viernes, 4 de marzo de 2016

0835 - Memphis la Blusera - 1996 - Cosa de Hombres

Cuatro generaciones de bluseros porteños y el encanto de una música universal con sabor local

En ciertas ocasiones, el clima también puede ser obvio. Por eso, esta; nota, una nota sobre el blues en la Argentina, comenzó con lluvia.

Aunque, más que lluvia, se debería hablar de llovizna, calor y sol de vez en cuando; de un clima pantanoso donde solo faltaba el pantano. Se debería hablar de Buenos Aires en pleno centro y en primavera. Un día de, esos en que se forman charcos en las veredas, charcos que no duran mucho porque el sol, solo unos minutos después, los convierte en humo denso y empalagoso. 
Un clima que le. da la razón a Javier Martínez cuando asegura que el blues prendió en esta ciudad por el tango, por; la esquina y porque “tenemos un clima parecido al de Nueva Orleáns. Y eso tiene que ver con la geografía: el Mississipí y el Río de la Plata. Los dos tienen un delta,, un clima húmedo y melancólico. Y por eso hay gente como nosotros”. La palabra nosotros incluye, además de a Martínez, fundador y cantante de Manal, a Adrián' Otero, cantante y compositor de Memphis, a Ricardo Tapia, dé la Mississippi, Blues Band, y a Diego Bieserman, 16 años, hijo de Daniel Bieserman de Memphis e integrante de La Rusa: algo, parecido a mentar el futuro. 
Los cuatro están sentados en un sótano de Buenos Aires que es un bar y que, valgá la contundencia, se llama El Sótano. Ahí va a tocar Martínez el sá­bado. Ahí, en rigor un piso más arriba, tocaron por primera vez los Memphis ,hace 18 años. 
Se ríen, sé saludan y se ríen. Y hablan' . todos a la vez. Aplauden al mozo cuando trae las bebidas -mayoría de botellas de agua, solo un whisky-, abren y cierran postales, pasan los temas como si formaran parte de un álbum familiar. Dicen: 

ADRIAN ÓTERÓ: Al primero que escuché cantar blues en castellano, en por­teño para sér más exactos, fue a Javier (Martínez). Nosotros, mi generación, es­taba todavía en los barrios. Y después desde los barrios, devolvimos esa música' al centro. Y esto se explica así: Avellaneda blues es un blues descriptivo, al­guien que pasa por ahí; Mataderos blues, en cambio, está cantádo desde adentro, es un vecino dé Mataderos. 
JAVIER MARTINEZ: Yo toqué blues y no tango porque el blues tenía batería. Pero la poesía es retanguéra. 
RICARDO TAPIA: A mí me llegó co­mo parte de mi crianza. Conocí el blues argentino por Memphis. Pero en mi caso' hay otras influencias que lo exceden: des­de Violeta Parra hasta Bob Dylan. 
DIEGO BÍESÉRMAÑ: Mi viejo, en lu­gar de cantarme el arroz con leche, me cantaba blues. Así me acunaban. Y eso me marcó. Además viví rodeado de los, Memphis, de los asados con vino y blues. 

De duendes, shoppings y de la vida misma. No creen, que falten calles, no creen que la avanzada de los shoppings y los mensajes vía modem los neutralicen. En una frase: no creen que la tecnología les quite el sujeto de su historia, el hom­bre de las ciudades. 

RICARDO: Un amigo de Gerli dice que todavíá hay autos abandonados en las calles del conurbano. ¿Sabés lo chiquitos que son los shoppings al lado del Gran Buenos Aires? El blues y el tango son músicas orilleras que hablan de los tipos de la ciudad que viven yugándola. 
DIEGO: El blues. es una forma de ver la vida. Yo observo a la gente y escribo por lo que veo vivir. 
ADRIAN: Hay una tradición letrística que es más antigua inclusive que el blues ¡en la Argentina. Es una tradición popu­lar: la soledad del hombre en las ciuda­des; el amor, sus'encuentros y desen­cuentros. El blues tiene sus misterios, sus duendes, sus fantasmas. Es una mú­sica que compromete los sentimientos. 
JAVIER: El blues y el tango son hér- manos. Tienen una hermandad filosó­fica, misteriosa, mística. Y mucha filoso­fía de la calle. Mucho dolor y también mucha carpeta para bancársela. 
ADRIAN: Mucha buena ropa y mucho harapo, todo junto. Como la vida. Cuan­do creés que estás en la cresta de la ola, te pegás el porrazo mayor. 
JAVIER: Y ahí escribís el mejor blues! de la historia... 

