domingo, 4 de febrero de 2018

0770 - Tuck & Patti - 1994 - The Best Of Tuck & Patti


0769 - Javier Martinez - 1983 - Sol Del Sur

LAS 48 HORAS DE JAVIER MARTINEZ TOCANDO LA BATERIA

Yendo de Manal al Guinnes

Cómo fue la performance con que el blusero argentino recuperó el récord que había logrado en el 85
Con mUy poco público y una , buena cantidad de músicos, que en algunos casos sólo pa­saron a saludar, Javier Martínez cumplió con la consigna que se impuso: batir el récord mundial de perma­nencia tocando la batería.
El ex Manal, que tiene 52 años, había anunciado que estaría tocando durante 48 horas. Y lo hizo, ingresando una vez más en el libro Guinness. Es que Martínez ya había marcado el récord en 1985, cuando en Francia tocó durante 41 horas. En esta ocasión, el maratón comenzó el jueves a las 21.45 y terminó el sábado a la noche, cuando el reloj indicaba que faltaba un cuarto para las diez.
El final lo encontró bastante entero físi­camente y con ganas de festejar a pesar de la poca convocatoria. Lo recaudado por entradas, unos 3.000 pesos, fue donado a la Cooperadora del hospital Muñiz para su campaña de prevención contra el sida.
Esta larga y agotadora empresa no sólo le sirvió al baterista para ayudar al Muñiz y llamar al reencuentro del rock nacional, como anunció en la conferencia de prensa que ofreció el jueves a la tarde antes de iniciar su tour de forcé. Como en Francia, cuando buscó con su récord anunciarles a los argentinos y a los franceses que él esta­ba residiendo en ese país, esta vez Martínez también se propuso llamar la atención. Y aprovechó esta larga marcha para anunciar la.salida de su nuevo disco, Swing, para decir que comenzará a produ­cir algunas bandas de músicos jóvenes y para promocionar su recientemente inaugurado lugar de encuentro para músicos y artistas, la casa de arte Evenos.
Musicalmente, Martínez entregó todo lo suyo durante sus dos días consecutivos de actuación. Tocó temas de Manal, can­ciones de su último disco y de sus otros discos solistas y largas zapadas sobre ba­ses propias del jazz, del blues y de la músi­ca latina. Acompañado por tres bandas de apoyo (La Trova de Fin de Siglo; Jorge Pascuali y Nacho Smilari, y el trío de guitarras electroacústicas formado por Horacio Pozzo, Martín de Aguirre y Claudio Lafalse), el baterista consiguió que algunos de los músicos invitados (ver Presencias...) su­bieran al escenario aunque el público no estuviera presente.-
En el aspecto físico, Martínez fue asisti­do en todo momento por Claudio Plit, vi­cepresidente de la Asociación Mundial de Maratonistas y entrenador de María Inés Mato, la chica discapacitada que cruzó a nado el Canal de la Mancha.
Para el cierre, hubo palillos en alto y, tal  vez, la sensación de que la tarea cumplida no había contado con muchos testigos. El récord fue declarado de interés cultural por la Secretaría de Cultura, y seguramen­te aparecerá en el libro Guinness del ; próximo año. Entonces es probable que algunos de los muchos ausentes juren y perjuren que estuvieron ahi.


Presencias y abstenciones

Con algunos nombres me­nos de los anunciados por la producción del evento, con muchos músicos con repentinos ataques de te­mor a subir al escenario, los invitados fueron desfilando, sobre todo de noche, por el Vilas Racket. Así pasaron, pero no subieron a tocar, Adrián Otero, Hilda Lizarazu, Víctor Heredia, Morís, Claudia Puyó, Antonio Birabént, Erica García y Javier Calamaro, entre otros.
Los que sí se animaron fueron Juanse (el primero), Fabiana Cantilo, Oscar Mo­ro, Ricardo Mollo, Héctor Starc, Rodolfo García, Tito Losavio y Fernando Lupano. Willy Crook fue el más entusiasta: tocó en la tarde y en la noche del viernes. El anfitrión y músico part time Guillermo Vilas asistió jun­to a un búen número de amigos pero no tocó.
Los motivos de tantas abstenciones entre los músicos presentes pueden buscarse en el reglamento impuesto por Martínez, pe­gado en las paredes del lu­gar: no podían hablar con él ni tampoco sugerirle temas.


CLARIN • ESPECTACULOS
Lunes 23 de marzo dé 1998

0768 - Javier Martínez - 1993 - Corrientes

Javier Martinez

Baterísta busca record



El ex líder de Manal intentará romper la marca de permanencia frente a los tambores. Y proyecta filmar su propia versión de la vida de Tanguito. 

