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viernes, 5 de septiembre de 2014
4046 - The Beatles - 1992 - Yellow Submarine - Eleanor Rigby (Mono)
4045 - Fontova y sus sobrinos - 1985 - Fontova y sus sobrinos
Seccion Libros - LIBRO 045
Gloria Guerrero - La Historia Del Palo
Fontova: “Ahora a lodos les late
el bombo legüero en el estómago..."
El disco de Fontova y sus sobrinos que acaba de salir, no me dirás que es un modelo de coherencia. Entre los “Hermanos Pinzones” que eran “unos mari...neros” y la “Zamba del miedo”, hay 180°.
Son los dos extremos, sí, que se
me juntaban, y los mandé pa’fuera. Tal vez es un estilo polarizado, pero lo
cierto es que conviven las dos cosas: la payasada y lo muy serio. La hilación
es que ambas salen de mí... Espero que haya un equilibrio, que en algún momento
saldrá. Lo que pasa es que, personalmente, tampoco soy de medias tintas: o
grandes depresiones o alegrías totales.
¿Qué es lo que más te saca de
adentro una zamba como la del miedo?
La historia de la humanidad, para
empezar. Lo que peor me pone de nosotros (y no es una crítica radiolandiesca)
es la falta de identidad, por lo menos en lo musical. Si hay algo que me jode
(sobre todo en lo “ciudadano”) es que luego del tango no hubo nada realmente
nuestro. Y te hablo de lo ciudadano porque más allá de la General Paz siempre
existió el folklore... Pero lamentablemente, ahora a todos les late el bombo
legiiero en el estómago (risas). Es la época. Yo estoy a salvo del snobismo
porque ya en el ’77 hacía folklore en Venezuela. Y hurgueteando, creo que hasta
que cada uno no haga lo que se le canta... no vamos a poder encontrar una
identidad.
¿Cualquier cosa que se le cante?
Copiar no; por supuesto...
¡Los cubanos hacen la Nueva Trova
Cubana y acá aparece la Nueva Canción Argentina! Y así todo; es todo “moda”. Lo
más terrible es que aquí tenemos las condiciones como para poder hacer
cualquier cosa. Y hay mucho cojón y mucho talento. Pero hay también mucho
miedo, y creo que ésa es la enfermedad. Y no sólo del mundo sino, por sobre
todo, nuestra.
Usted no estará insinuando, Fontova,
que el rock argentino es extranjerizante...
No, porque yo no excluyo el rock
como una identidad posible. Nos podemos identificar con cualquier cosa, pero
mientras sea a través de nosotros mismos. Lo mío siempre fue “salsa criolla” (y
aprovecho el medio para decir que Enrique Pinti me afanó el mote para su
espectáculo). Por ejemplo, me dan mucha envidia los “bra- sucas” (N. de la R.:
brasileños), gente que incorpora todo lo de afuera pero con su propio tinte.
Gismonti, Caetano, Chico... Hay rock, hay “mongo” o lo que quieras, pero sale
de ahí, del Brasil. Nosotros somos más bien “cachadores” de algo y tratamos de
hacerlo tal cual lo hace la fuente.
Entre las cosas que vos tomaste y
luego “tradujiste”, hay infinidad de ritmos centroamericanos. ¿Cómo se llaman?
No tengo la menor idea de qué
motes tienen. Son de Venezuela, de Colombia y de toda la zona caribeña.
¿Por qué los elegiste para
acompañar tus zambas y tus chacareras?
Cuando yo era chico estaba súper
de moda toda la cuestión de salsas y cumbias. El tema de los “Hermanos
Pinzones” yo lo escuchaba por la radio cuando tenía seis años.
Por aquello de las influencias
radiales, los adolescentes de hoy en día no tienen acceso de folklore de buen
nivel. ¿Cómo hace para enganchar una chacarera quien no la siente ni a palos?
