos. Ya sea vestida con frac y galera, de mimo, soldado o dama del siglo XIX, Madonna atrae, divierte y se divierte. 
El tiempo pareció acotarse porque el buen ánimo, fue pleno. Así, casi sin quererlo, fue llegando un final con to­ques de buen humor. ,‘I`m Going Ba­nanas” y el clásico “La isla bonita” se tomaron algo en broma las conta­giosas cadencias caribeñas, que dieron pie una de las más brillantes puestas coreaográficas. 
También de simpatía desbordante fue la puesta “Holyday”, última can­ción antes de los dos bises que se ro­baron la más ruidosa ovación, cuando Madonna se convirtió en el rígido comandante de un alocado ba­tallón del ejército norteamericano. 
“Everybody” fue la canción de des­pedida. En la cálida y húmeda media­noche flotaba una agradable sensa­ción. La de miles de jóvenes que sabo­rearon a pleno lo que de esencial tiene todo espectáculo: la diversión.


La Nacion
(Sin fecha)

0949 - Leon Gieco & Antonio Tormo - 1997 - 20 y 20

A LOS 84 AÑOS, EL LEGENDARIO CANTOR CUYANO REGRESA DE LA MANO DE LEON GIECO
Tormo Volvio A Gratar Un Disco 

Fenómeno de los años 40, cuenta su historia junto a Gieco. Y explica las causas de su vigencia.



Antonio Tormo habla del sur­co. Nada que ver con los tres millones de discos que ven­dió hace casi cincuenta años, cantando El rancho’e la Cambicha. Como le gusta, él volvió a irse demasiado lejos con su recuerdo y habla del surco... de la cebolla.
"Desde los once años que yo conozco el trabajo. Plantaba cebolla: hacia tres surcos por día, a veinticinco centavos por surco”, le cuenta a su anfitrión, León Gieco.
En esta casa de Primera Junta se mez­cló 20 y 20, el flamante retomo discogràfi­co del legendario cantor cuyano Tormo. Producido y compartido como intérprete por Gieco, 20 y 20 es también el debut en el sistema de disco compacto (a los 84 años intactos) de este campeón de ventas del 78 r.p.m..
Gieco: Si mi papá viviera, estaría muy orgulloso de que yo esté grabando con us­ted, Antonio, porque él lo adoraba.
Tormo: Hacia muchísimo que no graba­ba. La última fue en el sello Microfón, en la época en que lo dirigía Julio Mahárbiz. Es decir, cuando Mahárbiz no era casi na­die. Calculen.
El primer disco que León Gieco escuchó en su vida fue el de Antonio Tormo can­tando La jota cordobesa. Entonces, Gieco era un chico de 6 años que se paraba por primera vez frente a una vitrola, como si fuera un acto de magia. Tormo, aquella voz suave y entonada procedente de esa misteriosa cosa negra, era ya el consagrado Cantor dé las cosas nuestras.
Gieco: Pasaron 40 años y ahora graba­mos juntos La jota cordobesa. Son cosas que ocurren cuando un artista es atemporal, como Antonio, como lo fue Yupanqui, como es Alberto Castillo, como es Merce­des Sosa. Yo tal vez voy también por ese camino: ya pasé la barrera de preguntar­me si pongo una verdulería o voy a ser cantante toda la vida. Y quisiera llegar a los 84 años con d estado que tiene él.
Tormo: ¿Vos sabés que yo sigo cantando Amémonos en el mismo tono de 1948 y El rancho ’e la Cambicha en el mismo tono de 1950? Claro, sigo yendo a vocalización. Todos los jueves me voy con mi carpetita a lo de la profesora.
Gieco: ¿Ve? Usted hace cosas que yo no hago. Y además no hizo cosas que yo hice como fumar, tomar...
Tormo: Me cuidé mucho, sí. No fumé nunca. Vino, un poquito en las comidas. Blanco, porque es más puro. Yo lo sé bien porque antes de cantor fui tonelero, traba­jaba en la misma bodega donde había tra­bajado mi papá. ¡Ah! Después te cuento el asunto de mi papá.
A Tormo le encanta contar: los años de tonelero en Cuyo, los tiempos del grupo La tropilla de Huachi Pampa, la llegada a Buenos Aires en camión después de tres días de travesía. Todo se mezda y se aco­moda en un repertorio que él baraja a gus­to y siempre tiene algún nuevo capítulo.
Tormo: ¿Vos sabés el asunto de mi papá?, Se murió de tifus tres meses antes de que yo nariera. Después, a mi mamá la conven­cieron de casarse con el hermano de mi papá. Así que mi tío se convirtió en mi pa­drastro. Yo nunca lo quise. Creci y un día me las tuve que picar de mi casa. Se había armado un lío fulero, y yo salí en defensa de mi mamá. Ramón, mi padrastro, sacó una escopeta. Yo, manotée un cuchillo... Al final me fui porque iba a haber un desastre. Y fue así como salí de San Juan a Mendoza. Al tiempo empecé a cantar.
El viernes, Tormo y Gieco presentaron 20 y 20 en el auditorio de Radio Nacional, el mismo estudio (antes perteneciente a radio El Mundo) en el que Tormo hizo su debut radial porteño como solista hace medio siglo. Y ahora planean presentaciones en San Juan, Mendoza y Córdoba,
Gieco: Yo soy de una generaaón de gen­te muy conflictuada. Antonio conserva una frescura, un estado de ánimo in­creíble. Estar con él me rejuvenece. Tuve la suerte de encontrarme con él.
Tormo: Bueno. Gracias. Igualmente. (Pausa). ¿Te cuento de cuando lo escuché en el teatro a Garel?

