jueves, 1 de febrero de 2018

0735 - Virus - 1998 - Nueve

En El Año En Que Se Cumple Una Decada De La Muerte De Federico Moura
Viras regresa con todo

Marcelo y Julio Moura, Enrique Muguetti y Daniel Sbarra atacan de nuevo. Grabaron un disco titulado Nueve -que Clarín escuchó en exclusiva- que continúa la linea estética del Virus original.



El  último disco de Virus editado en 1989, después de la muerte de Federico Moura en diciembre de 1988, se llamó Tierra del Fuego. Y fue como la cár­cel que alguna vez funcionó en el lugar, cuando la zona era todavía territorio nacional, cuando su sola mención era sinónimo de páramo, de frío, de tierra perdida. Tuvo que pasar mucho tiempo para que la ban­da saliera de esa prisión no esperada, no deseada. Hace unos dos años, Márcelo y Julio Moura, Enrique Muguetti y Daniel Sbarra se reunieron para ver si todavía podían tocar juntos. Después hubo algu­nos shows de temas viejos, amagues y fin­tas que enseñaban algún tema nuevo. Pe­ro la palabra regreso parecía todavía leja­na, una suerte de libertad condicional.
Este 1998 marca el décimo aniversario de la muerte de Federico y los nueve años de ausencia de Virus en formato de disco.


Y parece que ya es suficiente silencio. Por­que el 13 de abril saldrá a la venta Nueve, una manera de dejar en claro, de poner en cifras, lo mucho que costó este regreso,
Estuvieron siete años sin tocar juntos y dos trabajando en este disco. ¿No fue dema­siado largo el paréntesis?
Marcelo: No quisimos imponemos tiempos. Empezamos a juntamos, a tocar en vivo. Fuimos juntando material, data. Queríamos volver a encontrar la relación entre nosotros. Pudimos grabar a los dos meses de juntarnos. Pero fuimos muy res­petuosos con nosotros mismos. No fue una necesidad musical, fue un requisito del grupo.
¿No había temor a las comparaciones? Quiero decir, muchos van a hablar de este Virus en contraposición con el anterior, con Federico.
Julio: No fue miedo. Siempre nos ma­nejamos con desafios fuertes. Nos ha toca­do eso. En los comienzos, fuimos muy re­sistidos y eso nos fortaleció, nos unió. Y volver es un nuevo desafío que nos dá mucha fuerza. Pero también es cierto que, después de la muerte de Federico, no quería hacer música. Y no era una caída musical, era una caída espiritual.
Marcelo: Las comparaciones son inevi­tables. Porque la gente muchas veces está predispuesta para hacerlas. Y ya nos pasó. Mientras grabamos el disco, los técnicos y el productor de Eric Clapton estaban fasci­nados con el material nuevo. Con ese espíritu, a los 10 días, fuimos a tocar a Chile. Y, después de un show, un perio­dista dijo que los temas nuevos eran insig­nificantes. ¿Qué sé yo cuál es la lectura? Hay gente que se quedará con nuestros discos anteriores y esto no le va a gustar, incluso antes de escucharlo. Y ése es el riesgo que asumimos cuando decidimos volver con el nombre de Virus. Porque no­sotros pudimos ponernos otro nombre y listo. Pero, como seguimos sonando como Virus, no quisimos renegar de eso.
Ya que no reniegan de seguir sonando co­mo Virus, ¿cuáles son las diferencias y las similitudes entre el Virus de los 80 y este modelo fin de siglo?
Enrique: Unas y otras están más allá de nosotros. Es que se restableció la química y funciona por sí sola. Sólo me parece que este disco es más maduro, que nosotros estamos más maduros,
Daniel: Este disco mantiene el sonido Virus con las diferencias obvias del tiem­po. En todos los temas del disco, sin em­bargo, está presente esa cosa fresca que la banda mantuvo siempre.
Julio: Creo que hay una absoluta conti­nuidad compositiva entre Nueve y los dis­cos anteriores. Hay mañas y estilos que ya son del grupo. Simplemente es así.
Eso quiere decir que existe un truco Virus, una repetición en el estilo porque funciona.
Julio: Para nada. A la hora de compo­ner, sólo nos sirve dejamos fluir. La imposición es nuestro enemigo número uno.
Daniel: Y es justamente eso lo que nos lleva a tener temas que no responden al sonido Virus. Y en este caso pasa con Ex­tranjero, que tiene un aire latino, y Desa­yuno para un rey, que se va para el lado del jazz. Y estos temas bien pueden ser el próximo paso de la banda o simplemente un experimento. 
Entonces, ¿nada cambió?
Marcelo: Bueno sí, algunas cosas. Hace diez años, cuando estábamos de gira, nos íbamos por ahí después de cada show. En esa época, la gente más grande que trabajaba con nosotros solía irse a dormir des­pués de la cena, con un libro y el piyama puesto correctamente. Ahora, después de diez años, nosotros estamos más cerca del piyama y el libro que del descontrol.

Una Banda Con Historia
Comenzaban los ochenta cuando dos bandas unieron fuerzas para dar forma y sustancia a una idea. Así, de Las Violetas (Federico Moura, Mario Serra) y Marabunta (Marcelo y Julio Moura, Enrique Muguetti) nació Vi­rus. A ellos se les unió el guitarrista Daniel Sbarra. Hasta la muerte de Federico, en 1988, se mantuvo la formación. Después sólo hubo tiem­po para un disco más, Tierra del Fuego, donde se sumó Pablo Mujica y un vivo con Fabián Quintiero en teclados. En este regreso, Sbarra, Muguetti y los Moura están acom­pañados por Aitor Graña (batería) y Patricio Fontana (teclados).


Como es el disco nuevo:
El disco nuevo de Virus cuenta con un material variado que va desde los aires latinos de Extranjero y América fatal hasta ciertas influencias de acid jazz en Desayuno para un rey. Por el medio pasan cosas, distintas cosas. Están los temas estrictamente Virus como, Lucy, Cuervos, temas livianos que, si bien cuentan con buenos arreglos, son fácil­mente digeribles. De las once cancio­nes del disco, son las únicas sobrevi­vientes de los primeros tiempos de la reunión. Los que aguantaron las idas y vueltas de estos dos últimos años.
Nueve tiene también una muy bue­na versión de un clásico de Virus, Mira­da speed. En este caso, la que sale ga­nando es la letra, que cobra contenido en medio de un muy buen clima de guitarras. El trabajo tiene una balada muy elaborada, No caigas bajo el sol, y una canción que remite directamente a lo más dark de la década del ochenta: Hielo en el alcohol.
Para los fanáticos de la banda, hay otros temas que hablan necesariamen­te sobre distintas etapas de Virus. Cuando yo desespere, Aitxeitxe y No soporto más, donde sobrevuela el pop británico. Como bonus track, en un sin­gle que ya apareció, hay una versión dance de Amor descartable que no es­tará en el disco.
Más allá de los pliegues de cada te­ma, el disco suena maduro y elaborado. Algo así como buenas canciones ejecu­tadas con el obsesivo perfeccionismo de relojeros veteranos.

Espectaculos, Clarin

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