¿Qué es lo que agrega a tu carrera este in­tento de batir tu propio récord mundial de permanencia en la batería?
Rompe los hábitos, rompe las costum­bres; es un espectáculo. Y es una manera también de congregar músicos, amigos, gente que hace mucho que no se ve. Des­de hace un tiempo, el rock está habitado por una serie de ondas negativas, de suici­dio, de drogas pesadas que apuntan a la muerte. Por eso es que un poco el mensa­je, sin ponerme yo de ejemplo ni para dar­le un consejo a nadie, es hacer una elec­ción de vida.
¿Cómo es la preproducción del récord?
Empecé a organizar maratones en el bo­liche que acabo de inaugurar, que también tiene sala de ensayo y estudio de grabación. Al principio eran de seis horas, si­guiendo siempre con la idea de descansar 10 o 15 minutos por hora. Y hace un mes organicé una que duró un día entero. Mi  entrenador es el mismo de María Inés Mato, la chica discapacitada que cruzó a nado el Canal de la Mancha.
“Soy un genio". A quien lo quisiera es­cuchar, el Javier Martínez de tres décadas atrás se presentaba con la arrogancia del que se sabía autor de un puñado de can­ciones tan fundacionales como inolvida­bles dentro del rock argentino, al frente de Manal. Una voz y unos textos que hicieron historia, tanto que en ese estilo de blues porteño siguen sin ser superados ni por sus sucesores ni por el propio Martínez.
“Lo sigo pensando. Yo soy como Dalí: tengo mi lado genial. Como ser humano soy humilde; como artista, un ególatrá to­tal”, insiste, pocos días antes de intentar batir el récord mundial de batería, una marca que hizo suya allá por 1985 en Toulon (Francia) con confesadas intenciones de hacerse un nombre en la Costa Azul, de la misma forma que no tiene empacho en sostener que las 48 horas que intentará pasar frente a su instrumento a partir del jueves en el Vilas Racket Club tienen co­mo fin promocionar su tercer disco solis­ta, Swing.
¿Qué pasa si entre la gente que pasa por el maratón coinciden Claudio Gabis y Alejan­dro Medina, tus ex compañeros de Mana!?
Nada, porque saben que a menos que haya un millón de dólares para mí solo, el trío no se reúne. Que se lo saquen de la cabeza. Que lo lean los empresarios y que lo lea Claudio Gabis, que tiene unas ganas bárbaras.de reunir a Manal. Y que mi público sépa que si quiere escuchar aque­llas canciones que me venga a ver a mí, que soy el autor y que jamás renegaré de aquel máterial. Si quieren escuchar a Ma­nal, que vengan a ver a Javier Martínez. 
Más allá de Manal y alguna colaboración con La Pesada del Rock and Rolll, tu carrera posterior no es muy prolífica. Son apenas tres discos en veinticinco años. ¿No te afe­rras demasiado a la nostalgia?
Si puede ser, pero ahora tengo un estudio como tiene el Flaco (Luis Alberto) Spinetta y un sello independiente. A lo mejor, para compensar, saco 10 discos por año. Tengo planificados varios discos de dúos: con Dino Saluzzi, con Fats Fernández, con Pappo, con Spinetta... 
¿Con Spinetta? Pensar que en una época se decía que eran como el Boca-River. del rock argentino.
A lo mejor nos enfrentó el público, pero siempre nos respetamos muchísimo. Se decía que yo era el que retrataba las cosas de una manera cruda, realista, y el Flaco tenía la onda surrealista. ¡Mejor! ¿Qué querían: que fuésemos lo mismo? Sería todo aburridísimo. El Flaco es un genio, quizás uno de los mejores cantantes de rock del mundo. Hasta me animo a decir que Sting le afana.
¿Cómo es eso de que vas a grabar de nue­vo el disco de Tanguito?
Es un poco la idea original que tuve co­mo productor artístico de aquel mítico dis­co. Iban a participar músicos de Almen­dra, Los Gatos, Pappo’s Blues y Manal, la gente que lo rodeaba. Bueno, sobrevino su trágica muerte y salió como salió. Tene­mos la autorización de sus herederas (la madre y la hermana) y es un proyecto a realizar como también una biografía filmi­ca sobre su vida; no ese esperpento de Tango Feroz.
¿Y entonces por qué creés que le fue tan bien a la película?
Porque es una morondanga, lo único que triunfa en la Argentina