No la engancha porque nada se la
hace enganchar. A mí me gustaría mucho escuchar por radio a Jacinto Piedra, a
Peteco, a Jorge Cumbo, al trío de Lito Vítale, Cumbo y Lucho González (para mí
son ídolos...). Eso es algo sumamente representativo nuestro y de ningún modo
“aburrido”; tienen toda la polenta y una gran inteligencia musical. Pero el
mal, como se dice ahora, es la informática. Estamos sujetos a lo que a no sé
quién se le ocurre mandar. Y existe además ese prejuicio de “lo grasa” (no sé
qué corno nos creemos), como si el folklore fuera grasa. Es cierto que el
folklore no es algo “culturoso”; es todo lo opuesto. Y ésa es nuestra verdadera
cultura.
Tendrás tus depresiones, pero no
parecés un tipo pesimista.
No. Soy un esperancista. Trato de
hacerle frente a la tragedia. Si le hago el juego me convierto en un buñuelo de
dolor.
¿Te fue difícil elegir el
material de este disco? Por ejemplo, aparecen temas como “Entra a mi hogar”,
que solías cantar en vivo hace más de tres años...
Fue bastante difícil. Y, como me
dijiste al principio, fue también difícil mezclar intencionalmente la cuestión
muy seria con lo reidero. La vida en joda no existe, y el cuchillo clavado todo
el tiempo, tampoco.
Mucha zamba, mucha chacarera,
pero vos sos un rockero empedernido... ¿o no?
Oíme, yo en el ’65, cuando
escuché a Los Beatles, quedé prendado y embarazado.
Seguramente el tema que te hará
conocido en estos meses será “Los Hermanos Pinzones”, al que ya difunden en
forma agobiante. ¿Te resignás a ser identificado únicamente con la jarana?
Para contestar tengo que volver a
la cuestión de la información. No sé si el que pasa temas lo hace por gusto o
lamentablemente por las órdenes de alguien. Mi material puede ser masivo, e
incluso lo serio, porque es un lenguaje sencillo; se entiende, no es ninguna
“cosa rara”. Por otro lado, la compañía me dio un buen apoyo; en ambos finales
de lados del disco nos dieron piedra libre y grabamos todo el delirio que
quisimos.
¿Qué otros argentinos podés
escuchar y reconocerles identidad propia?
Pedro Aznar, bueno... Son
palabras mayores. Me gusta la gente que llega a esto no de golpe sino con una
trayectoria. Cumbo, Vítale y González. Claro, León Gieco es Gardel. Con respeto
a Charly, en su trabajo hay una gran representatividad nuestra, que son las
letras. Con respecto a lo musical, creo que él “se da sus gustos”; creo que no
le interesa profundizar mucho en nuestra raíz. Donde profundiza es en su
poesía, que es espeluznantemente seria. Aunque parezcan muy “locas”, creo que
sus letras son de lo más serio que hay.
¿De qué es culpable el que no se
interesa en la música nativa?
Somos todos víctimas. De últimas,
el gusto es siempre algo adquirido... No es culpable de nada el que conoce
nuestra música y descubre que no le gusta. Es tan respetable esa decisión como
cualquier otra. Pero si a alguien el folklore no le gusta porque ni siquiera
sabe lo que es (que eso generalmente ocurre, por falta de información), eso es
un delirio, es falta de identidad...
¿Por qué en vos todo fue más
fácil, a pesar de Los Beatles?
Porque soy hijo de salteños, y
antes de Los Beatles me encantaban las guitarreadas. Y después tuve una gran
experiencia cuando abrimos el boliche (N. de la R.: “Lo de Fontova ", en
la Av. Córdoba), y me había asociado con una familia de santiagueños, bombistas
y también fabricantes de bombos. Eran los Gramajo. Todos los miércoles hacíamos
nuestras “Peñas Didácticas”, que funcionaban como una peña tradicional pero a
la vez veías a “stones”, panqueques (N. de la R.: punks) y otros, aprendiendo a
bailar chacareras. El mecanismo de una peña tiene una libertad que a lo mejor
un sto- ne fricachón (N. de la R.: freak) ni siquiera la conoce, a pesar de que
se pone el arito y se pinta la cabeza.
¿Tu música sigue siendo
vasodilatadora?