De los horarios marginales y el gran mito. Tratan de despegarse de algunos preconceptos que se parecen bastante a una saga para los músicos de blues. En esa historia no escrita se dice que todos viven de noche, en una nube de alcohol. -;: 

ADRIAN: Cuando yo empecé a tocar, tenía siempre una botella de ginebra al lado. Cuando se terminaba, pasaba al al­cohol Acevedo. Ahora no tomo una gota de alcohol y no tengo problemas para en­tonar. La noche tampoco es el momento natural del blues: yo escuché Manal, Mo­rís, Vox Dei en el Astral, un domingo a las once de las mañana. 
JAVIER: Qué lindo que se volviera a tocar a esa hora. 
RICARDO: Lindo horario. Sobre todo los domingos a la mañana... 
JAVIER: Hay que animarse y hacerlo. Además le das la oportunidad a los me­jores. Sería una matínée. 
ADRIAN: Más que una matinée eso es matina, matina. 

De sectas, edades y sectarios. Los cua- jtro están de acuerdo en que la mejor edad para escribir un blues es la que se tiene en el momento de escribirlo. Del mismo modo; aseguran que la mejor música es la que uno tiene ganas de escuchar. Hombres de cabezas abiertas en un país donde, dicen, la estrechez mental es una forma de vida. 

ADRIAN: No creo en edades, creo en actitudes. El Blues de las 6.30 lo escribí a los 18 años. No hay edades como tam­poco hay límites. Es como decir que no se puede escuchar otra cosa que blues. 
JAVIER: Como en todos lados, en este ambiente también hay sectarios. Pero es gente poco interesante. 
RICARDO: Es que estamos metidos en una época donde por un lado están los sectarios y, por el otro, prendés la radio y la música es un cóctel de jajaja. Yo creo que la felicidad también tiene tristeza. Y ese es el sencillo misterio del blues. 

JAVIER MARTINEZ 
• Baterista y fundador de Manal, fue uno de los pri­meros en cantar blues en - castellano en la Argentina. 
• Su tema Avellaneda Blues, es considerado un clásico. 
• Después de Manal, Martí­nez viajó a Europa y conti­nuó su carrera como solista, editando, entre otros, Sol del Sur. 
• Su último disco se llama Corrientes. Martínez sigue tocando en pubs bluseros de Buenos Aires. 

ADRIAN OTERO 
• Cantante y autor de las letras de Memphis desde .hace 18 años, Otero es uno !de los letristas más significativos del blues argentino. Y Memphis, la primera ban­da que se dedicó exclusivamente al género. 
• Mientras que el primer disco de Memphis (1978) vendió 2.500 ejemplares, su disco en vivo editado el año pasado lleva vendidas 200.000 copias. 
• Acaban de editar Cosas de hombres. 

RICARDO TAPIA 
• Guitarrista y compositor de La Mississippi Blues Band. 
• Consecuente con la idea de que blues y tango se cruzan en el camino, la Mis­sissippi grabó un poema de Anibal Troilo, Pichuco, en su último disco, Bagayo. 
• Como tercera generación, Tapia se formó escuchando tanto a Memphis cuanto a Javier Martínez y despertán­dose, para ir a trabajar, con El blues de las seis y trein­ta, cantado por Otero. 

DIEGO BEISERMAN 
• Con solo 16 años ya for­ma parte de una banda de blues, La Rusa. 
• Hijo del compadre musical de Otero, Daniel Beiserman, 'Diego asegura que “en lugar de acunarme con el arroz con leche, a mí me canta­ban blues". 
* No cree que haya una .edad para escribir un buen 'blues. “Sólo hay que saber ' ¡mirar", asegura. Y razón no :¡e falta. Su padre comenzó a componer antes de los veinte años junto a Otero.

CLARIN • Miércoles 30 de octubre de 1996

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