Clarin Espectaculos
Lunes 16 de Marzo de 1998

0767 - Grateful Dead - 1989 - Built To Last

TRES MIEMBROS DEL MITICO GRUPO VUELVEN A TOCAR

Los Otros Grateful Dead


El regreso de Grateful Dead después de la muerte de su líder, Jerry García, ocurrida el 9 de agosto de 1995, es inminente. Tres de los miembros de la banda que marcó desde San Francisco la era psicodélica jun­to con The Doors y le puso banda de soni­do al flower power de la década del 60 re­gresan para compartir una gira. Bob Weir, Phil Lesh y Mickey Hart -a quienes se su­ma Bruce Homsby- formaron el grupo The Other Ones (Los Otros), con el que encabezarán la tercera edición de la gira veraniega Furthur, junto al guitarrista Stan Franks, del David Murray Octet.
“Reinterprétaremos nuestra propia música”, explicó el baterista Hart, quien se incorporó al grupo en 1968. Esa fue la primera frase pública a la hora de las justificaciones. “Estamos mutando y haremos algunas de las cosas que nunca hicimos con los Dead”, se extendió para expresar claramente el porqué de este regreso.
The Grateful Dead fue la banda convertida en símbolo de trayectoria rockera estadounidense. Participó del hippismo de Woodstock y de su correlato alternativo e itinerante en los noventa el festival Loollapalooza, y cuyas multitudinarias giras fac­turaron por encima de los 50 millones de dólares. Los Dead no volvieron a presen­tarse en vivo desde que su líder, Jerry García, murió a los 53 años a causa de un paro cardíaco en un centro de rehabilitción de drogadicción. Los miembros so­brevivientes tocaron juntos solamente de manera informal en unas pocas ocasiones desde ese momento.


El productor de Nueva Jersey John Scher detalló que la gira -que incluirá 25 ciudades estadounidenses y seis semanas de duración- comenzará a mediados de junio. La banda se completará con el baterista John Molo, del grupo de Hornsby, ya que Bill Kreutzman, el otro baterista de los Dead, optó por no participar del proyecto. “Para mí ya es algo terminado”, sentenció Hart. “Y cuando algo termina para uno, también lo hace para los demás”, sostuvo.

En tanto, Bob Weir no ahorró elogios para el guitarrista Stan Franks, que se su­mará al grupo en el difícil rol de ocupar el lugar de García. “Es un excelente instru­mentista. No se parece en nada a Jerry, y creo que eso es lo ideal. La única reminis­cencia de él es que es absolutamente versátil y capaz de explorar en cualquier dirección.” Dé hecho, Franks luce dreadlocks, toca jazz junto al trompetista de vanguardia Don Cherry, rapeó con Tupac Shakur y enseña técnicas de héavy metal. Hart se extendió en algunas precisiones sobre cómo encararán el show. “Algunos temas de García devendrán instrumenta­les, otros acústicos y, en general, todo el material tendrá otro tipo de arreglos.”


Weir y Hart participaron de las dos últi­mas ediciones del festival Furthur encabe­zando sus bandas solistas. Y el entusias­mo que despertaron entre los acólitos de GrateM Dead parece ser la dave para in­terpretar esta reunión. “Hay una gran ex­pectativa -dice Hart-, Nosotros nunca se­remos Grateful Dead nuevamente. Pero estoy seguro de que podremos capturar el sentimiento.”

ESPECTACULOS • CLARIN 
Jueves 5 de marzo de 1998
JOEL SELVIN

0766 - Alejandro Del Prado - 2008 - Yo Vengo de Otro Siglo

Canciones Que Rinden Tributo A la Poesia

Bésale las piernas a la poesía
hasta que diga no,
que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras, hurga su lengua
hasta que abra los brazos,
y diga ¡Santo Dios!
O hasta que santo Dios abra los brazos
de escándalo, de furia,
bésale a la poesía,
a esa loba.
Aunque que diga que no,
que hay mucha gente,
que aquí nos pueden ver,
bésale las piernas, las palabras
hasta que pida más,
hasta que no dé más.
hasta que cante.

Poema de Jorge Boccanera / Música: Alejandro del Prado
Intérpretes: Alejandro del Prado y Litto Nebbia