01 - El rancho e' la cambicha - Mario Millán Medina
02 - Amémonos - Manuel María Flores / Arreglos de Antonio Tormo
03 - La canción del linyera - Ivo Palay / Antonio Lozzi
04 - Viva Cuyo, Cuyo, Cuyo - Ernesto Villavicencio
05 - Puentecito de mi río - Buenaventura Luna / Antonio Tormo / Diego Canales
06 - Entre San Juan y Mendoza - Carlos Montbrún Ocampo / H. Videla Flores
07 - Mis harapos - Alberto Ghiraldo / Marino Garcia
08 - Sólo le pido a Dios - León Gieco
09 - Mi Patrona y Generala - Hilario Cuadros / Arancibia Laborda
10- La limosna - Juan Guichandut - Horacio Basterra
11- Dos que se aman - Manuel María Flores / Antonio Tormo
12- El huérfano - Julián Castro / César de Pardo , sobre motivos populares
13- Puentecito de mi río -
14- Juancito el lustrador - Oscar Valle / María Teresa Tormo
15- La primera vez - Charla
16- La jota cordobesa - Marcos López
17- El puentecito. Charla
18- Chamamé de sobrepaso - Charla
19- " 20 y 20 " - Charla


Porqué 20 y 20?

El disco se titula 20 y 20 por que así llamaban en la década del 40 a los integrantes de la cla­se obrera. Los que luego; serían tachados, peyo­rativamente, como cabecitas negras, gastaban 20 centavos para : una porción de pizza y 20 para escuchar a Antonio Tormo en las fonolas de los cafetines, fondas y restaurantes populares.


ESPECTACULOS •' CLARIN 
Domingo 7 de diciembre de 1997
IRENE AMUCHASTEGUI

0948 - Alberto Muñoz & Orquesta El Destino - 2000 - La Pasión Seg{un Los Hipopotamos

Alberto Muñoz
Ya no hay mariposas

Su obra más reciente es la aplaudida e inclasificable Kapelusz. Es músico y poeta. Además, cree en el destino y en la construcción de la felicidad.

Hacia la mitad de cuadra, el ba­rrio de Flores hace honor a su nombre en el estallido ce­leste y blanco de dos azaleas. (Allí debe vivir el poeta, dicta el prejuicio). Pero no, la dirección que indica el papelito es al lado. La puerta está pintada de celeste y blanco. Y la que se abre es la que sigue a ésa en la cual se tocó el timbre. "Pase, es aquí”, dice desde la inesperada abertura Alberto Muñoz, actor, autor y director de Kapelusz, que se ofrece en Babilonia. 


Lindo barrio.

Sí, pero el barrio ya no es lo que era.

No, claro... ¿Por?

Porque ya no hay mariposas. Antes, al llegar el verano, las calles eran el cauce por ' donde volaban cientos de mariposas. Y en­tre ellas, la gente, los almacenes, las¨pasio­nes. Ya ni almacenes quedaron.

La charla sigue en la habitación tapiza­da de libros y de objetos que parecen sali­dos del tiempo en que las mariposas inundaban los barrios. Aquí, una vieja caja de útiles escolares. Allá, un... revólver.  
¿Y eso?
Me lo regaló un señor después de ver mi espectáculo sobre Bairoletto. Dijo que era descendiente del bandido y había here­dado el arma. Un revólver con historia.
¿Cómo hace para que en sus canciones la música cuente una historia y la letra, a veces, otra diferente?
Como músico, soy casi un autodidacta. Porque de los 6 a los 13 estudié violín. Y eso, por supuesto, me alejó de la música. Pero siento fascinación por lo melódico. Esto es algo que, paradojalmente, me dio el violín. Y la melodía cuenta historias. 
¿De dónde le viene el oficio de juglar? 
Durante muchos años me lo pregunté. Una vez encontré la respuesta en un baúl de cosas viejas. Había un diploma con el nombre de mi madre seguido de un títu­lo: experta en belleza. Eso lo explicaba todo. 
Usted es crítico pero, a la vez, se lleva bien con la realidad, ¿no?
Creo que la felicidad se construye. Y en esa construcción estoy empeñado. 
¿Por qué llamó El Destino a su orquesta?
También creo que el destino está escri­to. Pero hay que descubrir si uno es em­pujado por esa escritura o si va hacia ella. Las Sagradas Escrituras existen pero si no se tiene lectura sagrada no se levanta escritura sagrada.
Los músicos de El Destino son jóvenes. ¿Por qué en Kapelusz hacen de viejos?
Es la segunda obra que habla de la ve­jez. La primera fue Los últimos días de Jo­hnny Weissmuller. Y vamos por la tercera. Son homenajes a esa etapa de la vida que la cultura contemporánea cree descartable. 
¿Homenajes a la vejez? 
A la búsqueda de la. ilusión. La vejez no es una edad cronológica, es la pérdida de la ilusión. Puede ocurrir a cualquier edad. Se es viejo si no hay de qué enamorarse.
¿En esta foto está con la cantante de Ka­pelusz?
Sí, con Claudia, mi mujer. 
¿Y en ésta?
Con Manuel, mi hijo de 8 años. 
Que tiene la camiseta de San Lorenzo. 
Y... ¡claro! Ahí estamos en el Tigre.
¿Unas vacaciones?
Vivo un poco acá y un poco allá. Yo me siento un isleño.
¿De qué vive?
De mis clases particulares de poética. 
¿Asi las publicita?
No. Publicito boca a boca. Una vez puse un aviso y no llamó nadie. No puedo expli­car en un aviso que se trata de la relación entre el arte, la realidad, el pensamiento... 
De lo mismo que tratan sus canciones. 
Sí, de eso y también de otra cosa. Como la vida, que te dice una cosa y te muestra otra. Eso me lo enseñó Manuel. A los 3 años lo llevé al zoológico a ver el elefante. A la salida le pregunté qué era lo que más le había gustado, y me señaló una hojita en el piso. Creo que aprendí la lección.
También quedó claro lo de las azaleas en la vereda vecina. Y lo de ¿tocar el timbre en una puerta y que se abriera la otra. Igual, el color era celeste y blanco

ESPECTACULOS • CLARIN •
Lunes 24 de noviembre de 1997

0947 - Al Di Meola - 1996 - Di Meola Plays Piazzolla

Al Dimeola

Piazzola me representa

El guitarrista estadounidense dice que no le gusta cómo los clásicos interpretan la música de Astor. Y critica duramente a John McLaughlin.


