viernes, 2 de febrero de 2018

0750 - Oasis - 1995 - (What's The Story) Morning Glory

Pese a las comparaciones , el lider de oasis dice que solo tienen en comun la pasion por la musica

No estamos ni cerca de los Beatles

LONDRES (Especial para Clarín).- “Quiero decirle a la gente de allá que Oa­sis; va a ir a la Argentina en el 97. Me muero por ir a Sudamérica, no puedo es­perar. Pero ahora estamos en el estudió haciendo otro disco porque nos aburri­mos de tocar siempre lo mismo. Nos ve­remos pronto. Lo prometo." Noel Gallag-her, el líder de la banda británica más exitosa del momento, está sentado tras un escritorio de su oficina londinense y se apura a pedir disculpas por la frus­trada entrevista programada para la se­mana pasada. “Lo siento -confiesa a Cla­rín-, me quedé dormido.”
A cambio, ofrece una hora de su tiem­po en un intervalo en la grabación de su próximo disco y la primicia de la gira por  el sur americano, que en principio soló incluiría a Brasil y la Argentina. Lleva un suéter blanco, los ojos tristes y ojerosos y una carcajada larga, ronca, que suena fuerte con sus propias irreverencias de provocador profesional.
Noel (29) escribe las canciones de Oa­sis, y su hermano Liam (23) las canta. Entre ellos, dirimen sus diferencias fra­ternales a las trompadas y acaban de in­terrumpir la gira por los Estados Unidos después de una feroz batalla en la habita­ción de un hotel. Las peleas, las drogas y los 70 millones de dólares ganados en so­lo tres años son el leitmotiv de la historia de Oasis. Y la eterna comparación con Los Beatles, que Noel se encarga de acla­rar: “No estamos ni cerca", admite.
Mas que una vedette, Noel es un au­téntico working class británico. Pero como conoció la miseria, sabe que para ganar dinero se necesitan concesiones. Por ejemplo, ir de gira a los Estados Unidos, un país que detesta. Aunque no sabe ma­nejar su nuevo Rolls Royce y contrató a un amigo de Manchester como chofer atraviesa Regent Parle como un bólido en su scooter italiano, con su popularidad es­condida bajo un casco reglamentario. Vi­ve con Meg Matthews, su novia, en una casa con un jardín enorme frente a un parque y ayudó a su hermano a escribir una biografía sobre el grupo.
-¿Cómo te sentís cuando la gente compara a Oasis con Los Beatles?
-Personalmente, creo que no estamos ni cerca de Los Beatles. No somos bue­nos ni sonamos como ellos. Pero com­partimos el hecho de que somos bandas de rock and roll, con la misma pasión por la música. Nosotros adoramos la música: grabarla, tocarla, escribirla. Los Beatles eran iguales: les gustaba grabar; no sé si les gustaba tanto tocar en giras.
-¿Cuáles son, entonces, las diferen­cias entre Oasis y Los Beatles?
-La diferencia es que Los Beatles te­nían tres grandes escritores de música y nosotros tenemos solo uno: yo. Además, las mías son canciones de amor y las de Lennon son baladas donde se investiga a sí mismo. El creía que era un mal tipo y trataba de encontrarse: intentaba sacar sus sentimientos hacia afuera. Yo, en cambio, trato de articular los míos.
-También vos y tu hermano se pelean como John Lennon y Paul McCartney.
-Ellos se empezaron a pelear cuando cada uno contrató a diferentes abogados y managers. Nosotros no nos peleamos por música, porque es Mi Música. Yo la escribo. Yo la produzco. No puede haber peleas.
 -Entonces, ¿ustedes se pelean como lo hacen otros hermanos?
-Sí, nos peleamos. Pero yo me péleo con todos. No puedo frenarme.
-¿Todos los problemas que provoca­ron la cancelación de la gira por los Esta­dos Unidos se terminaron?
-No. Los problemas nunca se acaban. Esa es la vida. Hay que saber lidiar con ellos. No es tan difícil. Siempre la gente de afuera dice: ‘Estos se pelean todo el día’ o ‘La banda se va a hacer pelota’. Pe­ro es divertido. Bien divertido.
-¿No están al borde del divorcio?
-Noooo. No todavía (risas).
-¿Qué pasó realmente cuando in­terrumpieron la gira norteamericana?
-No, no, no (se ríe con picardía). Ade­más, en este momento .estamos grabando un nuevo álbum en los estudios Abbey Road. Seguimos trabajando, seguimos siendo una banda.
-¿Tu relación con Liam puede seguir así, van a seguir juntos?
-Ahora, Liam tiene su vida. Nosotros no nos vemos socialmente. El tiene su novia, yo la mía. Solo nos encontramos cuando hacemos música. Tenemos vidas separadas y nos juntamos en Oasis.
-¿Las novias tuvieron alguna influen­cia en estas divisiones?
-No, para nada.
-Siempre reivindicaste tu origen de clase obrera, pero ahora gañas millones. ¿No es una contradicción?
-Claro que hay una contradicción. Siempre dije que tengo un pasado de cla­se trabajadora. Nunca dije que tengo un futuro de clase trabajadora. Yo me crié sin plata, sin trabajo. Pero como tengo el talento de escribir canciones, ahora soy un millonario, y hasta tengo un Rolls Royce. No voy a pedir disculpas por nada de esto. No quiero volver a la cola del dolé (el servicio de desempleados británicos). Pero en mi corazón sigo siendo un chico británico de la clase trabajadora.
-¿Por qué es tan tormentosa tu relación con los Estados Unidos?
-No me gusta ese lugar. Es demasiado grande, demasiado caluroso, demasiado frío. No me gusta la cultura, ni la co­mida, ni la televisión, ni la gente que en­cuentro allá. Pero me gustan los que compran mis discos. Tienen buen gusto.
-Si no te gusta nada, ¿por qué vas?
-Porque queremos tener éxito. No me gusta viajar pero quiero que Oasis sea la mayor banda del mundo. Para serlo, hay que hacer algunas cosas, como ir a los Estados Unidos. Pero no vamos a ir otra vez, desde ya te lo anuncio (desafiante).
-¿Y qué sentís cuando tenés enfrente a 200.000 personas?
-Me siento orgulloso, feliz y después aburrido, porque el show dura mucho.
-¿Qué precio tenés que pagar?
-Todo depende de cuán seriamente te tomes tu fama. Yo no creo que la gente me siga a mí, sino a cierta persona que ellos creen que existe. Ese no soy yo, sino el que escribe las canciones. Creo que to­davía no he pagado el precio de la fama.
-¿Cómo mantenés tu privacidad?
-Es fácil. Llegás a tu casa, cerrás la puerta y bajás las cortinas. Pero me gusta salir de noche, ver bandas, ir a clubes... y me sacan fotos. Ese no es un problema para mí. Si me preocupara, no podría sa­lir a la calle.


