La canción "Yesterday", compuesta por Paul Mc-Cartney,
ha sido grabada alrededor de tres mil veces po otros artistas, más que
cualquier otra en la historia, Según la organización de derechos de autor
Broad-cast Music, Inc. (BMI), esta fue interpretada en público más de siete
millones de veces, por cada una de las cuales Lennon-McCartney cobraron
por sus derechos. Bastan estas observaciones para decir que es uno de
los temas populares más importantes de la música. Pero ¿qué es lo que la
hace única? ¿Hay razones (neuro) científicas detrás del torrencial éxito
de una sencilla composición.
La computadora de Paul
En su libro Tu cerebro y la música, el
neurocientífico Daniel Levitin llama la atención sobre una de las
particularidades de esta canción:
En "Yesterday" la principal frase melódica tiene
una longitud de siete compases; los Beatles nos sorprenden violando uno de los
supuestos básicos de la música popular, la unidad de frase de cuatro u ocho
compases (casi todas las canciones de rock y pop tienen ideas que están
organizadas en frases de esa longitud) [...]. Hemos oído miles de canciones
miles de veces y, aunque no seamos capaces de describirlo explícitamente, hemos
incorporado esa tendencia de frase como una "regla" respecto de la
música que desconocemos. Cuando se toca "Yesterday", con su frase de
siete compases, es una sorpresa. Aunque la hayamos oído un millar de veces, o
incluso diez millares de veces, todavía sigue interesándonos porque viola
expectativas esquemáticas que están aún más firmemente arraigadas que nuestro
recuerdo de esa canción concreta.
El origen de "Yesterday" está envuelto de un aura
de romanticismo muy particular. Una mañana de noviembre de 1963, Paul se
despertó luego de haber soñado una melodía que seguía dando vueltas en su
cabeza. Se aproximó al piano, que estaba cerca de la cama, y comenzó a
interpretarla. Al principio pensó que se trataba de algo que su padre ejecutaba
o que había escuchado previamente. Nunca había soñado una canción y le
resultaba muy sospechoso. ¿No sería alguna conocida? Mostró la melodía a
varios compositores, entre ellos al propio John Lennon, y nadie la reconoció y
a la mayoría le gustó mucho.
Una dificultad particular tuvo que ver con la creación de la
letra. El propio Paul contó que al principio venían a su mente las palabras
"scrambled eggs" ("huevos revueltos") y pensó que, sin
duda, no eran apropiadas. Debía buscar algo que sonara de modo similar, por
ejemplo, "tomorrow night" o "morning light", y en un paseo
al aire libre apareció la ide de "Yesterday"; simplemente parecía
perfecto: había nacido la canción.
En cualquier caso, el asunto del sueño y el proceso creativo
es el tema central de análisis de un artículo que Philip Mclntyre publicó en
2006 en la revista Popular Music. Allí el también experto en medios cuenta que
fue el propio Paul quien, con gran capacidad de análisis (y para conformar a
un espectro amplio de seguidores), sugirió un par de explicaciones para el
fenómeno:
"Yesterday" surgió de la nada, no tengo idea de dónde
vino. Soñé la melodía. Desperté con ella en la cabeza. Todo depende de cuan
lejos se quiera llevar esto; si eres muy espiritual, entonces podría decir que
Dios me la envió, que fui simplemente un vehículo. Si quieres ser un poco más
racional, que estuve cargando mi computadora durante millones de años con todas
las cosas que escuché, desde mi padre, pasando por todos mis gustos musicales e
incluyendo gente como Fred Astaire y, finalmente, mi computadora una mañana
imprimió lo que consideró que podía ser una buena melodía.
Si bien durante las últimas décadas se ha venido dando un fuerte
debate científico sobre la utilidad de la analogía de la computadora para
entender las funciones mentales del ser humano, es claro que la segunda idea de
Paul permite un acercamiento un poco más científico. Veamos en detalle de qué
se trata.
Restos diurnos
Ayer soñé con los hambrientos, los locos,
los que se fueron,
los que están en prisión,
hoy desperté cantando esta canción,
que ya fue
escrita hace tiempo atrás.
