jueves, 20 de julio de 2023

6673 - Interpretes Varios - 2012 - La Canciones Que La dictadura Nos Prohibio Escuchar

La música popular: otro campo de batalla

La dictadura militar trabajó a partir de las listas negras y se benefició de la 'autocensura' de la mayoría de los medios de radio y televisión. Artistas como Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, Víctor Heredia, Jorge Cafrune, por sólo mencionar los más resonantes, integraban una lista 'negra' de artistas cuya difusión estaba prohibida.

Según nos relata Horvath (*), la lista del COMFER (Comité Federal de Radiodifusión - autoridad de aplicación de la ley de medios y autoridad de control y represión de las violaciones a las prohibiciones de ley) de los temas prohibidos abarcaba:

'Ayer nomás' de Moris; 'Canción de amor para Francisca y su hijita' de León Gieco; 'Hoy te queremos cantar' de Mellino; 'La historia esta' y 'Las dulces promesas' de León Gieco; 'La marcha de San Lorenzo' de Billy Bond; 'Me gusta ese tajo' de Luis A. Spinetta; 'La marcha de la bronca' de Cantilo y Durietz; todos los temas de Pescado Rabioso; 'Tema de los mosquitos' de León Gieco; 'Violencia en el parque', por Aquelarre; 'Viernes 3 A.M.' de Charly García; 'Yo muchacha guardo un beso', de Mellino; 'Apremios ilegales' por Pedro y Pablo; 'Octubre' de Roque Narvaja; 'Gilito de Barrio Norte' de María Elena Walsh; 'Compañera mía', 'Viento', 'Qué suerte he tenido de nacer' de Alberto Cortez; 'Ese Cristo americano' de Ariel Petrocelli; 'Chacarera del expediente' de Gustavo 'Cuchi' Leguizamón; 'El cóndor vuelve' de Armando Tejada Gómez; 'Hombres en el tiempo' y 'Triunfo agrario' de César Isella; 'Doña fiaca' de Eladia Blázquez; 'La conquista del desierto', 'Pasa el malón', 'Tierra ranquelina' de Carlos Di Fulvio; 'La del televisor' de Piero; 'La bicicleta blanca' de Horacio Ferrer; 'Juana Azurduy' de Ariel Ramírez; 'Canto a Sudamérica' de Eduardo Falú; 'Es Sudamérica mi voz' de Félix Luna.

Los años de la dictadura significaron, a nivel mediático, el predominio de la música pasatista, tanto nacional como extranjera. De este modo, los artistas marcados quedaron excluidos absolutamente del mercado de la música, motivando el exilio de muchos de ellos.

Un párrafo aparte merece el denominado 'rock nacional'. La música de rock adquirió popularidad a partir de la extraordinaria difusión dada a la discografía de Bill Halley (y sus cometas), Elvis Presley y las bandas británicas de 'The Beatles' y 'The Rolling Stones', que provocaron una euforia de vastos alcances. Surgió así una cultura juvenil y luego a un mercado del joven y adolescente, centrado en la vestimenta, la música, el calzado, además de los accesorios del más variado tipo (bijouterie, cinturones, carteras, bolsos, mochilas, vinchas y sinfín de etcéteras).

A ello debe sumarse el movimiento 'hippie', en Estados Unidos, formado (entre otros) en base a los jóvenes que rehusaron la convocatoria obligatoria para pelear en Vietnam, que se plantearon como movimiento contracultural, ('underground'). Algunos grupos juveniles incorporaron el consumo de psicotrópicos, tabaco y alcohol.

En nuestro país, el rock fue una inagotable fuente de ganancias. Se replicaron los modelos exitosos en el hemisferio norte, con el generoso aporte de la publicidad mediática.  Así, el 'Club del Clan' (del que formaban parte Palito Ortega, Johnny Tedesco, Chico Novarro, Violeta Rivas, Lalo Fransen, Galo Cárdenas, Jolly Land, Nicky Jones, Cachito Galán, Perico Gómez) televisado por Canal 13, sería toda una sensación en el público. Las empresas discográficas locales lanzaron versiones argentinas de los ídolos estadunidenses. Ricardo Mejía, haciéndose cargo del sello RCA en nuestro país, promueve a 'Los iracundos'; la discográfica Odeón, de capitales ingleses, crea a 'Los Shakers': a su turno la CBS lanza a Leo Dan, a Roberto Sánchez (Sandro) y Rocky y sus ciclones. El productor Ben Molar inventa a Juan Ramón, quien luego pasó al sello RCA, constituyéndose en un suceso de ventas.

