miércoles, 3 de septiembre de 2014

4023 - Interpretes Varios - 1965-2002 - Yesterday

Seccion Libros - LIBRO 023: 
"Los Beatles y La Ciencia"
De Como La Musica de John, Paul, George y Ringo 
Nos Ayudan a Entender La Ciencia

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Interpretes Varios - 1965-2002 - Yesterday

Los Beatles y La Ciencia;  
De Como la Musica de John, Paul, George y Ringo 
Nos Ayudan A Entender La Ciencia
Autor: Ernesto Blanco
Editorial: Siglo XXI Editores
Edicion: 1ra Edicion, Marzo 2015

Ayer,
todos mis problemas parecían tan lejanos...
Pero ahora parece que están aquí para quedarse.

La canción "Yesterday", compuesta por Paul Mc-Cartney, ha sido grabada alrededor de tres mil veces po otros artistas, más que cualquier otra en la historia, Según la organización de derechos de autor Broad-cast Music, Inc. (BMI), esta fue interpretada en públi­co más de siete millones de veces, por cada una de las cuales Lennon-McCartney cobraron por sus derechos. Bastan estas observaciones para decir que es uno de los temas populares más importantes de la música. Pero ¿qué es lo que la hace única? ¿Hay razones (neuro) científicas detrás del torrencial éxito de una sencilla composición.

La computadora de Paul
En su libro Tu cerebro y la música, el neurocientífico Daniel Levitin llama la atención sobre una de las particularidades de esta canción:

En "Yesterday" la principal frase melódica tiene una longitud de siete compases; los Beatles nos sorprenden violando uno de los supuestos básicos de la música popular, la unidad de frase de cuatro u ocho compases (casi todas las canciones de rock y pop tienen ideas que están organizadas en frases de esa longitud) [...]. Hemos oído miles de canciones miles de veces y, aunque no seamos capaces de describirlo explícitamente, hemos incorporado esa tendencia de frase como una "regla" respecto de la música que desconocemos. Cuando se toca "Yesterday", con su frase de siete compases, es una sorpresa. Aunque la hayamos oído un millar de veces, o incluso diez millares de veces, todavía sigue interesándonos porque viola expectativas esquemáticas que están aún más firmemente arraigadas que nuestro recuerdo de esa canción concreta.

El origen de "Yesterday" está envuelto de un aura de roman­ticismo muy particular. Una mañana de noviembre de 1963, Paul se despertó luego de haber soñado una melodía que se­guía dando vueltas en su cabeza. Se aproximó al piano, que estaba cerca de la cama, y comenzó a interpretarla. Al principio pensó que se trataba de algo que su padre ejecutaba o que ha­bía escuchado previamente. Nunca había soñado una canción y le resultaba muy sospechoso. ¿No sería alguna conocida? Mos­tró la melodía a varios compositores, entre ellos al propio John Lennon, y nadie la reconoció y a la mayoría le gustó mucho.

Una dificultad particular tuvo que ver con la creación de la letra. El propio Paul contó que al principio venían a su mente las palabras "scrambled eggs" ("huevos revueltos") y pensó que, sin duda, no eran apropiadas. Debía buscar algo que sonara de modo similar, por ejemplo, "tomorrow night" o "morning light", y en un paseo al aire libre apareció la ide de "Yesterday"; simplemente parecía perfecto: había nacido la canción.

En cualquier caso, el asunto del sueño y el proceso creativo es el tema central de análisis de un artículo que Philip Mclntyre pu­blicó en 2006 en la revista Popular Music. Allí el también experto en medios cuenta que fue el propio Paul quien, con gran ca­pacidad de análisis (y para conformar a un espectro amplio de seguidores), sugirió un par de explicaciones para el fenómeno:

"Yesterday" surgió de la nada, no tengo idea de dónde vino. Soñé la melodía. Desperté con ella en la cabeza. Todo depende de cuan lejos se quiera llevar esto; si eres muy espiritual, entonces podría decir que Dios me la envió, que fui simplemente un vehículo. Si quieres ser un poco más racional, que estuve cargando mi computadora durante millones de años con todas las cosas que escuché, desde mi padre, pasando por todos mis gustos musicales e incluyendo gente como Fred Astaire y, finalmente, mi computadora una mañana imprimió lo que consideró que podía ser una buena melodía.

Si bien durante las últimas décadas se ha venido dando un fuerte debate científico sobre la utilidad de la analo­gía de la computadora para entender las funciones mentales del ser humano, es claro que la segunda idea de Paul permite un acercamiento un poco más científico. Veamos en detalle de qué se trata.