Di Meóla, el célebre guita­rrista de jazz estadouniden­se, vuelve a la Argentina. Na­cido en 1954 en Nueva Jer­sey, Di Meóla se hizo famoso en los 70 por su desempeño junto a Chick Corea en el supergrupo Return to Forever, adalid del jazz-rock. Este fin de semana se pre­senta en el teatro Opera.
Qué vas a tocar esta vez?
El recital se llama Retrospectiva y con­tiene música de mis discos anteriores. To­caré con mi nuevo grupo, donde hay un argentino, el tecladista Mario Parmesano. Hacemos temas de Return to Forever, del trío de guitarras con Paco De Lucía y John McLaughlin, música de Piazzolla y un par de cosas nuevas muy avanzadas.
Hacer una retrospectiva, ¿no es una for­ma de complacer al público? 
Es una forma de complacernos ambos: el público y yo. Porque toco música que amo y me gusta tocar, y que la gente también aprecia. Antes, cada concierto tenía que ver con un disco o un proyecto nuevo.
En cambio, este repertorio representa al verdadero Al Di Meóla. Espero cobrar los derechos de autor de estos conciertos,
¿Cómo es eso?
La cuestión es que de mis otras presen­taciones en la Argentina nunca me paga­ron los derechos que me corresponden.
¿Cómo nació tu relación con Piazzolla?
A Piazzolla lo conocí en 1985 en una gira por Japón- Nos Hicimos amigos ins­tantáneamente. Quizá por mis raíces ita­lianas, siento que su música me represen­ta culturalmente. La siento muy cercana, y llena de emoción y desafío.
Difícil tocar Piazzolla sin Piazzolla... 
Por lo pronto, no me gusta la manera en que los músicos clásicos tocan Piazzo­lla. Tratan de ceñirse a una partitura cuyo estilo no conocen. Yo prefiero hacer una interpretación personal: improviso sobre sus armonías, pongo percusión, cambio algún fraseo, y la guitarra, que en Piazzo­lla está más bien atrás, yo la mando al frente. A Piazzolla le hubiese gustado que hiciera mi propia versión de su música, 
¿Por qué creés que Piazzolla gusta a los músicos de jazz?
Quizá porque su armonía tan rica per­mite tocar de un modo sofisticado. Gary Burton dice que es la música más compli­cada que tocó en su vida. Lo que pasa es que para tocar Piazzolla tenés que saberte un montón de notas, como si fuera músi­ca clásica. Eso exige mucha concentración. No es como el jazz, donde normalmente se parte de un tema muy breve y el resto es improvisación. En Piazzolla lo esencial es lá composición, un aspecto que me re­sulta difícil y fascinante al mismo tiempo.


Llama la atención cuánto te interesa la música sudamericana.
Es que en los Estados Unidos no tene­mos gente como Piazzolla, Gismonti o Milton. Y aunque tengo mi propia alma, a veces hay que ir muy lejos para encontrar inspiración. Además, ¿cuál es la música propia de los Estados Unidos?
Buena pregunta...
Quizá sean el rock and roll o el blues o el country, que a veces suenan ridículos de tan elementales. Pero la Argentina tiene el tango, y Brasil, la bossa nova, músicas ri­quísimas. No comparto la soberbia de muchos músicos estadounidenses. Creo simplemente que nosotros no tenemos una música folclórica tan rica ni tan pro­funda como la de ustedes. Si en los Esta­dos Unidos hubiera un Piazzolla yo sería el primero en querer conocerlo y tocar su música. Pero no lo hay.
¿Qué te pareció la experiencia con Jean. Luc Ponty y Stanley Clarke? 
La idea era buena, pero cada cual estaba en un camino distinto. Yo quería hacer al­go desafiante, pero musicalmente no fun­cionó. Fue un poco frustrante.
¿Y la resurrección del trío con Paco De Lucía y John McLaughlin? 
Creo que tenía un nivel superior. Pero el punto flojo era McLaughlin, que es muy frío y toca sin feeling. Parece que no sien­te la música, a diferencia de Paco y yo. En fin, creo que éramos un dúo muy fuerte con un outsider, que venía a ser McLaughlin.

Espectaculos Clarin
Jueves 27 de Noviembre de 1997

0946 - Daniel Binelli & Camerata Bariloche - 1994- Piazzolla Classics Tango Sensations

EL FUEYE DE DANIEL BiNELLI GiRA POR EL MUNDO

Un Bandoneon Inquieto

El músico acompañará a la cantante italiana Milva, en Uruguay y Japón. Además, tocará con la Sinfónica de Dallas, en Estados Unidos. Este año, Grecia, Italia y Brasil también serán sus destinos.


