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lunes, 1 de junio de 2020
1380 - Bruce Willis - 1987 - The Return Of Bruno
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1379 - Toots Thielemans - 1979 - Apple Dimple
1378 - Enrico Rava & Barbara Casini - 2000 - Vento
1377 - John Fogerty - 2019 - 50 Year Trip Live at Red Rocks
Grabado en el Anfiteatro Red Rock en Morrison, Colorado, el 20 de junio de 2019, como parte de la gira nacional de John Fogerty por los Estados Unidos que celebra 50 años desde que Creedence Clearwater Revival actuó en el Festival de Woodstock en 1969. El grupo (CCR) tuvo nueve sencillos entre los 10 primeros y ocho álbumes de oro entre 1968 y 1972, y fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1993.
Fogerty describe la noche como un asunto familiar. "He jugado a Red Rocks varias veces a lo largo de los años y siempre es mágico", dijo en un comunicado de prensa. "Pero esta vez, jugar con mis dos hijos en este increíble escenario, seguramente será uno de los mejores momentos de mi vida".
- John Fogerty - voz, guitarra, armónica
- Shane Fogerty - guitarra, voz
- Tyler Fogerty - voz
- Kenny Aronoff - batería
- Bob Malone - teclado
- James Lomenzo - bajo
- Nate Collins - saxofón
- Julian Dresler -petpet
- Adam Miller - trombón
- Trysette Loosemore - coros
- Lavone LB Seetal - coros
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1376 - Silvio Rodríguez - 2016 - Amoríos
1375 - Monica Lander - 1997 - Musicas y Tangos de Buenos Aires
1374 - Los Ases De Gis - 2018 - Los Ases De Gis
1373 - Heart - 2002 - The Essential Heart
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1372 - Raúl González Tuñon - 1939 - La Muerte en Madrid 1939 (ED. 2011)
«Amigo que por Madrid
viviendo entre el cañoneo
dices a tu patria el canto
firme de nuestro deseo
la República Argentina
nos dio en la guerra tu aliento
Raúl González Tuñón
voz del plata madrileño.»
-Rafael Alberti-
A veces la reedición de un libro supone el acertado rescate del olvido y la reivindicación de su autor más allá de oportunismos oficiales y comerciales que nadan tienen que ver en sí mismo con el hecho cultural. Por ejemplo, La muerte en Madrid de Raúl González Tuñón es todo un acontecimiento editorial por su alcance literario e histórico. También porque de los anaqueles del tiempo ha sido recuperado por un grupo de entusiastas de la poesía y de la vida.
Raúl González Tuñón es un poeta poco conocido en estos lares por una política editorial sólo atenta a objetivos económicos y estéticos interesados. Cuando hace más de veinte años, propusimos al director de una colección de autores hispánicos presentar y editar una antología de su obra poética, se nos comunicó que el consejo lector, "los esteticistas," desestimaba tal propuesta. Desconocemos los argumentos de esta negativa, pero no hay que ser sabios para intuirlos. ¿Cómo iban a aprobar una obra, que posiblemente ni conocían, apoyándose sólo en etiquetas y prejuicios prefabricados? Sí, fue en la época de "la movida" en la que todo, como casi siempre, lo que tuviese una vinculación con la llamada "poesía social" y la poesía comprometida es y era puesto en cuarentena o condenado al más ominoso de los silencios.
El autor de La calle del agujero en la media es un poeta épico, pero también lírico.
Posiblemente no perdonan que en su biografía cuente que fue militante del PC argentino. Se equivocaron porque Raúl González Tuñón desde sus inicios en la Argentina de los años veinte, tuvo siempre presente en su quehacer poético las palabras de Palmiro Togliatti: "...Aunque se pretenda no pueden producirse genios por encargo, por decreto; la tarea específica es estimular la producción artística y literaria tratando de transformar y llegando a transformar con su compleja acción económica, política e ideal, la realidad de la vida social, y por consiguiente la existencia y la conciencia de los hombres. Pero en este caso hay otro motivo que aconseja no poner freno a la indagación y a la creación."
Si leemos cualquiera de sus libros, la búsqueda de un estilo para cada momento es un imperativo de su conciencia poética. En su obra se dan cita las formas tradicionales junto al verso libre y el versículo, y a una sintaxis en la que la metáfora descriptiva es sustituida por la imagen de honda significación. No hay tregua para buscar el lenguaje apropiado en cada tema y en cada situación. No hay más que leer sus primeros libros, El violín del diablo, Miércoles de ceniza y La calle del agujero en la media, en los que se aprecia la hondura poética y la búsqueda de una voz personal que quiere superar las influencias de los poetas franceses de finales del siglo XIX y las pautas estéticas modernistas. Esta búsqueda se inicia no sólo en la lectura sino en la realidad. Cuando viaja a Francia y España en los años treinta, se encontrará con la agitación política y cultural republicana y surrealista y respectivamente. Es una época en la que los escritores comienzan a tomar conciencia del peligro que supone el fascismo y el nazismo, aunque en el caso de Raúl González Tuñón, su experiencia como corresponsal del diario bonaerense Crítica - había narrado para sus lectores la huelga obrera de la Patagonia (1921) y, años más tarde, la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia - le abriría otros caminos en su oficio de poeta. Pero su militancia poética se configurará con plenitud en La rosa blindada, un poemario que nace de los trágicos acontecimientos de la Revolución de Asturias, y en el que fija una nueva poética: "HABLEMOS de un hecho favorable al proceso de la perfección. // La poesía, ese equilibrio entre el recuerdo y la predicación, // entre la realidad y la fábula, // debe fijar los hechos favorables. // Hablemos de un hecho histórico favorable, feliz, a pesar del fracaso y de la muerte." Y desde este momento, su poesía se establece entre la tensión lírica y el documento. Además, los acontecimientos históricos exigen otra sintaxis en la que se asienta la precisión del canto, la elegía y la denuncia. Después, la Guerra civil. Y como Pablo Neruda - España en el corazón - Cesar Vallejo - España, aparta de mí este caliz- y Nicolás Guillén - España: poema en cuatro angustias y una esperanza, Raúl González Tuñón escribe La muerte en Madrid, un documento, una crónica y una evocación del asedio de una ciudad que resiste a la muerte y a sus heraldos.
