jueves, 4 de abril de 2019

5132 - Rush - 1993 - Counterparts



Dos década bajo el vertiginoso sonido de rush

Festejo: la historia comenzó en 1974 en un modesto estudio de grabación de Toronto. Ahora, el trío canadiense liderado por Geddy Lee lanza su 19° LP, “Counterparts”, a modo de celebración.


Cuando en marzo de 1974 se encerraron en un modesto estudio de Toronto para grabar su primer disco, los tres integrantes de Rush no imaginaron que 20 años después podrían contarles a sus hijos que todo lo que consiguieron fue gracias a la música.
El tríptico canadiense formado por Geddy Lee (voz, bajo y teclados), Alex Lifeson (guitarra) y Neil Peart (batería y percusión) es una de los pocos testigos de lo que aconteció a mediados de los setenta y que supo adecuarse a los noventa con grandes dosis de talento, profesionalismo y buen gusto.

El registro agudo de Lee, las guitarras duras de Lifeson y la percusión machacante de Peart crearon un sonido difícil de encasillar, por lo menos, a partir de la mitad de los ochenta.


Metálicos
Lo que nació como una banda de heavy metal duró hasta 1979, año en que salió a la calle “Permanent Waves”, la placa que los puso al top de los numerosos rankings internacionales y gracias al corte “El espíritu de la radio” su música animó las noches de discoteca.
Los temas “Fly By Night”, “Caress of Steel”, “2112”, “A Farewell To Kings” y “Hemispheres” cerraron los setenta con un Lee gritón y un Lifeson más cercano a Jimmy Page. Las letras, siempre a cargo de Peart, contaban por esa década historias de planetas lejanos, galaxias desconocidas, siempre ciencia ficción.
Tanto “Permanent Waves” como “Moving Pictures” (1981), fueron las placas que indicaron un camino de cambio. Lee dejó los gritos y la banda se mostró más comprometida con la realidad social.
Pero eso no fue todo. Quienes pensaron que la banda estaba terminada se equivocaron, y cómo. “Signáls” (1982), quizá el disco menos difundido, mostró otra cara de Rush: la de la batería electrónica, los samplers y el violín eléctrico.
Así y todo, dos años más tarde, “Grace Under Pressure” desconcertó a más de un crítico y a algún fan que otro. Melodías pegadizas y bailables, muy lejos del heavy metal y más cerca del pop. Luego de la gira que presentó el disco, la prensa inglesa elogió a Peart como el mejor baterista del año.

En esa misma línea, “Power Windows” (1985) y “Hold Your Fire” (1987) mostraron la decisión de los canadienses de alejarse definitivamente del rock duro, aunque fueron tan astutos que tampoco se consagraron íntegramente al pop. La fórmula que marcó a fuego su estilo fue un poco de rock, algo de pop, un toque funk y mucho de Rush.


Madurez
Los noventa, tan lejos de los difíciles comienzos, recibieron a la banda can los brazos abiertos. “Ahora, la familia y el descanso están primero, somos gente adulta en todo sentido y no podemos comparar nuestra actitud más serena con la de grupitos como AC/DC o Móntley Crüe; no más giras maratónicas”, dijo una vez Lifeson.
“Presto” (1989) los lanzó a la década con una buena combinación de lo que venían haciendo. El teclado de Lee y la percusión electrónica de Peart pasaron a un primer plano y se empezó a desprender de sus letras un fuerte compromiso con el medio ambiente y la preocupación por el avance del SIDA.
Para ellos “Roll the Bones” (1992) fue una de las mejores placas, quién sabe por qué; en realidad, antes de grabar, la banda estuvo a punto de separarse y luego de extensas charlas se llegó a susperar la crisis y el producto tuvo otro sabor.
Como es su costumbre, el cambio es algo que a los Rush los enloquece ¿No pueden estar sin cambiar?
El año último editaron “Counterparts”, su álbum número 19 y tomaron elementos de sus primeros discos para crear un sonido duro por momentos; no dejaron de poner algo de los ochenta y menos aún de los noventa. “Con esto festejamos nuestros 20 años de trayectoria”, dijeron.

Esta es una de las bandas más productivas del rock; aunque nunca fue de entusiasmo arrollador, recorre su última placa desde el heavy hasta el pop y nunca falta un tema instrumental; para Lee “un regalo que siempre nos hacemos”.


En vivo
Un párrafo aparte merecen las puestas de Rush para sus megaconciertos en grandes espacios abiertos. Algunas de esas experiencias llegaron al disco para completar su abundante discografía.

“All The Worlds a Stage” (1976) y “Exit... Stage Left” (1981) son dos ejemplos de ; ello. Pero con “Show of Hands” (1989) llegaron demasiado lejos. La crítica la nomino como una de las puestas en vivo más impresionante de la década. Sonido perfecto, pantallas inmensas con una fidelidad inusual, láser bien utilizado y una predisposición y entrega pocas veces vista. Fanáticos o no, se impresionaron por este despliegue de la banda y su  obsesión por cuidarlo todo.


Publicado en:
Diario: La Nacion
Lunes 7 de Marzo de 1994 

Adrián Ventura 


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