Sí, pero ahora viefte también con
un poquito de vasoconstricción. Hay una sección en el medio de nuestro show que
se llama “La Sección Me Siento Mal”, para dedicarme un poco a eso. Por
desgracia, las cosas más serias duelen mucho. Y bueno, estamos tan
acostumbrados al Me Siento Mal, que tampoco lo puedo negar como una cosa
folklórica.
¿Seguís siendo el General
Fontova, por aquello de que “general” significa “común a todas las cosas”?
Esa es la primera definición del
término, según la Real Academia Española. Así que todos somos generales. Pero
ahora soy reverendo. Soy el Reverendo Fontova. Creo que ahora tengo más
competencia entre reverendos que entre generales.
¿Nos acercaría un breve sermón,
Reverendo?
Que vos podés hacer lo que quieras,
rock o valsecitos peruanos. Pero que hagas lo que a vos te gusta. O sea, hacer
lo que a uno le gusta, nada menos, y nada más.
“Ahora no soy más General. Ahora soy el Reverendo Fontova”
Junio de 1985
https://mega.nz/file/9nJjzYhL#UGfuFxmFw3d0SrFl-MvsNwZGmLUnQq9f2fSW2SAKQ7k
4044 - Edurado Darnauchans - 1992 - Noches Blancas
Seccion Libros - LIBRO 044
Darnauchans: Estudio Critico
https://mega.nz/file/cmxy2bJA#wYNS4X7D5qaXn8c0CcHsv2MasjbYRBfBs2n2l14tmZ0
4043 - Santana - 1973 - Lotus
Seccion Libros - LIBRO 043
Santana: El Fuego Latino
4042 - Juan D'Arienzo - 1984 - Bien Lunfardo
Seccion Libros - LIBRO 042
por razón de manyamiento,
ando de raje y sin vento
y apoliyo de parao.
No lo digo de balurdo
pero tengo mi patente,
soy junao en el ambiente
por El Nene o El Pesao.
Pa’que vayan relojeando
la campaña que yo tengo,
debuté por ley de juego
en Bermúdez y Nogoyá.
Por lesiones y entreveros
me comí la ochenta y nueve,
mi prontuario no lo mueve
ni un piquete ‘e la Central.
Si cualquiera ‘e los muchachos
tiene algún laburo en puerta,
que me pase la boleta.
Aprendí todos estos fatos:
purga, scruche, furca, atraco,
filo misho, descuidista,
ligereza y buena vista
para el cambiazo de paco.
Quien precise mi trabajo
le hago un precio acomodao,
soy El Nene del Abasto
pa’más datos El Pesao.
Si alguno lo pone en duda
lo que este coso comenta,
Moreno quince cincuenta,
que le pasen mi tosán.
Por apretar el gatillo
en una bronca fulera,
diez pepinos en Las Heras
me hizo morfar un fiscal.
Ochenta y dos remisiones varias,
con treinta en Devoto,
dos en tierra por el coco
y un kilo de apelación.
Son datos e informaciones,
pedigre de un chorro viejo,
y El Pesao con todo esto
se ofrece sin pretensión.
4041 - The Who - 1975 - By Numbers
Fecha de nacimiento: 23 de agosto de 1947.
Lugar de nacimiento: Wembley, Londres.
El loco más loco del rock, lunático maravilloso donde los haya, Keith, mis amigos me llaman Keith, pero tú, si quieres, puedes llamarme John, igual me da; es la escenificación perfecta de lo que tiene que ser un rock-and-roll killer y un gran showman. Keith Moon nació siendo estrella, nunca podría ser otra cosa más que una estrella, comenta Pete Townshend. Es lo más monstruosamente grande con que nos hemos topado en la vida.
