domingo, 18 de febrero de 2018

0970 - Joaquin Sabina - 2002 - Dimelo En la Calle

En exclusiva, la carta que el subcomandante Marcos le envió al cantautor Joaquín Sabina

El texto incluye un poema del líder guerrillero mexicano, con el pedido de que el músico lo transforme en una canción. Sabina se presentó en Buenos Aires este fin de semana y repetirá funciones el viernes y sábado próximos. 

18 de octubre de 1996. 
De: Subcomandante Insurgente Mar­cos. 
CCRI-CG del Ejército Zapatista de li­beración Nacional. 
Montañas del Sureste Mexicano, Chia­pas. 
México. 

Don Sabina: 

Yo sé qué le parecerá extraño que le escriba, pero, resulta que me duele la muela y, según acabo de leer, usted ca­mina ahora por estas tierras que, mien­tras no acaben por venderlas también, siguen siendo mexicanas. Entonces pensé yo que, aprovechando que me duele la muela y que usted camina ahora bajo es­tos cielos, pudiera yo escribirle y saludar­lo e invitarlo a echarse un “palomazo” con el Sup (a larga distancia, se entien­de). ¿Qué dice usted? ¿Cómo? ¿Que qué . tiene que ver el dolor de muela con el. “palomazo”? Bueno, tiene usted razón, debo explicarle entonces la muy extraña relación entre el dolor de muelas, el que usted camine por estas tierras, la larga; distancia y una muchacha. No, no se sorprenda usted de que ahora haya aparecido una muchacha. Siempre aparece una, vos lo sabés Sabina. 
Bien, resulta que cuando yo pasaba por esa etapa difícil en que uno descubre que ya no es más un! niño y tampoco alcanza a ser un hombre (esa etapa, vos 
lo sabés Sabina, en que las féminas se transmutan de molestas a interesantes y hay que ver la de problemas que esto provoca), conocí a un viejo que, sin que se lo pidiera, decidió que tenía, que darme un consejo sobre esos seres incomprensibles pero tan amables que eran, y son, las 'mujeres.' 
“Mira muchacho -me dijo-, la vida de un hombre no es más que la búsqueda; de una mujer. Fíjate que digo 'una mu­jer' y no 'cualquier mujer’. Y por ‘una mujer’, muchacho, me estoy refiriendo a una de ‘única’. El problema está en que el hombre siempre queda con la duda de, si la mujer que encontró, si es que en­cuentra alguna, es esa 'una mujer’ que estaba buscando. Yo ya estoy viejo y he descubierto una fórmula infalible para saber si la mujer que uno encontró es la ‘una mujer’ que estaba uno buscando...” (...). E1 viejo carraspeó y me confió: “Si tu le dices a una mujer que te duele una muela y ella, en lugar de mandarte al dentista o darte un analgésico, te abraza y deja que recuestes la mejilla en sus pe­chos, entonces, muchacho, esa mujer es la ‘una mujer’ que andabas buscando...”.


