Las
niñas terribles del blues terminaron de grabar su segundo disco
Después de “Cuatro
mujeres y |un maldito piano”, vuelven a la carga con “Rituales”, donde
incorporan temas de jazz, soul, funky y rock and roll. Dicen que no se sienten
discriminadas pero sí que hubo quienes se molestaron por su éxito.
“Cuál es la diferencia
entre una cantante y un terrorista?”, le pregunta Viviana Scaliza a sus
compañeras de Las Blacanblús, que desconocen la respuesta.
- Con
el terrorista podés negociar - responde. Todas ríen.
El
clima en los estudios Del Cielito en Parque Leloir, donde Las Blacanblús
terminan de grabar su segundo disco, es de euforia. Las chicas no pueden
disimular la excitación que les produce el inminente final del proceso de
mezcla, el último paso para la concreción de un álbum. La incógnita es develada
al instante en que comienza la nota: el segundo compacto que se llamará
Rituales. El título surgió de un juego en el que las cuatro damas del blues
anotaron todos los nombres que les gustaban en un montón de papelitos que
metieron en una bolsa, y luego escogieron uno al azar. "Todo se
anota", advierte Scaliza. “Ojo con lo qué decís, porque puede quedar
registrado en nuestro próximo disco”.
Los
rituales forman parte de la mecánica interna de Las Blacanblús. Cada vez que
salen a tocar, segundos antes de subirse al escenario, forman una suerte de scrum,
pero tomadas de la mano. “Esa es nuestra concentración -dice Cristina Dall - ir
a tomar un café después del ensayo es otro ritual. Digamos que es una prolongación
del ensayo y un comienzo del chusmerío”.
“Es
una vieja costumbre -acota Scaliza-, que surgió porque antes nos manejábamos
solas y el bar era nuestra oficina. Al final te encontrabas con que eran las
diez de la noche, y con todo el chusmerío nos quedaban diez puntos a discutir
para el próximo show”.
En
ese momento se suman Deborah Dixon y Mona Fraiman, iniciando una avalancha de
recuerdos que llegan hasta los orígenes de Las Blacanblús, cuando 'ni siquiera
se llamaban así. “Las cuatro estudiábamos música negra con Cristina Aguayo
-revela Mona-, ahí nos conocimos, año 1991, más o menos. Después del coro nos
juntábamos a deformar un negro spiritual que terminaba convertido: en chá chá
chá. Eso lo hacíamos alrededor de un piano”. Ese es el instrumento que ayudó
al bautismo del primer disco, Cuatro mujeres y un maldito piano.
Las satisfacciones y las sorpresas que les deparó ese primer trabajo, ayudaron al renacimiento del blues en Buenos Aires durante 1994. Con casi 20 mil copias vendidas, Las Blacanblús fueron dejando poco a poco sus trabajos para dedicarse por completo a la música. Deborah, nacida en Costa Rica y porteña desde hace 12 años, abandonó la enseñanza del francés; Viviana también dejó a sus alumnos de canto; y Mona suspendió el diseño de modas y el armado de anteojos para sol; tarea en la que Cristina le ayudaba. “A partir del primer disco, nos dimos cuenta de que la cosa ardía”, asevera Mona.
"Nos
tiramos a la pileta”, confiesa Cristina, más verazmente. Así descubrieron que
en la música hábía agua suficiente para Las Blacanblús, y que además sabían
nadar muy bien.
Con Alfredo Toth dé productor artístico, Gonzalo Serrano en bajo y contrabajo, Marcelo Mira en la batería, Adrián Bilbao como técnico de grabación, más los inevitables invitados, Las Blacanblús fueron dando forma y color a su segundo disco, que a diferencia del primero solo tiene dos temas que no han sido compuestos por ellas mismas. Algunos títulos son: Hartas, Más malas que la peste, Maxi, Chau Valentino, y La pasión según Tchang Dong, composición a la que definen cortio un "rock extra brut". Una de las características de Rituales es que el abanico estilístico del cuarteto se ha expandido notablemente con jazz, spirituals, funky, soul y rock and roll. “Queriamos abordar otros ritmos que quedaron fuera del primer álbum”.
La
transición entre el primer y el segundo disco fue un momento muy difícil para
Las Blacanblús. Aunque no dicen por qué, aseguran que ése tiempo fue como una
prueba de fuego. "Solamente podemos decir que fueron ataques desde
afuera, y no un problema interno. Cuando comenzás a brillar con luz propia,
hay personas que se sienten molestas”, sugieren misteriosas. No creen que el
hecho de ser cuatro señoritas en el mundo machista del rock haya sido lo que
provocó ese ataque. “Todo lo contrario -asegura Deborah-, los músicos nos
apoyaron, la prensa nos mimó y creo que el hecho de ser cuatro mujeres es lo
que hizo que el público se interesara. Tampoco éramos cuatro chicas
desamparadas".
"Ningunas
pobres chicas, enfatiza Viviana. “Es que la unidad entre nosotras, -concluye
Cristina- es tan fuerte que nos damos el lujo de pelearnos, porque sabemos que
somos como hermanas y no hay ningún peligro”.
ESPECTACULOS, ARTES
& ESTILOS CLARIN
Viernes 22 de noviembre de 1996
Sergio Marchi
Sergio Marchi
Hola, quisiera saber cual es la contraseña, muchas gracias
ResponderBorrarHola Javier, Gracias por visitar nuestro Blog, la contraseña es magodelosdiscos..... Que lo disfrutes !!!
BorrarYa estoy paladeando este disco, muchas gracias.
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