martes, 3 de diciembre de 2013

0428 - Rickie Lee Jones - 1979 - Rickie Lee Jones


Rickie Lee Jones pertenece a esa larga tradición de errantes irredimibles que forman una parte inseparable en la historia de la canción popular norteamericana, desde Woody Guthrie hasta Bob Dylan.
Y en el caso de Rickie, la veta errante viene también de familia: su abuelo paterno, Peg Leg Jones, había sido bailarín de vaudeville y la familia Jones conserva todavía amarillentos recortes de diarios de la época que lo muestran presentando su show por los mejores teatros de la Unión, Encontrándose viudo prematuramente y sujeto a los vaivenes de su carrera artística, Peg Leg registró a su único hijo -el futuro padre de Rickie Lee-en una serie de colegios pupilos hasta abandonarlo finalmente en un orfanato del sur.
La madre de Rickie, Betty Jane Jones, no tuvo una infancia más feliz, ya que creció en un hogar de niños de Chicago donde su madre debió dejarla al no poder mantenerla.
Quizás este background peculiar de sus padres hizo que Rickie Lee Jones no tuviese la infancia típica de una familia de clase media norteamericana, ya que los Jones debieron seguir los vaivenes ocupacionales de papá Richard a través de Chicago, Los Ángeles, Phoenix y Olympia, ciudad esta última donde la familia consiguió, a fuerza de sacrificio, cierta semblanza de estabilidad.
Según palabras de su madre, Rickie siempre fue un poco diferente a las demás chicas de su edad. “Recuerdo que de chica era silenciosa y retraída”, comenta mamá Jones. “Tenía pocas amigas y en la adolescencia se pasaba la mayor parte del tiempo en su cuarto, escribiendo poesía y tocando la guitarra que le había regalado su hermano Dave
“Siempre me gustó escaparme” confiesa Rickie. “La primera vez fue a los 14 años, allá por 1969. Había estado caminando con un amigo toda la noche, en Phoenix, donde vivíamos en ese entonces. De pronto, decidimos que queríamos irnos a alguna parte, ¡así de simple! Nos metimos en un auto ajeno y salimos como alma que lleva el diablo. Me acuerdo que era un cochazo enorme que hacía un ruido terrible... ¡Nos agarraron al día siguiente! ”
“Mi compañero de fuga fue también mi primer amor. Todo iba muy bien hasta que un buen día mi italianito me dijo que no me quería más. En fin... yo siempre sostengo que la gente nunca se recupera del todo de su primer enamoramiento. Por lo menos a mí me mató”.

