Sábado, 15 de julio de 1978
ÚLTIMO PASO ANTES DEL GRAN DÍA.Cuenta regresiva final hasta el momento que Chuck llevaba oyendo en su cabeza durante seis meses.
Dentro del estudio A&M, Chuck ensaya con una gran sección de cuerdas. El director de orquesta Gerry Vinci reúne a los músicos de cuerda.
Miembros de la Filarmónica de Los Ángeles y músicos de estudio —la mayoría nunca habían visto antes la música de Chuck—.
Al mismo tiempo, el coordinador musical de Chuck, Jeff Tkazyik, trabaja con la sección de metales —los mismos músicos que ya habían tocado con Chuck—.
Comienza el pánico. Solo 9 horas de ensayo programadas para preparar a los músicos de la orquesta.
Normalmente, los ensayos serían en el Hollywood Bowl.
Imposible hoy: la Filarmónica de L.A. interpreta la Obertura 1812 esta noche.
Por lo tanto, Chuck y compañía no pueden instalarse en el Bowl hasta la mañana siguiente, el mismo día del concierto.
Domingo, 16 de julio. LOCURA.
6 a.m. — los equipos de montaje en el Bowl instalan tarimas, micrófonos, luces, equipos de sonido, grabación remota, infinitas cuestiones técnicas.
10 a.m. — debía comenzar el ensayo musical. No pueden.
Aún están resolviendo complicaciones con el sonido y la grabación.
Temor a lluvia, ya disipado. El sol ardiente llena el Bowl.
Temor ahora al agotamiento por calor.
Grabar a 70 músicos es muy complejo.Más aún al aire libre, en un lugar único como el Bowl —capacidad de 18.000 personas, con la última fila a una octava de milla del escenario.
Problemas por todas partes. Las pantallas acústicas alrededor del cuarteto dificultan que Chuck escuche las cuerdas.
El sol derrite la orquesta. Se quema un amplificador.
El piano se recalienta. Las válvulas de la trompa se traban.
Instrumentos desafinados. Los músicos empapados de sudor.
1 p.m. — Bajo toldos y sombrillas, el ensayo final de tres horas termina —parece como si hiciera 200° sobre el escenario, aunque en realidad “solo” hace 100°.
Una locura total. Nunca hay tiempo suficiente para repasar todo el material musical —ni una sola vez completa.
EL TRÁFICO ES INCREÍBLE.
A las 4 p.m., tráfico totalmente detenido durante las siguientes tres horas.
La gente busca estacionamiento por todas partes.
Chuck y el cuarteto se alojan en un hotel cercano para no perder el concierto.
18.000 fanáticos llegan en autos, camiones, bicicletas, a pie, con canastas de picnic de todo tipo.
Comida. Bebidas. Fiestas de domingo por la tarde.
El cartel del concierto dice: “Chuck Mangione Feels So Good at the Hollywood Bowl!”
El boleto más codiciado de la ciudad. Todos hablando de ello.
El concierto agotado desde hace semanas.
5:30 p.m. — La temperatura desciende a unos agradables 24 °C.
Entre bastidores, Chuck y el cuarteto llegan.
Chuck reflexiona sobre el toque de queda del Bowl a las 10:30 y los límites de decibelios.
Los objetivos personales de Chuck: ofrecer un gran concierto para 18.000 personas;
estrenar en la Costa Oeste la música de Children of Sanchez;
y grabar su música “en vivo” con 70 músicos.
Grabar este concierto para un álbum en vivo fue una situación de “una sola toma”: no habría varias actuaciones entre las cuales elegir.
7 p.m. — Una hora inusualmente temprana para comenzar, debido a la gran cantidad de música por interpretar.
El concierto inicia aún con luz de día.
Chuck aparece en el escenario sin foco de luz ni anuncio previo, mientras 15.000 de los esperados 18.000 ya están sentados —otros 3.000 ingresan durante las primeras canciones.
Desde la primera nota de Feels So Good, Chuck recuerda “un mar de gente en movimiento”.
Para la tercera pieza, Chase the Clouds Away, todos sienten la grandeza de la música de Mangione.
Chuck guía el camino. El cuarteto flota.
La orquesta se eleva. La emoción crece.
Cae la noche. Y en la oscuridad todo se vuelve claro:
la música de Mangione transforma la realidad en fantasía.
Sus melodías irradian calidez y compasión.
Y junto con su fliscorno y teclado llenos de alma, varios elementos hacen que esta noche sea muy especial: el pulso del bajo de Charles Meeks, la claridad del riff de Grant Geissman, el chispeo del tambor de James Bradley, la sensualidad del saxo de Chris Vadala.
La fuerza de 70 personas creando música juntas.
Pregúntale a cualquiera que haya estado allí.
Fue, verdaderamente, una noche mágica.
— Chuck Casell
Disco 1 - Lado 1 - 001.- Feels So Good (Live (1978/Hollywood Bowl)) (9:17)
Disco 1 - Lado 1 - 002.- The XIth Commandment (Live (1978/Hollywood Bowl)) (6:37)
Disco 1 - Lado 1 - 003.- Chase The Clouds Away (Live (1978/Hollywood Bowl)) (9:38)
Disco 1 - Lado 2 - 001.- Hill Where The Lord Hides (Live At Hollywood Bowl, Los Angeles / 1978) (5:26)
Disco 1 - Lado 2 - 002.- Doin' Everything With You (Live (1978/Hollywood Bowl)) (7:38)
Disco 1 - Lado 2 - 003.- Love The Feelin' (Live (1978/Hollywood Bowl)) (7:23)
Disco 1 - Lado 2 - 004.- I Get Crazy (Live (1978/Hollywood Bowl)) (4:15)
Disco 2 - Lado 1 - 001.- Land Of Make Believe (Live At The Hollywood Bowl / 1978) (9:09)
Disco 2 - Lado 1 - 002.- Hide And Seek (Live (1978/Hollywood Bowl)) (8:39)
Disco 2 - Lado 1 - 003.- The Day After (Our First Night Together) (Live (1978/Hollywood Bowl)) (7:38)
Disco 2 - Lado 2 - 001.- Children Of Sanchez (Main Theme-Live (1978/Hollywood Bowl)) (6:49)
Disco 2 - Lado 2 - 002.- B'Bye (Live (1978/Hollywood Bowl)) (5:06)
Disco 2 - Lado 2 - 003.- Children Of Sanchez (Finale-Live (1978/Hollywood Bowl)) (3:55)
Disco 2 - Lado 2 - 004.- Main Squeeze (Live (1978/Hollywood Bowl)) (6:35)
Disco 2 - Lado 2 - 005.- Feels So Good (Encore-Live (1978/Hollywood Bowl)) (3:14)
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