Entrevistas
Exclusivas a Keith Richard & Mick Jagger
Los Stones, No tenemos que pedir disculpas por ser los más
grandes.
Cuando tenían. 20 años le sacaron la lengua
de la sensualidad y él desenfado al mundo. Hoy, por encima de los 50, siguen
gustando... y facturando. Sin vergüenzas
La gira que traerá por segunda vez a los
Stones a la Argentina comenzó el 23 de setiembre en Chicago. A diferencia del
tour anterior, (os números indican que en Estados Unidos visitarán menos
ciudades y harán menos conciertos... pero recaudarán más. ¿Cómo se explica?
Estadios más grandes y entradas más caras (39,50 y 70 dólares contra 25 y 50 en
1994).
Con Inusual velocidad para el promedio stone,
Kelth Richards y Mick Jagger más Charlie Watts, Ron Wood y músicos invitados
grabaron su nuevo disco entre abril y mayo del 97. “Bridges to Babylon”,
considerado el mejor de los tres registros en estu¬dio lanzados por la banda en
la última década, ya vendió 120 mil copias en la Argentina.
"Bueno, sí...
Aquí estamos esperando a Mick Jagger.” Carlos es periodista, aunque más es
mexicano y por sobre todo es stone. Le habla con cavernosa seriedad a su grabador
profesional, pero ni su campera de cuero ni su jopo de peluquería dejan lugar a
error. El está donde cree que hay que estar. “Si vuelvo sin esto, me cortan los
huevos”, me dice, y vuelve a probar el aparato. Tendrá oportunidad de hacerlo
no menos de 150 veces en las cinco horas de espera que, recién al minuto 301,
averiguaremos que nos demandará acceder a nuestras respectivas entrevistas con
Mick Jagger y Keith Richards. A su lado, José: calvo al huevo, regordito,
también mexicano y un poquito menos stone. Escribe con nervio uno, dos, tres
carteles que le permitan llevarse saludos de Keith Richards más o menos dichos
en español para su radio. "Disculpen que no hable”, habla por un
instante. "Pero me estoy haciendo encima. De miedo.” Oh, oh.
Tarde de viernes
bajo las cinco estrellas del Ritz-Carlton en un exclusivo suburbio de Palm
Beach, Estados Unidos, al sudeste. En algún piso de este palacete todo lujoso
están vaya uno a saber haciendo qué Los Rolling Stones, cuarta década. Marchan
con viento a favor por la mitad de su tercera gira mundial en menos de diez
años. Es la hora del té y la carta del hotel ofrece diez variedades servidas en
porcelana pintada a mano del siglo XVIII, 35 dólares por persona. Bajo una
araña de cristal en la que alcanzo a contar 40 caireles, varios presentadores y
pocos periodistas llegados de México y Brasil intentan que el tiempo pase escuchando los distintos sonidos del líquido. Lluvia marina, detrás de los
ventanales. Vino fuerte, en las copas mexicanas (van por la tercera botella de
una merienda que incluye carnes y ensaladas). Té frío y copioso, en las tazas
brasileñas.
Llevo horas riéndome
en mexicano, bebiendo en francés (agua mineral) y esperando en argentino.
Bondades de la globalizadón, convocado por un banda inglesa y hospedado por
una cadena éstadounidense. A finales de enero, Jagger y Richards volverán a
recorrer Latinoamérica y quieren hablar. O eso dijeron, porque ahora d
enjambre de asistentes que se encarga de correr, limpiar y barrer para que no
den ningún paso en falso transmite mensajes cruzados. Sus Majestades Satánicas sólo
están en contacto, directo con sus mánagers personales (Tony, el de Jagger, tiene
los ojos de Anthony Hopkins pero la mirada de Peter O’Toole; Jane, la de
Richards, se pasea con Dalila, una perrita ¿pequinesa? a la que el botones
dedica, cada vez, una reverencia), quienes a su vez sólo están en contacto
directo con los publicistas de la banda (Sherryl y Drew). A través de
celulares, ellos se comunican con las representantes inglesas del sello (Carolyn
y Hellen), quienes también a través de celulares se comunican con las
representantes norteamericanas del sello (Lisa y Sara). Por fin, ellas hablan
con el enviado argentino de la compañía discográfica (Tomás), que viene y me
dice... que hay que esperar. La burocrada aplicada al rock.