Tras otro de sus prolongados y acostumbrados silencios, Alejandro del Prado cantó en Buenos Aires
En estos tiempos donde sobran las máquinas programadas con un millón de instrumentos, hay que tener alma de taita para sentarse solo en un escenario ancho y ajeno, sin otra compañía que la de una guitarra. Hay que seguir respetando, valga, sin mucho respeto, á ese puñado de viejos y nuevos temas para suplir con arreglos o con improvisaciones vocales la ausencia de baterías, bombos, bajos, teclados, vientos.
Alejandro del Prado lleva puestos unos zapatos de charol negro recién lustrados y una gorra que, en la cabeza de otra persona, debería llamarse simplemente cup, pero sobre la testa de Del Prado se convierte en un pase libre a la clandestinidad. Ese lugar donde Del Prado parece empeñado en vivir desde hace más de diez años. Definitivamente, la gorra no le sienta. Tampoco el silencio que lo llevó a no grabar un disco por algo más de una década.
Solo, con una guitarra, Del Prado se quitará en algún momento la gorra y volverá a ser Del Prado. Y, sin demasiadas palabras, con una pizca de ansiedad, comenzará el recital. Entonces, La marcha de la pelota, un tema viejo que pareaa necesitar de alguna percusión extra, se cruzará con dos nuevos, excelentes, Tango e Hijo de un puerto. Entonces, el poema de Raúl González Tuñón, Canción para vagabundos, que Del Prado grabó junto a Saloma, en 1977, y tituló con el primer verso del poema, Salud a la cofradía, da paso a Zamba por vos, de Alfredo Zitarrosa.
Más distendido, Del Prado hará que su mujer, Susana, entre al escenario para alcanzarle una botellita de agua y se permitirá el primer chiste privado de la noche. Dirá: “Si se entera mi mujer...”. Después, llegan tres poemas de otros tantos poetas musicalizados “por Alejandro del Prado cuando tenía 18 años, así que se puede decir que son de otra persona”: La casa de mi vecino, de Osvaldo Ardizzone; lá milonga Carta... Buenos Aires, 15 de noviembre, de Jorge Boccanera, y La pieza donde velaron a Eloisa, de Raul Gonzalez Tuñón. Hay algo curioso: no importa el gènero que Del Prado introduzca, siempre hay olor a nostalgia en el ambiente. Y él acentuará esa sensación con una entrañable versión del tango Vieja viola que, en cierto momento dé la letra, parece una dedara-ción de principios. Sobre todo cuando inunda que "... y la fama es puro cuento”.
El fervor con el que lo siguieron las casi 300 personas indica a las claras que, incluso a pesar suyo, Del Prado sigue teniendo un público entusiasmado con esa zona fonteriza en la que el asienta su música. Allí donde milonga, candombe, murga y tango se dan la mano con la poesía urbana. Hubo tiempo para otros temas nuevos, para una versión apagada de la murga Con los Coros del Lugar, y el esperado (y pedido) Bis, Los Locos de Buenos Aires.
La gente se quedó un rato hadéndo palmas, pidiendo otro tema. Algunos gritaron titulos. se oyo a alguien que requeria Mariposa de lujo, se escuchó a quien instaba por La murguita de Villa Real. Pero no hubo más. Del Prado se había puesto.. otra vez la gorra, ya había mejorado el lustre de sus zapatos de charol, y marchaba para su casa. Ahora sólo resta saber cuánto durará sü nuevo silencio.


Espectaculos Clarin
Lunes 31 de Marzo de 1997

0765 - Dino Saluzzi - 1995 - Rios

Dino Saluzzi.


Fueye De Exportación

Nació en Salta pero sus últimos discos los grabó en Oslo. Ni folclorista ni fanguero, y ambos a la vez, su música ahora tiene un sonido universal.

Parafraseando a Malena, podría decirse que Saluzzi toca el fueye como ninguno. Sabe de tango y de folclore, pero no podría clasificárselo como un tanguero ni como un folclorista a secas. También sabe de muchas otras músicas. De todo lo cual nacen un sonido y un estilo personal, saluzziano, si se quiere.
Timoteo Saluzzi, (a) Dino, nació bastante más allá de la General Paz: en Campo Santo, Salta,.y en 1935, para más datos. Profeta de otras tierras; Saluzzi integra el selecto elenco del sello discográfico ECM (Editions of Contemporary Music) del legendario productor Manfred Eicher. Acaba de publicar Cité de la musique, un CD donde toca con su hijo, el guitarrista porteño José María Saluzzi, y el gran contrabajista norteamericano Marc Johnson, socio que supo ser del genial Bill Evans y de una larga lista de capos. Pero Saluzzi ya está en otra, pensando en la próxima edición del disco para bandoneón y cuarteto de cuerdas que acaba de grabar en Oslo. Antes de salir de gira por Canadá.y Europa, Saluzzi se reunió con Clarín. Para hablar de música, claro.
La música no se hace con política ni con economía ni con padrinos. Lo primero que cae en una sociedad decadente es el arte. Y cuando cae el arte, cae la sensibilidad. Y entonces, buenas noches, a salvarse. Yo no voy a defender la sociedad actual. pero tengo esperanzas. La mediocridad actual no es culpa del arte ni de los artistas. A mí me ha ido muy bien... 
Afuera...
Es cierto. Tengo la suerte de estar en un sello como ECM, y eso demuestra que lo despreciado por algunos vale mucho para otros. Y, por ejemplo, resulta un buen negocio para este sello, que lo vende y difunde en todo el mundo, 



