sábado, 17 de febrero de 2018

0954 - Paul McCartney - 1997 - Flaming Pie

Andan por, o superan los 50 años. Y siguen vivitos y tocando.


Los heroes del rock and roll no quieren jubilarse



Nada ni nadie detienen su marcha. Rolling Stones volvieron a grabar y salen de gira. Paul Mc Cartney lanza nuevo disco. Solo un par de pruebas de que ya no hay edad para ser un rockero.

Paul Me Cartney se subió an­teayer a la terraza de un edifi­cio en el centro de Londres para tocar 20 minutos y así rodar un documental que sirva para pro- mocionar su nuevo disco Flaming Pie. Cuando alguien le comentó que había una muchedumbre reunida en la calle, co­mentó: "Lo sé, ya lo he hecho anterior­mente”, remitiendo así a la vez que Los Beatles tocaron en la terraza de Apple para el rodaje del film Let It Be. En otra parte del planeta, Los Rolling Stones graban su nuevo disco ayudados por Dust Brothers, jóvenes productores .muy de moda a partir de su trabajo con Beck en Odelay. En fe­brero, David Bowie festejó su cumpleaños número 50 con una fiesta en la que tiró la casa por la ventana, al igual que Eltoñ Jo­hn una semana atrás. En ambas celebra­ciones los veteranos rockeros tocaron y se divirtieron como chicos. ¿Es que esta gen­te no se da cuenta de la edad que tiene? 
En mayo de 1976, Ian Anderson se per­mitió una ironía con respecto a su edad -29 en aquel momento-, y tituló al nuevo disco de Jethro Tull Demasiado viejo para el rock and roll: demasiado joven para mo­rir, rubricándola con una portada que lo mostraba haciendo un corte de manga. Viejos, son los trapos, parecía querer decir. Hoy, a veintiún años de aquella paradoja, Ian Anderson sigue liderando a Jethro Tull y se prepara para cumplir 50. Con respecto al tema de la longevidad de su banda supo decir que “las modas vienen y van, pero una vez que se van suelen regre­sar, de manera que no tiene sentido cam­biar de ropas o de comportamiento: si se­guís adelante la cantidad de tiempo nece­saria vas a volver a estar de moda”. 
Los tiempos han cambiado y el rock no ha sido inmune a su paso. En los comien­zos, el rock era una música hecha por los jóvenes y para los jóvenes. Ya no: muchas de las figuras más venerables del rock han ido acumulando décadas sobre sus espal­das y no figura entre sus planes la idea de una jubilación prematura. “Envejecer es algo fascinante -dice Keith Richards (53)-. Cuanto más viejo te ponés, más viejo querés ser”. Mientras, los Rolling Stones preparan un nuevo disco y la correspon­diente gira desafiando cualquier contro­versia con respecto a su vigor artístico.
1997 es el año del cincuentenario para el rock: una buena parte de su constela­ción de estrellas alcanzarán el medio siglo antes del 31 de diciembre. A la lista que encabezaron David Bowie, Cari Palmer y Elton John, se suman luminarias como Steve Howe (Yes), Bunny Wailer, Gerry Rafferty, Iggy Pop, Dave Masón (Traffic), Laurie Anderson, Carlos Santana, Don Henley, Mick Fleetwood, Ian Anderson, Bob Weir (Grateful Dead), Peter Noone (Hermán Hérimtsj, Gregg Allmann (AU- mann’s Brothers), Péter Criss (Kiss) y Jeff Lynne (ex Electric Light Orchestra). De no haber encontrado la muerte en forma pre­matura, también hubieran cumplido 50 años Tim Bucldey, Steve Marriott y Marc Bolán.
Al tiempo que los rockeros del hemisfe­rio Norte ven venir al galope el mote de se­xagenarios que los aguarda, en la Argenti­na la primera generación de músicos de rock ya ha llegado a los 50 o por ahí anda: Morís, Pajarito Zaguri, Rodolfo García, Willy Quiroga y Javier Martínez han tras­puesto la barrera con mayor o menor hol­gura; otros, como Luis Alberto Spinetta, Alejandro Medina, Ricardo Soulé, Litto Nebbia, Pappo o hasta Chárly García -miembro de la segunda generación-, se acercan a ella. Ninguno ha renunciado a su pertenencia al rock ni se les ha cruzado por la cabeza la idea del retiro.
