Steampacket
“THE FIRST SUPERGROUP”
Cara A: “Back at the Chicken Shak”, “The in crowd”, “Baby
take me”, “Can I get a witness” y “Baby baby”.
Cara B: “Holy smoke”, “Cry me a river”, “Oh baby, don't you
do it” y “Lord Remember me”.
Grabado en diciembre de 1965 por Giorgio Gomelsky, este LP no
se publicó hasta 1973. Evidentemente, Giorgio hizo unas grabaciones en vivo y
estudio, como tantas se realizan, en especial por parte de los managers en sus
intentos dé conseguir compañía grabadora, o por parte de los mismos músicos
para oírse y corregirse. Tal vez, incluso, por la cantidad de cintas que luego
publicó Gomelsky en disco de todos los grupos que habían pasado por su club,
pensara en que algún día podrían valer si no una fortuna, sí su pequeño peso en
oro para los buenos coleccionistas. Lo cierto es que en 1973 Gomelsky publicó
una docena de álbumes incluyendo primerizos trabajos de Jimmy Page, Brian
Auger, Animáis, Julie Driscoll, y cómo no, Rod Stewart a través de Steampacket.
Steampacket se desharía muy poco después de estas
grabaciones. Llevaban 8 meses de vida y las tormentas comenzaban a desmembrar
el buen humor de la banda. Cada uno de ellos acababa de publicar discos en
solitario y no parecía haber demasiada predisposición para hacerlo en grupo.
Por supuesto que la calidad del LP es nefasta, con un sonido pobre y realizado
sin el menor cuidado discográfico, pero el tiempo se ha encargado de convertir
a este álbum en la única pieza existente del paso de Rod por Steampacket, y más
aún: en la única muestra audible del trabajo de Steampacket en los 11 meses de
vida que tuvieron. El título también varió según los países, y en España, a
donde el álbum llegó en 1978, fue bautizado con el nombre que utilizo para este
libro: “The First Supergroup” (El primer supergrupo), título nada pretencioso y
muy adecuado, aunque más que un LP, este disco sea una muestra general, un
ensayo, o un simple bosquejo falto de color y detalles, del trabajo de
Steampacket.
Dejando a un lado a los tres músicos, Mick Waller a la
batería, Rick Brown al bajo y Vic Briggs a la guitarra, e incluso al propio
Brian Auger, organista, vamos a concentrarnos en las cuatro estrellas de
Steampacket: Long John Baldry, Julie Driscoll, Brian Auger y Rod.
“Back at the Chicken Shack”, corte que abre la cara A, es un
clásico instrumental de Auger en aquella época y en sucesivas, aunque siempre
iría mejorando de técnica. Junto a Auger, destaca la guitarra de Briggs, y
ambos se mueven sobre una jazzística base rítmica muy adecuada al marco del
tema. “The in-crowd” también está llevado por el órgano de Auger, convirtiendo
este habitual tema de los 60 (Petula Clark hizo una versión de éxito) en un
sincopado número de jazz. Este corte y el anterior, son más del Trinity de
Auger propiamente dicho, que de Steampacket, ya que el resto y menos las voces,
no tienen nada que ver en la grabación. Con “Baby take me” tenemos por primera
vez a Rod Stewart en el LP, haciendo un dúo con Julie, en la pieza más corta de
esta cara. Los matices de su voz se pierden por la grabación, y Rod está poco
menos que irreconocible, no así Julie, que ya era muy personal en aquélla
época. “Can I get a witness” también lo canta Rod, ahora en solitario, siendo
correspondido en los coros de apoyo por Long John Baldry. El número es de lo
mejor del álbum, muy vivo y rápido de ejecución, con un soporte instrumental en
el que destaca el tono colorista de Auger con el órgano, que se marca un largo
solo central. “Baby baby” cierra la cara A y está cantado por Julie y Brian,
siendo también un tema en la línea de los Trinity de Auger más la colaboración
de la Driscoll, como a fin de cuentas seguirán haciendo en 1967 y 68.
“Holy smoke” en la cara B, nos coloca nuevamente a Brian
Auger con el órgano en primer plano sobre la sección de ritmo. La grabación
aquí es mucho mejor, aunque únicamente sea el solista el sonido clásico de
órgano a lo Jimmy Smith. “Cry me a river” está cantado por Long John Baldry en
solitario, y es el único número del álbum reservado para él. Con mucho, se nota
que John era en Steampacket el más veterano y el de mejor voz, ante un inmaduro
Stewart y una jovencita Julie Driscoll. Hay sentimiento “bluessy” en el tono y
mucha profundidad de sabor Rhythm & Blues en la forma. Es una pieza muy
corta frente a las dos siguientes. La primera es “Oh baby, don't you do it”,
cantada por Long John, Rod, Julie y Brian, buscando el lucimiento global de la
banda en lo tocante a la parte vocal. Hay primeros planos intensos, respuestas
con mucho feeling y un constante trabajo del ritmo con Auger siempre presente
al órgano. Long John canta sobre la batería de fondo en un excelente momento
del tema y el resto es de un constante clímax, a veces demasiado repetitivo ya
que apenas hay variaciones, pero muy bien logrado en general. “Lord remember
me” es el número de cierre, llevado en plan lento por el órgano y con Long
John, Julie y Rod cantando como solistas en la parte final, más rápida.