Al rato, estamos
instalados con Carlos (el del jopo) y José (el que se hace encima) en una salita
decorada para la ocasión con el gusto de una pitonisa. Mesa de vidrio con bola
de cristal al centro, lámparas y sillas imitadón Phillipe Starck, cortinas
negras, un símil Miró ¡bordado! y una bandeja de dulces. Verdes y redondos, los
dulces inspiran a mis acompañantes mexicanos insólitas, hilarantes sospechas.
“Deben tener LSD”, árriesga uno. “Sí, pero sólo los que están de su lado",
concluye el otro.
El alguna vez chico
malo del rock’n’roll está más grande y menos rebelde que nunca, pero sus labios
carnosos y lascivos cuelgan todavía allí. Mick Jagger lleva con amanerado porte
sus 53 años, todo vestido de suave y de verde. Cruza las piernas y deja los
calcetines a la vista. Te mira, te corrige, fuerza la sonrisa cuando se acabó
la frase. Deja irreversiblemente en claro que, si fuera por él, no estaría
aquí. Y menos para hablar de Los Rolling Stones como de un negocio. Sin llegar
a enojarse, cuando se le propone hablar en efectivo cierra la caja. Su fortuna
personal se calcula en 160 millones de dólares. No fuma, no bebe y prefiere que
tampoco lo hagan delante de él. Acaba de ser padre, del cuarto hijo de su
matrimonio con la supermodelo Jerry Hall, con quien lleva 21 años de relación y
6 de matrimonio. Cuando uno de sus asistentes viene a avisarle que el tiempo
concertado ha llegado a su fin, se levanta y se va. Sin saludar.
A principios de los noventa parecía poco menos que imposible
reunir a los Stones vivos en él mismo escenario. Hoy lo que parece imposible es
que dejen de hacer discos y shows. ¿Será que estas giras se han convertido en
una exelente excusa para estar lejos del tipo de obligaciones que te impone
quedarte en tu casa, para ser el esposo de tu mujer, el padre de tus hijos y el
abuelo de tus nietos?
Lo que decís es bastante
cierto. De todos modos, uno sigue teniendo que hacerse cargo de sus obligaciones,
con la diferencia de que así van en aumento y de que, tarde ó temprano, hay que
enfrentarlas igual. Casi te diría que se duplican las cargas, por lo que, como
forma de escape, no es del todo satisfactoria.
¿Sigue siendo tan
emodonante para vos que un nuevo disco llegue a convertirse en un nuevo éxito
de ventas?
¡Sí! Aunque con los
discos pasa algo curioso. Hacés primero candones porque te gustan esos
fragmentos de música de los que fuiste capaz y hacés después un disco porque te
gusta el puñado de candones que tenés termi-nadas. Recién cuando se llega al
final se comienza a dis-cutir cuál va a ser el single que se lanzará en
promodón o cómo va a ser d video y, te soy sincero: no es la parte del trabajo
que a mí más me gusta. La promodón se ha con¬vertido en algo tan importante que
no sólo los rodeeros, sino también los actores y hasta los escritores, pasan
sus vidas "promoviéndose”.
Cuando empezaste, tu visión del rock tenia las dimensiones
del escenario del club donde iban a tocar la noche siguiente, mientras que hoy
abarca países de todo el mundo, grande y pequeños “mercados". Qué
diferencia, ¿no?
La música pop es,
por definiaón, d reino de lo efímero. No puede sorprender, en consecuencia, que
haya dado lugar a una industria inmensa, imprevisible y, a mi entender,
inte¬resantísima. El rodc que hoy hacemos es teatralidad, esta¬dios,
entretenimiento. ¿Voy a tener que pedir disculpas por¬que para hacer la gira
anterior gasté 10 millones? Nooo... En ese sentido, Los Rolling Stones siempre
fuimos consecuentes: nunca pedimos disculpas por ser los más grandes. Antes y
ahora, siempre estuvimos ahí afuera con el mejor show... a un buen precio de
mercado.
Hay quienes dicen que ustedes son tan buenos manejando el
negocio que la fórmula para cerrar tráto con los empre¬sarios es más o menos:
“El 99% de las ganancias es para nosotros y él 1% es para vos, siempre y cuando
pongas la plata por adelantado". ¿Exageran?
-No entiendo el
sentido de hacer esa pregunta.
Hablando sobre los Stones, escucho cada vez más a menudo
la frase: “Buena música... pero mejor negocio”.
…….
Pasemos a otro tema. Hablemos de Inglaterra; hablemos de
política.
