ROCAMBOLE LE PONE LA TAPA A LOS
REDONDOS
Diseños: artista plástico y en los 60:
miembro de La Cofradía
de la Flor Solar ,
el hombre es el responsable, entre otras cosas, de las tapas de los discos del
grupo de Patricio Rey. No es poco.
En la mitología del rock vernáculo hay ciertos nombres que suenan, al oído como una canción conocida suena en la radio. Unos tipos que están ahí, en el medio, en el mismo; lugar en que se cocina la cosa y son irremediablemente parte del asunto, aunque sus caras no se exhiban a la multitud desde la cima de un escenario.
El
Rocambole francés era un personaje de folletín que hacía capote en pleno
romanticismo europeo, a principios de siglo.
El
Rocambole de acá es Ricardo Cohén, un platense ilustrador y artista plástico,
de 50 años, conocido mayormente por las huellas que deja en la tapa de cada
nueva producción de los míticos Redonditos de Ricota.
El
hombre, que tomó parte activa en La
Co fradía de la
Flor Solar , aquel movimiento artístico colectivo que
contribuyó, entre otras cosas, a inventar el rock en castellano desde mediados
de la década del sesenta, es a su manera uno de los redonditos de Patricio
Rey, pero ante todo es “un realizador de imágenes que se mueve por el sistema
de comunicación que entra por el ojo”.
En
la vida de Rocambole y en la del resto de lós redonditos hay paralelas que a
menudo se cortan. A Cohén pertenecen las monumentales escenografías que les
cuidan las espaldas a la banda cada vez que el ritual del encuentro del grupo
con su tribu enciende la mecha de las pasiones incontenidas.
El
hombre, cultor de un verdadero estilo siniestro, ahora está sentado a la mesa
de un bar de Belgrano, al lado de la escuela Panamericana de Arte, donde dicta
clases (también lo hace en la
Facultad de Bellas Artes de La Plata y. en colegios
secundarios), y en el grabador sus palabras van diseñando una amplia trama dé
sentidos.
Es
difícil sentarse a charlar con Rocambole ,y no hablar de los Redondos. Por
estas horas la banda se apresta a lanzar su última producción, titulada Lobo
suelto, cordero atado (acaso una metáfora de la realidad en la Argentina ) y Rocambole
está terminando de darle los últimos toques a su portada y a las ilustraciones
internas que acompañarán el CD.
“En
este disco el clima que se me presenta es romántico y yo a lo romántico de
alguna manera lo vinculo con lo siniestro. Las tapas en un principio no se
parecen a la música, pero a propósito, de eso hay una anécdota de Picasso que
es ilustrativa. Un día le hizo un retrato a una mujer y la tipa le dijo que no
se parecía en nada, a lo cuál Picasso les respondió: «Ya se va a parecer»”
Cuando
Cohén enciende un cigarrillo negro, después del último sorbo de café, para
referirse a Patricio Rey, se supone que hay alguien desde algún lugar del mundo
que lo está observando todo: “En estos tiempos Patricio Rey ha pasado de su
adolescencia a su adultez. El tiempo es implacable. En un principio era uña
expresión pura de ganas de expresarse, pero ahora las cosas se compartimentaron
un poco más. Hay cosas que no se pueden continuar eternamente porque se
gastan. Lo ideal sería que los Redonditos fueran una especie de Troilo o de
Goyeneche y que tocaran en un pub para los veteranos que vayan a tomarse una
copa. Sin embargo, se han tenido que adaptar a la masividad y su principal
revolución es la de haber creado una movida de rock; independiente al negocio
del rock. Ellos le han demostrado al sistema que un grupo puede hacer las
cosas por las suyas, sin intermediaciones’'. ’
A
propósito del asunto, confiesa un viejo suéño de la banda: “Crear una especie
de santuario de los Redondos adonde vayan a parar todas las escenografías que
se utilizaron para los shows y donde se pueda tocar de tanto en tanto”.
El
tiempo no para
El
tipo, que está dando los últimos detalles; para presentar algunos de sus
dibujos en El Viejo Taller, tradicional reducto palermitano, cree que un
artista debe necesariamente vivir como un artista. A propósito de la doble moral,
todo un signo de los tiempos, dice que “no sirve de nada si hablas de la
libertad y después cuando llegás a tu casa te comportás con tu familia como un
fascista”.
En
los últimos meses el auge de la película Tango Feroz ha vuelto a poner sobre la
mesa los viejos años sesenta. Un fenómeno
particular, si se tiene en cuenta que los cientos de miles de adolescentes que
la fueron a ver no se privan de sentir nostalgiá por una década que en realidad
no vivieron, por una movida que prácticamente se extinguió (o fue extinguida)
cuando ellos todavía no habían nacido.
¿Por qué no hay héroes en los noventa? ¿La pasión
se congeló?
“La
diferencia con aquella época tiene que ver con los mecanismos globales que sé
han ido perfeccionando para controlar a la gente. A lo que aspiran es a
encajonarla para que mire la televisión después, de trabajar, cosa de que se
duerma sin demasiado tiempo para reflexionar acerca de su vida. Quizás antes
teníamos más tiempo para preguntamos para qué diablos vivíamos. Es evidente,
entonces, que la vida no tienen sentido si no expresás tus sueños ni la vivís
de acuerdo con tus pensamientos. De todos modos, ya debe de haber algunos tipos
por ahí inventando lo que va a venir después del rock.”
En los ojos de Rocambole no hay
nostalgia, quizá sea una consecuencia de haber llevado a la práctica toda una
filosofía del existir. Ya saben que vivir sólo cuesta vida y que los sueños le
llenan la panza ál espíritu.
Octubre de 1993
Juan Carlos Aznarez
Muy buen material, gracias, me pueden decir la contraseña
ResponderBorrarHola, saludos cordiales, que disfrute de este espacio
BorrarMuy buen material, gracias, me pueden decir la contraseña
ResponderBorrarHola, saludos cordiales, que disfrute de este espacio
BorrarHola, saludos cordiales, que disfrute de este espacio
ResponderBorrarHola que tal buenas tardes o noches dependiendo de cuando lo lean primero agradecer que tengas el disco de los redondos amigo me encantaria saber si puedes pasarme la contraseña saludos desde México y gracias por tu labor
ResponderBorrar