Para muchos, Keith Moon es la personificación de la locura de los Who, su imagen más fidedigna e irreal a la vez. Llevo unos cuantos años yendo y viniendo del/al seno de los Who. Nunca he estado anclado ahí, pero los muchachos parece que todavía no se han dado cuenta de ello. Siendo un gran batería, Keith, sin embargo, vio oscurecerse esta faceta suya por las múltiples locuras que, ya como una leyenda, forman parte de la historia del rock. Hoteles destrozados, coches de lujo bañándose en las piscinas, tarta de cumpleaños estampada en plena tara de un sheriff, múltiples disfraces que van desde Ana Bolena hasta Adolfo Hitler, baterías rotas en todos los escenarios del mundo..., todo esto es sólo una breve pagina de un grueso volumen titulado «Cómo ser diferente a los demás, según el método de Keith Moon»
¿Cuándo comencé a estar loco?... Pues cuando me di cuenta de cuál era la otra alternativa. La gente, frecuentemente, me dice: «Keith, estás loco»; pues bien, quizá lo estoy, pero vivo mi vida y vivo todas mis fantasías, eliminándolas de esta manera de mi sistema. Afortunadamente estoy en una posición financiera en que puedo hacerlo. Cuando tienes dinero y haces el tipo de cosas que yo hago, la gente se ríe y dice que eres un excéntrico..., que es una forma educada de decir que estás loco de remate. Cuando no tienes dinero, se expresan claramente y dicen que estás loco, declaraba Keith a Roy Carr del New Musical Express.
Lo cierto es que detrás de todas las locuras posibles e imposibles, estaba escondido uno de los mejores baterías del rock, un batería incendiario, explosivo, pirata.
Realmente no tengo ni la más mínima aspiración de ser el mejor batería del mundo. No quiero ser otro Buddy Rich, sino aplicar todas mis energías a la hora de tocar y luego, cómodamente, divertirme con lo primero que se me ocurra. Lo único que realmente quiero es tocar la batería con los Who, y ser lo que soy.
Me gusta lo inesperado y me gusta hacer reír a la lente. Para mí eso es lo esencial de la vida. En realidad no se puede hacer planes para nada, y supongo que ésta es una de las razones por las cuales no me hiero con frecuencia.
En el escenario formamos parte del público y el público forma parte de nosotros. Es muy difícil cuando se está encerrado detrás de una batería y todos los límites que van con ella. Pero, a menos que el público esté directamente interesado, no habrá espectáculo. No hemos llegado a conseguir establecer una relación. Relación es una palabra que se utiliza mucho en estos días. Pero no significa solamente ponerse de pie y decir, vamos, todo el mundo a tocar las palmas, y el conjunto toca las palmas y a continuación las toca el público. Es mucho más que todo eso. Es una cuestión de utilizar el poder que tienes al estar en el escenario rodeado de amplificadores. El público ni está allí ni los tiene.
Si se trata de una cuestión de ego en un grupo, sobre el disfrute del público, entonces personalmente no veo ninguna otra alternativa. Un conjunto está condenado al fracaso desde el primer momento. Un conjunto tiene que eliminar sus propios problemas de ego, y si el primer guitarrista se molesta porque cree que el batería le oscurece en el escenario, en ese caso está pensando más en sí mismo que en el público. Es el público en el que debería estar pensando. No debe preocuparse de su propia persona.
A nivel del trabajo extraoficial, fuera del seno del jrupo, las preferencias de Keith se inclina hacia el cine.
Debutó en los 200 Motéls de Frank Zappa, para luego proseguir con esporádicas apariciones en otras películas (Drácula, That'll Be The Day, Stardust, Tommy). Al igual que su cachondo amigo Ringo Starr, uno de sus pasatiempos favoritos eran los juguetes (supongo que para el Sr. Freud eso sería pasto inmejorable para sus investigaciones sobre la naturaleza psíquica del animal humano).
A diferencia de los demás componentes de los Who, Keith Moon no se sentía especialmente inclinado a hacer trabajos musicales en solitario; sólo un álbum, Two Sides of The Moon grabado en 1973, y algunas que otras apariciones en plan «estrella invitada» en los discos de sus numerosos amigos ofrecen una borrosa imagen de estas incursiones extra -Who en el campo de la música.
Todos somos como una batería. Todos necesitamos a los demás, para extraer ideas unos de otros y para crear energías tanto internas como externas.