Restos diurnos

Ayer soñé con los hambrientos, los locos, 
los que se fueron, los que están en prisión, 
hoy desperté cantando esta canción, 
que ya fue escrita hace tiempo atrás. 
Es necesario cantar de nuevo una vez más. 
Charly García, "Inconsciente colectivo"

Según Freud, el contenido de los sueños se alimenta de los residuos diurnos, es decir, de pequeños fragmentos de infor­mación absorbidos en forma imperceptible por el inconscien­te durante la jornada. Si bien muchas de las propuestas del creador del psicoanálisis sobre el significado de los sueños y el valor terapéutico y científico de interpretarlos han sido puestas en duda por investigaciones posteriores, el tema de los residuos del día ha tenido cierto grado de confirmación.

En particular, el eminente neurofisiólogo Michel Jouvet fue de los primeros en estudiar este asunto. Durante años llevó registro de sus propios sueños y llegó a acumular más de dos mil. Aparentemente este número tan elevado es posible si uno pone suficiente interés y esfuerzo en recordarlos (otra cosa interesante para poner a prueba: pensar seriamente en ellos tiene el efecto de recordarlos con mayor frecuencia).

Jouvet encontró que era muy frecuente que sus sueños tuvieran relación con eventos del día anterior o de algún día de la última semana. Estudios posteriores realizados en un mayor número de sujetos corroboraron esta observación. Tal vez deberíamos hablar de residuos de la semana en lugar de restos diurnos pero, en cualquier caso, aparentemente hay algo de cierto en esta idea.

¿Qué pasó con Paul McCartney el día anterior a la irrupción de 'Yesterday" (o, mejor dicho, "Scrambled Eggs")? ¿Qué había estado escuchando durante esa jornada o esa semana?
Barry Miles, un amigo cercano de Paul autor de una de sus biografías, especuló en este sentido:

Considerando que las imágenes de los sueños están influidas por los eventos del día anterior, sería interesante saber qué había escuchado Paul la noche antes. La melodía de "Yesterday" puede ser una transformación onírica de algo completamente diferente, desde el tema musical de un programa de televisión hasta una pieza de música clásica; o, más probable aún, una idea que él ya había estado trabajando pero que emergió del sueño de un modo tan diferente que resultaba irreconocible. Las notas ya estaban previamente en su subconsciente, pero el vocabulario musical de Paul era tan amplio, su subconsciente estaba tan saturado con progresiones de acordes, combinaciones de notas y fragmentos de melodías, que en este caso él no tuvo que colocarse en su modo de compositor receptivo: simplemente unió las piezas mientras estaba durmiendo.

Existen otros ejemplos de artistas inspirados por los sueños. En "El sueño de Coleridge", Jorge Luis Borges menciona algunos muy intere­santes. Comienza narrando el caso del poeta inglés Samuel Taylor Coleridge, quien, en el verano de 1797, luego de ha­ber leído un texto sobre la edificación de un palacio orde­nada por el emperador Kublai Khan, tomó un hipnótico y se durmió. Al despertar, tenía la certidumbre de haber re­cibido en sueños un poema completo de unos trescientos versos, que de inmediato procedió a transcribir. Pero una visita inesperada lo interrumpió y, en palabras de Coleridge:

Descubrí con no pequeña sorpresa y mortificación que, si bien retenía de un modo vago la forma general de la visión, todo lo demás, salvo unas ocho o diez líneas sueltas, había desaparecido como las imágenes en la superficie de un río en el que se arroja una piedra, pero, ¡ay de mí!, sin la ulterior restauración de estas últimas.
           
Evidentemente en este caso el sueño, por su propia natura­leza efímera para la memoria, no fue suficiente para com­pletarlo. Coleridge escribiría sobre su sueño varios años más tarde, en 1816, para excusarse por aquel poema inconcluso

Philip Mclntyre, en su análisis del proceso creativo de 'Yesterday", resalta también que el sueño fue apenas un inicio de un proceso, y que recibió múltiples influencias posteriores, desde la trabajosa reelaboración de la letra (¿se imaginan cómo sonaría lo de "scrambled eggs"?) hasta la maravillosa propuesta de George Martin de agregar un cuarteto de cuerdas (los otros Beatles no se sintieron en condiciones de hacer mayores aportes).