Un LP que lo fue por las circunstancias. Hay miles de cintas
como éstas de miles de grupos, y de vez en cuando, uno llega a la cumbre y
entonces interesa todo lo relativo a él. Pero así es el rock.
De Steampacket a Shotgun Express
El Brian Auger's Trinity lo integraban Brian Auger al órgano y piano, Rick Brown al bajo y Mickey Waller (que ya había estado en los All Stars, segunda formación) a la batería. Junto al trío, cantaba una chica llamada Julie Driscoll. Pocas veces en la historia habría de darse la fusión de un monstruo instrumentista como Auger, y de una voz tan extraordinaria como la de Julie Driscoll. En 1964 habían editado un single, bajo los auspicios de Gomelsky que era su manager, con los temas “Fool killer” y “Let's do it tonight”, pero como tantos buenos artistas que habrían de hallar el éxito bastante después, con ellos tampoco sucedió nada. Gomelsky, que había dejado escapar a los Stones, y que ahora con su nuevo manager Andrew Loog Oldham nadaban ya en la abundancia, estaba empeñado en demostrar que otros de sus artistas eran algo grande.
En abril de 1965 Giorgio Gomelsky les reunió a todos y les propuso formar algo así como un supergrupo (y lo fue en realidad, aunque prematuro, el primero de la historia del pop), al que iban a bautizar con el nombre de Steampacket. Por un lado Long John Baldry, por otro Rod Stewart, y por otro Ju- lie Driscoll y Brian Auger, con los miembros de Trinity más un nuevo guitarra que despuntaba y que se llamaba Vic Briggs (y que más tarde pasaría a los Animáis de “Every one of us”)
Steampacket pudo haber sido demasiado. Long John, Rod y Julie como cantantes principales, Brian al órgano, Rick Brown y Mick Waller como sección de ritmo, y Briggs a la guitarra. Realmente extraordinario. Y sin embargo jamás grabaron oficialmente. Un misterio. De no haber sido por las cintas del propio Giorgio Gomelsky registradas en su club, hoy no existía ningún documento sonoro de esos días. Cierto que los existentes son pobres y de baja calidad, pero siempre es menos que nada. De haber seguido juntos, el Steampacket hubiera podido hacer un poco de la historia de los años 60, mucho más allá de la que ya hizo en los once meses en que existieron.
A comienzos del verano del 65, el Steampacket tomó parte en su primera y más exitosa gira, formando parte de un grupo de conjuntos en el que se incluía a los Walker Brothers, los Fourmost, Sugar Pis y a los Rolling Stones de cabecera de cartel. El veintitrés de julio, en el London Palladium, dieron su más importante actuación de la gira. Muy poco después, el ocho de agosto, el supergrupo tomó parte en el Festival Nacional de Jazz y Blues de Richmond y que era el quinto desde 1961, compartiendo cartel con los Animáis y con Spencer Davis Group.
Sin discos de conjunto, sin éxitos en solitario, Rod logró todavía aumentar su popularidad. El extraño magnetismo, el carisma de su imagen, la fuerza que cabía imaginar lograba emitir, se imponían allá donde fuera. Sólo así se entiende que después del verano del 65, en pleno otoño, la ITV le dedicara un programa especial de media hora, íntegro para él, como exponente y símbolo del mundo pop que ya petardeaba con todo su esplendor en el horizonte musical. Los Beatles habían llegado a la cumbre y se refocilaban en ella mientras la fiebre beat sacudía al mundo entero. Estados Unidos se había ya inclinado ante la evidencia. Todo cambiaba a pasos agigantados. Y allí estaba Rod Stewart, bautizado con el nombre por el que más se le ha conocido luego: “Rod the Mod”, poniéndose a las órdenes de Francis Megahy y de Fred Bumley, para rodar el documental que probaba su personalidad de superstar... aún sin hits.
“Rod the Mod” sirvió para movilizar de nuevo a Rowlands y a Wright buscando un contrato discográfico, y fue la Columbia la que se avino a probar suerte con Roddy. Se firmó, se grabó rápidamente un single y en escasos días, éste estuvo a la venta. ”The day will come” y “Why does it go on” eran las canciones.