La televisión difundía a las bandas y solistas propuestos desde el circuito del 'show business': Canal 13, desde el programa 'Escala Musical', presenta a 'The Beatniks' (integrado por Ángel y Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Alberto Spinetta), en tanto que Canal 9, en 'La Pandilla del 9" y Canal 1 1, en 'Ritmo y Juventud', son inventores de efímeros éxitos o de otros que alcanzan mayor perdurabilidad. En 1965, en Villa Gesell se dan cita, entre otros, los Beatniks, (los que si llegaron a grabar y no guardan relación con los Beatniks de la Escala musical) Morís, Javier Martínez, Rocky Rodríguez e Iván.

Los Beatniks, del Canal 1 3, constituyeron la base de la futura banda 'Almendra', que grabó para RCA (abril a septiembre de 1969) el LP que contiene el tema 'Muchacha ojos de papel', de enorme éxito comercial. Por otra parte una banda rosarina liderada por el entonces adolescente Litto Nebbia graba para el sello argentino Music Hall: se trata de 'Los gatos salvajes'. Luego de varios cambios en su composición se denominará simplemente 'Los gatos', que integran (además de Nebbia) Ciro Fogliatta, Alfredo Toth, Kay Galiffi y Oscar Moro. En el transcurso de 1966 graban un disco de larga duración (un 'long play') que contiene 'La balsa' (con la participación en la composición de José Alberto Iglesias, el mítico 'tanguito') y 'Ayer nomás' (con la participación en la composición de Morís). Al año siguiente Los Gatos graban otro éxito: 'Viento dile a la lluvia'. En 1970, luego de un paréntesis e incorporando a otro futuro grande del rock: Norberto 'Pappo' Napolitano, en reemplazo de Galiffi,  producen los LP 'Beat 1' y 'Rock de la mujer perdida'.

Según refiere Ricardo Horvath 'los mitos del rock subterráneo se sustentan en tres pilares básicos:

» La Cueva de Pasarotus, en Av. Pueyrredón 1723, de la Capital Federal, comenzó siendo un lugar de culto de la música jazz. Luego fue el tiempo de Roberto Sánchez (Sandro), rebautizándose el lugar como 'La Cueva de Sandro'. Poco tiempo después Sandro siguió su camino y allí tocaron otras bandas de rock: Bernardo Baraj, Santiago Giacobbe, Néstor Astarita, Jorge Anders, Alfredo Remus, Horacio Malvicino.... Después del 'Gitano' (Sandro), apareció en La Cueva Billy Bond, del grupo 'Las Sombras', que se hacen cargo de seguir con el negocio. Pasan por allí Pajarito Zaguri y Litto Nebbia con Los Gatos Salvajes. Pero el negocio tropezó con la dictadura: denuncias por ruidos molestos, persecución y hostigamiento policiales a los 'melenudos' y hasta un atentado con bombas incendiarias determinaron el cierre del local. Por la Cueva desfilaron algunos de los destacados autores de la música 'progresiva', entre ellos Javier Martínez, Tanguito, Alejandro Medina, Ciro Fogliatta, y Oscar Moro.

» La Perla del Once, una pizzería típica de Buenos Aires, fue otra de las cunas del rock nacional: allí nació 'La Balsa', uno de los temas que identifican la época, según nos relata Horvath.

» En el Instituto Di Tella, recordamos que estaba el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales (CLAEM), por el cual pasaron cantautores de la talla de Nacha Guevara, Marikena Monti, Jorge de la Vega, Jorge Schusseim, y otros, dentro de una estética más intelectual y politizada (recordamos que Nacha luego sería 'invitada', por la Triple A' a irse del país).