Raúl González Tuñón es un poeta poco conocido en estos lares por una política editorial sólo atenta a objetivos económicos y estéticos interesados. Cuando hace más de veinte años, propusimos al director de una colección de autores hispánicos presentar y editar una antología de su obra poética, se nos comunicó que el consejo lector, "los esteticistas," desestimaba tal propuesta. Desconocemos los argumentos de esta negativa, pero no hay que ser sabios para intuirlos. ¿Cómo iban a aprobar una obra, que posiblemente ni conocían, apoyándose sólo en etiquetas y prejuicios prefabricados? Sí, fue en la época de "la movida" en la que todo, como casi siempre, lo que tuviese una vinculación con la llamada "poesía social" y la poesía comprometida es y era puesto en cuarentena o condenado al más ominoso de los silencios.
El autor de La calle del agujero en la media es un poeta épico, pero también lírico.
Posiblemente no perdonan que en su biografía cuente que fue militante del PC argentino. Se equivocaron porque Raúl González Tuñón desde sus inicios en la Argentina de los años veinte, tuvo siempre presente en su quehacer poético las palabras de Palmiro Togliatti: "...Aunque se pretenda no pueden producirse genios por encargo, por decreto; la tarea específica es estimular la producción artística y literaria tratando de transformar y llegando a transformar con su compleja acción económica, política e ideal, la realidad de la vida social, y por consiguiente la existencia y la conciencia de los hombres. Pero en este caso hay otro motivo que aconseja no poner freno a la indagación y a la creación."
Si leemos cualquiera de sus libros, la búsqueda de un estilo para cada momento es un imperativo de su conciencia poética. En su obra se dan cita las formas tradicionales junto al verso libre y el versículo, y a una sintaxis en la que la metáfora descriptiva es sustituida por la imagen de honda significación. No hay tregua para buscar el lenguaje apropiado en cada tema y en cada situación. No hay más que leer sus primeros libros, El violín del diablo, Miércoles de ceniza y La calle del agujero en la media, en los que se aprecia la hondura poética y la búsqueda de una voz personal que quiere superar las influencias de los poetas franceses de finales del siglo XIX y las pautas estéticas modernistas. Esta búsqueda se inicia no sólo en la lectura sino en la realidad. Cuando viaja a Francia y España en los años treinta, se encontrará con la agitación política y cultural republicana y surrealista y respectivamente. Es una época en la que los escritores comienzan a tomar conciencia del peligro que supone el fascismo y el nazismo, aunque en el caso de Raúl González Tuñón, su experiencia como corresponsal del diario bonaerense Crítica - había narrado para sus lectores la huelga obrera de la Patagonia (1921) y, años más tarde, la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia - le abriría otros caminos en su oficio de poeta. Pero su militancia poética se configurará con plenitud en La rosa blindada, un poemario que nace de los trágicos acontecimientos de la Revolución de Asturias, y en el que fija una nueva poética: "HABLEMOS de un hecho favorable al proceso de la perfección. // La poesía, ese equilibrio entre el recuerdo y la predicación, // entre la realidad y la fábula, // debe fijar los hechos favorables. // Hablemos de un hecho histórico favorable, feliz, a pesar del fracaso y de la muerte." Y desde este momento, su poesía se establece entre la tensión lírica y el documento. Además, los acontecimientos históricos exigen otra sintaxis en la que se asienta la precisión del canto, la elegía y la denuncia. Después, la Guerra civil. Y como Pablo Neruda - España en el corazón - Cesar Vallejo - España, aparta de mí este caliz- y Nicolás Guillén - España: poema en cuatro angustias y una esperanza, Raúl González Tuñón escribe La muerte en Madrid, un documento, una crónica y una evocación del asedio de una ciudad que resiste a la muerte y a sus heraldos.
Texto de:ANTONIO JOSÉ DOMÍNGUEZ
Por esas omisiones imperdonables que tiene el olvido, La muerte en Madrid es una de las obras menos conocidas de Raúl González Tuñón. Este poemario, que es un canto a la resistencia de los madrileños durante la Guerra Civil Española, se editó por primera vez en 1939. Hasta hace unos días, encontrar un ejemplar de ese texto emblemático en las librerías de usados era un milagro o un golpe de suerte. La poeta española Pilar Iglesias, coordinadora del Taller de Poesía de AUPA (Asociación Unión de Profesionales Artistas y Otros por los niños del mundo), decidió saldar la deuda que el mundo de habla hispana tenía con el autor de El violín del diablo y después de dos años de esfuerzo y trabajo de hormiga acaba de reeditar el libro, con una tirada de 3000 ejemplares. “La patria de un poeta es la lengua”, dijo durante la presentación en el café Tuñón. La escucha muy atenta la esposa del poeta, Nélida Rodríguez Marqués que junto a otras personalidades del además de otros reconocidos personajes del ambiente literario.
Carta de la esposa del poeta Raúl González Tuñón
El 6 de octubre de 1934 se conoció en Buenos Aires el primer parte del levantamiento de los mineros de la cuenca de Asturias. Ante las pizarras de los diarios principales de la Argentina que estaban sobre la Avenida de Mayo, la más española de las calles porteñas, la gente se agolpaba para conocer las informaciones, no por esperadas menos conmovedoras. Para los inmigrantes que habían abandonado aquellas tierras y sus descendientes no fue una noticia más. Entre estos últimos estaba el joven poeta argentino Raúl González Tuñón, periodista desde los 21 años en el popular vespertino Crítica.
