Discos
Si
sos un amante del blues, seguramente debés tener en tu colección algún disco de
Alligator Records Si no, ya es tiempo de que descubras a esta impresionante
grabadora independiente que viene registrando desde hace ya 22 anos lo mejor
del blues contemporáneo, anticipándose en varios años al nuevo
"boom" del blues, y con prescindencia de las modas o tendencias
imperantes en el "business" de la música. La novedad es que
Alligator ha iniciado sus operaciones en nuestro pais, con una serie de lanzamientos
que iremos comentando.
Nacida
en 1971, Alligator fue creada por su capo máximo, Bruce Iglauer, con la
intención de hacer un solo disco, "Hound Dog Taylor And The House
Rockers". Hound Dog era un legendario bluesman que tocaba guitarra slide
en Florence’s, un pequeño boliche del South Side de Chicago, al comando de un
trío que se completaba con batería y otra guitarra (¡sin bajo!). Su crudísimo
sonido -que por supuesto no interesaba a ninguna grabadora- llamó la atención
de Iglauer, quien los convirtió en el primer lanzamiento del incipiente
sello. Desde entonces, Alligator ha pasado a convertirse, desde una aventura
que funcionaba en un pequeño departamento y ensobraba a mano cada uno de sus
discos, en una gran empresa con un catálogo de mas de cien discos, dos
edificios y quince empleados, y un elenco en permanente expansión, desde sus
modestos propósitos iniciales de cubrir la escena contemporánea del blues de
Chicago, se extendió hasta conseguir algunos de los mejores artistas de
Louisiana, New Orleans. Texas, New York y cualquier parte de los USA donde se
cocina el mejor blues, además de licenciar algunos sellos europeos que prestan
similar atención al blues y sus artistas. Si quieren un buen “sampler" de
todo esto, nada mejor que empezar por el doble CD (también hay cassette)
"20th Anniversary Collection (1971- 1991)” -realizado como se imaginarán
para conmemorar el vigésimo aniversario del sello- que reúne en 35 temas (e
igual número de artistas) y casi dos horas y media dé música, algunos de los
mejores momentos grabados de sus primeros veinte años de vida. La variedad de
sonidos, formaciones y ritmos es prácticamente inagotable, y este sustancioso
“paquete’ puede resultar una buena introducción tanto para quienes se están
acercando al blues y se quejan de que las grabaciones de los próceres suenan
"viejo" (el sonido Alligator es sumamente contemporáneo), como para
quienes dicen que "suena todo lo mismo".
La
lista de artistas es impresionante, desde blues-rockers como Johnny Winter,
Lonnie Mack (producido y acompañado por Stevie Ray Vaughan), Tinsley Ellis, y
el malogrado Roy Buchanan, hasta "mamas” que meten miedo, como Koko Taylor
y Katie Webster. Representantes de la escena del blues contemporáneo como Lil’
Ed And The Blues Imperials, Big Twist And The Mellow Fellows, Little Charlie
And The Nightcats, junto a próceres como el (también malogrado) "rey del
zydeco” Clifton Chenier, el gran Albert Collins, el influyente pianista de New
Orleans, Professor Longhair, el violinista-guitarrista Clarence “Gatemouth”
Brown y el ya mencionado “Hound Dog” Taylor. Modernos estilistas de la guitarra
como Son Seals, Kenny Neal, Elvin Bishop y Fenton Robinson, y también varias
generaciones de armoniquistas de blues, como Big Walter Horton, Sonny Terry,
Charlie Musselwhite, el inefable James Cotton, y la dupla Carey Bell-Junior
Wells. Y hay más, todas exquisitas gemas para el más exigente paladar blusero.
Y
ya que de armoniquistas hablamos, hay un disco que para quienes gustan de tocar
o escuchar la armónica (que a juzgar por la cantidad de alumnos que tiene mi
amigo Luisito Robinson, son unos cuantos), o simplemente aprecian el buen
Chicago blues, es imperdible: se trata de “Harp Attack!” (algo así como “El
Ataque de las Armónicas"), que reúne a cuatro de los mejores armoniquistas
vivientes, les pone detrás una banda compuesta por algunos de los mejores músicos
de la escena de Chicago (Michael Coleman en guitarra, Lucky Peterson en piano,
Johnny B. Gayden en bajo y Ray "Killer" Allison a la batería) y los
deja volar a su antojo. Solos, dúos, tríos, o los cuatro juntos, estos tipos
brillan en cualquiera de sus combinaciones. Se trata de James Cotton, Júnior
Wells, Carey Bell y Billy Branch Los tres primeros ocuparon el puesto más
codiciado para un armoniquista en el mundo del blues: tocaron en la banda del
gran maestro, Muddy Waters. El último, más joven que los otros, tocó con
Willie Dixon y lidera su propia banda, Sons of the Blues. Los cuatro son reconocidos
solistas con extensas carreras en su haber. Sin embargo, aunque el virtuosismo
abunda, no hay despliegues inútiles: el acento está puesto en la musicalidad,
y cada una de las canciones brilla con un sentimiento espontáneo y de “good times"
que refleja la camaradería de este encuentro entre grandes.