Al año siguiente, Rickie emprendió una nueva aventura viajera, esta vez re­corriendo varias ciudades de la costa californiana. Mientras tanto, sus estu­dios iban de mal en peor. En doce me­ses pasó por tres escuelas y en la última le solicitaron amablemente" que se fuera, debido a su carácter rebelde.
Rickie: era demasiado impulsiva. En cierta forma, me echaron de la escuela por hacer lo mismo que ahora hago sobre el escenario: mostrar mis senti­mientos, mis emociones.
Lo cual es un modo de decir que el estilo de vida de Rickie Lee Jones se ha transformado en su característica como artista. Rickie llegó a Los Angeles en 1973, a la edad de 19 años, empleán­dose como camarera en una serie con­secutiva de bares y clubes de la Costa Oeste y viviendo lo que se dice con lo justo.
Fueron tiempos bravos, recuerda la Jones. Trabajaba en un restaurante ita­liano y vivía con un tipo que tocaba la guitarra. De pronto, mi Romeo me abandonó con el alquiler sin pagar y al día siguiente me despidieron...
No obstante, creo que fue para bien, porque el estar tan de últimas me hizo volcarme de lleno a mi pasión por la música.
Decidida a seguir su vocación, Rickie dormía cuando tenía suerte en el departamento de algún ocasional bene­factor durante el día, mientras que por la noche tocaba por la comida en ba­res y locales pequeños de California co­mo The Comeback Inn, A la Carte y The Iván Theatre. Buena parte de su set consistía en monólogos recitados en el peculiar lunfardo callejero de Los Angeles, entre los cuales Rickie introdu­cía sus canciones; sus primeras can­ciones...
De esta época 1976, 1977 datan temas como Easy Money (Dinero Fácil), The Last Chance Texaco (La Ul­tima Chance, Texaco) y el gran hit de su álbum debut, Chuck Es In Love (Chuck E. Está Enamorado).
Rickie confiesa tener un gran afecto por este último tema, ya que en el pe­ríodo en que lo compuso fue cuando conoció a dos de sus mejores amigos, el cantante Tom Waits y el protagonista' de la canción, Chuck E. Weiss.
Antes de conocerlos" confiesa Rickie, no tenía lo que se dice amigos. Es­taba sin plata y sin lugar donde vivir, al punto que solía dormir junto a la pileta de un motel... De pronto un día, cantando como invitada en el club Troubadour, me escuchó Chuck que traba­jaba en la cocina y Tom (Waits) que andaba por allí. De allí en más nos hici­mos amigos. Fue una linda experiencia conocer a Tom y a Chuck. Yo ya había aprendido a no depender de nadie, pues creo que cuando la gente empieza a afectar tu ritmo de vida comienzan los problemas. Pero la relación con ellos ha sido tan fluida que los considero como de mi familia, A -veces me parece que los tres somos como verdaderos soña­dores románticos que se quedaron atra­pados en una zona de tiempo equivoca­da. Así que nos apoyamos el uno en el otro y nos queremos mucho…
Incidentalmente, cabe destacar que Tom Waits es uno de los últimos repre­sentantes del cantante de blues/jazz ti­po honky tonk; su voz gastada y me­lancólica adaptándose perfectamente a los cuadros de personajes marginales e historias de suburbio que pueblan sus temas. No es casual, pues, dada la afini­dad filosófica entre Tom y Rickie, que mucha de esa melancolía blusera y ur­bana que rezuman los temas de Waits hayan encontrado su contrapartida fe­menina ideal en el material de la Jones.
Pero más de esto después, ahora a describir el gran salto Jones, de cantante desconocida a engrosar las huestes de la sello del conejo Bugs.
Según Rickie, su contrato con Warner llegó luego de que su ex manager Nick Mathe enviara a la grabadora una cinta de prueba con cuatro temas, Company (Compañía), Young Blood (Sangre Joven), The Last Chance Texaco y Money.
Warner se mostró interesada, pero el gran palancazo vino cuando Ivan Ulz otro buen amigo de Rickie, le cantó “Easy Money” en el teléfono (!) a Lo­well George  el recientemente fallecido cantante y guitarrista de Little Feat. Ge­orge, (29 de junio de 1979),un innato descubridor de talentos, visitó inmediatamente a Rickie para es­cuchar su propia versión y terminó incluyendo el tema en su LP solista “Thanks, I’ll Eat It Here”.
Intrigados por todo el revuelo, los pro­ductores de la Warner Ted Templeman y Lenny Waronker decidieron hacerle una prueba a Rickie. Lo demás ya es historia: la Jones se metió en los estu­dios de grabación con varios de los me­jores sesionistas de L.A. (Steve Gadd, Lenny Waronker, Andy Newmark, Jeffrey Porcaro y unos cuantos gatos más) y en abril de 1979 salió la placa, ti­tulada simplemente Rickie Lee Jones, la cual se fue derechito a los primeros puestos de los charts yanquis, seguida por una pequeña serie de presenta­ciones en salas selectas del país y una aparición en el programa “Saturday Night Live”, uno de los musicales de mayor audiencia en USA.
Bueno, pero ¿en qué consiste el pri­mer LP de la Jones? Nada más, ni nada menos que en una serie de pequeñas viñetas hechas canciones, en las que Rickie ha retratado poéticamente muchas de las imágenes que acumuló en sus años de vida errante.
En la dulce melancolía de On Saturday Afternoons In 1963 (Los Sábados A La Tarde En 1963), por ejemplo, Rickie recuerda reflejos de su niñez, acompañada solamente por unos com­pases de piano. Ese mismo tono emo­tivo que la Jones emplea para las ba­ladas, vuelve a repetirse con mayor fuerza en Last Chance Texaco, la histo­ria de un empleado crónico de esta­ciones de servicio, quien no puede du­rar en sus trabajos, destrozado emotiva­mente por la pérdida de su mujer.
Easy Money, un blues trasnochado tí­pico de algún sótano disfrazado de club, nos muestra otra cara de Rickie, con una voz suelta y sexy que nos cuenta la saga de un par de marginados buscan­do el “dinero fácil” que los saque de perdedores
Pero los que crean que la Jones le canta sólo a la depre no pueden estar más equivocados. Sus personajes tienen siempre un tinte romántico y hu­mano que los redime aún en los entor­nos más adversos, o como dice Rickie en Coolsville:
“La ciudad te hará parecer malvada pero eso es sólo un maquillaje; el amor te dejará la cara limpia por la noche...”
Rickie canta sus imágenes de ciudad con una voz incisiva y suave a la vez, que se desliza a través de las estrofas metiendo dosis libres de scat aquí y allá y eliminando palabras en el viejo estilo de los hipsters de la dorada bohe­mia beat.
Puede decirse, en efecto, que todo acerca de Rickie Lee Jones tiene un matiz personal. Para asegurarse de que no se olvidará de sus raíces por el su­ceso obtenido, la Jones ha dispuesto un medidor de estacionamiento al lado del escenario como parte de su show, a modo de símbolo de días no muy lejanos. Incluso las más comunes exteriorizaciones del público la divierten, como si no se hiciera a la idea de que es ella la que las provoca. Se la ha escuchado decir a una audiencia de pie para ovacionarla: “¡Oh, vamos, chicos siéntense! ¡No es para tanto!”.
Lo cierto es que Rickie Lee Jones tiene la materia prima necesaria como para transformarse en una de las grandes cantantes de los 80. El tiempo dirá si su inspiración fue sólo el efecto de la malaria pasada, y si su veta creadora puede sobrevivir a las presiones y exigencias típicas de quienes han llegado
Rickie no parece temer por sí misma Yo anduve por allá abajo, bien abajo y pude salir dice, así que ya no le temo a lo que pueda venir.


Alfredo Rosso.
Marzo de 1980
Rock Superstar Historia De La Música Pop #26
Ediciones De La Urraca

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