Hijo y nieto de asturianos, González Tuñón recordaba las conversaciones con su abuelo materno, Manuel, obrero socialista que debió emigrar de su patria por participar en las huelgas mineras de principios del siglo XX.Raúl, huérfano de madre desde los ocho años, de la mano apretada y tierna de este trabajador, encasquetada su cabecita por una gorra que decía "Acorazado Rivadavia", pisaba los adoquines de la dársena, como por entonces se llamaba a la parte de tránsito de barcos. El abuelo le hacía soñar con esa tierra adonde podían conducirlo esas enormes naves.
También le hizo conocer los sobresaltos de una manifestación cuando lo llevó a una concentración del 1º de Mayo, en la porteña Plaza Once, lugar tradicional de los mítines para esa fecha. Aunque no entendía mucho de la lucha que se libraba, de los principios socialistas, "sabía" que era algo importante, por la actitud respetuosa del abuelo hacia los que hablaban.
El levantamiento de Asturias lo hizo pensar, y no sin razón, que podía tratarse del preludio de algo mayor. Así fue, en efecto: Francisco Franco aprovechó la ocasión y atropelló con los hombres de los cuarteles a su cargo, llevando hacia España a los soldados del tercio llenos de odioLas noticias siguieron llegando, dando cuenta de la heroicidad del pueblo. El débil gobierno de Alejandro Lerroux claudicaba ante la derecha y le cedía poder a Gil Robles. Era una difícil situación y un clima de guerra se fue extendiendo por todo el país.
Raúl González Tuñón hubiera querido estar en Asturias a los pocos días de la insurrección de los mineros, pero no poseía los medios para hacerlo. Se sentía obligado por sí y en homenaje a su abuelo. A principios de 1935, en compañía de Amparo Mom, con quien acababa de casarse, partió hacia España. Llegó a Madrid y se reencontró con sus amigos: Federico García Lorca, a quien había conocido en Buenos Aires en 1933, enocasión de los estrenos teatrales del español, y a Pablo Neruda, joven poeta y diplomático chileno. Se reunían en la Cervecería de Correos, en donde hizo amistad con otros escritores, entre ellos un muchacho que se acercó tímidamente: Miguel Hernández.
González Tuñón no se quedó en Madrid. Su objetivo era recorrer, ver "in situ" las condiciones de los mineros y del pueblo en general, comprobar la miseria que envolvía a esa zona, según se decía en la capital española. De esta experiencia personal, de transitar por las zonas más afectadas, de las vivencias de sus pobladores surgió La rosa blindada, un homenaje a la insurrección de Asturias de 1934.Recogió como una flor ardiente la vida y la muerte de esa niña hija de mineros que murió luchando por la causa de los suyos a los 16 años. Aída Lafuente, desde entonces y para siempre, La Libertaria.
Al mismo tiempo que surgían los versos de La rosa blindada ordenaba sus apuntes, que luego se transformarían en doce notas que publicaría en 1936 la revista argentina El Suplemento, un semanario familiar muy leído en la época.A esta altura de su vida, González Tuñón había viajado por la Argentina y varios países sudamericanos como cronista de Crítica. Su conciencia social había forjado una personalidad con valores muy definidos. Por eso cuando llegó a España recorrió la zona norte, aunque no puedo llegar a la cuenca minera. No lo impulsaba un espíritu aventurero ni turístico, sino un profundo sentido de su responsabilidad como periodista y poeta.
Nélida Rodríguez Marqués de González Tuñón
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1371 - José Carbajal - 1994 - La Casa Encantada (En Vivo)
“¿Creías que me había olvidado de tu pedido?, lo que ocurrió es largo de explicar, viajes de unos y otros .. . en fin aquí te envío una entrevista de El Saba para la Revista, espero que te guste...”
Con estas palabras nuestro querido amigo Modesto. reiniciaba un contacto que quedo brevemente interrumpido durante unos cuatro meses.
El reencuentro con Modesto, a más de bienvenido en sí, nos permite ser esta vez, los primeros en propiciar un reencuentro más amplio, el de ustedes con la palabra de uno más en empezar a recorrer el camino del des-exilio.
El autor de las grandes canciones del ayer:
“A mi gente”, “Yacumenza”, “Chiquillada”; de las de hoy: “Borracho, pero con flores”, “Los amigos”, “La flota” y tantas otras que ayer, hoy y siempre,no tienen ni tendrán mejor Intérprete que nuestro propio pueblo,
Les hablo de José Carbajal, “El Sabalero”.
Modesto López es un argentino que vive en México, organizó el Primer Festival del Canto Nuevo en aquella ciudad en 1982, el segundo en Managua, y el tercero en Quito, que acaba de terminar.
Allí suelen encontrarse Pablo Milanés,Silvio Rodríguez, Quilapayún, César lsella, Soledad Bravo, Viglietti, Zitarrosa y muchos más, no solo para cantar, sino también para discutir temas que les son comunes en trascendentes foros anuales.
Andrés Hoffman es un destacado periodista chileno, que por las mismas razones que Modesto y José,eligió México como morada pasajera.
La nota fue elaborada especialmente para “Nueva Viola” y nos permite re-descubrir toda una vida, la de quien tal vez. como ningún otro pueda darse el lujo, de haber compuesto no una,sino varias canciones,que canta todo un país.
