viernes, 4 de mayo de 2018

9939 - Piero - 1972 - Coplas De Mi País

Bob Dylan, Luis Alberto Spinetta, Jim Morrison, Indio Solari, Tom Waits, Lou Reed ....


La sociedad de los Poetas Rockeros

Bob Dylan fue nominado el año pasado para el Premio Nobel, a Spinetta todos los llaman poeta... ¿Se puede considerar poema a una simple letra de rock? ¿Cuáles son los límites?


E1 profesor Gordon Ball del Instituto Militar de Virginia llena un formulario de la Academia noruega y escribe una carta nominando un autor para el Premio Nobel de Literatura. Es el año 1996 y el profesor de Virginia está a punto de ponerle un palo a la rueda de una gran y solemne bicicleta. Ball escribe el nombre de su candidato: Robert Zimmerman. E incluye su seudónimo: Bob Dylan. “Creo que merece la nominación por lá influen­cia mundial que han tenido sus canciones y su literatura", justifica. 
Este año, en la Argentina, vuelve a la carga y con un disco doble uno de los músicos que entregó mejores letras al rock nacional. Luis Alberto Spinetta sacará por fin su trabajo con Los Socios del Desierto. Pero la edición del disco supo de una historia larga y tortuosa, de marchas y contramarchas, de solicitadas y malos en­tendidos. Estos datos entregan una realidad que emparenta músicos con poetas: a algunos los postulan para el Nobel, a otros -más allá de sus logros y de la plata que pídan­- les cuesta editar. 
Tanto el muchacho nacido y criado en Duluth como el porteño de Belgrano, no son (y nunca quisieron ser) otra cosa que músicos. Spinetta tuvo que aclarar en más de una oportunidad: “No quiero ser la mosca blanca del rock, no pretendo ser el Borges del rock”. Dylan, directamente, pretextó amnesia. 
Pero ellos, obviamente, no son los úni­cos que aparecen sindicados como poetas del rock. Ahí también están Jim Morrison, Lou Reed, Tom Waits. Ahí habitan Kurt Cobain y Laurie Anderson, Joni Mitchell y Peter Gabriel, Nick Cave y Leonard Co­hén. Y claro, los argentinos. Miguel Abue­lo, Morís, Javier Martínez. Los Redonditos de Ricota, las letras que Roberto Jacoby es­cribió en los ochenta para Virus, Palo Pandolfo de Los Visitantes. Algunos textos de Andrés Ciro de Los Piojos, otros de Gusta­vo Cerati. 
Músicos de rock devenidos poetas. ¿Devenidos poetas? Para Juan Gelman, “hay varias cuestiones: una cuando se musicaliza un poema, otra es cuando la letra se construye después de la música. Por ejem­plo, Jim Morrison escribía poemas y tam­bién escribía canciones. Y algunos de los poemas los musicalizaba. Morrison escri­biendo poesía es un poeta”
El periodista marplatense Marcelo Gobello, autor, entre otros, del libro La poesía del rock, asegura que cada día más las le­tras de las canciones son vistas de otro modo. “De hecho, ya se convirtieron en materia de estudio en las universidades de letras de los Estados Unidos y Europa. Creo que se está volviendo a las fuentes. Por otro lado, las nuevas generaciones consumen poesía a través de los discos." 
Lo que, según Gobello, es materia de es­tudio en el Primer Mundo, en la Argenti­na es materia de agenda adolescente. Esto es, letras de canciones escritas con birome en el lugar que alguien imaginó para las citas obligadas. Destacadas con resaltador recuadradas como una verdad revelada. 
Una primera sospecha podría ser, a esta altura, que las verdades reveladas no se ex­plican. Están hechas para ser copiadas en agendas, en paredes, en hojas sueltas que muy pronto se extraviarán para siempre. Como en un poema, cada uno entiende lo que puede, lo que quiere, lo que tiene. 
A Carlos Solari, el Indio de los Redondi­tos de Ricota, le molesta explicar las letras que escribe. “Los chicos saben de qué se trata. La letra es aquello que hace enveje­cer a una canción. Cuanto más poder enigmático, menos rápido envejecen”, di­ce. 
En rigor, los cantantes no publican mu­chos libros sino que, Perogrullo, editan discos. Algunos de ellos, sin embargo, su­cumbieron ante el papel. Dylan editó en 1971 un libro de poemas escrito en 1966, Tarántula. Spinetta editó en 1978 su Gui­tarra negra; Peter Hammill publicó en 1974 Killers, Angels, Refugees y en 1982 Mirrors, Dreams and Mirades donde se mezdan las letras de sus canciones con re­latos cortos. Nick Cave optó por una nove­la, And the Ass saw the Angel. Antes y después estuvieron los compiladores. Darío Quintana y Eduardo de la Puente editaron Todo vale, antología donde anali­zan letras del rodc nadonal desde 1965. 
Para el poeta Daniel G. Helder, secreta­rio de redacción de Diario de Poesía, siñ embargo, existen diferencias. “No veo muchos problemas para considerar una letra de canción como poema. Sin embar­go, las veces que lo hago son más bien po­cas. Por lo general, ocurre que una letra tiene pasajes de poeticidad muy elevados, pero nunca se puede estar seguro si esa al­tura la alcanzan las palabras por sí mis­mas o sólo con ayuda de la melodía. Cuan­do Los Redondos ponen a brillar, mi amor, vamos a brillar, es obvio que si la simpleza de la frase de Solari se vuelve tan rendidora no es por un mérito puramente intrín­seco a las palabras, sino por la apoyatura de la frase musical de Belinson.” 
Se dice que la poesía precisa de un tiempo de lectura poético, de relectura. De un tiempo que haga hundirse al lector en las palabras que está leyendo. Las cancio­nes tienen, por el contrario, un tiempo de­terminado desde antes. Lo que supone cierta tendencia al punch, a la frase efectis­ta. Tres minutos quince, dice el display de la compactera y ya. Ahí tiene que entrar todo. A veces, el librito del disco ayuda) otras no tanto. Helder hace otra observación. “El poema del poeta, en el libro de poemas, debe reponer de algún modo ese factor ausente (la música de la canción), y debe hacerlo con sus propios medios: la música verbal. Esta música verbal, justamente, es lo que falta en las letras de canción, cosa que sal­ta a la vista cuando las leemos en el cuadernillo del compact.
Bob Dylan es un caso paradigmático a nivel mundial; sus letras para mucha gen­te son poemas que en las páginas de una antología incluso aventajan a los de sus contemporáneos, los poetas beatniks. Co­mo contrapartida, cualquiera que haya es­cuchado una grabación de los recitales poéticos de Dylan Thomas (el poeta galés del que Bob Dylan no sólo tomó prestado el nombre) puede afirmar sin exageración que dichos recitales reclaman un lugar en la discoteca.”
La palabras finales son del poeta Juan Gelman: “A la hora de la creación, hay una diferencia porque hay lógicas distin­tas: no es lo mismo tener que depender de una música que tener que depender de la palabra. Esto no lo hacen ni mejores ni peores. De hecho, hay poemas que poco tienen que ver con la poesía y hay cancio­nes que, incluso sin la música, son verda­deros poemas."


