viernes, 16 de febrero de 2018

0941 - Fito Páez - 1993 - El Amor Despues del Amor

El amor o la celebración de la vida

La desesperanza más amarga asocia­da con una contagiosa celebración de la vida; la mirada triste que todo lo exa­mina con fuerte intención crítica, junto al espíritu festivo y una conmovedora urgencia por vivir. Urgencia, ésa es la palabra que traduce sin secretos la obra poética de Fito Páez, el creador ar­gentino que con sus canciones -muchas de ellas escritas con sangre, casi- ha sa­bido resumir la violencia de las gran­des ciudades, el desamparo que sofoca al individuo, su constante alienación, su sed de amar y de vivir.
Las grandes miserias y las pequeñas grandezas del hombre de todos los días; Fito las desnuda con crudeza y se desnu­da a sí mismo, a corazón abierto, un tan­to para refirmar su condición narcisista, propia de todo artista, pero mucho más por cumplir con ese placer infinito que encuentra en vivir al límite, sin red.
Son los días de Ciudad de pobres co­razones; días de abatimiento, de pesa­dumbre, de heridas aún en carne viva, aunque en el fondo de ese desánimo se agazape siempre una pequeña luz...
La desazón aparece en la poesía exaspe­rada de Ciudad de pobres corazones, en el dramatismo sin excesos de A las pie­dras de Belén o Bailando hasta que se vaya la noche, en el espiritu nocturnal de Fuga en Tabu. Es ese album de 1987 el re-


El ángel perverso

“El arte como institución no me intere­sa, ni la manera en que lo trata la intelectualidad. Me interesa el arte que moviliza, porque en general la armonía termina re­ducida en una caja. Me seduce la provoca­ción, aquello que estimula distintas lectu­ras. Me fascina lo que perturba, las revela­ciones que me produce gente como Miles Davis o John Coltrane”. Gente de pura tri­pa, que camina por los bordes como el pro­pio Fito Páez. Riesgo, sangre, excitación. Sin límites. Spinetta, Foucault, Bukowski, Prince, Dali Keith Jarret. La Coca Sarli  también, el primer estímulo en la infancia rosarina poblada de mujeres con quienes compartía el hogar. “Un banco de afec­tos”, dice.
Desde entonces quiso seducir, un modo como otros de reencontrarse con ese afec­to de la primera niñez. “Hay algo a la vez malvado e ingenuo en ese arte de seducir a los otros”, confesó mucho después, poco antes de que su álbum El amor después del amor lo pusiera en boca de todos. Me­ses después de ese lanzamiento discográfico, ha vendido algo más de 400.000 copias de esa placa y la ha presentado en prácti­camente todo el país, pero sin menoscabar a las provincias: el espectáculo (el que en los próximos días aplaudirán en Santa Ro­sa, Neuquén o Río Negro) es el mismo que reunió a más de noventa mil personas en el estadio de Vélez.
Hoy escribe poesía, prepara algunos te­mas para un álbum que sólo pondrá en marcha hacia fines de año y junta fuerzas para afrontar el futuro que es, además de luminoso, agotador. Después de hacer al­gunas presentaciones en México y en Los Angeles (muy probablemente en un audi­torio de la UCLA), Fito volverá a Buenos Aires para grabar el clip de Sasha, Sissí y el circulo de baba.
No será una grabación más. Después de haber deslumbrado a todos hace algunos años con su extenso videoclip de Ciudad de pobres corazones, con la dirección osada de Fernando Spiner (hoy responsa­ble del ciclo televisivo Zona de riesgo), Fito se pondrá ahora en manos nada menos que de Adolfo Aristarain, el realizador de la premiadísima Un lugar en el mun­do. Como para asegurar todavía más el éxito de ese registro, el pianista rosarino contará con la colaboración de dos actores de primera línea: el español Eusebio Pon­cela (conocido por su trabajo con Pedro Al modóvar en La ley del deseo y por su in­cursión televisiva con Los gozos y las sombras) y la mismísima Cecilia Roth, la mujer a la que Fito dedicó unos cuantos temas de El amor después del amor.