¿Cómo preparas las grabaciones? 
En general, me junto , con músicos que tienen facilidad para tocar. Entonces, yo llevo las partituras y avanti, sale. En el caso de un cuarteto de cuerdas es distinto. Los músicos de cámara tienen un tiempo diferente: la música escrita no tiene vida si no se la trabaja para sacar lo que hay más allá del papel. Eso lleva tiempo. Y este disco lo hicimos con una semana de ensayos y tres días de grabación. Son piezas sueltas, sin nombre, todavía. Por ahí les pongo Mi amor, te amo, Para ti o Maribel, que venden más, ¿no?
¿Cómo nació Cité de la musique?
Una noche estábamos tocando en el Festival de Arte de Hong Kong, a fines del año pasado, y Eicher me dice: Esta música es para que la toques con Marc Johnson. Eicher tiene la rara virtud de percibir la intención musical y encontrar quien la puede llevar a cabo de la mejor manera. Me hace recordar a los grandes directores de cine, que saben elegir el mejor actor para cada personaje del libro. ¿Cuántas cosas fracasaron porque no estuvieron en las manos justas? Y la verdad es que Marc Johnson es increíble, como músico y cómo tipo. Primero ensayé con mi hijo en casa, y luego nos encontramos con Marc en Oslo. Llevé la música escrita y trabajamos dos días antes de grabar. 
¿Cambiaste mucho el material que habías preparado acá?
Siempre cambio. Aun en las grabaciones con el cuarteto de cuerdas cambié muchas cosas. En lo artístico hay una fuerza motora que se llama inseguridad. Uno está convencido de que mañana lo podrá hacer mejor. Y eso ayuda.
¿Te parece éste un período próspero en la música argentina?  

No. No es un período próspero, lamentablemente. Pero hay músicos muy talentosos. Y que han estudiado, porque con el talento solo no alcanza. Quizás en esta época no hay Piazzollas en el tango ni Waldos de los Ríos en el folclore. Aquí muchos trataron de destruir a Piazzolla. Pero hoy todos los tangueros tienen algo de él. Y, a varios años de su muerte, no surgió aún algo diferente. Hay más ganas de ser famoso que de servir a la música


Espectaculos.Clarin
Jueves 15 de Mayo de 1997

0764 - Living Colour - 1988 - Vivid

El cantante y el bajista del grupo neoyorquino defienden las rafees del rock and roll

Living Colour: “En el origen, todo el rock es negro”

Living Colour es uno de los pocos grupos de rock integrado por músicos negros que tiene éxito masivo y goza del apoyo de la industria discográfica. Aprovechando su lugar de privilegio, el cuarteto norteameri­cano impulsó la Black Rock Coalition, una agrupación de artistas que defiende el rock interpretado por negros. Con la convicción de que el rock es una música negra desde sus raíces, pero convencidos de que ya no sirve distinguir entre rock negro y rock blanco, el grupo liderado por el guitarrista Vernon Reid pasó por Buenos Aires para tocar en Obras.


“Básicamente, la Black Rock Coalition es una coalición de músicos y otros artistas que se juntan para entender qué es lo que sucede con la industria de la música, y cada uno de sus miem­bros trata de entender por qué está defendiendo y luchando”, explica el cantante de Living Colour, Corey Glover. La agru­pación —fundada por el guita­rrista del grupo Vernon Reid— busca defender los derechos de los músicos negros para hacer rock, es decir otro género que no sea rap, blues o rhythm & blues, y lo hace a través de boletines, publicidad y difusión en los medios. El bajista Doug Wim- bish —que reemplazó desde el año pasado a Muzz Skillings— agrega que “la coalición la inte­gran grupos y solistas de distin­tos géneros, hombres y mujeres, que cantan en inglés y también en español, porque hay muchos músicos de origen latino. No es necesario copiar un estilo o ha­cer rap para demostrar que se es negro”.
Según los Living Colour, el problema básico con el que deben enfrentarse las bandas negras de rock en los Estados Unidos es la ignorancia e indiferencia de las compañías discográficas, y por eso creen necesario agruparse y luchar por el espacio del rock negro dentro del mercado. Pero aclaran que “nos une las ganas de hacer música, no la voluntad de llenar estadios y entrar en la MTV”. En verdad, el cuarteto de Nueva York está convencido de que no deberían existir diferen­cias entre el rock blanco y el rock negro. “Es estúpido hablar del rock negro porque la discrimina­ción de la industria es con todas las bandas de rock, aunque evi­dentemente con los negros es mayor.” Y, por supuesto, basan su discurso sobre la idea de que “todo el rock deriva de la música negra, y por lo tanto todo el rock es negro”. Glover aclara: “Es obvio que al formar una agrupa­ción que se llama Black Rock Coalition estamos asumiéndonos como negros, eso no lo podemos negar, pero el nombre también hace referencia al origen del rock and roll. Nadie le pregunta a na­die por qué es como es, simple­mente hacemos lo que nos co­rresponde. Eso no quiere decir que nos marginemos, sino que hacemos algo que tenemos dere­cho a hacer. Que seamos negros es un accidente”.
Living Colour estuvo en Bue­nos Aires para presentarse duran­te el último fin de semana en el estadio de Obras Sanitarias. Allí presentó en vivo sus canciones, que mezclando funk, rap y rock con dureza distorsionada casi hardeore hablan de discrimina­ción, pobreza y lucha antirracis- ta. El grupo considera que una de las funciones de la música es decir cosas, y para eso cualquier ritmo es válido. “Desde siempre el ob­jetivo de la música es transmitir algo. Además del sentido estéti­co, la música también tiene un sentido social y político. Debe transmitir algo, sea bueno o malo”, concluye Glover.
LA MAGA, 
Miércoles 1ro de diciembre de 1993
FERNANDO SANCHEZ