A lo largo de toda su vida, Keith fue el prototipo de lo que tiene que ser un hombre del rock: absurdo a veces, alegre, generoso, un poco frustrado, loco de atar. Incluso su muerte, acaecida el 8 de septiembre de 1978 a causa de una sobredosis, fue coherente con todo lo que habría hecho en su vida.
Me importa un rábano lo que diga la gente de mí. Que metan las narices en sus propios asuntos, con ello tendrán más que suficiente. Si hago algo, lo hago porque quiero, y punto. Supongo que si todo el mundo fuese un músico de rock, yo trabajaría en una oficina y me reiría de ellos. Me gusta llevar la contraria, es una forma más de sentirse satisfecho de la vida.
jueves, 4 de septiembre de 2014
4040 - The Who - 1974 - Odds & Sods
INTRODUCCION: SINTESIS DE UN MILAGRO
¿Hay milagros en el pop? ¿En un
mundo de rivalidades, prisas, éxitos, dinero, tensión y constante lucha, puede
hablarse de sorpresas? ¿Cabe hablar de “naturalidad” cuando nos hallamos ante
un cantante o un grupo que ha alcanzado la gloria y los millones?...
Los Who son ese milagro, no te
quepa duda. Esta es la historia de cuatro auténticos gamberros de barrio,
cuatro tipos sin ningún pasado ilustre, sin apenas noción de música. Líderes
del movimiento “Mod", instigadores en la Inglaterra de 1965-66-67-68.
Surgieron como el cuarto plato de la balanza entre Beatles, Rolling y Animáls.
No se prefabricaron ni se hicieron, simplemente nacieron, simples, espontáneos.
Un día se les dijo: “Muchachos, vais a ser ‘Mods’ porque así lo requiere el
momento”’ Y fueron “Mods”, una rama juvenil enfrentada a la otra, los “Rockers”.
Después llegaría la lenta escalada, nada fácil por cierto. Y hoy, siguen sin
saber tocar virtuosamente, pero han dado a la música y a su historia una de las
más absolutas leyendas vivas que existen, una leyenda de 13 años con muchas
vicisitudes, incluida la creación de la primera y más grande “Opera rock” que
jamás se ha compuesto: “Tommy”
En 1976, fuera ya de la corriente
beat de los 60, es difícil girar la vista hacia atrás y tratar de volver a
meterse en la piel de los 15 años para comprender más firmemente lo que son y
lo que fueron los Who. Sentenciosamente diría que es la única banda del mundo
que en la actualidad sigue integrada por los mismos cuatro individuos, es
decir, que nos hallamos ante el grupo de mayor longevidad sin cambios. Pero
tampoco se trata de eso, sino de mucho más. Los Beatles formaban en 1965 la
gloria, lo más grande, representando al beat y a la elegancia de las formas y
la estética; los Rolling mantenían la bandera del Rhythm & Blues al que
añadieron salvajismo y descarnamiento; los Animáls mantuvieron mucho más el
Blues, aunque estaban igualmente cerca del R & B. Y los Who, ya entonces,
puede decirse que hacían rock, un rock discutible porque se llamaba beat y sólo
beat en aquel 65. Pero mientras los Stones ofrecían un reto constante, una
posición de lucha y de enfrentamiento, los Who se limitaban a decir: “Tomadnos
o dejadnos.” Subían a escena y se olvidaban de todo... bueno, menos de romper
la guitarra, tirar la batería y desarrollar todo un paroxista espectáculo lleno
de violencia para el violento público que iba a verles.
En cierto modo, lo que más ha
“perjudicado” a los Who ha sido “Tommy ”. Es probable que de no haber dado con
la piedra filosofal de su obra cumbre, en 1969 hubieran acabado desapareciendo,
como la mayoría de grupos de la década beat, pero se hubieran llevado con ellos
un ángel extinto actualmente. Después de “Tommy” los Who tocaron el techo de su
expansión, pero de distinta forma. Para los jóvenes que les conocemos bien,
siguen siendo los mismos cuatro gamberros que te sacuden las tripas subidos a
un escenario, pero para el gran mundo, los Who son una imagen extraña y
borrosa, oscurecida por el fulgor de “Tommy”. Y ello no deja aún ahora de ser
desconcertante.