Canciones tan pueblo como “los peña y los trico”, como el mate o la grapa con limón, y que son entonadas por los cantores en el teatro,por los murgueros en el tablado,o por los pibes descalzos “sentados al cordón de la vereda”,en Barrio Sur, Juan Lacaze... o Melbourne,
(Nelson Caula)
Revista Nueva Viola
Año 1, Numero 3, Agosto de 1984
En
Exclusiva Desde México:
Modesto López Y Andrés Hoffman
La
Nueva Viola - La primera presencia importante que tuvo Leonardo Favio
en Chile fue con una canción tuya: “Chiquilladas”, y lo último
que me habría imaginado es encontrarnos frente a frente contigo,
porque nosotros en Chile, los de una generación, y durante unos
meses, nos pasamos días enteros escuchando esa canción, Incluso acá
en México cuando nos agarra la nostalgia en algún guitarreo, la
entonamos,
El
Sabalero - Esa canción yo la hice en el 67, y la grabó Favio en
1969. En Uruguay yo la interpretaba y en Argentina la grabaron Favio
y Cafrune. La edición del disco que se hizo en Argentina de mi
interpretación fue espantosa, una mala copia y nadie la pasó nunca,
La
Nueva Viola - Esa es la canción que más ha pegado en Chile, de las
tuyas.
El
Sabalero - En Chile sí...
La
Nueva Viola - ¿Y en Uruguay?
El
Sabalero - En Uruguay, tal vez en aquella época sí, “Chiquillada”
quedó como un clásico pero con el tiempo se dieron otras canciones
de la misma época por ejemplo: “La Sencillita” o “La Villa
Pancha”, “A mi gente” que es una de las canciones que se cantan
en Uruguay en cumpleaños, casamientos, carnavales lo que sea, es una
canción que llaman “popular”, y después, en los últimos años
“Borracho pero con Flores”, otros candombes, y lo que vos me
viste grabar aquí. Ahora en diciembre salió un tema que me dicen
que ... bueno, que quedó mucho más arriba que “Chiquillada” y
que “Borracho” y se llama “La Flota” y que la grabamos
también con Pentagrama.
La
Nueva Viola - ¿Y pegó mucho entonces?
El
Sabalero - Si, gustó bastante, que se yo, lo grabamos con Pepe
Guerra, los niños, yo y la gente del estudio y toda una “Flota”.
La “Flota” le llamamos nosotros a la barra, una barra de amigos,
creo que tu estabas acá y Modesto también andaba metido en eso;
todo el mundo le anduvo metiendo la voz y las ganas,
La
Nueva Viola - ¿Cuánto tiempo tienes fuera de Uruguay?
El
Sabalero - Once años.
La
Nueva Viola - ¿Y durante los once años se escucho tu música en
Uruguay?
El
Sabalero - Bueno, no, Hubo un tiempo bastante largo en que no se
pasaba la música mía, Ahora lo que yo le decía a Modesto es que
oficialmente yo nunca estuve prohibido en mi país pero estaba la
autocensura y la censura no oficializada, y todo eso, de repente se
imprime un disco hacé unos tres años y nadie dijo nada. El disco
salió y salió con “Borracho...” y “Los amigos” y eso
funcionó y siguieron saliendo discos y espero que sigan saliendo,
La
Nueva Viola - ¿Tu regreso lo tienes planeado para cuándo?
El
Sabalero - Bueno mirá, mi vuelta lo antes posible. Y no puedo decir
una fecha porque no tengo pasaporte pero apenas lo tenga me voy.
La
Nueva Viola - ¿Será este año?
El
Sabalero - Ah, pienso que sí,
La
Nueva Viola - ¿Y cómo será tu llegada? ¿Triunfal?
El
Sabalero - No no no, al contrario, yo no creo que los autores de
chamarrita y candombe sean tipos tan importantes en una población
que tiene una cantidad de problemas que van mucho más allá de la
música, Entonces cuando yo vaya, lo primero que voy a hacer es
colarme al Uruguay, como decíamos cuando éramos chicos cuando
íbamos al cine o al circo sin pagar entrada... colarme ahí, e ir a
ver a mi madre y la gente de mi pueblo, hacer allí mi primera
presentación y después ir a Montevideo. Recorrer el Uruguay y
después ver qué hacemos, si salimos a cantar afuera un rato O no
sé, Yo no me siento representativo de nada en el canto, simplemente
yo escribo canciones tratando de inspirarme en mi gente, pero no me
siento tan importante como para tener un regreso triunfal como vos
decís
La
Nueva Viola - Tu nombre es José Carbajal. ¿Cómo tomaste el de
Sabalero?
El
Sabalero - Sabalero le llaman a toda la gente de mi pueblo porque ahí
se pesca mucho el sábalo que es un pescado grande de cuatro o cinco
kilos. Yo me crié a los pies de sabaleros, la gente de allí, los
pescadores de canoa y redes. El sábalo es de escamas y se da mucho
en esa zona del Río de la Plata, es un pez de agua dulce.
La
Nueva Viola - Vos sos de Colonia.
El
Sabalero - Si Colonia es el departamento, y mi pueblo se llama Juan
Lacaze y desde hace muchos años atrás en los partidos de fútbol, a
la gente de allí le llamaban sabaleros, porque comían sábalo. A
los de Rosario, que es otro pueblo de al lado les decían los
“pichoneros”, y así tenían nombres para los habitantes de cada
pueblo según la alimentación básica en cada uno de ellos. Era un
poco despectivo, y como yo vengo de una clase bastante humilde... La
primera canción que hice se llama “Sabalero”, que se la hice a
los viejos pescadores de allí, y entonces un director de programas
de televisión argentino, que se llama Augusto Bonardo me puso “El
Sabalero” y yo lo acepté porque en definitiva era reivindicar un
poco la comida básica de mi pueblo,
La
Nueva Viola - ¿Cuándo empezaste a componer?
El
Sabalero - Empecé a los 15 o 16 años, pero empezaba, no podría
decir componer, porque escribía algunas cosas. Empecé a componer a
los 18 años y luego empecé a cantar y a vivir del canto todo junto
en el año 67 cuando tenía 23.
La
Nueva Viola - ¿A qué se dedicaba tu familia?