A los 23 años Daniel Bineili ya integraba la línea de bando­neones de la orquesta de Os­valdo Pugliese, donde llegó para quedarse una larga década que cul­minó cuando se largó a concretar proyec­tos propios que marcan una trayectoria más que lucida. De ella vale mencionar su trabajo en Tango x 2, con Milena Plebs y Miguel Angel Zotto, el espectáculo con el que recorrió el mundo durante siete años al frente del conjunto instrumental, como bandoneonista, arreglador y director musi­cal.
Y quedan en ese fructífero camino mu­chas otras interesantes andanzas artísticas que él prefiere relegar para referirse a su presente y futuro, generosos en activida­des. 
Bineili se anticipa a decimos: “Mi traba­jo fundamental es con mi conjunto, for­mado como quinteto. Tocan conmigo Ju­lio Graña (violín), Sergio Balderrabano (piano), Hugo Asrin (contrabajo) y Martín Vázquez (guitarra eléctrica); ahora me lar­go a mostrar junto a las obras de grandes como Piazzolla; Villoldo y Bardi, por ejem­plo, las composiciones mías, entre ellas Preludio y candombe, Metrópolis, A los que se fueron (dedicado a mis dos grandes maestros: Pugliese y Piazzolla)“.
¿Y de tu agenda qué nos contás?
Para mencionar lo más destacable, aca­bo de tocar en dos grandes festivales inter­nacionales: en Adelaida (Australia) y en Wellington (Nueva Zelanda). En abril voy a realizar un concierto con el guitarrista argentino Eduardo Isaac, en Paraná, y otro en Montevideo para acompañar a la can­tante italiana Milva. Con ella estaremos un mes en Japón para ofrecer obras de Piaz­zolla y mías con letras de Edith Vélez y de Horacio Ferrer, Tango querido. El 25 de mayo, allí, será con la pianista Martha Argerich, que va a interpretar a Ravel y una obra para bandoneón y piano. 
Te esperan meses bastante agitados. Iré también a Dallas (Estados Unidos) para hacer un concierto con la Sinfónica. Al regresar trabajaré con Pedro Ignacio Calderón, iremos también al Japón para realizar 8 conciertos. Con su orquesta grabé el Concierto para bandoneón y guitarra de Astor Piazzolla. En julio viajaré desde Japón hacia Italia, para actuar en va­rias ciudades, y de allí a Grecia. Calculo volver a mediados de agosto. En octubre a Brasil...
Una agenda sin duda apabullante.!, ¿y cuál es el sentido de este intenso trabajo?
La difusión del tango a nivel internacional con músicos de extracción clásica y de jazz. El tango se universaliza y junto al jázz, es una de las dos músicas poulares más importantes del mundo.
Clarin Espectaculos

0945 - Oasis - 1998 - Masterplan

Noel Gallaher

"La palabra rebelión no significa nada para mi" 


El malhumorado líder de Oasis, la banda inglesa top que se presenta hoy y mañana en él Luna Park, habló en exclusiva con Clarín antes, de los shows.




Noel Gallagher está aquí y aho­ra en el piso diecisiete del ho­tel Sheraton, todo vestido de marrón y con muy pocas ga­nas de hablar. El hombre de treinta años que al frente de Oasis consiguió devolverle a Inglaterra el trono de la música pop aca­ba de jugar un set de respuestas sarcásti­cas durante una conferencia de prensa en la que, entre otras cosas, dijo que "Jesu­cristo no es mejor, guitarrista que yo”. Ahora, se asegura de que le suban un té inglés y responde, sin ganas, mirando a cualquier parte. Defendiendo su fama de maleducado. En fin...

Entonces, ¿te encontraste con Maradona,

No... fue un chiste que tenía ganas de hacer en la conferencia. 
¿Lo invitarías a tu show, si lo vieras? 
No. ¿Acaso toca la guitarra o algo? 
Siempre hablás orgulloso de tu origen de clase trabajadora. 
¿Cómo podés mantenerlo habiéndote convertido en el rockero más mi­llonario de Inglaterra?

No es nada fácil, pero tampoco es el gran problema, digamos que me sucede algo en el medio. Trato de ser una perso­na...

¿Vas a ir a vivir fuera de Inglaterra, como hicieron siempre las grandes estrellas de rock?

No, jamás. Amo a Inglaterra, 
Vos siempre estás diciendo que “Oasis es la banda top del mundo”. ¿Por qué, enton­ces, aceptaron ser soportes de U2?

Porque queríamos hacer algo grande en Estados Unidos y somos amigos de U2. Eso no quiere decir que sean mejores que nosotros.

¿Por qué pediste disculpas por el concier­to en Australia de hace dos semanas?

Porque no fue nada bueno, y el que di­mos después en Nueva Zelanda fue peor aún. Traté de ser honesto. Eso es todo.

¿Cómo hacés para mantener el alcohol y las drogas bajo control?

Simplemente trato de no tomar más de lo necesario.
¿Te desilusionaste cuando George Harri­son y Paul McCartney hablaron mal de Oasis?
No, realmente no. No esperaba otra cosa de ellos.
¿Qué creés que opinaría John Lennon so­bré ustedes si estuviera vivo?
Estoy seguro de que le gustaríamos mucho. O me gusta pensar eso.
¿Por qué citás nombres de canciones de Los Beatles en tus letras?
No es importante.
Pero vos sos el que firma las canciones. ¿No te importa lo que dicen?
No les doy tanta importancia a las letras, no quiero aburrir a la gente con eso.
John Lennon y Kurt Cobain hablaron de re­belión en su momento. ¿Qué significa esa palabra para vos?

No significa nada, no creo en la rebe­lión. Sí creo que me he rebelado muchas veces contra mí para ser feliz.
¿Por qué no das entrevistas con tu herma­no?

¿Por qué?... porque discutimos todo el tiempo. No sacarías nada en claro si estu­viera aquí sentado conmigo.

¿Te sirve mantener en pie el show de los hermanos peleadores?

No es ningún show. La prensa hace su show con eso. Yo lo hago con mi música. 
Entonces, ¿por qué te es tan difícil reco­nocer en público que tu hermano es un buen cantante?

No me es difícil. Te lo digo: mi herma­no es un muy buen cantante. Eso es lo que tiene que hacer y lo hace.
¿Sentís que tus canciones hablan por los ingleses de tu edad y tu entorno social? 
No, ¡Dios! No existen los voceros gene­racionales.

Clarin - Espectaculos

0944 - Louis Armstrong & Duke Ellington - 1963 - The Great Summit The Master Takes

Miles Davis, Dizzy Gillespie, Thelonius Monk, Stan Getz y Joa Gilberto, entre muchos otros

Reeditan Antiguas Joyas Del Jazz


Buena parte de la producción jazzistica de los años 50 y 60 fue reeditada en formato de CD. La lista es clarga, los discos tienen excelente sonido y mantienen un nivel artístico tan parejo como notable.