En el primer volumen de esta
colección, dedicado a Pink Floyd, citaba a los Who como la banda que más me ha
aplastado en directo, y aquí debo repetirlo: Los Who son la apisonadora más
feroz del rock de estos años 70, un martillo pilón que descarga sobre ti
toneladas de ritmo y fuerza y que te machaca y te extenúa sin remisión. Ahí no
se han refinado. Ahí siguen siendo los Who. Cierto que Pete Townshend ya no
destroza su guitarra ni Keith Moon acaba con su batería, pero siguen siendo
cuatro músicos que llevan dentro de sí todo lo que ponen en escena. Pete
todavía no sabe tocar la guitarra, pero se ha convertido en uno de los más
grandes compositores de los últimos 20 años, incluso, sin pecar de fanatismo,
diría yo que del siglo. Su trascendencia como creador es, desde luego, mucho
más vital que como instrumentista o incluso como líder de una banda en la que
si algo hay que destacar también, es la franca disparidad de los cuatro
elementos que la integran. Los Who tal vez sean lo más barroco del pop, ya que
en su seno alternan un loco, una “star”, un genio autodidacta y un aprendiz de
brujo, es decir: Keith Moon, Roger Daltrey, Pete Townshend y John Entwistle.
La historia de los Who tiene una
diversidad de etapas manifiesta, pero son como conceptos indispensables dentro
del germen de la banda. Como tantos otros grupos en 1963 y 1964, ellos nacieron
como entidad fabricante de singles, de canciones, de éxitos. Se movieron bien
en ese terreno, en lo más tremendo de su carrera: el comienzo. Estábamos en el
pleno delirio del beat, y el pop casi venía a serla religión del momento. Tres
años después de la arrancada, y tras unos altibajos manifiestos, en cuanto un
single no entraba en el top-30 británico, Pete Townshend comenzó a pensar en la
posibilidad de una obra concreta. La idea se desarrolló ya en el tercer LP,
veladamente, y acabó de cuajar con la historia del chico sordo, mudo y ciego.
Después de la segunda etapa, la de transición, en la que les sorprendió el
éxito en América, se editó “Tommy ”. Casualmente (o no), estábamos en 1969, el
año clave, el año del rompimiento entre la década beat y la realidad presente,
en los años 70. Los Who tuvieron su tercera etapa con “Tommy”, y estuvieron
encadenados a ella hasta que con “Quadrophenia” intentaron romper las cadenas
de “Tommy”. No lo lograron, pero entraron en su cuarta etapa, la de la
serenidad y reflexión. Y entonces llegó nuevamente la trampa de “Tommy”, hasta
el presente, con el delirio de los millones del film y muchas más cosas, muchas
más.
En esta historia de los Who, la
que voy a “describir” en este libro, voy a separar “Tommy” del concepto Who, y
estudiaremos primero la vida de la banda, las individualidades, y en la cuarta
parte analizaré el fenómeno “Tommy” por separado, aunque de hecho merecería un
libro como éste. Sucede que “Tommy” es una historia dentro de la misma
historia, un hito indispensable y básico, una página inmortal (y no me parece
el término “inmortal” demasiado brillante, desde luego, aunque no tenga ninguna
otra palabra a mano).
Los Who son como un sueño hecho
realidad, posiblemente mucho más que los Beatles o los Rolling Stones.
Cualquier virtuoso puede mirarles por encima del hombro, pero envidiarles su
éxito, su fama y lo que han hecho, porque realmente, después de los mismos
Beatles, son la banda que más ha contribuido al desarrollo del pop como materia
básica sobre la cual ha girado toda la música de los años 60 y su prolongación
hasta hoy. Muchos conjuntos han destacado por esta o aquella característica,
pero la de los Who es imprecisa. Su éxito tardó en llegar. Primero se produjo
en Inglaterra, y a un nivel muy británico. Saltaron a Europa y acabaron incluso
entrando en América, pero todo de forma escalonada. “My generation" les
abrió las puertas europeas y “Happy Jack," las americanas, dos temas
distintos y dos etapas distintas, luego, en la pendiente, surge “Tommy Esta
falta de “unidad” o de “criterios” es lo que ha hecho de los Who un grupo
dispar, únicamente reconocido como grande desde comienzo de los años 70, y aun
entonces, más por el hecho de ser una banda sobreviviente de los 60 que por su
propia aureola. Habría de ser “Tommy”, siempre “Tommy", lo que mitificara
definitivamente a una simple, pura y buena banda de rock.