Claudio Gabis (46), ex guitarrista de Manal, asegura que los años no han dis­minuido su pasión por escuchar o inter­pretar rock. “Los años te proporcionan ex­periencia pero no te quitan vitalidad. Yo ahora tengo más daro cómo quiero que suene mi música que a los 20, tengo más conocimiento. Antes quizá tenía otro idea­lismo y otra sensualidad, pero para mí el rock sigue siendo la jalea real de la vida. El rock no es más joven, es como el surrealis­mo y tendrá que hacer su'digestión del tiempo que ha pasado. En inglés, tocar se dice toplay, que también quiere decir ju­gar. Tocar es eso, mantener el niño .inte­rior, y te aseguro que es rejuvenecedor.” Willy Quiroga, bajista de Vox Dei, es el gran veterano del rock vernáculo con sus 56 años, y su postura coincide con la de Gabis al convenir que el rock es la esencia de la juventud. “Uno no se hace viejo para las cosas -afirma-; puede que yo ya no juegue al fútbol como antes, pero sí puedo seguir tocando sin problemas hasta que me muera. Si no, pregúntale a B.B. King que tiene más de 70 años y está hecho un pibe. El rock and roll ya no es una música exclusiva de los jóvenes, puede que el hardcore o el punk sí, pero el rock es una institución, una música que pertenece a la humanidad.”
En el caso de los músicos de blues se da claramente la analogía con los vinos: mu­chos bluseros parecen ponerse mejores con el tiempo. Un caso que pudo apreciar­se en la Argentina fue el de Albert Collins, quien se presentó en el país unas cuantas' veces. En la última de ellas, pocos meses antes de su muerte en 1993 a los 61 años, tocó en un local chico; la música lo poseyó de tal forma que terminó arrojándose del escenario y completó, su solo rodeado por el público.'' : 
“Es que el fuego no se apaga -razona Gustavo Santaolalla (45)-; tomemos por caso a John Lee Hooker, que está por cumplir 80 años y sacó un muy buen dis­co. Hay cosas que yo hacía a los 20 y que sigo haciendo ahora, con la diferencia de que hoy lo puedo articular. El tema de la edad es relativo porque el mundo ha cam­biado, y las líneas divisorias son más gri­ses. Hasta la diferencia entre los sexos está más desdibujada hoy, por lo que las dife­rencias entre un pibe que hace rock y un tipo de 50 son también menores.”
En los comienzos de la historia del rock, la diferencia de edad marcaba también la diferencia de gustos y de postura frente a la vida, tensando así la cuerda generacio­nal. Gon el correr dé los años, muchos roc- keros se han visto forzados a reconocer que lo que pensaban hace 20 años no necesariamente los define hoy. Mick Jagger sostuvo en los 60 que no quería llegar a los 45 cantando Satisfacción y, sin embar­go, a los 52 cantó el tema sin problemas en el Voodoo Lounge Tour. Pete To- wnshend compuso My generation en 1965, cuya letra contenía el párrafo que aseguraba “espero morirme antes de lle­gar a viejo”. Seguramente hoy, a punto de cumplir 52, el viejo Pete no debe pensar 16' mismo. “Lo interesante de llegar a los 50 -asegura Bowie- es que gente como Lou Reed, yo y unos cuantos otros que pasa­mos a través de todo lo bueno y lo malo del rock y lo sobrevivimos, realmente dis­frutamos nuestra edad madura más que-la gente que no se puso en la línea de friego en la manera que nosotros lo hicimos.”
En los años 60, el escritor norteamerica­no Truman Capote popularizó una frase con la ayuda de Jagger: “Vive rápido, mue­re joven, y tendrás un cadáver bien pareci­do”. Las prematuras muertes de Jimi Hen- drix, Brian Jones, Jim Morrison y Janis Joplin parecieron darle la razón. Sin embar­go, en 1997, la brillante realidad musical de muchos de los rockeros que hoy transi- tán la llamada mediana edad, parece haber enterrado aquella sentencia.

Clarin Espectaculos
Lunes 14 de Abril de 1997

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