Ventajas del progreso tec­nológico: buena cantidad de muy buen jazz de los 50 y 60 está asomando al mercado en formato CD. El recurso dé las reedicio­nes es conocido por las discográficas, y con muy buenos resultados comerciales. Pero no le quita mérito. No en este caso.
Auténticos proceres del género y verda­deras joyas de la música de todos los tiempos están ahora disponibles, con buena re-masterización y excelente sonido. Y tam­bién con interesantes notas de las edicio­nes originales y otras escritas ad hoc.
La siguiente es una lista con algunos de los mejores álbumes que se pueden con­seguir (y disfrutar) en la Argentina: 
Antonio Carlos Jobim, The Composer of Desafinado, Plays (Verve, 1963). El bra­sileño (guitarra y piano) y orquesta, y sus mayores hits en los Estados Unidos.
April in Paris (Verve, 1956), de Count Basie y su orquesta, con Basie al piano y algunas tomas raras de la canción que da nombre al álbum y otros standards. 
At Storyville (Blue Note, 1953, grabado en vivo). Charlie Parker en inspiradísimas versiones de Moose The Mooche (Parker) y Groovin’ High (Gillespie)
Ballads (Blue Note, 1961/78). El saxo te­nor Dexter Gordon y un didáctico vuelo rasante sobre su música. 
Ballads & Blues (Blue Note, 1950/1958). Miles Davis con Gerry Mulligan, los pia­nistas Horace Silver y Hank Jones, Can­nonball Adderley, Max Roach y Art Blalcey, entre otros. Notable y prolongada versión (casi 11’) de Autumm leaves.
Ben and Sweets (Columbia, 1962). Webster y Edison (saxo tenor y trompeta), con Hank Jones al piano. Personajes con menos prensa pero igualmente talentosos. 
Ben Webster Meets Oscar Peterson (Verve, 1959). Otra cumbre, la del saxo te­nor con el pianista y los históricos Ray Brown (contrabajo) y Ed Thigpen (batería).
Bird and Diz (Verve, 1950). Otra reu­nión histórica: Charlie Parker (saxo alto) y Dizzy Gillespie (trompeta). Con Thelonius Monk en piano y Buddy Rich en batería.
Coleman Hawkins Encounters Ben Webster (Verve, 1957). Duelo de tenores con vina formación casi inigualable: Peter­son, Ray Brown, Herb Ellis...
Conversations With Myself (Verve, 1963), de Bill Evans, con dos pianos sobre- grabados. Una excelente selección de diez temas. Evans brilla especialmente en ’Round Midnight y Blue Monk (de Monk) y en el clásico Stella By Starlight.
Duke Ellington’s 70th. Birthday Con­cert (Blue Note, 1969, grabado en vivo). Con el organista Will Bill Davis en una; banda de sonidos tradicionales, y mayoría de temas del cumpleañero. 
Ella Fitzgerald Sings the Cole Porter Song Book (Verve, 1956, doble), con la or­questa de Buddy Bregman: Dos horas de excelente música grabada en ¡cuatro días! 
Further Definitions (Impulse, 1961), del saxo alto Benny Carter y su orquesta. Con Phil Woods en alto, Jimmy Garrison en bajo y el gran Coleman Hawkins en tenor.
Getz/Gilberto (Verve, 1963). Con Tom Jobim como invitado al piano y autor de todos los temas y Astrud Gilberto cantan­do. Clásicos brasileños al más alto nivel. 
Lester Young With the Oscar Peterson Trio (Verve, 1952). El saxofonista tenor con Peterson en piano, Barney Kessel en guitarra, Ray Brown en bajo. Exquisito, 
Live in Australia (Blue Note, grabado en vivo, 1959). Frank Sinatra con el quinteto del vibrafonista Red Norvo. Una selección de 19 temas (de Cole Porter, J. Van Heusen & S. Cahn y más) con arreglos del gran Nelson Riddle. Joya de La Voz.
Live in Seattle (Impulse, grabado en vi­vo, 1965), John Coltrane. Impresionante doble álbum de uno de los grandes del sa­xo tenor, con un seleccionado de notables: Pharoah Sanders, McCoy Tyner, Elvin Jo­nes... Casi un ensayo sobre free jazz, 
Sonny Side Up (Verve, 1957), Dizzy Gillespie, Sonny Rollins y Sonny Stitt, un duelo permanente de originalidad y buen humor, con una increíble versión de After Hours, de Avery Parrish. 
Standards (Columbia, 1963/67), de The- lonius Monk. Exquisita selección de clási­cos que resulta fatalmente escasa. Monk en su estatura máxima, especialmente cuando se sienta sólito al piano. Delicioso, 
The Complete Louis Armstrong & Du­ke Ellington Sessions (Blue Note, 1961). Diecisiete temas del sexteto de Dulce con Louis Armstrong en trompeta y sin saxos, 
The Complete Town Hall Concert (Blue Note, grabado en vivo, 1962), de Charlie Mingus. Con los saxofonistas Eric Dolphy y Zoot Sims y una banda de más de 30 músicos. Brillantes ambos Epitaph.
The Dynamic Dúo (Verve, 1966) Jimmy Smith (órgano Hammond) y Wes Montgomery (guitarra). Por momentos blusero, por otros latín, es un gran divertimento para músicos y oyentes.
The Great Chicago Concert (Columbia, 1956). Louis Armstrong en un doble CD . que puede escucharse como la historia del jazz tradicional. Para amantes de las gran­des bandas y el baile. Puro swing. 
We Get Requests (Verve, 1964), del Os­car Peterson Trio. Con Ray Brown y Ed Thigpen, en uno de los más serios acerca­mientos a la música popular brasileña.

