viernes, 5 de septiembre de 2014

4045 - Fontova y sus sobrinos - 1985 - Fontova y sus sobrinos

Seccion Libros - LIBRO 045

Gloria Guerrero - La Historia Del Palo

Álbum que acompaña este posteo:
Fontova y Sus Sobrinos - 1985 - Fontova y Sus Sobrinos 


"Gloria Guerrero: La Historia Del Palo"
Diario Del Rock Argentino 1981-1994
 
Autor: Gloria guerrero
Editorial: Ediciones De La Urraca
Primera Edición: Ciudad Autónoma De Buenos Aires 1994
Diseño de Caratulas: Andres Cascioli 



EL REVERENDO FONTOVA

Fontova: “Ahora a lodos les late el bombo legüero en el estómago..."

El disco de Fontova y sus sobrinos que acaba de salir, no me dirás que es un modelo de coherencia. Entre los “Hermanos Pinzones” que eran “unos mari...neros” y la “Zamba del miedo”, hay 180°.

Son los dos extremos, sí, que se me juntaban, y los mandé pa’fuera. Tal vez es un estilo polarizado, pero lo cierto es que conviven las dos cosas: la payasada y lo muy serio. La hilación es que ambas salen de mí... Espero que haya un equilibrio, que en algún momento saldrá. Lo que pasa es que, personalmente, tampoco soy de medias tintas: o grandes depresiones o alegrías totales.

¿Qué es lo que más te saca de adentro una zamba como la del miedo?

La historia de la humanidad, para empezar. Lo que peor me pone de nosotros (y no es una crítica radiolandiesca) es la falta de identidad, por lo menos en lo musical. Si hay algo que me jode (sobre todo en lo “ciudadano”) es que luego del tango no hubo nada realmente nuestro. Y te hablo de lo ciudadano porque más allá de la General Paz siempre existió el folklore... Pero lamentablemente, ahora a todos les late el bombo legiiero en el estómago (risas). Es la época. Yo estoy a salvo del snobismo porque ya en el ’77 hacía folklore en Venezuela. Y hurgueteando, creo que hasta que cada uno no haga lo que se le canta... no vamos a poder encontrar una identidad.

¿Cualquier cosa que se le cante? Copiar no; por supuesto...

¡Los cubanos hacen la Nueva Trova Cubana y acá aparece la Nueva Canción Argentina! Y así todo; es todo “moda”. Lo más terrible es que aquí tenemos las condiciones como para poder hacer cualquier cosa. Y hay mucho cojón y mucho talento. Pero hay también mucho miedo, y creo que ésa es la enfermedad. Y no sólo del mundo sino, por sobre todo, nuestra.

Usted no estará insinuando, Fontova, que el rock argentino es extranjerizante...

No, porque yo no excluyo el rock como una identidad posible. Nos podemos identificar con cualquier cosa, pero mientras sea a través de nosotros mismos. Lo mío siempre fue “salsa criolla” (y aprovecho el medio para decir que Enrique Pinti me afanó el mote para su espectáculo). Por ejemplo, me dan mucha envidia los “bra- sucas” (N. de la R.: brasileños), gente que incorpora todo lo de afuera pero con su propio tinte. Gismonti, Caetano, Chico... Hay rock, hay “mongo” o lo que quieras, pero sale de ahí, del Brasil. Nosotros somos más bien “cachadores” de algo y tratamos de hacerlo tal cual lo hace la fuente.

Entre las cosas que vos tomaste y luego “tradujiste”, hay infinidad de ritmos centroamericanos. ¿Cómo se llaman?

No tengo la menor idea de qué motes tienen. Son de Venezuela, de Colombia y de toda la zona caribeña.

¿Por qué los elegiste para acompañar tus zambas y tus chacareras?

Cuando yo era chico estaba súper de moda toda la cuestión de salsas y cumbias. El tema de los “Hermanos Pinzones” yo lo escuchaba por la radio cuando tenía seis años.

Por aquello de las influencias radiales, los adolescentes de hoy en día no tienen acceso de folklore de buen nivel. ¿Cómo hace para enganchar una chacarera quien no la siente ni a palos?

No la engancha porque nada se la hace enganchar. A mí me gustaría mucho escuchar por radio a Jacinto Piedra, a Peteco, a Jorge Cumbo, al trío de Lito Vítale, Cumbo y Lucho González (para mí son ídolos...). Eso es algo sumamente representativo nuestro y de ningún modo “aburrido”; tienen toda la polenta y una gran inteligencia musical. Pero el mal, como se dice ahora, es la informática. Estamos sujetos a lo que a no sé quién se le ocurre mandar. Y existe además ese prejuicio de “lo grasa” (no sé qué corno nos creemos), como si el folklore fuera grasa. Es cierto que el folklore no es algo “culturoso”; es todo lo opuesto. Y ésa es nuestra verdadera cultura.