Okay,
dejemos por ahora la armónica y pasemos a la
guitarra.
¿Guitarra dijiste? entonces hablemos de Johnny Winter. este albino texano con
los dedos más rápidos del Oeste, copiado imitado hasta el cansancio por varias
generaciones de violeros de blues y rock, "Third Degree" es el tercer
y último álbum que hizo para Alligator, sello que lo devolvió a sus raíces
bluseras después de su etapa del blues-rock en los años 60 y 70, y probablemente
el más sólido de todos. Posíblemente esto se deba, entre otras cosas, a que
"Third Degree' presenta el reencuentro -después de 16 años- de Winter con
su sección rítmica original de Texas, es decir Tommy Shannon en bajo (que posteriormente
pasó a revistar en Double Trouble con otro texano célebre, Stevie Ray Vaughan)
y Uncle John “Red" Turner en batería. En otros temas lo acompañan nada
menos que Johnny B. Gayden en bajo y Casey Jones en batería, junto a uno de sus
idolos, Mac "Dr. John” Rebennack en piano. Es un disco variado y brillante,
donde Winter muestra todo lo que sabe hacer en una guitarra eléctrica, y de
yapa tiene un par de números acústicos donde Johnny toca slide en una guitarra
de acero National, “Evil On My Mind* y “Bad Girl Blues". Joya, viejo.
Y
ya que estamos con Johnny Winter, un disco que lo muestra en un contexto muy
diferente es uno que produjo para otro de sus Idolos, Sonny Terry, maestro de la
armónica de country-blues. Sonny tocó durante muchos años en dúo junto a su compañero
de siempre, el guitarrista Brownie McGhee, pero también solo y junto a otros
bluesman como Lightnin’ Hopkins y Big Joe Williams.
Whoopin’”,
el disco que nos ocupa, presenta a Terry acompañado por Johnny Winter en
guitarra y piano, el legendario Willie Dixon en contrabajo y el batero Styve
Homnick.
El
resultado es un álbum de Delta blues, con todo el sabor “downhome" del
Mississippi casero y espontáneo, casi como si estuvieran tocando en algún
patio trasero o un pequeño bar. Grabado en solo tres días, Terry canta con su
voz raspada y toca sin inhibiciones, y a Winter se lo adivina feliz como un
chico, acompañándolo, siguiendo sus fraseos y trenzándose en duelos con Sonny,
tocando además un montón de slide, que refuerza el sabor del Delta que
caracteriza esta producción.
Para
terminar por ahora con esta revisión del catálogo Alligator, un disco del que
Eric Clapton ha definido como "el más grande guitarrista viviente”. Se
trata del salvaje Buddy Guy, un tipo que influenció a todo el mundo que ha
tocado blues en la guitarra eléctrica, desde Clapton, Hendrix y Page hasta
Winter, Vaughan y Cray. El álbum en cuestión es “Stone Crazy!", grabado
originalmente en Fancia en el año 79 para el sello Isabel Records, que luego
licenciara Alligator. El disco trata de recrear en estudio el impacto de las
actuaciones en vivo de Buddy Guy, y por eso el productor se limitó a dejar que
Buddy tocara acompañado de su banda habitual, sin sobregrabaciones ni trucos de
producción. Con el respaldo de su hermano Phil Guy en guitarra rítmica, J.W.
Williams en bajo y el omnipresente Ray “Killer" Allison en batería, Guy se
suelta en seis extensas composiciones que le dan amplío lugar para sus
increíbles solos y vibrantes vocalizaciones que recorren todo el espectro
emocional desde el susurro al grito. Si quieren saber por qué este quía
influenció a todos los nenes que nombré más arriba, simplemente escuchen este
álbum: Buddy Guy es uno de los tipos más intensos y emotivos que haya agarrado
jamás una guitarra y sus solos son un ejemplo de cómo proyectar sentimientos
cuando está tocando, y no correr incansablemente por el diapasón sin dirección
alguna. Los dejo me voy a tocar un blusito.
El Musiquero
Gracias por este buen aporte.
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