No sólo grabó Rod. El paréntesis provocado por las actividades suyas hizo que el resto de los Steampacket también grabara singles individuales. Julie Driscoll, sin Auger, registró “I didn't want to have to do it” y “Don't do it no more”, Brian Auger y los Trinity sacaron un LP, un EP y también el single “Green onions”. Long John Baldry por su parte hizo un single con “How long will it last”. Ninguno tuvo éxito.
Pero en diciembre, Gomelsky grabó a los Steampacket, y los temas registrados entonces se editarían en 1973 como único documento sónico de toda una época... aunque durara once meses. Rod Stewart fue solista en cuatro de las nuevas canciones. También iban a ser éstas algunas de las últimas actuaciones de Steampacket, porque en 1966 los conflictos sacudirían a la banda, desmembrándola. Antes de ello, Rod sacó un nuevo single con Columbia conteniendo dos piezas de Sam Cooke, “Shake” y “I just got some”, acompañado por Brian Auger. En esa sesión se registrarían otros temas de Cooke, entre ellos “Meet me at Mary's place”, que nunca fueron editados. El segundo single de Rod tampoco le supondría ningún impacto relevante, y con ello la Columbia se convenció de que Rod era más popular a nivel personal que a nivel musical. El contrato quedó zanjado.
Entre esto y los problemas de Steampacket, que en marzo se hicieron con un nuevo manager, el cual no logró detener la caída, Rod se encontró una vez más solo. Rick Gunnell, el nuevo manager de Steampacket logró algunos contratos, pero en abril cada cual tiraba por su lado. Julie Driscoll y Brian Auger formaron unos nuevos Trinity, aunque no consiguieron su primer hit hasta 1968, y Long John Baldry ya no hizo nunca nada relevante, si bien su prestigio le hizo mantenerse en una segunda línea de ilustres con categoría.
Rod, mientras, se unía al Shotgun Express.
De mucha menor fama que Steampacket, el Shotgun Express también era una reunión de figuras en ciernes. Algunas no lo fueron hasta diez años más tarde, pero ello no quiere decir que entonces, abril de 1966, no mostraran ya parte de lo que años después les convirtió en piezas fundamentales de la historia de la música.
El núcleo principal del Shotgun provenía de un cuarteto llamado Peter B's Looners, dirigido por el guitarra Peter Green, con Mick Fleetwood a la batería, Dave Ambrose al bajo y Peter Bardens a los teclados. La música instrumental del cuarteto les hizo buscar una parte cantada, y metieron a dos solistas, Rod masculino y una muchachita llamada Beryl Mardsen como contrapunto. Beryl contaba en su haber con algo que no tenían los demás: un mediano hit discográfico de sus tres singles editados. El tema que la hizo popular fue “Who you gonna hurt”.
Shotgun era eminentemente Peter Green y su guitarra. Peter, en la línea de los grandes Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page, era un instrumentista idóneo para el blues y el Rhythm & Blues, con un sentimiento y una creatividad absolutas. Por ello no fue de extrañar que al marchar Peter para unirse a John Mayall, Shotgun Exprés entrara en crisis y desapareciera meses después. Con Rod, la banda grabó el single “I could feel the whole world tum round” y “Curtains” en la cara B (una pieza instrumental, de las que siempre gustó hacer Green).
A mitad del 66, Peter Green y ocasionalmente Mick Fleetwood entraban en los célebres Bluesbreakers de John Mayall, la formación de blues blanco de más prestigio en Inglaterra. Allí se unirían a John Movie, y los tres en 1967, formarían el Fleetwood Mac, banda monstruo en sus varias etapas, la “bluessy” de fines de los años 60, con hits como “Albatross”, “Green Manalishi” y “Oh well”, y la más comercial ya en Estados Unidos de la segunda mitad de los años 70. Peter Green dejaría Fleetwood Mac al filo de la nueva década motivado por instintos religiosos que no hicieron más que apartarle de la gloria pop y hundirle en el ostracismo. El resto de los Shotgun Express tuvo distinta suerte: Dave Ambrose se uniría a los nuevos Trinity de Auger, Beryl Mardsen desaparecería, Peter Bardens daría muchos tumbos hasta formar Camel, una buena banda de los años 70, y Rod... volvería a mirar a su alrededor en busca de su siguiente movimiento. Tenía tan sólo 21 años pero ya había dado muchas vueltas a la caza de su destino. En el segundo single de Shotgun, “Funny, neither could I” e “Indian thing”, Rod ya no tuvo nada que ver.
Así le encontró Jeff Beck.
Excelente selección discográfica y dificil de conseguir , mil gracias
ResponderBorrarHola, muchas gracias que disfrutes de este espacio
Borrarme pasarías la contraseña mi correo es carlosgomezar01@gmail.com, mil gracias
ResponderBorrarha sido enviada, saludos cordiales
ResponderBorrarfelicitaciones excelente material - mi mal fotoimagenogoya@gmail.com
ResponderBorrarHola, de nada, saludos cordiales.
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