En julio de 1993 “Creep”, una canción del grupo Radiohead se convirtió en el primer top 40 del ránking norteamericano hecho por un grupo nuevo inglés desde que KLF llegó al número 39 en 1991. En diciembre, en tanto, los irlandeses The Cramberries alcanzaron el puesto 18 tras veintidós semanas de permanencia con su álbum debut “Everybody Else Is Doing It, So Why Can't We”, mientras que los escoceses The Proclaimers tocaron el top Ten de la revista Billboard con "I’m gonna be (500 milles)”, y los experimentales Stereolab llegaron a encabezar el ranking college. No se trata de otro capítulo de las invasiones británicas sino de los nuevos números ingleses que rayaron más alto en el mapa musical estadounidense de la temporada pasada.
Con pocos elementos musicales y estéticos en común, estas bandas confluyen al fin bajo las consecuencias del consabido refrán "Nadie es profeta en su tierra”. Cranberries, Radiohead y The Proclaimers consiguieron en América lo que Gran Bretaña les negó: superar la barrera de los quinientos mil discos vendidos y alzarse con sus respectivos discos de oro. Ubicados decididamente en el andarivel alternativo Stereolab, que en Inglaterra edita a través de su propio sello, fue fichado en Estados Unidos por la poderosa firma Elektra, para quienes también filmaron un videoclip.
"Todos estos grupos fueron considerados redundantes aquí y fallaron en los charts", explica Steve Malins en la revisión anual de la revista inglesa Vox. Muy a pesar de seguir la línea poética de los Kinks, rockers británicos por antonomasia, Radiohead fue catapultado al Top 40 a través de la infalible MTV. Beavis and Butt-head, disgustantes criaturas animadas que animan la programación de la cadena de videos, los tuvieron entre sus favoritos. “¡Radiohead rockea!. Son creíbles y tienen actitud. Son como Jim Morrison cruzado con Hendrix. ¡MTV los ama!”, declaró Beavis ante millones de espectadores. Pablo Honey, estimulante debut de la banda, alcanzó para diciembre las seiscientas mil copias de la mano del hit single “Creep”.
Considerados por la revista "Rolling Stone" como “la importación más intrigante, angelical y agresiva desde Sinead O’Connor”, los irlandeses Cranberries llegaron a Estados Unidos como soportes de Suede y terminaron desplazando a estos de la atención de las audiencias. “La prensa americana es bastante más madura, los ingleses son una elite que se sube al éxito de un grupo para bajarse inmediatamente después”, dice Dolores O'Riordan, la bella voz que encarna las etéreas melodías de los Cranberries.
A los Proclaimers les tocó el guión más raro en esta historia de colonos pop. Su álbum debut Sunshine on leith se editó en 1989 y durmió el sueño helado de Walt Disney durante cuatro años hasta que la actriz Mary Stuart Masterson eligió el tema ‘Im gonna be (500 miles)” para la película Benny and Joon. Así, entonces, este grupo de folk escocés encontró la veta del oro. Al norte del río Grande, claro
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ResponderBorrarmagodelosdiscos
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