Living Colour. Estadio Obras. Viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de noviembre.
Tres excelentes músicos negros y un increíble cantante también negro haciendo funk, rock and roll, hardeore y rap, todo al mismo tiempo, con toda la tec­nología —samplers y guitarras sintetizadas— y las licencias para mezclar géneros que ofre­cen los 90, y con letras contesta­tarias que tienen claros mensa­jes antirracistas, dan por resul­tado a Living Colour. Con mu­cha más furia y deformidad que en sus grabaciones, con un so­nido pobre y una escena sobria pero efectiva, el cuarteto de Nueva York presentó su último álbum, Stain, repasó sus discos anteriores y dejó claro que cuando cuatro músicos negros se dedican a hacer rock, son casi perfectos. Agresivos en la acti­tud pero amables en los interva­los, descontrolados pero cuida­dosos, los Living Colour justifi­caron ampliamente lo que la prensa norteamericana dijo de ellos hace un par de años: son una banda espectacular.

0763 - Borges & Piazzolla - 1997 - El Hombre De La Esquina Rosada

Del Baldio y La Daga

Un excepcional trabajo poético musical reúne al mayor músico rioplatense del último medio siglo y a un poeta de extraordinario vuelo, con excelencias de edición e interpretación


Jorge Luis Borges odiaba el tango-canción tal cual se difundió por el mundo en la voz de Carlos Gardel y sus sucesores. Decía que habían amariconado el tango, lo habían traicionado en su esencia al sa­carlo del bajo y su mitología de cuchillos, malevos y coraje. Tal vez soñó -él mismo lo dice en al­guno de sus bellísimos poemas- no ser un intelectual ultramonta­no y minusválido, y se soñaba como guapo de avería, puñal al cinto y paso acompadrado.
Por eso, la mayoría de los po­emas de este refinadísimo e hiperintelectualizado porteño recons­truye el mundo mitológico de los orígenes, el tiempo de la ruda ni­ñez del tango, el reino perdido del coraje. A algunos de estos textos épicos, nostálgicos, admirables, se animó a ponerles músi­ca el más grande creador de la música rioplatense en muchos decenios: Astor Piazzolla. Y el resultado es curiosamente brillan­te. Por supuesto, un poeta excep­cional y un músico incomparable tienen que producir obras hermo­sas; pero lo curioso reside en que el extremo refinamiento del len­guaje, tanto sonoro como litera­rio, pueda ilustrar el universo ás­pero y brutal que pretende reflejar de forma tan elocuente.
La comunión entre Borges y Piazzolla es tan honda como irrepetible; y ello fue apreciado por un grupo de artistas sensibles que han sabido crear, en base a la misma, uno de los discos más atractivos que puedan encontrar­se actualmente en el mercado. El bandoneonista y arreglador Da­niel Binelli, ex integrante de la orquesta de Osvaldo Pugliese y miembro del famoso Sexteto Nueva York, del propio Piazzo­lla; el cantante Mario Rubén González, conocido como Jairo, y el actor Lito Cruz registraron 12 temas de Astor Piazzolla, al­gunos de ellos puramente instru­mentales y otros con textos de Borges. El resultado.es exquisito, uno de esos discos inolvidables que gravitan en la vida de un amante de la música. La sapien­cia del compositor, su increíble intuición para crear climas, el vuelo poético de su melodismo, no sólo sostienen a altísimo nivel los temas instrumentales, sino que enmarcan de manera incompara­ble los duros y emotivos poemas de Borges. En los mejores mo­mentos {Jacinto Chiclana A don Nicanor Paredes, Oda íntima a Buenos Aires) la simbiosis es tan honda y absoluta como en los grandes lieder de los composito­res mayores del canto de cámara.