Otro ejemplo en que se ve claramente esta relación es el de la narradora británica Mary Shelley. Durante unas vacacio­nes con un grupo de artistas, estaba entregada al juego de elaborar narraciones de terror y, ante a la falta de ideas, un sueño vino a asistirla. Ese sueño terminó siendo parte de su influyente novela Frankenstein, para más datos, del capítulo en que la criatura abre los ojos y cobra vida.

Pero Borges menciona también otros casos, como el de Robert Louis Stevenson, quien en 1884 recibió en sueños elemen­tos para su conocida novela Dr, Jekyll y Mr. Hide. Y otro musical:

El del violinista y compositor Giuseppe Tartini, que soñó que el Diablo (su esclavo) ejecutaba en el violín una prodigiosa sonata; el soñador, al despertar, dedujo de su imperfecto recuerdo el Trillo del Diavolo.

Respecto de esta última historia, es interesante notar que Paul Groussac, escritor francés radicado en la Argentina des­de los 18 años y muy admirado por el propio Borges, en su libro Entre sueños no quiso saber nada con interpretaciones racionales al estilo de la computadora de Paul:

La interpretación psiquiátrica, que atribuye aquella obra [la famosa sonata de Tartini que, según decía el compositor, le fue "dictada por el Diablo"] a un fenómeno de cerebración inconsciente, revela en el sabio una potencia de credulidad igual a la del músico -si no mayor-. Por mi parte, prefiero aun la leyenda en bloque, con el diablo y sus cuernos.

Pero, aunque pueda desagraciar a Groussac, existen algunos estudios sistemáticos de la música y los sueños, en particular uno realizado por Valeria Uga y sus colaboradores de la Uni­versidad de Florencia, que Oliver Sacks menciona en su libro Mtisicofilio, en el que dedica un capítulo a comentar algunas experiencias propias y a enumerar otros ejemplos. Entre ellos, la creación de la introducción orquestal de El oro del Rin, de Richard Wagner, en un estado de somnolencia, algunos co­mentarios de Maurice Ravel sobre melodías que lo visitaban en sueños y un caso que aparece narrado en las memorias de Louis H. Berlioz, quien terminó olvidándolo todo (casi como Coleridge).

Sueño con serpientes, átomos y valencias

El estudio de Uga, publicado en 2006 en la revista Cons-ciousness and Cognition, compara los sueños de treinta y cin­co músicos profesionales con los de treinta no músicos. La conclusión a la que arriban los investigadores es que los artistas sueñan con música el doble de veces que los que no lo son. Además, sólo la mitad de la música que recor­daron eran clásicos conocidos. El resto podía tratarse de novedades, como lo fue "Yesterday" para McCartney. Esto muestra en un estudio científico, más allá de las numerosas anécdotas, que los sueños pueden ser una fuente común para creaciones musicales. Por lo tanto, lo excepcional de la historia de Paul no es que haya soñado ese tema, sino que no le haya ocurrido lo mismo con mayor frecuencia.

Los sueños como asistentes de la creatividad no son exclusividad de Paul ni de los artistas. También los científicos, a pesar de su pretensión de racionalidad absoluta, pueden verse inspirados por ellos. Tal vez una de las más espectaculares historias en este sentido sea la del célebre químico alemán Friedrich August Kekulé von Stradonitz, ocurrida en la segunda mitad del siglo XIX cuando estaba surgiendo el concepto de valencia química, que él mismo contribuyó a sistematizar al ver que ciertos átomos eran capaces de unirse con un número fijo de otros átomos.

En ese momento estaba en pleno desarrollo la química or­gánica, es decir, el estudio de compuestos que contienen un número importante de átomos de carbono. Este elemento tiene una valencia de cuatro y tiende a formar cadenas de gran tamaño que pueden incorporar átomos de otros ele­mentos. Una cosa que estaba empezando a probarse en la época era que las moléculas orgánicas podían contar exacta­mente con la misma cantidad de átomos de cada elemento y aun así tener propiedades diferentes por estar colocados esos átomos de un modo distinto en el espacio.