-¿Y cómo conservás a tus verdaderos amigos y te cuidás del jet set?
-Para ser honesto, no me cuido. Ten­go mi novia, tengo hermanos, mis ami­gos de la banda, mi manager y todos esos que ves ahí (señala a las secretarias de Ig-. nition, su oficina). Ellos son mis amigos. Todos los demás van y vienen.
-¿Cómo son las nuevas canciones?
-Recién comenzamos el martes y solo grabamos una canción. Saldrá un single en febrero y haremos un álbum en mar­zo o abril. No tengo nada para contarte porque recién empezamos. Pero va a ser bueno. No es que vamos a hacer algo dis­tinto. Hay gente que dice que debería­mos cambiar la dirección, pero no va a haber nada de eso. Nosotros somos una banda de rock and roll. Como a los Ro- lling Stones, nadie nos puede pedir cam­bios. Si no les gusta, que no lo compren.
-¿Y esta historia de los excesos de Oa­sis con las drogas?
-(Carcajadas) Sí, sí. Todo es cierto. Nosotros fumamos mucho, tomamos mucho, tomamos demasiadas drogas, nos quedamos levantados hasta muy tar­de. Somos unos verdaderos naughty boys (chicos picaros). Y nos encanta. Yo tomo drogas desde los 14, y ahora tengo 29, No es que empecé el año pasado. Ya llevo muchos años. No se lo debo a la banda.
-¿Creés que deberían legalizarlas? :

-No. ¿Por qué? ¡Viviría todo el mundo drogado!

Entrevista Exclusiva
Espectaculos• CLARIN • Martes 15 de octubre de 1996

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