Los arreglos de Daniel Binelli tienen un sostenido buen gusto, y acompañan los temas recitados con discreta pero poderosa elo­cuencia. En algunas piezas, como la bellísima Milonga nocturna, la versión está a la altura del com­positor, lo que es mucho decir. El cantante Jairo, no específicamen­te tanguero, canta admirablemente los textos, con una hermosa voz de tenor y afinación impeca­ble, cosa muy meritoria en el ex­tremado cromatismo de las melo­días de Piazzolla. Lito Cruz recita con expresividad y ajaste de estilo, aunque en algún caso (como en el celebérrimo poema El tango) resulta algo débil desde el punto de vista dramático. Pero en términos absolutos este disco es memorable y puede apostarse a que será un clásico. Muy pocas veces se ha logrado evocar de forma tan poderosa y bella ese mundo perdido del baldío y de la daga que fascinaba al gran poeta ciego de la Buenos Aires que ya no existe.

Domingo 27 de Abril de 1997
El Observador (Uruguay)

0762 - Roberto Yanes - 1992 - Para Empezar El Año

ROBERTO YANES CANTA. ACTUA. TOCA EL PIANO Y SIGUE SIENDO FIGURA INDISCUTIBLE DE LA CANCION ROMANTICA




Apenas un rato antes de salir  al ruedo, tomando un trago en una mesita como las que ocupará el respetable públi­co, Roberto Yanés conversa con la tranqui­lidad de quien se apresta a hacer lo que mejor sabe: actuar. Son años, ni más ni menos que cuatro décadas de ocupar esce­narios de aquí, allá y todas partes.
Yanés prefiere no mirar atrás. “No soy un nostálgico. Nostálgico, según enseña la etimología, es el que sufre por el pasado. Yo, en todo caso, soy un nostálgico del presente. Siento presentalgia, porque hoy hay ciertas cosas que no me gustan. Por ejemplo, la televisión, que, salvo algunas excepciones en el cable, no da espacio a la buena música. Por supuesto, lo mío no creo que sea para los chicos de Tinelli. No sé, quizá sea muy exigente, pero sucede que no por nada estudie música durante tanto tiempo en el Conservatorio.”
Cuando hace ya rato que es una figura indiscutible de la mejor tradición románti­ca, Yanés entiende que “en estos momen­tos no hay demasiados lugares aptos para mi música. Soy un cantante que se acom­paña con el piano o un pianista que canta, y eso sólo exige un espacio vital y musical donde pueda transmitir mi mensaje sin ruidos ni multitudes. En un estadio yo es­taría de más”.
Sin embargo, Yanés apunta a una mi­noría. "No me asusta la elite ni el pueblo-pueblo. Lo mío no es de elite. Puedo ser feliz cantando en el Parque Chacabuco pa­ra la gente joven, y por eso lo hago. Por otra parte, nunca me interesó estar de mo­da. Yo digo que las modas mudan, pero los modos perduran. Las modas duran poco, y no tienen consistencia. Quizá sean un fenómeno más económico que artístico. Eso, los sellos discográficos lo saben bien...”.
Nacido en Córdoba hace 65 abriles, y vecino de San Isidro desde hace 28, Yanés es fiel a su vínculo matrimonial de 32 años con su esposa Elsa y a su alianza mu­sical cón Frank Sinatra, Tony Bennett, el jazz y otros metejones por el estilo. “Amo también a Oscar Peterson, Bill Evans, Ella Fitzgérald y Saráh Vaughan. De aquí, al Mono Villegas, Jorge Navarro y Baby López Ftirst, entre tantos buenos músicos. Y a Mercedes Sosa, el color de voz más lindo que salió de la Argentina.”
Admite que no es fácil eso de “acom­pañarme como si el pianista fuera uno y el cantante otro”. Confiesa que en ese terre­no su verdadero modelo fue el brasileño Dick Famey, que también cantaba acom­pañándose al piano. De sus colegas de la canción romántica, destaca a Bola de Nie­va, Antonio Prieto, Tito Rodríguez, Lucho Gatica y Armando Manzanero.
Canta muy bien. Tiene mucho talento y un estilo totalmente personal. Además no­sotros, los cantantes románticos, tendría­mos que prenderle una vela. De agradeci­miento. Hizo renacer el género.
Cómo no. Una vez en la televisión de Puerto Rico se equivocaron de play-back, y me pasaron la grabación de una... sopra­no. Tuve que hacer la mímica hasta que por fin fueron a un corte.