Yo me quedé perplejo, pero como quiera tomé nota de la fórmula. A mí nunca se me había ocurrido que debía; pasarme la vida buscando una mujer (...). A mí se me ocurrían cosas más concretas y factibles, como ser bombero conquistar el mundo o construir un avión que se controlara solo con el pensamiento. Respecto a las mujeres, yo me tenía en muy' alta estima y estaba más propenso a que esa “una mujer” me encontrara a mí, que a buscarla yo. 
(...) A mí ni se me ocurrió que la fór­mula estuviera mal. Así que achaqué mis primeros fracasos a la falta de autentici­dad en mi dolor de muelas. Con clips y palillos, después de una paciente labor de meses, logré picarme dos muelas,con tanto éxito que tuve que acompañar la es­trategia con una fuerte dosis de antibióti­cos. Repetí la fórmula, ahora con la con­fianza de saberme auténtico, y los resultados siguieron siendo magros. 
Así hubiera seguido adelante, acaban­do con mis muelas, si no es porque, ya adolescente, encontré a otro viejo que, cruel, me dijo: 
“Tu problema está en la cara. Más bien en tu nariz. A los feos, las mucha­chas no les hacen caso, a menos que se­an cantantes”. “¿Cantantes?” Bueno, esta nueva fórmula les daría reposo a mis muelas (que por lo demás ya estaban de­finitivamente destrozadas)... Claro que el problema entonces era saber qué se nece­sitaba para ser cantante (...). Después, escuchando canciones, me di cuenta de que el problema era mayor, ya que una cosa era ser “cantante” y otra más difícil, era ser “cantautor” o “cantautor” (vos lo sabés Sabina). Entonces hice trampa, es decir, escribí algunos poemas (o como se llamara lo que escribía) y dejaba siempre pendiente la música. 
(...) Resulta que (vos lo sabés, Sabina) hay ahora una muchacha que está demasiado lejos y entonces pensé que usted,; Don Sabina, podría echarme una mano y una tonadita (mire que no es lo mismo; pero pudiera ser igual). Y usted podría echarme una mano si me permitiera tu­tearlo y, cómplice como ha sido antes sin saberlo, fingiera usted que nos conocemos desde hace mucho tiempo y que, por tanto, es perfectamente natural que usted reciba una carta del Sup redactada en los siguientes términos: 
“Sabina (sí, ya sé que te desconcierta este inicial e irreverente tuteo, pero tú compórtate como si tal cosa)
He trabajado arduamente en los últimos días en la letra que me encargaste; para tu nueva canción (¡Vamos, quita ya esa cara de espanto! Ya sé que no me has encargado ninguna letra para ninguna canción, pero sígueme la corriente para despistar al enemigo) pero ha sido inútil.; No me sale nada original. 
Así las cosas, busqué en el cofre del pirata y solo encontré un viejo y mohoso poema, que no es tan viejo y tal vez ni a poema llegue, que te puede servir si le das un poco de aliño. Es ideal para po­nerle música y escalar con velocidad el“hit parade” internacional (no me pre­guntes si para arriba o para abajo), pero tú ya sabes que a nosotros los artistas (sigue fingiendo demencia, no denotes, la menor sorpresa) no nos importa la fama (bueno, no mucho).
En este caso particular, a mí solo me interesa una muchacha que está demasiado lejos para que pueda yo musitarle j al oído este poema y arrancarle así, vos lo sabés Sabina, una sonrisa o una lágrima; (...). El poema dice, más o menos, así: 
“Como si llegaran a buen puerto/ mis ansias,/ como si hubiera donde/ hacerse fuerte,/como si hubiera por fin/ destino pa­ra mis pasos,/ como si encontrara/ mi ver­dad primera,/ como traerse al hoy/ cada mañana,/ como un suspiro/ profundo y quedo,/ como un dolor de muelas/ aliviado,/ como lo imposible/ por fin hecho,/ co mo si alguien/ de veras me quisiera,/ como si, al fin,/ un buen poema me saliera./ Lle­gar a ti." 
La tonadita puede ir más o menos así: tara-tarara-tararirá-etcétera, vos lo sabés; Sabina. Él título de la canción podría ser; “Canción para una muchacha que está: demasiado lejos”, o “Un dolor de muelas para ella”, o “Un dolor de muelas, Sa­bina, la larga distancia, una muchacha y el Sup”. En fin, ya se te ocurrirá algo. El crédito puede ser “Letra: el Sup. Música:; Joaquín Sabina”, o “Letra y música: Joaquín Sabina (a petición del Sup)” o como quieras. 
Vale. Salud y ojalá ella entienda. 
El Sup.”


Esa podría ser la carta que usted recibiera y aceptara, Don Sabina.
Y todo esto viene a cuento porque estaba yo solo, con mi dolor de muela y leyendo que usted camina por estas tierras. Entonces pensaba yo que usted, tal vez estaría de buen humor y magnánimo y que podría contarle yo la historia de los dolores de muelas, mi frustrada carrera como cantautor y una muchacha que esta demasiado lejos.....
Vale. Salud y ya sabe usted, si le sobran por ahi un analgesico o una tonadita, no dude en mandarmelos. Ambas cosas se agradecen en este asfixiado pecho que le escribe.....
Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
Mexico, Octubre de 1996

Clarin Espectaculos 
Domingo 3 De Noviembre De 1996

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