Clarin - Espectaculos
Jueves 23 de Octubre de 1997

0943 - Stuk@Pil - 1999 - Stuk@Pil

PILTRAFA Y STUKA

Dos que volvieron del odio

Fueron él motor de Los Violadores, la primera banda punk reconocida de la Argentina. Se pelearon en los medios, pero ahora quieren seguir juntos.





Se habían odiado tanto.. Pero ahora, más de seis años después de la pelea qque termino con el alejamiento de Stuka de Los Violadores, el guitarrista volvió a subir a un escenario con Pil Trafa 
y juntos proyectan un disco, presentándose como "Stuka y Pil”. "Pil y Stuka no, porque suena como Pili, Mili". Mientras tanto, Stuka está produciendo el disco de The Top Models, la banda de Pil. 

¿Como es la relación entre ustedes despues de todo lo que pasó? 

Pil: Antes nos insultamos todo y ahora decimos "cómo te quiero, hermano mío"; 
Stuka: ¡Cómo te quiero! Hay cosas que fueron verdad, que nos dijimos, cosas qué fueron mentira y que no dijimos. Se creó todo un show. Lo importante es que pue­do volver a estár con Pil sin rencores. 
¿Cómo surgio la idea del reencuentro? 
Pil: Hace varios años hablamos por telefono, pero nos ibamos en palabras. En abril, empezamos a hablar en serio 
Stuka: Yo con Violadores no quería vol­ver porque lo consideraba una etapa ter­minada. Ahora sí me parece oportuno en­carar algo nuevo con él. 
¿Ustedes también se reúnen por el "sucio lucro”, como hicieron los Sex Pistols? 
Pil: Por supuesto. Igual, lo nuestro es una autogestión, no fuimos a tirarnos a los pies de una gran empresa. 
Stuka: Yo nunca gané dinero con la música tampoco pienso ganarlo 
Con Los Violadores sí ganaron dinero
Pil: Si, lo que pasa es que lo despilfarramos, estabamos todo el dia de juerga. 
Ahora, ¿cómo están económicamente? 
Pil: Somos pelagatos 
Stuka: Igualmente, después de tocar juntos lo más probable es que sigamos muertos económicamente igual.
¿Como se sienten ya pisando los 40? 
Pil: Estamnos bien conservaditos. Yo ya dejé la época en que me gustaba salir todas las noches. Ahora entro en una discoteca no soporto la musica y me voy. 
¿Siguen siendo rebeldes? 
Stuka: Si, pero yo creo que la rebeldia no pasa por el mismo lugar que antes 
Pil: Pasa porqué te falta aceite en la cocina y te la aguantás hasta que explota la bomba, que en nuestro caso explota sobre un escenario. Aunque yo sé que cuando terminás un show la realidad continúa igual; no la cambiás a través de la música. 
¿Qué opinan de los nuevos grupos punk? 
Pil: La mayoría son griterío, pero atrás no hay nada. Además no tienen el contex­to sociopolítico. 
Stuka: Hacen lo mismo que nosotros, pero 15 años después. El punk está des­prendido de ideología. 
¿Cuál es el mensaje de ustedes, ahora que el contexto es tan distinto? 
Pil: Nuestras letras siguen siendo duras, y algunas también medio repulsivas, por­que uno pasó en momentos de su vida por estados desesperados, o alterados, diga­mos. Y cuando ya te los sacaste de encima podés escribir sobre eso y hacer catarsis. 
Stuka: Hay de todo, temas que hablan de la desocupación. Hay uno que.habla del primer muerto de la era Menem, en Tie­rra del Fuego, del que nadie se acuerda. 
Ustedes forman una suerte de sociedad musical, ¿qué es lo que aporta cada uno? 
Stuka: Quizá yo soy demasiado estético y prolijo. Cuando le paso a él un tema mío, le aporta el caos y el descontrol, y queda una obra de arte. 
Pil: Parece vanidoso esto, pero es como un encanto cruel que a algo totalmente afi­nado y perfecto vengá otra mano y lo to­que un poquito. Entonces ya no es tan afi­nado y perfecto, pero queda más humano 
¿Cómo es el disco que proyectan? 
Stuka: Se va a llamar Nosotros mismos y estamos en la preproducción. Los nue­vos temas se orientan al punk. No va a ser lo mismo que Los Violadores, pero va a te­ner ese espíritu, porque es nuestro. 
¿Les molesta que la gente asocie sus nombres sólo con Los Violadores? 
Pil: Es mejor ser un ex Violador musical que ser un ex integrante de la ESMA. 

0942 - Jorge Navarro & Baby Lopez Furst - Duo

Los Aventureros y Sus Dos Malditos Pianos

Jazzeros argentinos por excelencia, Navarro y López Furst vuelven a divertirse y a divertir en un ámbito distendido.

Un dúo de pianos su­pone úna lista de elementos. Para empe­zar, dos pianos, que en este caso son dos samplers o emuladores electrónicos de una marca japonesa que suena parecido a Kuwait, Hawaii o algo así. Luego, dos pianistas. O sea, cuatro manos sobre el teclado, un par de pies para los pedales, y los respec­tivos cerebros, corazones y restan­tes segmentos corporales necesa­rios para unir estas partes en dos todos.
Vaya entonces un análisis anatómico-musical de los protagonistas esenciales, a saber, las cua­tro manos y dos pies del dúo de jazz argentino Baby López Furst- jorge Navarro.             
Mano derecha de López Furst: tan ágil como inspirada. Capaz de alcanzar cómodamente velocida­des boperas, sabe pasearse tam­bién en líricos fraseos baladísticos. Suele usar octavas, unas pocas ter­ceras, la repetición ritmada de una misma nota y alguno que otro trémolo.
Mano izquierda de López Furst: cobra lo mismo que su melliza pe­ro trabaja bastante menos. Acom­paña sin herniarse, aportando al­gunas voces armónicas y acoplán­dose en octavas en algunas me­lodías:
Mano derecha de Navarro: si lo sabe, canta. Caso contrario, improvisa cantando. Poco amiga del vér­tigo, sabe jugar con el ritmo. Fre­cuenta el trémolo y las terceras un poquito más que su colega lópez-furstiana..
Mano izquierda de Navarro: so­cia fundamental de la variada gama de fórmulas de comping o acompañamiento de su canoso pa­trón. Si cuadra un walking-bass, sa­be caminar en los graves. También se anota haciendo los bajos del navarrístico stride a dos manos, que suena “um-pa-um-pa" y donde "um" es el bajo y “pa" el acorde.