-Cómo no.
Tony Blair, el actual primer ministro laborista, fue en
su juventud un ¿mediocre? músico de rock...
-Bueno, no creo que
esa haya sido su verdadera intención, pero entiendo lo que me querés decir.
¿No lo ves como una posibilidad de trabajo para cuando en
el futuro decidas abandonar los escenarios?
-No, no creo. ¡Hay
tantos tipos dispuestos a hacer locuras con tal de entrar! Además, no crea que
sea un asunto en el que se pueda trabajar part-time. En Inglaterra hay sólo uno
o dos actores haciendo política; no es un país en el que eso sea una costumbre.
No funciona así.
Sin embargo, cada vez que te subís a un escenario demostrás
capacidad como líder de una banda, de una audiencia.
-Pongámoslo de este
modo: la política y el espectáculo tienen muchos puntos en común, pero no son
lo mismo. Quizás haya una conexión más íntima entre la política y Hollywood en
Estados Unidos, pero no es así en Inglaterra.
1997 va a ser recordado como el año en el que Inglaterra
lloró a la pobre princesita. ¿Y vos ?
¿Yo? Obviamente me
puse muy mal. Fue un hecho muy triste que afectó muchísimo al pueblo inglés,
¿Lloraste?
-Bueno... me puse
muy mal. Lo que más me conmovió fue ver a tanta gente que no la conocía
personalmente sentirse tan afectada por su muerte. La reacción de la gente,
ingleses o no, fue muy emotiva.
¿Por qué creés que reaccionaron de esa manera?
¿Por qué la
lloraron? Bueno, supongo que la respuesta más sencilla es "porque la
querían”. ¿Por qué la querían?, me preguntarás. Algunos se identificaban con
ella; otros la admiraban... Por lo que fuera, era muy querida. Era una figura
pública y, sin lugar a duda, parte de la vida de Inglaterra.
Sigamos hablando de política, pero cambiemos de país: la
Argentina. Allá fuiste a visitar al presidente Menem.
Correcto.
Habiendo reunido a 300 mil personas en el estadio de
River, ¿eras consciente del impacto que esa visita podía tener en plena campaña
política para lograr su re-elección?
Si sos un artista
que está de visita en un país extranjero y un político te invita a que lo vayas
a ver, está claro que para él es un tema político. No se trata de juntarse a
tomar algo, ¿entendés? Pero también tenés que ponerte del lado de la persona
que está de visita en el país. Queda muy mal si uno no acepta una invitación...
del presidente de la nación. Si vas a Londres
y la reina te invita a tomar el té, queda muy mal que digas que no. Seas quien
seas. Incluso en el caso de que veas a la monarquía como algo malo, ¡tenés que
considerar esa invitación!
Bueno, existe más de una manera de decir que no.
Tenés que verlo
desde mi punto de vista. Para mí fue fascinante ver al presidente Menem en su
casa. ¿O acaso no puede resultarme divertido? Siempre me gustó ver a los presidentes
de los países a los que vamos en sus casas. El presidente Menem estuvo muy
accesible, muy agradable. Nos dijeron que teníamos que evitar la mención de
ciertos temas: la guerra, Margaret Thatcher... Por supuesto, él fue el primero
en sacar el tema. Fue muy gracioso.
Keith Richard:
El Mono tremendo:
“Ese mono con artritis!" La frase salió de boca de un herido Elton John, a
quien Keith Richards dedicó un irónico comentario “on the record” a la revista
Entertainment Weekly sobre su especialización en escribir canciones sobre
rubias muertas (por "Candle In the wind", dedicada originalmente por
John a Marilyn Monroe y “reciclada” en homenaje a Lady Di).
Keith Richards
entra a los tumbos y se va a los abrazos. Mal dormido pero bien bebido, llega a
la entrevista luciendo lo que a esta altura bien puede llamarse su uniforme de
combate: pantalones de cuero negro, remera hecha jirones, botas. Cadena,
pulsera, anillos. Su rostro merece un mapa. Lo acompaña un vaso a tope con un
líquido viscoso, anaranjado, fosforescente y un paquete flaco de cigarrillos
rubios. Al tercer intento, logra encender el primero. Cuando 15 minutos después
de los 15 previstos entran a decir que la entrevista terminó, se queda otros
15. Me pregunta si creo que, cuando vuelva a la Argentina, le podré conseguir
la misma habitación de hotel en la que estuvo la última vez. “No creo que haya
problemas", le contesto y nos reímos. Se lamenta porque Jamaica, su equipo
favorito para el Mundial de Francia, haya quedado en la misma zona que nuestro
país. “Ustedes son candidatos”, me dice y nos reímos.