El
Sabalero - Mi viejo era obrero de la única fábrica textil que hay
en mi pueblo, él y mi madre también, y ella además de ser obrera
textil, era sirvienta del dueño de la fábrica. Y mi padre además
de ser obrero textil, era cazador de carpinchos. Además mi viejo
trabajaba en el campo. Yo trabajé con él en una lechería.
La
Nueva Viola - ¿Fuiste al colegio? ,
El
Sabalero - Hice la primaria, y la secundaria la hice libre porque yo
trabajaba en la fábrica, Con cuatro compañeros más comenzamos a
pedir plata para comprar libros, hablamos con gente de la fábrica y
algunos profesores del liceo diurno para formar el liceo nocturno y
así hicimos los cuatro años.
La
Nueva Viola - ¿Cuántos hermanos son?
El
Sabalero - Eramos seis, cinco varones y una mujer.
La
Nueva Viola - ¿Y tu fuiste el único que salió cantor?
El
Sabalero - No. Yo era el que no podía cantar. Mis hermanos cantaban
precioso incluso hay uno que canta en Uruguay. Mi madre cantaba muy
bien. Otro, que murió, también cantaba.
Después
otro que salió muy bohemio, ese canta todavía. Otro que es
cocinero, mi hermana que está en Australia y que canta bien y yo era
el que no tenía voz, pero se me ocurrió escribir y ahí comenzó
todo.
La
Nueva Viola - ¿Y por qué salieron todos con esa afición al canto?
El
Sabalero - Yo no sé, mi abuelo, el padre de mi padre integraba la
Orquesta de Cerro de las Armas, que es un paraje muy pequeñito en
Colonia, un caserío. Mi abuelo tocaba la guitarra y su hermano el
bandoneón, yo creo que de ahí viene tal vez la herencia musical.
La
Nueva Viola - ¿Y cómo empezaste a escribir?
El
Sabalero - Mirá, la primera cosa que escribí en mi vida fue cuando
estábamos en el liceo nocturno. Tendría unos quince años y éramos
cinco compañeros y uno fue a pescar una noche y se ahogó, se le dio
vuelta el bote en el arroyo y se murió, entonces la primera cosa que
escribí, fueron unos versos pero sin música y sin nada, Después ya
tenía una tendencia a hacer esas cosas. Nos juntábamos en un
rancho, el rancho de Macario, un compadre, Nos juntábamos allí, con
el gordo Collazo, y con Roberto Cabrera que trabajó años después
conmigo y con Arandela, otros amigos y nos poníamos a cantar y
guitarrear con los muchachos, cantábamos las cosas de Yupanqui,
Sampayo, Rodríguez Castillos y a mi se me ocurrió empezar a
rescatar las cosas del pueblo, el lenguaje nuestro, los hechos
diarios, las cosas pequeñas, Ahí ya me largué a escribir. Y bueno,
algunos viejos obreros que no sabían mucho pero que leían algunas
cosas y estaban más enterados, tenían más formación, me decían
que si, que estaba bien lo que estaba haciendo, que no había nadie
que rescatara todas esas cosas, y yo después me dediqué realmente
al rescate del lenguaje popular más que al estudio del verso, Empecé
a buscar de abajo lo que era la palabra.
La
Nueva Viola - ¿Y cuándo te vas a Montevideo?
El
Sabalero - Me fui en el 67.
La
Nueva Viola - ¿Con algunas propuestas..?
El
Sabalero - No, no. Como a mi me habían echado de la fábrica porque
faltaba trabajo, entonces con un amigo mío, que le decíamos “el
Muerto” vendíamos vasos de plástico, fuentes, trajes de baño,
piedras de encendedor, agujas para el “primus” que son los
calentadores a querosene que se llaman Primus, nos quedamos sin
mercadería y leímos en un diario un aviso que decía “Concurso
beat” y de “protesta”
La
Nueva Viola - ¿Quién estaba en ese concierto?
El Sabalero - Y ahí estaba Dino, el grupo Efe, Leticia, Gervasio, y otros.
Entonces fui y pregunté dónde estaba el concierto de protesta,
porque yo lo otro lo leía como “B-e-a-t”, no sabíamos lo qué
era, entonces el gordo Frade me dice mirá, no sabes leer, ahí no
dice nada de protesta, Leticia me presta una guitarra, en la escalera
me hacen una prueba y me aceptaron para participar en el concurso en
el que salí segundo con “Chamarrita de los Pobres”.
Inmediatamente
Bonardo que estaba ahí de jurado, me invitó para trabajar en Canal
4, y me regaló ropa, porque yo no tenía nada, me puso presentable y
me lanzó en televisión. Y en esa misma época empecé a escribir
más cosas, ahí nació “Chiquillada”. Esa fue mi entrada a
Montevideo, pero fue muy rápida, porque en el 69 ya estaba grabando
“Chiquillada” y trabajando por todos lados.
La
Nueva Viola - ¿Y el primer disco?
El
Sabalero - El primer disco fue un doble, un chiquito, con “Sabalero”
y “Pichonero”. Me acuerdo que el primero que me arrimó a la
grabadora fue Zitarrosa, porque vivíamos con Gervasio en el Hotel de
Bachicha Lencina -un excelente trompetista de jazz que vivió mucho
tiempo en Chile. Entonces el Zita me dice “mire me dijeron que si
lo veía le dijera que lo anda buscando la gente del Palacio...” y
ahí empecé a grabar. Desde entonces hasta que salí de Montevideo
hice tres LP, en tres años.
La
Nueva Viola - ¿Cuáles fueron?
El
Sabalero - “Canto Popular”, “Bien de Pueblo” y “Octubre”.En
Argentina salió primero Canto Popular y después hice dos más,
“Pelusa” y “Abre tu Puerta Vecino”...
La
Nueva Viola - ¿Cuándo te invitan a ir a Argentina?
El
Sabalero - Bueno, a mi no me invitaron.