Hoy incluso hablar de rock es
impreciso. Las últimas actuaciones de los Who en 1976, paralelas al trabajo de
escribir este libro, siguen hablándonos de la más poderosa banda de rock del
mundo, la más contundente, pero no en vano han pasado unos años. Roger Daltrey
se ha convertido en estrella de cine, Keith Moon le sigue los pasos a otro
nivel, John Entwistle cachondea con sus canciones y sus discos individuales, y
Pete Townshend no sabe qué hacer con sus millones ni tal vez con el futuro,
porque la misma historia del chico sordo, mudo y ciego que acabó convirtiéndose
en el nuevo Mesías, amenaza con arrastrarle a él. ¿Acaso no es Pete un chico
feo, inculto y ex Mod, convertido en millonario célebre gracias al toque de su
propio destino?
Creo que la historia de los Who
es la más sencilla que he escrito hasta hoy, porque no hay que buscarle dobles
efectos ni intencionalidades falsas. No cambiaron nada como los Beatles, ni
provocaron cismas familiares ni rupturas sociales como los Stones, simplemente
fueron unos líderes que en los últimos tres años han acabado por interesar a
los mayores y han sido parte del mismo espectáculo, del show-bussines. Y a
pesar de todo, les queremos y les seguimos sintiendo como algo nuestro.
Hicieron que un tema como "Mv generation" no fuera propio de 1965,
sino también de los años siguientes hasta hoy, porque la “generation” de los
Who sigue siendo la de todo tío joven que vibre y se sienta pegado a las notas
de una guitarra. Townshend renegaba de la obra mucho antes de que pasara al
cine, aún hoy dice que no le ve la trascendencia por ningún lado. En parte,
ello se debe a que los Who siempre han tratado de ser fieles a una idea, a un
concepto... y en eso no entra el “pequeño detalle" de que una de sus obras
les reporte dinero, gloria, fama y todo lo demás.
Los Who siguen siendo cuatro
“Mods", Posiblemente fuera de tiempo, fuera de lugar, cuatro “Mods"
con diez años más, algunas ganas menos y por supuesto, la misma energía musical.
Si rompiste alguna ventana de
niño, léete esta historia y piensa que pudo ser la tuya.
Texto extraído del libro (paginas 7 a 11)
4039 - Markama - 1991 - En Vivo - 15 Años No Es Nada
Sección Libros - Libro 039
24 Años de Recuerdos En Markama
Ficha Tecnica Del Album:
Lars
Nilsson: (sueco) Quena, Quenón, Flautas , Traversas, Sikus, Moxeño, Anatas,
Ocarina, Rollano, Percusión.
Archi Zambrano: (boliviano) Charángo, Guitarra, Sikus, Anatas, Bajo, Canto, Percusión
Wálter Sábbatini: (argentino) Guitarra, Bajo, Sikus, Anatas, Canto, Percusión.
Nene Avalos:
(argentino) Quena, Quenón,, Moxeño, Sikus, Anatas, Erke, Guitarrón, Guitarra,
Canto, Percusión
Mingo
Casciani: (argentíno.) Batería, bombo legμeró, Timbalés, Congas, Cajón Peruano,
,Canto, Accesorios
MUSICOS
INVITADOS:·
León Gieco
en Chacareros de Dragones
Horacio Fontova
en Zamba Landó
El álbum se grabo con el Móvil de los Estudios del Cielito, el 22 de Junio de 1991, durante el ciclo "15 Años No Es Nada" los dias 20, 21, 22 y 23 de Junio en el Teatro Astral de Buenos Aires. El técnico de grabación: Gustavo Gauvry y la producción artística a cargo de Walter Sabbatini