Pie derecho de López Furst:, mantiene frecuentes relaciones con su respectivo pedal, hábito mucho más esporádico en su cole­ga navarrístico, que suele reservar­se para dejar sonando los acordes y zapadas finales.
Pie derecho de Navarro: además de lo dicho, marca el pulso mien­tras su mellizo izquierdo se ocupa de los acentos a contratiempo.
Si bien en el rubro caritas, Nava­rro gana por varios cuerpos, los ce­rebros y corazones del dúo pien­san en sintonía y laten en sincronía, respectivamente, improvi­sando y disfrutando de lo lindo so­bre un sólido repertorio de standards.
Fly Me to the Moon abre el fue­go en una lista pródiga en clásicos de Gershwin, Porter, Weill, Jobim y más Gershwin. En calidad de es­treno, las cuatro manos,ofrecieron la célebre Rapsodia en Blue en un divertido y respetuoso arreglo, abierto a la improvisación, escrito por Ernesto Acher.
En un ámbito grato y rodeados de mesitas donde se acomodan sus maduros seguidores, López Furst y Navarro ofrecen un espectáculo donde la pasan bien tan­to los músicos como el público. Y donde no cabe esperar innovacio­nes ni transgresiones (no tendría por qué haberlas ni nadie se las exige) ni la obtención de una estética original y trascendente (no se lo proponen, ni alcanza con pro­ponérselo). En este sentido, la pro­puesta de Baby López Furst y Jorge Navarro es más recreativa que creativa.
Moraleja: música agradable + lu­gar agradable = momento agrada­ble.
Clarin Espectaculos

0941 - Fito Páez - 1993 - El Amor Despues del Amor

El amor o la celebración de la vida

La desesperanza más amarga asocia­da con una contagiosa celebración de la vida; la mirada triste que todo lo exa­mina con fuerte intención crítica, junto al espíritu festivo y una conmovedora urgencia por vivir. Urgencia, ésa es la palabra que traduce sin secretos la obra poética de Fito Páez, el creador ar­gentino que con sus canciones -muchas de ellas escritas con sangre, casi- ha sa­bido resumir la violencia de las gran­des ciudades, el desamparo que sofoca al individuo, su constante alienación, su sed de amar y de vivir.
Las grandes miserias y las pequeñas grandezas del hombre de todos los días; Fito las desnuda con crudeza y se desnu­da a sí mismo, a corazón abierto, un tan­to para refirmar su condición narcisista, propia de todo artista, pero mucho más por cumplir con ese placer infinito que encuentra en vivir al límite, sin red.
Son los días de Ciudad de pobres co­razones; días de abatimiento, de pesa­dumbre, de heridas aún en carne viva, aunque en el fondo de ese desánimo se agazape siempre una pequeña luz...
La desazón aparece en la poesía exaspe­rada de Ciudad de pobres corazones, en el dramatismo sin excesos de A las pie­dras de Belén o Bailando hasta que se vaya la noche, en el espiritu nocturnal de Fuga en Tabu. Es ese album de 1987 el re-


El ángel perverso

“El arte como institución no me intere­sa, ni la manera en que lo trata la intelectualidad. Me interesa el arte que moviliza, porque en general la armonía termina re­ducida en una caja. Me seduce la provoca­ción, aquello que estimula distintas lectu­ras. Me fascina lo que perturba, las revela­ciones que me produce gente como Miles Davis o John Coltrane”. Gente de pura tri­pa, que camina por los bordes como el pro­pio Fito Páez. Riesgo, sangre, excitación. Sin límites. Spinetta, Foucault, Bukowski, Prince, Dali Keith Jarret. La Coca Sarli  también, el primer estímulo en la infancia rosarina poblada de mujeres con quienes compartía el hogar. “Un banco de afec­tos”, dice.
Desde entonces quiso seducir, un modo como otros de reencontrarse con ese afec­to de la primera niñez. “Hay algo a la vez malvado e ingenuo en ese arte de seducir a los otros”, confesó mucho después, poco antes de que su álbum El amor después del amor lo pusiera en boca de todos. Me­ses después de ese lanzamiento discográfico, ha vendido algo más de 400.000 copias de esa placa y la ha presentado en prácti­camente todo el país, pero sin menoscabar a las provincias: el espectáculo (el que en los próximos días aplaudirán en Santa Ro­sa, Neuquén o Río Negro) es el mismo que reunió a más de noventa mil personas en el estadio de Vélez.
Hoy escribe poesía, prepara algunos te­mas para un álbum que sólo pondrá en marcha hacia fines de año y junta fuerzas para afrontar el futuro que es, además de luminoso, agotador. Después de hacer al­gunas presentaciones en México y en Los Angeles (muy probablemente en un audi­torio de la UCLA), Fito volverá a Buenos Aires para grabar el clip de Sasha, Sissí y el circulo de baba.
No será una grabación más. Después de haber deslumbrado a todos hace algunos años con su extenso videoclip de Ciudad de pobres corazones, con la dirección osada de Fernando Spiner (hoy responsa­ble del ciclo televisivo Zona de riesgo), Fito se pondrá ahora en manos nada menos que de Adolfo Aristarain, el realizador de la premiadísima Un lugar en el mun­do. Como para asegurar todavía más el éxito de ese registro, el pianista rosarino contará con la colaboración de dos actores de primera línea: el español Eusebio Pon­cela (conocido por su trabajo con Pedro Al modóvar en La ley del deseo y por su in­cursión televisiva con Los gozos y las sombras) y la mismísima Cecilia Roth, la mujer a la que Fito dedicó unos cuantos temas de El amor después del amor.