Me han contado algunas personas que trabajan con vos que
hay una manera infalible de instalarte la sonrisa en la cara y es pronunciar la
palabra mágica “Argentina”. ¿Exageran?
-Argentina... los
amo y ellos me aman. Siempre la paso bien, en todas partes, pero no esperaba
tanto. Nunca había tocado allá cuando fui por primera vez con mi banda, los
Xpensive Winos. Estaban todos esos ricos a los que les gusta beber... Se
tomaban todo. Un lugar con mucha gente, divertido. Fuimos muy bien recibidos.
Buenos Aires... yo podría vivir ahí.
¿Hay mudanza a la vista?'
Lo consideré, pero
después pensé en todos esos chicos gritando: “¡Richards! ¡Olé olé olé!".
No sé si podría vivir eso todos los días. Es muy lindo, pero...
¿Por qué creés que generás tanto entusiasmo en tanta
gente?
Creo que existe una
relación especial entre el público y yo, porque ellos saben que hice de todo.
Saben que estuve en problemas, pero que también pude salir. Algunos me alientan
para que siga adelante, probablemente porque suponen que, mientras yo aguante,
ellos van a seguir aguantando.
Muchos sostienen que tu apariencia y tu actitud son el
paradigma del auténtico rockero. ¿Te honra que piensen eso?
Nadie estuvo tanto
tiempo en esto como yo, y si hay alguien sólo puede ser negro …. lo que es
distinto. Es una cuestión de principios, nunca me echo atrás. Siempre hacia adelante,
aunque mueras en el intento.
¿No te parece que el rock ya no es el desafío apasionante
que fue en los sesenta o setenta?
Es difícil saberlo.
Obviamente está toda esta estructura... Y todo el tiempo que transcurrió hace
que hoy sea algo más común y no le des tanta importancia a quién es que va a
tocar. Pero con los fans que yo tengo, todos los shows son como si fuera el
primero. No ando por ahí diciendo: “Uh, siempre lo mismo. ¡Qué aburrido!”. Ni
siquiera cuando empiezo a tocar el riff de Satisfaction, qué algunas veces me
sale mejor que otras...
Muchos opinamos que Los Rolling Stones estarían mucho
mejor sin tanto espectáculo de relleno.
Todos estamos de
acuerdo, incluso Mick. Cuando uno empieza una gira, especialmente yo, trato de
que la diferencia entre el espectáculo y el sonido no sea abismal. Pero es muy
difícil dominar un espectáculo, porque siempre lo veo como con ojos de
caballo... Los ojos de un caballo en la oscuridad, que brillan ante cualquier
cosa. Además, como uno trabaja al aire libre, una de mis frases predilectas es:
“Dios se une al grupo todas las noches”. ¡Y eso con suerte! Porque él no
ensaya, pero aparece en miles de formas. Nunca se sabe con qué te vas a
enfrentar. Es uno de los desafíos, como también lo es tratar de hacer que ese
lugar tan grande sea un poco más íntimo.
Hay que decir que buena parte del encanto del show lo
aporta el fervor de la gente.
-La música le
pertenece a la gente. Una vez que está al alcance de ellos, es de ellos. Sin la
adrenalina, sin el entusiasmo que de ellos emana, no podríamos hacer este show.
¿No es curioso que vos alcances la paz cuando todos los
demás se vuelven locos?
Para mí, el
escenario es un lugar maravilloso. Un lugar de paz donde puedo descansar aunque
esté saltando de acá para allá. Arriba, en el escenario, no suenan los
teléfonos.
Supongo que los teléfonos que te deben molestar son los
que te comunican con mánagers, abogados, contadores...
¿El mundo del espectáculo?
El mundo del espectáculo, con toda honestidad, me da ganas de vomitar. Para
todos se trata de la fama, de ser más y más. Siempre consideré a eso que se
llama “el negocio” como úna herramienta. Es el precio que uno paga por ser
parte de esto. Si no fuese famoso, si no tuviese que trabajar para la industria
del espectáculo, entonces no podría ir a un estudio o a un show y tocar la
música que me gusta.
¿Te afecta saber que hay gente que ya no toma en serio a
Los Rolling Stones?