El rock nacional constituyó el refugio de una gran parte de la juventud de aquélla época. Juventud que era visualizada como un sujeto 'hostil' que pronto sería destinatario de calificaciones peyorativas, creándose así una sinonimia entre juventud (siempre 'perdida juventud') y delincuencia, cuando no entre juventud y 'subversión'.

El rock nacional tuvo destacados exponentes. Charly García y Nito Mestre, integrantes de 'Sui Generis', culminaron en el '75 su trayectoria como banda y las secuencias del recital fueron video grabadas a fin de exhibirlas como film, lo que debía acontecer en 1976: fue prohibida para menores de 1 8 años, lo que implicó prohibirla para casi todos sus 'fans'.

¿'Qué están pasando en la radio'?

El COMFER, cuyo directorio, por ley, debía estar conformado por representantes de las Fuerzas Armadas, fue el encargado de bajar la línea a las difusoras de radio y TV, públicas y privadas, indicando quiénes podían ser difundidos y quiénes no.

Sin embargo, un buen día, allá por el 2 de abril de 1982, pasó lo increíble: la dictadura intentó prolongar su estadía en Casa de Gobierno recuperando militarmente las Islas Malvinas. Comenzó entonces un conflicto de 74 días, en el cual el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda pasó a ser el gran contrincante (ya no una hipótesis de conflicto) con el apoyo desembozado de su principal aliado en la OTAN: los Estados Unidos de América. Fue así que las radios, en sus frecuencias de AM y FM, comenzaron a pasar toda la música antes vedada a los oídos del público: fue entonces que la gente como el que escribe (sin tradición rockera, por cuestión de edad y familiar) se enteró de que había un rock nacional y un folklore más allá de los temas siempre trillados de 'Lunita tucumana' o 'Zamba de mi esperanza', siempre cantados y enseñados en la escuela primaria. Todo un mundo musical casi desconocido adquirió difusión pública.

Horvath destaca la presencia de un sello nacional, 'Mandioca', creado por el editor Jorge Álvarez en unión con Luis Pedro Pujol. Esta grabadora le dio oportunidad a muchos que serían grandes en la música que se dio en llamar 'rock nacional'. Si bien sucumbiría frente a la competencia desigual con los sellos multinacionales, Mandioca fue el sello que dio lugar a que Manal grabara su primer LP, en febrero de 1970 (Manal: Claudio Gabis en guitarra, órgano y armónica; Alejandro Medina en bajo y voz; Javier Martínez en batería y voz). Ya tenían en el mercado temas en discos simples. En octubre de ese año graban su segundo LP, pero esta vez en RCA: 'El león'. Luego la banda se disuelve ... y aparece de nuevo en 1981, con su LP 'Reunión' para el sello CBS. Álvarez formará como productor independiente, una de las patas del sello nacional 'Microfón'. Allí reeditó los registros históricos que poseía, al tiempo que dio forma a nuevas bandas, entre ellas, Sui Generis.

Este conjunto dejó su impronta a través de sus LP 'Confesiones de invierno', 'Vida' y 'Pequeñas anécdotas de las instituciones', con temas que, según Jorge Álvarez, no eran otra cosa que tangos expresados en clave de música rockera. Letras, en general, que acompañan esa tonalidad gris, melancólica y depresiva de 'nuestra Buenos Aires querida'. Éxito tras éxito, la banda constituyó con esos temas la gran bandera de la rebeldía juvenil, mal avenida con la policía, los convencionalismos e hipocresía social, los prejuicios, la autoridad escolar, etc. Cabe destacar que en sus letras, ¡unto a la protesta de tipo social política va también el canto al amor. También Moris llegaría a editar un disco por medio de Mandioca: se trata del LP 'Treinta minutos de vida' (1969).

Pedro y Pablo (un dúo formado por Miguel Cantilo y Jorge Durietz), dentro de la línea de las canciones de protesta, fueron autores de un himno de la rebeldía de la época: 'La marcha de la bronca'. Ese mismo año en la confitería 'Macu' de Quilmes son 'descubiertos' cuatro talentos musicales: se trata de los integrantes de 'Mach 4': Ricardo Soulé, Rubén Basolato, Wilfredo 'Willy' Quiroga y Juan Carlos Godoy, que formaban parte del elenco de bandas de 'Mandioca'. Pero, se hacen llamar 'Vox Dei'. Para Mandioca grabarían el LP 'Caliente'. En otro sello, registrarían su gran éxito: 'La Biblia'.