La magia del cine
No es el único proyecto relacionado con las imágenes que lo ocupará este año. Pa­ra mediados de agosto está previsto el co­mienzo de rodaje del que será el primer mediometraje dirigido por Páez, titulado como uno de sus últimos temas La balada de Donna Helena (“Manejando por la ru­ta alguna noche sin mirar atrás/ prendo un faso y en la radio siempre el mismo idiota de la música”, comienza diciendo).
El año pasado se filmaron algunas imá­genes de ese trabajo, pero no prosperó sólo por falta de sustento económico. Fito quie­re empezar de cero, por lo que no se sabe todavía si se va a sumar esta vez a la aven­tura, como sí lo hizo en 1992, la realizado­ra María Luisa Bemberg. Quienes seguro serán de la partida son Susú Pecoraro, Alejandro Urdapilleta, Fernando Noy y, cómo no, Cecilia,
Fito es un cinèfilo de aquéllos. De su pa­sión por las imágenes queda esta breve de­claración de gustos: “Me gusta mucho el cine. Me fascinaron dos películas como La familia de Ettore Scola o Días de radio de Woody Allen. Son dos directores loquísimos, tan profundos, sencillos y geniales. Son artistas que trabajan mucho con la melancolía, hacen un cine de la madurez que me gusta mucho. ¿Yo? Estoy en otra edad. Quizás algún día me vuelva más re­flexivo. Por ahora prefiero la excitación,  mostrar mi espíritu rebelde, mi  inconformismo”.
El cine no le es ajeno, pero hasta ahora no sólo ha estado ligado a él como especta­dor. Fernando Solanas lo convocó para ha­cer un breve personaje en su película El viaje. Pero ahora ha llegado el momento de que se ponga detrás de la cámara.
Queda en carpeta para el año próximo, además, un viejo proyecto de Fito que es Novela, un film cuyo guión el rosarino es­cribió hace algún tiempo y que podría lle­gar a la pantalla. Páez no lo dirigirá pero sí tendrá a su cargo la banda sonora.

El otro viaje
De una inquietud musical que por mo­mentos abruma, Fito se asomó unas cuan­tas veces a la producción musical. Impul­só, por ejemplo, la carrera artística en Buenos Aires de la rosarina Liliana He­rrero, siempre en el terreno del folklore de proyección, cuyo próximo disco produ­cirá a partir de la segunda quincena de agosto. La asociación no puede sorpren­der: Fito es amante del folklore de nuestro país y también del tango, dos géneros que de vez en cuando incorpora a su reperto­rio aunque dándoles un sonido muy ac­tual. Otra muestra de su espíritu libre,  que rechaza las fronteras.
Después de ese ingreso en estudios de grabación, lo espera otro tramo de una gi­ra internacional que lo llevará -de concre­tarse algunas negociaciones- a unos cuan­tos rincones de América latina y probable­mente de España. Estará en México, Venezuela, Colombia, Uruguay, Cu­ba y Brasil, adonde a esta hora Herbert Vianna, el líder de Os Paralamas do Sucesso, tiene en sus manos Loca tuca de Dios, la canción inédita de Fito que se reproduce en estas páginas y que el rosarino le envió a su co­lega. La versión carioca del te­ma será parte del próximo álbum de Os Paralamas. Si viaja a Cuba, es muy posible que Fito se encuen­tre allí con Diego Maradona, en un partido de fútbol que será parte de una serie de espectáculos. La sociedad es por ahora sólo deportiva.

Fuera de Boca.
Profesional consumado hace algun tiempo renego de esa condicion. “Lo mejor es cuando algo se sale de las norma —dijo—, cuando la gente te cambia la le­tra. Soy muy inquieto y todo el tiempo estoy esperando que pase algo impensado. Por eso odio la palabra profesional. No hay nada más detestable que ser un profe­sional de la música. Yo no quiero saber qué es lo que hago. Lo digo en serio, no es una pose. Porque saber implica una moral de lo que está bien y lo que está mal. Prefiero no saber”.
En esa misma conversación con Antonio Birabent, periodista que acaba de hacer su debut en el cine como uno de los compañe­ros de Tanguito en Tango feroz (y respon­sable de una buena versión de El oso), Fi­to rechazaba cualquier enjuiciamiento: “Los juicios estéticos son absolutamente fascistas”, arriesgaba. ¿Un exceso?

Sólo ángeles
Alguna vez llegó con la trova rosarina que capitaneaba Juan Carlos Baglietto. Era un adolescente, pianista ya reconoci­ble y autor de algunas canciones que pasa­ron a ser clásicos, entre ellas El loco de la calesita. Hoy es quizá el artista más potente del rock argentino y sus territo­rios aledaños, y seguro está entre los más inspirados. Entre un extremo y el otro de esa carrera artística fueron muchos los intentos por retratarlo, pero Fito (acaso co­mo los indios que rechazan cualquier to­ma fotográfica por temor a que les arreba­ten el alma) ha seguido moviéndose, fuera de foco, ajeno a los encasillamientos.
El mismo, sin embargo, entregó un pe­queño retrato personal, un esbozo en el que puede confiarse: “No soy una persona­lidad fácil de atrapar: paso del humor a la tragedia, soy una especie de ángel perver­so. La vida misma no tiene ley. No hay for­ma de establecerse en una zona. Por enci­ma de todo me interesa conservar el hu­mor: desmitifica".

La Nacion Espectaculos
Lunes 19 Julio De 1993
Víctor Hugo Ghitta