Kekulé propuso representar de manera gráfica las molécu­las mostrando con líneas las uniones entre átomos, lo que evi­denciaba las diferencias de estructura entre dos moléculas que tuvieran los mismos átomos. Así, comprendió que en los hidro­carburos, moléculas compuestas únicamente por átomos de carbono e hidrógeno, tendían a cumplirse ciertas relaciones. Dado que el carbono tiene valencia cuatro y el hidrógeno va­lencia uno, si todas las valencias estaban ocupadas debía haber una relación matemática precisa entre los átomos de carbono y los de hidrógeno. En caso de que alguna valencia quedara sin ocupar, lo que debía ocurrir era que la molécula reaccionara con mucha facilidad con otras, es decir, que esa valencia libre rápidamente la hiciera unirse con otras moléculas o átomos. Por ejemplo, si hay seis átomos de carbono se necesitan catorce de hidrógeno para saturar el compuesto. Algunas moléculas de seis átomos de carbono pueden tener menos áto­mos de hidrógeno, por ejemplo, doce, pero eso las hace químicamente muy activas.

Todos los hidrocarburos parecían comportar­se de acuerdo con las ideas de Kekulé, salvo una terrible excepción: el benceno tenía seis átomos de carbono, sólo seis de hidrógeno (¡ocho menos de lo necesario para que fuera estable, según Kekulé!) y era perfectamente estable, más aún que muchos otros compues­tos que tenían un número mayor de átomos de hidrógeno (por ejemplo, doce). ¿Cómo estaban ordenados en el espa­cio los átomos en la molécula de benceno? ¿De qué modo se podía entender su gran estabilidad?

Al parecer esas preguntas lo persiguieron por casi siete años. Un día de 1865, mientras estaba en Bélgica, el buen Kekulé su­bió al transporte público tirado por caballos de la época. El mo­nótono sonido de los cascos, junto con el cansancio que segu­ramente tenía, hicieron que se quedara dormido (¿esto podría pasar en el transporte público de cualquier ciudad del mundo hoy en día, ya sea un ómnibus, un tren o un subterráneo?). En sueños, comenzó a ver imágenes de cadenas de átomos dando vueltas y retorciéndose. En sus palabras:

Los átomos saltaban ante mis ojos. Con mi vista mental distinguía sus largas series retorciéndose cual serpientes. De pronto, una de las serpientes se tomó de su propia cola y en esa postura empezó a voltear ante mis ojos como si me lanzara un reto. Me sentí como si me hubiera despertado la fulguración de un rayo.

La respuesta le resultó evidente: los seis átomos de carbono del benceno formaban un anillo, no una cadena lineal. De este modo ocupaba dos valencias adicionales de los carbonos (para cerrar la cadena) y las propiedades del anillo hacían que fuera estable aun con seis valencias libres (tres enlaces dobles entre átomos de carbono), que, de algún modo, eran utilizadas para fortalecer la estructura. Por lo tanto, ya no hacían falta catorce hidrógenos para que tuviera estabilidad, bastaba con seis. Es obvio que lo importante en la ciencia (y, ¿por qué no?, también en el arte) no es tanto de dónde proviene una idea, sino simplemente que funcione.

Claro que este no es el único ejemplo. A diario los científi­cos despiertan con nuevas ideas, enfoques o preguntas. Pero las características de la profesión, que requiere la publica­ción en revistas arbitradas en un estilo lo más objetivo posi­ble, hacen que muchas de estas historias queden olvidadas. En las artes, por el contrario, los casos son más valorados, ya que la posible inspiración divina, mística o diabólica parece acrecentar el interés en una obra. No obstante, tengo la sen­sación de que "Yesterday" no necesitaba nada de eso para ser lo que es. En cualquier caso, debemos estar más atentos a los sueños y trabajarlos una vez que despertamos.

La música de los Beatles ha recorrido todo el planeta, pero ¿es posible que pueda interesar a alguna inteligencia extraterrestre? 
De esa posibilidad trata el siguiente capítulo. (*)

(*)  Nota del Mago: Aca es donde te recomendamos, (si te gusto la lectura hasta aquí) que te compres el libro........ el proximo capitulo es "Atraves Del Universo, Haciendo Contacto Con Alguien De Alli Afuera"


01 - Yesterday - Ray Charles
02 - Yesterday - Laurindo Almeida
03 - Yesterday - The King's Singers
04 - Yesterday - Wesley Taylor
05 - Yesterday - The Buddha Lounge Ensemble
06 - Yesterday - Lee Morgan
07 - Yesterday - Trio Rococo
08 - Yesterday - Tom Jones
09 - Yesterday - Billy Dean
10 - Yesterday - Dandy Livingstone
11 - Yesterday - Paul McCartney
12 - Yesterday - Betty Says
13 - Yesterday - Laurence Juber
14 - Yesterday - Marvin Gaye
15 - Yesterday - John Lennon - (Parody) (Walls & Bridges Sessions, 1974)
16 - Yesterday - The Beatles

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