En
el 71 en Uruguay nos empiezan a dejar sin trabajo, íbamos
contratados a un pueblo a cantar con otros cantores, y cuando
llegábamos nos anulaban el contrato o no nos cedían la sala, yo vi
que la cosa se ponía muy fea, y me fui a Argentina.
Allí
me quedé 3 años trabajando en canal Once y el nueve y hacía giras
por el interior, pero seguía presentándome en Uruguay, yendo todas
las semanas.
La
Nueva Viola - ¿Qué compusiste en Argentina?
El
Sabalero - Ahí hice el candombe “Ya comienza”, “No te vayas
nunca compañera”, si hice más cosas pero no me acuerdo.
Sociedades
de Amas de Casa y Comisiones de Barrio. En el 75 me detienen por un
recital que di en el Colegio Mayor de Loyola, donde se había leído
una carta de los presos de las Comisiones Obreras, me quitan los
documentos y me meten cuatro días preso y me echan para Francia.
Estoy ocho meses clandestino tratando de recuperar mis documentos en
España. Todo esto en plena época de Franco aún. Viendo que era
imposible pido el asilo político en Francia. Y
de allí arranqué a casi toda Europa.
La
Nueva Viola - ¿Cuánto tiempo estás en Francia?
El
Sabalero - Cinco años, a fines del 79 voy a Holanda, luego en el 82
vengo para México. .
La
Nueva Viola - ¿En qué consistió tu trabajo en el resto de Europa
después de España?
El
Sabalero - El trabajo fue muy duro en un principio, en Francia hice
changas de albañil, repartía volantes a la salida de los metros,
hacía lo que se podía hacer. Incluso hice limpiezas.
La
Nueva Viola - ¿Para esas alturas ya estabas casado, tenías hijos?
El
Sabalero - Yo estaba casado desde que tenía 18 años, yo tengo dos
hijos grandes uno de 21: y otro de 19, nacieron en Uruguay.
La
Nueva Viola - ¿Para el golpe del 76 vos estabas en Argentina?
El
Sabalero - Tuve suerte, porque en el 76 un señor me dijo que me
contrataba seis meses para España, se llama Horacio Adot, muy buen
tipo.
Conmigo
fueron Juan Salazar, Martín Mármol, Chino Martínez, Miguel Sarabia
y arrancamos seis meses, y ya después cuando me quise volver, bueno
ya no pude volver porque Árgentina estaba mal y Uruguay también.
La
Nueva Viola - ¿Allí empieza tu exilio?
El
Sabalero - Claro, bueno yo allí empiezo a trabajar bastante primero
con Adot y luego yo me abro de Adot porque él iba a un público muy
limitado, el público de las peñas.
Yo
empecé a trabajar mucho en los Colegios Mayores de la Ciudad
Universitaria, en los barrios, con las que me fui afirmando en
Francia y empecé a cantar en algunos actos políticos, y luego ya
empecé a salir. Mi trabajo consistió casi siempre en trabajar para
la colonia latinoamericana en toda Europa, también hice algo de
televisión, radio y teatro en Holanda.
La
Nueva Viola - ¿Por qué decidiste venir a México?
El
Sabalero - Inciden dos cosas, una era la saturación del medio,
siempre cantando para la misma gente de la colonia,entonces yo quería
cambiar un poco de aire y venir a un país latino, y estar un poco
más al sol.
Por
otra parte mi mujer recibe una beca del Gobierno Holandés para hacer
un doctorado en México.
La
Nueva Viola - ¿Vos te volviste a casar entonces?
El
Sabalero - Claro yo formo pareja en Holanda y mi mujer estaba
haciendo justamente la carrera de Letras Hispanoamericanas.
La
Nueva Viola - Grabaste en Europa?
El
Sabalero - Grabé dos LP “Colmeneras” en el 79 y en el 77
“Volveremos”.
La
Nueva Viola - ¿Qué te quitó haber estado fuera de tu país,
y que te hizo ganar?
El
Sabalero - En cuanto a la creación me quitó casi todo porque me
quitó el medio, el lenguaje sobre todo. Yo me planteo siempre el
rescate del pequeño lenguaje, el diario, el no reconocido, eso que
cuando uno dice una palabra, esa palabra es un mundo entero de
emociones y que cuando se escribe, se escribe de otra manera. Creo
que eso fue lo que me dio popularidad como autor en Uruguay; tratar
de hacer poesía con ese lenguaje. L que me dio el exilio fue una
cantidad de amigos nuevos, Uruguayos, argentinos, chilenos,
brasileños, bolivianos. A nivel humano me dio mucho. Además el tema
fue siempre melancólico, el optimismo se saca un poco de los pelos,
tal vez el optimismo se saca de algún diario, un boletín o alguna
cosa de esas, de alguna información del Uruguay; y entonces de allí
tu hacías todo un mundo tuyo y te mandás una canción optimista,
pero en realidad el exilio es muy melancólico, muy triste.
La
Nueva Viola - ¿Musicalmente has cambiado?
El
Sabalero - Musicalmente es posible que haya madurado un poco, pero no
creo que haya sido por el exilio porque no tengo influencias de otros
países, Yo he analizado y otros amigos míos también, las
influencias musicales y no encuentran ninguna. Lo que si he madurado,
es por ejemplo, la incorporación de otros sonidos dentro de la
música, como el piano acústico sonando a viejo, aunque lo usaba
otra gente antes, dos guitarras, la percusión, lo coros, y en las
letras he madurado un poco. Ya no son tan infantiles, tan naif. Yo
antes era muy espontáneo, las escribía espontáneamente, ahora sigo
siendo espontáneo. al recrear pero no al escribir; hago todo un
trabajo de revisión y análisis del lenguaje que antes no hacía,
porque estaba en mi medio, pero ahora no, quizás por eso trabajo
más.
La
Nueva Viola - ¿Viviste siempre pensando en el retorno O fuiste capaz
de meterte un poco en los problemas de los pueblos en donde
estuviste?