Tendrás tus depresiones, pero no parecés un tipo pesimista.

No. Soy un esperancista. Trato de hacerle frente a la tragedia. Si le hago el juego me convierto en un buñuelo de dolor.

¿Te fue difícil elegir el material de este disco? Por ejemplo, aparecen temas como “Entra a mi hogar”, que solías cantar en vivo hace más de tres años...

Fue bastante difícil. Y, como me dijiste al principio, fue también difícil mezclar intencionalmente la cuestión muy seria con lo reidero. La vida en joda no existe, y el cuchillo clavado todo el tiempo, tampoco.

Mucha zamba, mucha chacarera, pero vos sos un rockero empedernido... ¿o no?

Oíme, yo en el ’65, cuando escuché a Los Beatles, quedé prendado y embarazado.

Seguramente el tema que te hará conocido en estos meses será “Los Hermanos Pinzones”, al que ya difunden en forma agobiante. ¿Te resignás a ser identificado únicamente con la jarana?

Para contestar tengo que volver a la cuestión de la información. No sé si el que pasa temas lo hace por gusto o lamentablemente por las órdenes de alguien. Mi material puede ser masivo, e incluso lo serio, porque es un lenguaje sencillo; se entiende, no es ninguna “cosa rara”. Por otro lado, la compañía me dio un buen apoyo; en ambos finales de lados del disco nos dieron piedra libre y grabamos todo el delirio que quisimos.

¿Qué otros argentinos podés escuchar y reconocerles identidad propia?

Pedro Aznar, bueno... Son palabras mayores. Me gusta la gente que llega a esto no de golpe sino con una trayectoria. Cumbo, Vítale y González. Claro, León Gieco es Gardel. Con respeto a Charly, en su trabajo hay una gran representatividad nuestra, que son las letras. Con respecto a lo musical, creo que él “se da sus gustos”; creo que no le interesa profundizar mucho en nuestra raíz. Donde profundiza es en su poesía, que es espeluznantemente seria. Aunque parezcan muy “locas”, creo que sus letras son de lo más serio que hay.

¿De qué es culpable el que no se interesa en la música nativa?

Somos todos víctimas. De últimas, el gusto es siempre algo adquirido... No es culpable de nada el que conoce nuestra música y descubre que no le gusta. Es tan respetable esa decisión como cualquier otra. Pero si a alguien el folklore no le gusta porque ni siquiera sabe lo que es (que eso generalmente ocurre, por falta de información), eso es un delirio, es falta de identidad...

¿Por qué en vos todo fue más fácil, a pesar de Los Beatles?

Porque soy hijo de salteños, y antes de Los Beatles me encantaban las guitarreadas. Y después tuve una gran experiencia cuando abrimos el boliche (N. de la R.: “Lo de Fontova ", en la Av. Córdoba), y me había asociado con una familia de santiagueños, bombistas y también fabricantes de bombos. Eran los Gramajo. Todos los miércoles hacíamos nuestras “Peñas Didácticas”, que funcionaban como una peña tradicional pero a la vez veías a “stones”, panqueques (N. de la R.: punks) y otros, aprendiendo a bailar chacareras. El mecanismo de una peña tiene una libertad que a lo mejor un sto- ne fricachón (N. de la R.: freak) ni siquiera la conoce, a pesar de que se pone el arito y se pinta la cabeza.

¿Tu música sigue siendo vasodilatadora?

Sí, pero ahora viefte también con un poquito de vasoconstricción. Hay una sección en el medio de nuestro show que se llama “La Sección Me Siento Mal”, para dedicarme un poco a eso. Por desgracia, las cosas más serias duelen mucho. Y bueno, estamos tan acostumbrados al Me Siento Mal, que tampoco lo puedo negar como una cosa folklórica.

¿Seguís siendo el General Fontova, por aquello de que “general” significa “común a todas las cosas”?

Esa es la primera definición del término, según la Real Academia Española. Así que todos somos generales. Pero ahora soy reverendo. Soy el Reverendo Fontova. Creo que ahora tengo más competencia entre reverendos que entre generales.

¿Nos acercaría un breve sermón, Reverendo?

Que vos podés hacer lo que quieras, rock o valsecitos peruanos. Pero que hagas lo que a vos te gusta. O sea, hacer lo que a uno le gusta, nada menos, y nada más.

“Ahora no soy más General. Ahora soy el Reverendo Fontova”

Junio de 1985

https://mega.nz/file/9nJjzYhL#UGfuFxmFw3d0SrFl-MvsNwZGmLUnQq9f2fSW2SAKQ7k

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