Dentro de la música no pasatista, no identificada como 'rock nacional', podemos mencionar a León Gieco, Víctor Heredia (surgido del Festival Nacional de Cosquín en 1966), César Isella, Gian Franco Pagliaro, Facundo Cabral, Pastoral, Vivencia, Roque Narvaja, Alma y Vida.

Un párrafo aparte merece la confluencia de las grandes figuras de temas de inspiración folklórica con los cultores del rock nacional: nos referimos a Mercedes Sosa, quien dio un ciclo de recitales en el Teatro Opera, entre el 1 8 y el 28 de febrero de 1982, haciendo participar en el mismo a León Gieco, Charly García, Rodolfo Mederos y Rubén Rada. Además, 'la Negra' Sosa incorporó a su repertorio temas de Piero ('Soy pan, soy paz, soy más'), de Silvio Rodríguez ('Sueño con serpientes'), de León Gieco ('Sólo le pido a Dios'), de María Elena Walsh ('Como la cigarra'), de Charly García ('Cuando me empiece a quedar solo') y 'Años', del cubano Pablo Milanés.

Durante los años 1978-1979 el rock nacional entró en crisis: hubo una política oficial de boicots a los recitales, empleando bombas de gas lacrimógeno y advirtiendo a los dueños de las salas de espectáculos que no las alquilaran para estos intérpretes. Esto provocó que muchas bandas se disolvieran, o quedaran reducidas a tocar en un garaje, o bien se fueran al exterior.

Otro de los factores de esa crisis fue la aparición de la 'música disco', extensamente difundida a través del cine, las radios y la televisión. Así, fue emblemático el film 'Fiebre de sábado por la noche' con el protagónico del actor y bailarín John Travolta, todo un éxito de la época. Los recitales de rock nacional, como expresión de 'música joven', fueron reemplazados por las discotecas, que ocuparon los oídos de jóvenes y adolescentes con esa 'música disco', de origen extranjero y estrictamente bailable.

Al movimiento 'disco' debe sumarse el efecto propio del mundial de fútbol de 1978. Este produjo un gran impacto emocional, constituyéndose en una gran maquinaria de distracción: mucha gente dejó de interesarse en los asuntos del país para ocuparse únicamente del fútbol. El mundial propagó sus efectos al año siguiente, 1979, cuando en Japón, la selección de fútbol juvenil argentina, también dirigida por César Luis Menotti, obtuvo el preciado trofeo mundial. Si con el fútbol no alcanzaba, allí estaba el tenis, que con las figuras rutilantes de Guillermo Vilas y José Luis Clero, entre otros, alcanzó gran resonancia nacional, concitando el interés del gran público.

Fue una etapa de 'latencia', en la que el rock nacional sobrevivió a través de recitales y de la circulación de revistas 'underground', que tenían al tanto a los lectores jóvenes de la 'movida rockera'. Tras los mundiales de fútbol, durante 1980 y 1981 el rock retomó su marcha ascendente, de la mano de recitales como el de Almendra y Manal.

En el final de la dictadura, el rock ganó su lugar en los medios masivos de comunicación. Con motivo de la guerra del Atlántico Sur se desarrolló el 'Festival de la solidaridad Latinoamericana'. Dato esencial: fue el primer recital de rock autorizado para su difusión por cine y televisión. La Guerra de Malvinas puso fin, como hemos dicho, a la legitimidad de que gozaban las fuerzas armadas y también terminó con el concepto de 'joven sospechoso', aparecido en los primeros años de los años '70.

El 'se va a acabar / se va acabar / la dictadura militar' fue un grito que resonó fuerte en recitales, partidos de fútbol, y en cuanta reunión pública masiva pudiera realizarse.

(*) Horvath, Ricardo. Los Rockeros. Centro Editor De América Latina. Buenos Aires (1983)


Cultura, Arte Dictaduras
Incompatibilidad de Caracteres
Autor: Ricardo Gagliardi
Ediciones: Aula Taller
Buenos aires 2012

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