El
Sabalero - Me costó mucho, cuando lo de Nicaragua, uno se metió
mucho solidariamente a hacer cosas, pero nunca escribí una canción
para Nicaragua, nunca escribí canciones que no se refirieran a mi
pueblo o al entorno de mi pueblo.
En
España trabajé mucho con el movimiento anti-franquista
español,mucho... y no escribí una línea nunca, me dediqué a
cantar. Sí he trabajado en otras cosas, pero cómo ser humano. Mi
primer disco en Holanda fue para Nicaragua.
La
Nueva Viola - ¿Pero tus canciones siguieron metidas en Uruguay?
El
Sabalero - Ah si. Yo tengo mucho temor de escribir cosas que no
conozca a fondo. Por ejemplo hacer una canción a El Salvador es una
cosa muy linda, pero habría que hacerlo en un idioma que se pueda
entender dentro de El Salvador, y yo no he estado nunca allí, ni en
Nicaragua, entonces yo trabajo humanamente para algunas cosas, pero
cuando se trata de escribir canciones, las escribo sobre temas que
domino.
La
Nueva Viola - En los países que viviste durante estos años también
pasan esas cosas cotidianas que ocurren en Uruguay, y sin embargo en
tu temática, pesa mucho más el recuerdo que lo que estás viviendo.
El
Sabalero - Si, pero es la falta de lenguaje.
Yo
musicalicé poemas de un amigo poeta español, Carlos Alvarez, con el
que hicimos recitales juntos, pero asumir como tipo que escribe la
problemática de otro país... me traba siempre el idioma, el
lenguaje. Sería un poco frívolo de mi parte hacer esas cosas porque
cada palabra es un mundo para la gente que le pertenece... si otra
persona escribiera una canción sobre Uruguay, sobre mi pueblo, estoy
seguro que no sentiría lo mismo porque cuando yo digo árbol se me
representan los plátanos frente a mi casa, los eucaliptus de la Ruta
Uno o los espinillos que estaban en la fuente, y esos son los árboles
que existen, es decir no hay cosas generales dentro de nuestras
realidades, lo que hay general es el sentimiento social pero no las
cosas.
La
Nueva Viola - ¿Qué pasó con ustedes desde el punto de vista
creativo, durante estos años?
El
Sabalero - Mirá, los que estamos fuera, el Zita que ya regresó,
Viglietti, Los Olimareños, Marcos Velázquez, Roberto Darwin, Manuel
Capella, Numa Moraes, Camerata Punta del Este, depende mucho de los
que han tenido una oportunidad en la creación no «son muchos, a mi
se me paró el tren en España, y cuando pasé a Francia escribí
algunas cositas y después en Holanda produje un poco más, y aquí
en México seguí produciendo normalmente. En México me siento bien,
aunque no sea el Sur, pero bueno, del Río Bravo para abajo somos más
o menos las mismas familias. Yo no sé, pero creo que Alfredo es de
los que menos ha producido, Los Olimareños escribieron poco, Pepe
Guerra ha hecho sus primeras cosas como compositor, a Daniel
Viglietti le escuché algunas canciones nuevas, Una sobre todo que me
gustó mucho “Las Hormiguitas”, Capella sé que ha producido
mucho. Pero yo creo que el movimiento de mi generación se detuvo un
poco, y es lógico que se detuviera, cada cual por su lado, cada cual
en el país que le tocaba y tratando de aguantar la sociedad que le
tocó vivir, o de meterse en ella o de dispararse.
La
Nueva Viola - ¿Vos no crees que todos ustedes de alguna manera
cuando regresen a su país van a recordar y van a empezar a componer
cosas que tienen mucho que ver con las vivencias acumuladas durante
estos años?
El
Sabalero - Mirá una cosa, durante mis dos años y medio que llevo
acá me dediqué a recorrer los lugares de Zapata y a leer todo lo
posible sobre Zapata para hacerle una canción. Yo nunca le escribí
a ningún héroe o personaje.
Zapata
me toca muy de cerca y por eso lo he estado persiguiendo y sin
embargo no he escrito una sola línea sobre él. Cuando regrese creo
que tal vez voy a poder escribir algo sobre Zapata, y al pueblo
mexicano o a España o a Holanda alguna cosa. Pero te digo Zapata
porque me despierta mucho cariño. Y creo que a todos nos pasa algo
similar.
La
Nueva Viola - Dentro de Uruguay se ha desarrollado un movimiento
importante que se llama Canto Popular, Tu habrás escuchado algún
material, ¿Qué opinas?
El
Sabalero - He escuchado bastante. Como movimiento es impecable, el
rescate,el empuje social es impecable, Ahora escuchándolo como
cantor, he escuchado mucho material bueno y mucho material malo. Yo
sé que hay algunos problemas. Tal vez la misma censura no ha dejado
desarrollar la palabra, entonces yo pienso que a veces se cree que
poniéndole cuatro o cinco acordes más a la canción saldrá mejor.
Si cruzamos el charco y nos topamos con Piazzola, o cruzamos Rivera,
cualquier brasileño con su guitarra nos podrá enseñar dos o tres
mil acordes. Eso no es la riqueza de la música. La belleza de la
música es lo que te emociona, entonces han dejado un poquito atrás
lo que es la palabra. La palabra es lo que nunca puede dejar de
emocionar cuando está bien utilizada, puede ser que ahora se esté
desarrollando un poquito más la palabra. Hay canciones que son
inmensas, como puede ser “A Redoblar” que con cinco líneas los
tipos están expresando el sentimiento de todo un pueblo. Pero en
general creo que hay un poco de despreocupación, no de baja calidad,
sino de despreocupación, que no les importa mucho decir cosas
profundas sino, un poco moverse, volver un poco a cuando los Beatles,
y todo el mundo quería hacer cuatro o cinco acordes más para
destacarse, Si bien es cierto que la falta de libertad de expresión
limita la palabra, también es cierto que esa situación obliga al
agudizar la capacidad de creación y a dominar un lenguaje que para
el que está afuera puede ser difícil de entender y puede emocionar
al que está adentro... Yo lo que veo es una frialdad dentro de los
textos, fríos, calculadores, tipo telegrama. Creo que aunque no se
“puedan decir cosas, yo me acuerdo «por ejemplo que en la época
franquista que viví en España, los humoristas sobre todo eran tipos
que te creaban un ambiente a través del dibujo y la palabra de todo
aquello que no se decía. Pero tal vez porque está afuera, es
posible que carezca de la mitad de la emoción que uno tenía antes.