¿Poesía eres tú? 

Es complejo establecer los , límites entre poesía y letras de rock. Hasta dónde se acercan y cuánto sé alejan. Cualquier respuesta sería, por lo menos, discutible. Entonces, quedan solamen­te las palabras. Esta es una  muestra-arbitraria de ese límite, difuso.
“Leones en la calle/ y pe­rros vagabundos acalora­dos, rabiosos, echando es­puma./ Una bestia enjaul­da en el corazón de la ciu­dad,/ el cuerpo de su ma­dre/ pudriéndose en la tie­rra veraniega." (Jim Morrison, de La celebración del Lagarto, 1970).
"... Yo no sé por qué ex­traña razón/ tus ojos ilumi­nantes ruinas de mi alma/ Y no sé por qué todo tu cuerpo es como un río/ donde bañar mis días más sedientos/ Y no sé dónde guardas/ tu niebla de sorpresas./ Pero estoy acercán­dome a este mundo.” (Luis Alberto Spinetta, Amidama, 1980).
“En Berlín junto al Mu­ro/ tu estatura era de un metro ochenta./ Era tan agradable,/ luz de velas y Dubonnet con hielo." (Lou Reed, de Berlín, 1973).
“Haceme desaparecer a través de los anillos de hu­mo de mi mente,/ bajo tes ruinas neblinosas del tiem­po, más allá de las hojas he­ladas,/ de los árboles encan­tados, aterrorizados, hacia la playa ventosa,/ lejos de los tentáculos malignos de 1a pena loca.” (Bob Dylan, de Señor de la pandereta, 1965).
"No somos más que dos almas perdidas navegando en una pecera/ año tras año/ corriendo siempre so­bre el mismo terreno, ¿qué hemos encontrado?/ Los mismos temores de siem­pre./ Me gustaría que estu­vieras aquí." (Roger Waters, de Me gustaría que estuvie­ras aquí, 1975).
"Ella tiene una forma de hacerme creer/ que es para mí la mejor manzana/ su estilo desprecia mi soñar/ con ella soy rico, gratis/ 1a veo casi como un demonio/ y rasco 1a alfombra por su amor.” (Indio Solari, Se­men up, 1986)
"Pero ahora la cama nup­cial está hecha, la dote ha si­do pagada,/ las desdenta­das, macilentas facciones de la Eternidad/ me dan la bienvenida entre las sába­nas/para acoplarme con su maldito cuerpo—mi espo­sa./ Suyo para siempre, su­yo para siempre,/ suyo para siempre, en una naturaleza muerta." (Péter Hammill, de Naturaleza muerta, 1991).
“Cerveza caliente y muje­res frías, no encajo/ en ningún tugurio donde estu­ve esta noche./ Ha sido así simplemente, todos estos extraños rebuscados con/ su gin y su vermut e histo­rias recicladas/ en las butacas de cueriná/ con tes ru­bias platinadas/ y tes more­nas color tabaco./ Bebo para olvidarte, enciendo otro ci­garrillo y 1a banda toca algo/ de Tammy Wynétte/ y hoy yo pago tes copas.” (Tom Waits, de Cerveza Caliente y Mujeres Frías, 1975).


Clarin - Espectaculos
Miercoles 23 de Abril de 1997
Javier Rombouts
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