Sumo y La Llegada de Los Monos
TOMA UNO está dedicada para que
El Musiquero espíe los vericuetos de una producción de grabación acercando al
lector datos, ideas y detalles que ayuden a desenredar los misterios que
contiene un disco.
Misterios, bah!: cada grupo, cada
música requiere una forma diferente de encararla producción, pero, ¿en qué
consiste esa forma, ese como? Despues de haber emborrachado totalmente el
cerebelo del lector con litros y hectolitros (Héctor cuanto???) de MIDIS,
secuencers, sincros y otros vinos finos en el reportaje al flaco, Toma Uno
dedica este número a una producción totalmente diferente en cuanto a
grabación se refiere: Sumo y su segundo album.
Lo están haciendo en Panda, uno
de los mejores estudios de la zona intergeneralpázica, con el experto comando
consolar (de consola, no confundir) de Mario Breuer, conocido ya por
innumerables trabajos.
Cuando le dije a Petinatto que
venía a captar el “concepto" de grabación de este disco, puso cara de
Jaroslavsky y empezó a caminar nerviosamente por el estudio (una onda futuro
papá) mientras se atusaba la twin-barba. Finalmente Luca nos llevó hasta la
sala de la batería para que, cómodamente despatarrados entre los cables de una
Simmons comenzáramos a charlar del tema. Toma la palabra el diputado Petinatto:
"la idea era hacer la continuación del disco anterior a nivel de la
crudeza, pero bien hecho. En el primer disco no estábamos muy conformes y creo
que algo pasaba con ¡os monitores porque cuando lo escuchábamos en otro lado
que no fuera allí no sonaba para nada lo mismo”. “Además”, sigue Peti, "en
el disco anterior todo fue grabado por separado. ¡Hasta había temas en donde
grabábamos los platillos por separado! Ahora grabamos todos juntos y es una situación
totalmente diferente.”
El senatore Luca Prodan toma la
palabra: "claro, es que Sumo es un grupo que simplemente suena. Yo cuento’
one, zeig, tres, cuá’ y Sumo suena. Aparte no nos olvidemos (le dice al
diputado Peti) que estuvimos en Córdoba ensayando unos 15 días en las sierras
y sumado a esto que venimos trabajando en nuestro estudio”. Sumo cuenta desde
hace poco con un peqpeño estudio de 8 canales donde van probando las cosas.
Sigue Petinatto: “también usamos ¡a batería electrónica Simmons y hay algunas
cosas hechas con la guitarra Roland 707 (Sinty). Como "detalle”, que se
yo... te podría decir que "hay doblajes de saxo” pero no tiene sentido ni
siquiera mencionarlo. Mario nos deda: "Loco, ¡ustedes están en uno de los
estudios que mas procesadores tiene ¿y le ponen nada mas que un poco de delay a
la voz?!" Sabés que cosa es sí dato?: la elección de Mario como técnico.
Al encarar la grabación nosotros pensamos en él porque es 'mas Sumo!, es mas
para el sonido nuestro. No se si Marianito (López), por ejemplo, sería
apropiado para nosotros. Este es un disco SECO, mas pegado en el parlante que
todo ese Musak moderno que tienen generalmente los grupos de acá".
Hablamos después con Mario
Breuer: "para grabar a Sumo opté por una política no de sonido individual,
sino de grupo. Trabajé sin ecuali- zaciones, ,sin compresor, sin compuertas,
usé micrófonos" ambientales, tomé por equipo instrumentos como el bajo que
en generral se toman por línea, aunque tuvieran ruidos o zumbidos. En resumen:
traté de evitar la acústica de estudio; la cosa era lograr el sonido en vivo.
Para la batería acústica, por ejemplo, usé algunos micros ambientales, como el
PZM, además de los habituales (uno en cada elemento).
Es decir que vos ponías un
instrumento solo y el sonido no te convencía, pero armabas la mesa y se iba
formando el sonido en grupo. Hasta en la mezcla se mantuvo el mismo principio.
Los chicos se pusieron medio intelectuales y corregíamos cosas con ecualizadón,
dándole agudos a esto a lo otro. Finalmente les dije que me dejaran a mi armar
la mezcla del tema y lo único que hice fue levania? ios atenuadores, y el
sonido salió.
También en este discc se usó la
tan nombrada batería electrónica RX-11 (Yamaha), es más: se usó el mismo
aparato. Pero, a juicio de Mario esto fue una equivocación.
Fíjense una cosa: en este número
de El Musiquero hay dos puntas: por un lado, Privé grabado con toda la alta
tecnología de grabación, conexiones MIDI, secuenciadores y bases programadas
"en frío” (ojo, por la programación, no por el resultado). Por otro: Sumo
tratando de plasmar su sonido en vivo sin siquiera ecualizadón. Un claro
ejemplo de como produciones musicales dentro de un mismo ítem (rock, digamos)
pueden tomar caracteres tan disímiles. Y sonar fenómeno.
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