En El Año En Que Se Cumple Una
Decada De La Muerte De
Federico Moura
Viras regresa con todo
Marcelo y Julio Moura, Enrique
Muguetti y Daniel Sbarra atacan de nuevo. Grabaron un disco titulado Nueve -que
Clarín escuchó en exclusiva- que continúa la linea estética del Virus original.
El
último disco de Virus editado en 1989,
después de la muerte de Federico Moura en diciembre de 1988, se llamó Tierra
del Fuego. Y fue como la cárcel que alguna vez funcionó en el lugar, cuando la
zona era todavía territorio nacional, cuando su sola mención era sinónimo de
páramo, de frío, de tierra perdida. Tuvo que pasar mucho tiempo para que la banda
saliera de esa prisión no esperada, no deseada. Hace unos dos años, Márcelo y
Julio Moura, Enrique Muguetti y Daniel Sbarra se reunieron para ver si todavía
podían tocar juntos. Después hubo algunos shows de temas viejos, amagues y fintas
que enseñaban algún tema nuevo. Pero la palabra regreso parecía todavía lejana,
una suerte de libertad condicional.
Este
1998 marca el décimo aniversario de la muerte de Federico y los nueve años de
ausencia de Virus en formato de disco.
Y parece
que ya es suficiente silencio. Porque el 13 de abril saldrá a la venta Nueve,
una manera de dejar en claro, de poner en cifras, lo mucho que costó este
regreso,
Estuvieron siete años sin tocar juntos y
dos trabajando en este disco. ¿No fue demasiado largo el paréntesis?
Marcelo: No quisimos imponemos tiempos. Empezamos a juntamos,
a tocar en vivo. Fuimos juntando material, data. Queríamos volver a encontrar
la relación entre nosotros. Pudimos grabar a los dos meses de juntarnos. Pero
fuimos muy respetuosos con nosotros mismos. No fue una necesidad musical, fue
un requisito del grupo.
¿No había temor a las comparaciones?
Quiero decir, muchos van a hablar de este Virus en contraposición con el
anterior, con Federico.
Julio: No fue miedo. Siempre nos manejamos con desafios
fuertes. Nos ha tocado eso. En los comienzos, fuimos muy resistidos y eso nos
fortaleció, nos unió. Y volver es un nuevo desafío que nos dá mucha fuerza.
Pero también es cierto que, después de la muerte de Federico, no quería hacer
música. Y no era una caída musical, era una caída espiritual.
Marcelo: Las comparaciones son inevitables. Porque la gente
muchas veces está predispuesta para hacerlas. Y ya nos pasó. Mientras grabamos
el disco, los técnicos y el productor de Eric Clapton estaban fascinados con
el material nuevo. Con ese espíritu, a los 10 días, fuimos a tocar a Chile. Y,
después de un show, un periodista dijo que los temas nuevos eran insignificantes.
¿Qué sé yo cuál es la lectura? Hay gente que se quedará con nuestros discos
anteriores y esto no le va a gustar, incluso antes de escucharlo. Y ése es el
riesgo que asumimos cuando decidimos volver con el nombre de Virus. Porque nosotros
pudimos ponernos otro nombre y listo. Pero, como seguimos sonando como Virus,
no quisimos renegar de eso.
Ya que no reniegan de seguir sonando como
Virus, ¿cuáles son las diferencias y las similitudes entre el Virus de los 80 y
este modelo fin de siglo?
Enrique: Unas y otras están más allá de nosotros. Es que se
restableció la química y funciona por sí sola. Sólo me parece que este disco es
más maduro, que nosotros estamos más maduros,
Daniel: Este disco mantiene el sonido Virus con las
diferencias obvias del tiempo. En todos los temas del disco, sin embargo,
está presente esa cosa fresca que la banda mantuvo siempre.
Julio: Creo que hay una absoluta continuidad compositiva
entre Nueve y los discos anteriores. Hay mañas y estilos que ya son del grupo.
Simplemente es así.
Eso quiere decir que existe un truco
Virus, una repetición en el estilo porque funciona.
Julio: Para nada. A la hora de componer, sólo nos sirve
dejamos fluir. La imposición es nuestro enemigo número uno.
Daniel: Y es justamente eso lo que nos lleva a tener temas
que no responden al sonido Virus. Y en este caso pasa con Extranjero, que
tiene un aire latino, y Desayuno para un rey, que se va para el lado del jazz.
Y estos temas bien pueden ser el próximo paso de la banda o simplemente un
experimento.
Entonces, ¿nada cambió?
Entonces, ¿nada cambió?
Marcelo: Bueno sí, algunas cosas. Hace diez años, cuando
estábamos de gira, nos íbamos por ahí después de cada show. En esa época, la
gente más grande que trabajaba con nosotros
solía irse a dormir después de la cena, con un libro y el piyama puesto
correctamente. Ahora, después de diez años, nosotros estamos más cerca del
piyama y el libro que del descontrol.
Una
Banda Con Historia
Comenzaban
los ochenta cuando dos bandas unieron fuerzas para dar forma y sustancia a una
idea. Así, de Las Violetas (Federico Moura, Mario Serra) y Marabunta (Marcelo y
Julio Moura, Enrique Muguetti) nació Virus. A ellos se les unió el guitarrista
Daniel Sbarra. Hasta la muerte de Federico, en 1988, se mantuvo la formación.
Después sólo hubo tiempo para un disco más, Tierra del Fuego, donde se sumó
Pablo Mujica y un vivo con Fabián Quintiero en teclados. En este regreso,
Sbarra, Muguetti y los Moura están acompañados por Aitor Graña (batería) y
Patricio Fontana (teclados).
Como
es el disco nuevo:
El
disco nuevo de Virus cuenta con un material variado que va desde los aires
latinos de Extranjero y América fatal hasta ciertas influencias de acid jazz en
Desayuno para un rey. Por el medio pasan cosas, distintas cosas. Están los
temas estrictamente Virus como, Lucy, Cuervos, temas livianos que, si bien
cuentan con buenos arreglos, son fácilmente digeribles. De las once canciones
del disco, son las únicas sobrevivientes de los primeros tiempos de la
reunión. Los que aguantaron las idas y vueltas de estos dos últimos años.
Nueve
tiene también una muy buena versión de un clásico de Virus, Mirada speed. En
este caso, la que sale ganando es la letra, que cobra contenido en medio de un
muy buen clima de guitarras. El trabajo tiene una balada muy elaborada, No
caigas bajo el sol, y una canción que remite directamente a lo más dark de la
década del ochenta: Hielo en el alcohol.
Para
los fanáticos de la banda, hay otros temas que hablan necesariamente sobre
distintas etapas de Virus. Cuando yo desespere, Aitxeitxe y No soporto más,
donde sobrevuela el pop británico. Como bonus track, en un single que ya
apareció, hay una versión dance de Amor descartable que no estará en el disco.
Más
allá de los pliegues de cada tema, el disco suena maduro y elaborado. Algo así
como buenas canciones ejecutadas con el obsesivo perfeccionismo de relojeros
veteranos.
Espectaculos, Clarin
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