martes, 26 de mayo de 2015

0728 - Las Blacanblus - 1996 - Rituales

Las niñas terribles del blues terminaron de grabar su segundo disco

Después de “Cuatro mujeres y |un maldito piano”, vuelven a la carga con “Rituales”, donde incorporan temas de jazz, soul, funky y rock and roll. Dicen que no se sienten discriminadas pero sí que hubo quienes se molestaron por su éxito.

“Cuál es la diferencia entre una cantante y un terrorista?”, le pregunta Viviana Scaliza a sus compañeras de Las Blacanblús, que desconocen la respuesta.
- Con el terrorista podés negociar - res­ponde. Todas ríen.

El clima en los estudios Del Cielito en Parque Leloir, donde Las Blacanblús terminan de grabar su segundo disco, es de euforia. Las chicas no pueden disimular la excitación que les produce el inminen­te final del proceso de mezcla, el último paso para la concreción de un álbum. La incógnita es develada al instante en que comienza la nota: el segundo compacto que se llamará Rituales. El título surgió de un juego en el que las cuatro damas del blues anotaron todos los nombres que les gustaban en un montón de papelitos que metieron en una bolsa, y luego escogie­ron uno al azar. "Todo se anota", advierte Scaliza. “Ojo con lo qué decís, porque puede quedar registrado en nuestro próximo disco”.


Los rituales forman parte de la mecá­nica interna de Las Blacanblús. Cada vez que salen a tocar, segundos antes de subirse al escenario, forman una suerte de scrum, pero tomadas de la mano. “Esa es nuestra concentración -dice Cristina Dall - ir a tomar un café después del ensayo es otro ritual. Digamos que es una prolongación del ensayo y un comienzo del chusmerío”.
“Es una vieja costumbre -acota Scaliza-, que surgió porque antes nos manejábamos solas y el bar era nuestra ofi­cina. Al final te encontrabas con que eran las diez de la noche, y con todo el chus­merío nos quedaban diez puntos a discu­tir para el próximo show”.
En ese momento se suman Deborah Dixon y Mona Fraiman, iniciando una avalancha de recuerdos que llegan hasta los orígenes de Las Blacanblús, cuando 'ni siquiera se llamaban así. “Las cuatro estudiábamos música negra con Cristina Aguayo -revela Mona-, ahí nos conoci­mos, año 1991, más o menos. Después del coro nos juntábamos a deformar un negro spiritual que terminaba convertido: en chá chá chá. Eso lo hacíamos alrede­dor de un piano”. Ese es el instrumento que ayudó al bautismo del primer disco, Cuatro mujeres y un maldito piano.

Las satisfacciones y las sorpresas que les deparó ese primer trabajo, ayudaron al renacimiento del blues en Buenos Aires durante 1994. Con casi 20 mil copias vendidas, Las Blacanblús fueron dejando poco a poco sus trabajos para dedicarse por completo a la música. Deborah, na­cida en Costa Rica y porteña desde hace 12 años, abandonó la enseñanza del fran­cés; Viviana también dejó a sus alumnos de canto; y Mona suspendió el diseño de modas y el armado de anteojos para sol; tarea en la que Cristina le ayudaba. “A partir del primer disco, nos dimos cuenta de que la cosa ardía”, asevera Mona.
"Nos tiramos a la pileta”, confiesa Cris­tina, más verazmente. Así descubrieron que en la música hábía agua suficiente para Las Blacanblús, y que además sa­bían nadar muy bien.

Con Alfredo Toth dé productor artís­tico, Gonzalo Serrano en bajo y contrabajo, Marcelo Mira en la batería, Adrián Bilbao como técnico de grabación, más los inevitables invitados, Las Blacanblús fueron dando forma y color a su segundo disco, que a diferencia del primero solo tiene dos temas que no han sido com­puestos por ellas mismas. Algunos títulos son: Hartas, Más malas que la peste, Maxi, Chau Valentino, y La pasión según Tchang Dong, composición a la que definen cortio un "rock extra brut". Una de  las características de Rituales es que el  abanico estilístico del cuarteto se ha expandido notablemente con jazz, spirituals, funky, soul y rock and roll. “Queriamos abordar otros ritmos que quedaron fuera del primer álbum”.

La transición entre el primer y el se­gundo disco fue un momento muy difícil para Las Blacanblús. Aunque no dicen por qué, aseguran que ése tiempo fue co­mo una prueba de fuego. "Solamente po­demos decir que fueron ataques desde afuera, y no un problema interno. Cuan­do comenzás a brillar con luz propia, hay personas que se sienten molestas”, sugie­ren misteriosas. No creen que el hecho de ser cuatro señoritas en el mundo machista del rock haya sido lo que provocó ese ataque. “Todo lo contrario -asegura Deborah-, los músicos nos apoyaron, la prensa nos mimó y creo que el hecho de ser cuatro mujeres es lo que hizo que el público se interesara. Tampoco éramos cuatro chicas desamparadas".



"Ningunas pobres chicas, enfatiza Viviana. “Es que la unidad entre nosotras, -concluye Cristina- es tan fuerte que nos damos el lujo de pelearnos, porque sabemos que somos como hermanas y no hay ningún peligro”.

ESPECTACULOS, ARTES & ESTILOS CLARIN 

3 comentarios:

  1. Hola, quisiera saber cual es la contraseña, muchas gracias

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    1. Hola Javier, Gracias por visitar nuestro Blog, la contraseña es magodelosdiscos..... Que lo disfrutes !!!

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  2. Ya estoy paladeando este disco, muchas gracias.

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