CLARIN ESPECTACULOS
Martes 20 de abril de 1997

0761 - Ara Tokatlian & Enrique Villegas - 1976 - Ilusion & In Memorian

Ara Tokatlian


‘Yo no soy un monstruo'

Fue compañero de Gustavo Santaolalla en Arco Iris, banda fundacional del rock argentino, hasta que se separaron por diferencia de disciplinas

Arco Iris tiene 27 años de historia como grupo y como comunidad. Y en el medio de esos años, una pelea antològica con Gustavo Santáolaila. El dice que ustedes, Dana y vos, lo persiguieron cuando decidió abrirse del proyecto. Me gustaría conocer tu versión
No sé por qué se le dio un carácter dramático a este tema. Cuando Arco Iris empezó, todos estuvimos de acuerdo con el planteo. Tanto con la disciplina como con las reglas. Por eso se burlaron de no­sotros. Y él estuvo seis años en el grupo.
Pero después, ¿ustedes lo persiguieron? 
Eso es simple paranoia de quien lo dice. Jamás perseguimos a nadie. Lo único que hicimos fue tratar de recomponer una re­lación. Pero si él cree que lo perseguimos, puede que para él sea así, Yo creo en los platos voladores pero conozco gente que dice haber vivido encuentros con extrate­rrestres y esos encuentros sólo ocurrieron en sus mentes.
En su historia musical, Arco Iris cuenta con temas fundacionales del rock nacional como Blues de Dana y Mañanas campes­tres. Después, Ara y Dana Tokatlian se fueron a vivir a los Estados Unidos. Y allí su estilo se encaminó a la fusión, cosa.que ya había insinuado en sus primeros años. Peace Pipes, In Memoriam y Peace will save the rainbow, sus últimos discos, muestran lo que Ara llama la búsqueda del folk. Ahí se conjuga el jazz, la música andina, el rock y la música clásica. La ban­da toca en universidades, teatros y festivales de la costa este y, una vez por año, re­gresa a la Argentina para mostrar su mate­rial. Eso fue lo que hizo el viernes pasado en el Centro Cultural San Martín y lo que repetirá este viernes.
Ara cuenta que, en los primeros tiem­pos, "se burlaban de nosotros. Nos llama­ban las amas de casa del rock porque lim­piábamos nuestro hogar. En esa época, un grupo de rock que vivía en comunidad y que tenía como guía a una mujer era visto como raro. Hoy nadie se asombra de los seguidores del Sai Baba. Eramos súper de­mocráticos. Por supuesto, si alguien no cumplía con sus tareas, el orden se venía abajo. Entonces, se lo sentaba y se le pre­guntaba qué le estaba pasando. A mí me cuestionaron varias veces. Esto no es raro. En tal caso es inusual”.
Antes hablabas de una disciplina
Todos tienen una disciplina. Sólo que la mía puede ser distinta. es ¿Cuál es la tuya?
0 No como carne, rezo todas las noches, medito. Creo en la ecología, creo en la reencarnación, no uso malas palabras. Me levanto muy temprano, tengo conciencia de qué hacer con mi energía sexual. Nosotros aceptamos a cualquiera que se nos quiera unir y también la decisión de los que se quieren ir. No somos nazis' ¿No tienen nada que criticarse?
Cometimos errores. Cuando comenza­mos teníamos 18 años. Si pudiera volver al pasado, seguro que viviría algunas cosas de otra manera. Sería más paciente. Me hubiera callado algunas cosas, hubiese di­cho otras.
¿Por qué tan estrictos a los 18 años? 
Por qué estrictos? ¿Qué es ser estricto? ¿Vos matarías a alguien? ¿Por qué sos tan estricto? Matate a uno o a dos. 
La pregunta era cómo se puede ser tan estricto a una edad en la que es difícil cum­plir con las premisas.
Es que nosotros estábamos en una bús­queda. Habíamos dejado de ir a la iglesia y no nos interesaba la política, lo social, la escuela. Y un día encontramos a la perso­na que nos dio las respuestas, Dana.
¿Qué hacen con un músico de la banda que no comulga con su estilo de vida?
Es el caso de muchos músicos que to­can con nosotros como Chester Thomp­son, Alex Acuña, Billy Childs. Yo no soy un monstruo.
Vos decías que tuviste que aceptar tus ac­tividades incorrectas. ¿Dana también?
No. No se le habla a Dana de igual a igual. Como ningún discípulo le habla a ningún maestro de igual a igual. Ella tiene faltas. Se puede equivocar, se puede poner nerviosa. Pero por amor, por todo lo que ella nos dio, la respetamos. Como un hijo respeta a su madre.

Clarin-Espectaculos
Jueves 10 de Abril de 1997
Javier Rombouts