La magia del cine
No es el único proyecto relacionado con las imágenes que lo ocupará este año. Pa­ra mediados de agosto está previsto el co­mienzo de rodaje del que será el primer mediometraje dirigido por Páez, titulado como uno de sus últimos temas La balada de Donna Helena (“Manejando por la ru­ta alguna noche sin mirar atrás/ prendo un faso y en la radio siempre el mismo idiota de la música”, comienza diciendo).
El año pasado se filmaron algunas imá­genes de ese trabajo, pero no prosperó sólo por falta de sustento económico. Fito quie­re empezar de cero, por lo que no se sabe todavía si se va a sumar esta vez a la aven­tura, como sí lo hizo en 1992, la realizado­ra María Luisa Bemberg. Quienes seguro serán de la partida son Susú Pecoraro, Alejandro Urdapilleta, Fernando Noy y, cómo no, Cecilia,
Fito es un cinèfilo de aquéllos. De su pa­sión por las imágenes queda esta breve de­claración de gustos: “Me gusta mucho el cine. Me fascinaron dos películas como La familia de Ettore Scola o Días de radio de Woody Allen. Son dos directores loquísimos, tan profundos, sencillos y geniales. Son artistas que trabajan mucho con la melancolía, hacen un cine de la madurez que me gusta mucho. ¿Yo? Estoy en otra edad. Quizás algún día me vuelva más re­flexivo. Por ahora prefiero la excitación,  mostrar mi espíritu rebelde, mi  inconformismo”.
El cine no le es ajeno, pero hasta ahora no sólo ha estado ligado a él como especta­dor. Fernando Solanas lo convocó para ha­cer un breve personaje en su película El viaje. Pero ahora ha llegado el momento de que se ponga detrás de la cámara.
Queda en carpeta para el año próximo, además, un viejo proyecto de Fito que es Novela, un film cuyo guión el rosarino es­cribió hace algún tiempo y que podría lle­gar a la pantalla. Páez no lo dirigirá pero sí tendrá a su cargo la banda sonora.

El otro viaje
De una inquietud musical que por mo­mentos abruma, Fito se asomó unas cuan­tas veces a la producción musical. Impul­só, por ejemplo, la carrera artística en Buenos Aires de la rosarina Liliana He­rrero, siempre en el terreno del folklore de proyección, cuyo próximo disco produ­cirá a partir de la segunda quincena de agosto. La asociación no puede sorpren­der: Fito es amante del folklore de nuestro país y también del tango, dos géneros que de vez en cuando incorpora a su reperto­rio aunque dándoles un sonido muy ac­tual. Otra muestra de su espíritu libre,  que rechaza las fronteras.
Después de ese ingreso en estudios de grabación, lo espera otro tramo de una gi­ra internacional que lo llevará -de concre­tarse algunas negociaciones- a unos cuan­tos rincones de América latina y probable­mente de España. Estará en México, Venezuela, Colombia, Uruguay, Cu­ba y Brasil, adonde a esta hora Herbert Vianna, el líder de Os Paralamas do Sucesso, tiene en sus manos Loca tuca de Dios, la canción inédita de Fito que se reproduce en estas páginas y que el rosarino le envió a su co­lega. La versión carioca del te­ma será parte del próximo álbum de Os Paralamas. Si viaja a Cuba, es muy posible que Fito se encuen­tre allí con Diego Maradona, en un partido de fútbol que será parte de una serie de espectáculos. La sociedad es por ahora sólo deportiva.

Fuera de Boca.
Profesional consumado hace algun tiempo renego de esa condicion. “Lo mejor es cuando algo se sale de las norma —dijo—, cuando la gente te cambia la le­tra. Soy muy inquieto y todo el tiempo estoy esperando que pase algo impensado. Por eso odio la palabra profesional. No hay nada más detestable que ser un profe­sional de la música. Yo no quiero saber qué es lo que hago. Lo digo en serio, no es una pose. Porque saber implica una moral de lo que está bien y lo que está mal. Prefiero no saber”.
En esa misma conversación con Antonio Birabent, periodista que acaba de hacer su debut en el cine como uno de los compañe­ros de Tanguito en Tango feroz (y respon­sable de una buena versión de El oso), Fi­to rechazaba cualquier enjuiciamiento: “Los juicios estéticos son absolutamente fascistas”, arriesgaba. ¿Un exceso?

Sólo ángeles
Alguna vez llegó con la trova rosarina que capitaneaba Juan Carlos Baglietto. Era un adolescente, pianista ya reconoci­ble y autor de algunas canciones que pasa­ron a ser clásicos, entre ellas El loco de la calesita. Hoy es quizá el artista más potente del rock argentino y sus territo­rios aledaños, y seguro está entre los más inspirados. Entre un extremo y el otro de esa carrera artística fueron muchos los intentos por retratarlo, pero Fito (acaso co­mo los indios que rechazan cualquier to­ma fotográfica por temor a que les arreba­ten el alma) ha seguido moviéndose, fuera de foco, ajeno a los encasillamientos.
El mismo, sin embargo, entregó un pe­queño retrato personal, un esbozo en el que puede confiarse: “No soy una persona­lidad fácil de atrapar: paso del humor a la tragedia, soy una especie de ángel perver­so. La vida misma no tiene ley. No hay for­ma de establecerse en una zona. Por enci­ma de todo me interesa conservar el hu­mor: desmitifica".

La Nacion Espectaculos
Lunes 19 Julio De 1993
Víctor Hugo Ghitta

3 comentarios:

  1. Hola, muy agradecido, este disco me tiene loco, cual sería la contraseña para descargar?

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    Respuestas
    1. Hola, que tal, buenos días, como esta usted, desde ya le agradecemos mucho que visite nuestro blog.
      Nos agrada que haya gente que lo descubra y le guste.
      Si le parece bien, en "amigos que nos siguen".... nos gustaría que se registre como seguidor, si es de su voluntad......
      Muchas gracias y gracias por saludarnos

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