Hay cosas que uno no las capta porque está afuera, por eso tal vez
me resultan mas frías. Recuerdo que cuando estuve en Chile en el 72,
se manejó mucho la canción circunstancial y ahí bajó mucho la
calidad de la canción chilena. Creo que Uruguay no tiene que caer en
eso. Cuando se pueda, las cosas que hay que decir hay que decirlas
bien.
En
esta época en Uruguay se toca mucho el candombe y la murga se ha
desarrollado, porque te diré que lo que más admiro es el desarrollo
en las letras y en lo musical de las murgas, eso ha sido un progreso
real, el meter seis voces dentro de un coro, y bien metidas, se
entiende lo que cantan, yo me acuerdo que cuando era chico iba a los
tablados y escuchaba, y no entendía lo que decían, ahora si
entiendo todo lo que dicen, todo es mejor.
La
Nueva Viola - ¿Qué estás preparando como próximo disco?
El
Sabalero - Me imagino que será el último que haga antes de volver,
contiene una milonguita, un par de candombes, una canción que le
hago a la luna, algo romántica, a la luna que andaba sobre el barrio
nuestro.
La
Nueva Viola - ¿A la luna del sur?
El
Sabalero - A la luna del sur, así se llama,“La luna del sur”.
A
la luna le pongo un nombre que usaban los charrúas. Yo nunca hice
cosas históricas pero entonces dentro de lo que es el ambiente del
barrio, yo le pongo “Guidaí” que significa “Señora de la
noche”. Definitivamente el disco es un cuento, yo nunca me he
animado a editar nada de mis trabajos porque dentro de lo escrito hay
muchas cosas malas, pero dentro de lo que es la palabra hay otros
recursos, uno canta, dice cosas, entonces eso es más el oficio de
uno, que escribir cuentos. A partir de mi padre, he hecho un cuento
que se llama “El Viejo”; relato un poco el ambiente del pueblo,
el ambiente de La Playa, de los pescadores, del monte y el campo, los
cazadores. Yo le debo a mi padre casi todo el lenguaje que tengo, y
le debo una cantidad de cositas y de cosas prácticas, me enseñó a
trabajar, las cosas de los animales, de los árboles. La cantidad de
nombres de árboles y plantas que manejo: las manejo por él... sé
cosas, secretos de los animales, de las hierbas, del campo que él me
enseñó. El me sacó a cazar cuando yo tenía cuatro años y a esa
edad me hizo tirar con un Mauser, y de allí para siempre estuve con
él.
Es
un poco un homenaje a un tipo que era un laburante pero que era un
poeta en definitiva, un poeta al enseñar, y al que yo debo casi
todas las canciones pues las hice con el lenguaje de mi viejo.
La
Nueva Viola - ¿El murió?
El
Sabalero - Murió en el 78 yo estaba afuera,estaba en Francia.
La
Nueva Viola - ¿Esa canción “No te vayas Pedro” para quién es?
El
Sabalero - Es para mi hermano, mi hermano se llamaba Ariel, no se
llamaba Pedro, hice una canción imaginaria para Pedro, pero claro
que Pedro era mi hermano más grande que se suicidó en el 58,
La
Nueva Viola - ¿Qué pasaría si al Sabalero le dijeran que
nunca más puede entrar a Uruguay?
El
Sabalero - Ah, se jode. Se jode. Yo vuelvo igual, aunque me digan que
nunca más, vuelvo igual. Sí, si, yo me colaría o me jodería para
siempre o insistiría, no sé.
La
Nueva Viola - ¿Y sí te dicen que mañana mismo podrías volver?
El
Sabalero - Arrancaría de inmediato,
La
Nueva Viola - ¿Qué sería lo primero que harías?
El
Sabalero - Ese es el lío, ahí está, ese es el lío, Ese es el
peligro que te decía. Podría cantar puro candombe para excitar a la
gente, pura descarga pero creo que en mi caso voy a hacer otra cosa,
voy a cantar las canciones de amor, las canciones de los obreros, las
canciones lentas, a mi familia, a mis amigos, las que compuse adentro
hace años y las nuevas. Haría una cosa normal, terminaría con
candombe porque me gusta, cantaría “No te vayas Pedro” “Techos
de zinc”, “La orillita” y las que me pidieran.
La
Nueva Viola - ¿Y cual sería la gente en especial que te gustaría
que estuviera en ese primer concierto?
El
Sabalero - Bueeeeno, te imaginás. Pitico, Chirimino, Pochilo, mi
gente ¿no?
O
sea los viejos amigos, ojalá estuviera Macario, el que tocaba la
guitarra conmigo, el tipo con el que empecé en un rancho. No
sé, haría las cosas normales que siempre hice... de lo que estoy
seguro es que nunca cambiaré de temática, puedo hablar de los
cambios sociales pero siempre desde mi lenguaje, desde el escenario
en donde yo me crié y donde pienso volver a vivir. Porque no pienso
volver a vivir a Montevideo. Compraré un ranchito frente a la playa
de mi pueblo y ahí quiero vivir... incluso si algún día se
me plantea no cantar más, me quedaría allá a vivir pescando o
trabajando en la fábrica.
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José Carbajal El Sabalero,
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