Creo que tenés que
aceptar el hecho de que ahora estamos cubriendo varias edades. Miras al publico
y ves todas las posibilidades generacionales delante tuyo. Ninguna banda ha
durado tanto tiempo. Respecto de los que creen resultar graciosos riéndose de
los Stones, tengo que decirles que podríamos haber escrito todas ésas bromas
nosotros mismos.
¿Crees que hoy serías la estrella que sos de no haber mediado
la obsesión por el negocio que caracterizó a Mick desde un comienzo?
Probablemente no,
pero dudo de que él hubiera llegado, adonde llegó sin mí. Además, creéme lo de
Mick y el negocio está un poco inflado.
¿Entonces eso de que él es el cerebro y vos sos el alma
de los Stones no es cierto?
Es un cliché.
¿Has considerado alguna vez seriamente dejar de beber?
-La idea no es
mala, pero ¿quién sabe si yo estoy, bebiendo? ¡Vengan a verme tocar! Cuando se
me hayan gastado las pilas, voy a ser el primero en darme cuenta.
¿Tenés miedo a morir?
¿Conocés a alguien que
no? He estado cerca, he tenido imágenes. Sólo espero que sea algo rápido.
¿Qué riesgos le podrías evitar a un chico que se te
acerque atraído por eso del “sexo, drogas y rock’n’roll”?
Si el interés que
lleva a alguien a acercarse a mí es ése, no me resulta nada interesante. Hay un
demonio dentro de mí, y todavía anda dando vueltas... Pero, ya sin el efecto de
las drogas, podemos conversar un poco más tranquilamente por estos días llegó
un punto en el que me di cuenta de que el experimento había ido demasiado
lejos. En esa situación, caminás una vez más por las paredes y después lo dejás
de hacer. Pero resulta que la mayoría de los fans que se me acercan no vienen a
buscar consejo... Muchos se acercan y te dicen que les gusta lo que hacés. La
mayoría lo dice en serio, realmente lo siente. Entonces, uno se da cuenta de
que tocó las vidas de otros. Y aprende una lección de humildad.
Fueron rebeldes,
son millonarios, ¿serán eternos? Auténticos o ya casi no, la única certeza con
la que me voy de la entrevista es que Los Rolling Stones pertenecen menos a ese
pasado heroico que a este presente rentable. A los dos días, vuelvo a verlos.
Esta vez, montando el caballo desbocado por la tecnología y el efectismo que
tiene por escenario su nuevo tour. Como todo mito, son lo que la gente hace de
ellos. Una excusa para el consumo, en Estados Unidos. Un punto de encuentro, en
la Argentina. Mientras que para participar de uno de sus shows, en el Norte,
hay. que comprar las entradas con planificada anticipación, llegar puntualmente
y estacionar a 25 dólares la velada, en el Sur, un joven perdió su vida y otro
su libertad en un macabro hecho de sangre. No habría que olvidarlo.
Pequeña coda:
HAY GORRO, BANDERA,
VINCHA... Y TODO LO QUE PUEDAS IMAGINAR
¿Que te puedo
cobrar?
Del “(No puedo
conseguir) Satisfacción" convertido en grito generacional a fines de los
sesenta a! “Satisfacción garantizada" que hoy encabeza el catálogo de
artículos stones a la venta han recorrido un largo camino, muchachos. Tanta
distancia como la que media entre los 359,99 dólares a los que se cotiza la
campera de cuero marrón con la lengua en la espalda (el objeto más caro en
oferta) y los 3,99 que cuestan los 10 palitos de incienso a base de sándalo
“Bridges to Babylon” (el más barato). Son alrededor de 100 los artículos que,
cada noche, se ponen a consideración en las tiendas de merchandising que
acompañan la gira de los Stones por Estados Unidos. Este verdadero supermercado
rockero y rodante propone remeras pero también corbatas, dos vasos para distintos
tipo de alcohol, una silla, una lámpara, un set de tres pelotitas de golf y,
¡atención, fanáticos!, la réplica del anillocalavera de Keith Richards (en dos
tamaños, a 39,99 y 49,99). La apuesta más estratégica, con todo, parece ser la
indumentaria deportiva (¿acaso alguien puede imaginar algo menos deportivo que
un Rolling?), adaptada los muy yankees gustos por el fútbol americano, el
hockey y el básquet. Las compras se pueden hacer en persona o bien por
teléfono, fax o Internet