Es necesario cantar de nuevo una vez más.
Charly
García, "Inconsciente colectivo"
Según Freud, el contenido de los sueños se alimenta de los residuos
diurnos, es decir, de pequeños fragmentos de información absorbidos en forma
imperceptible por el inconsciente durante la jornada. Si bien muchas de las
propuestas del creador del psicoanálisis sobre el significado de los sueños y
el valor terapéutico y científico de interpretarlos han sido puestas en duda
por investigaciones posteriores, el tema de los residuos del día ha tenido
cierto grado de confirmación.
En particular, el eminente neurofisiólogo Michel Jouvet fue
de los primeros en estudiar este asunto. Durante años llevó registro de sus
propios sueños y llegó a acumular más de dos mil. Aparentemente este número tan
elevado es posible si uno pone suficiente interés y esfuerzo en recordarlos
(otra cosa interesante para poner a prueba: pensar seriamente en ellos tiene el
efecto de recordarlos con mayor frecuencia).
Jouvet encontró que era muy frecuente que sus sueños
tuvieran relación con eventos del día anterior o de algún día de la última
semana. Estudios posteriores realizados en un mayor número de sujetos
corroboraron esta observación. Tal vez deberíamos hablar de residuos de la
semana en lugar de restos diurnos pero, en cualquier caso, aparentemente hay
algo de cierto en esta idea.
¿Qué pasó con Paul McCartney el día anterior a la irrupción de
'Yesterday" (o, mejor dicho, "Scrambled Eggs")? ¿Qué había
estado escuchando durante esa jornada o esa semana?
Barry Miles, un amigo cercano de Paul autor de una de sus biografías,
especuló en este sentido:
Considerando que las imágenes de los sueños están influidas
por los eventos del día anterior, sería interesante saber qué había escuchado
Paul la noche antes. La melodía de "Yesterday" puede ser una
transformación onírica de algo completamente diferente, desde el tema musical
de un programa de televisión hasta una pieza de música clásica; o, más probable
aún, una idea que él ya había estado trabajando pero que emergió del sueño de
un modo tan diferente que resultaba irreconocible. Las notas ya estaban
previamente en su subconsciente, pero el vocabulario musical de Paul era tan
amplio, su subconsciente estaba tan saturado con progresiones de acordes,
combinaciones de notas y fragmentos de melodías, que en este caso él no tuvo
que colocarse en su modo de compositor receptivo: simplemente unió las piezas mientras estaba durmiendo.
Existen otros ejemplos de
artistas inspirados por los sueños. En "El sueño de Coleridge", Jorge
Luis Borges menciona algunos muy interesantes. Comienza narrando el caso del
poeta inglés Samuel Taylor Coleridge, quien, en el verano de 1797, luego de haber
leído un texto sobre la edificación de un palacio ordenada por el emperador
Kublai Khan, tomó un hipnótico y se durmió. Al despertar, tenía la certidumbre
de haber recibido en sueños un poema completo de unos trescientos versos, que
de inmediato procedió a transcribir. Pero una visita inesperada lo interrumpió
y, en palabras de Coleridge:
Descubrí con no pequeña sorpresa
y mortificación que, si bien retenía de un modo vago la forma general de la
visión, todo lo demás, salvo unas ocho o diez líneas sueltas, había
desaparecido como las imágenes en la superficie de un río en el que se arroja
una piedra, pero, ¡ay de mí!, sin la ulterior restauración de estas últimas.
Evidentemente en este caso el
sueño, por su propia naturaleza efímera para la memoria, no fue suficiente
para completarlo. Coleridge escribiría sobre su sueño varios años más tarde,
en 1816, para excusarse por aquel poema inconcluso
Philip Mclntyre, en su análisis
del proceso creativo de 'Yesterday", resalta también que el sueño fue
apenas un inicio de un proceso, y que recibió múltiples influencias
posteriores, desde la trabajosa reelaboración de la letra (¿se imaginan cómo
sonaría lo de "scrambled eggs"?) hasta la maravillosa propuesta de
George Martin de agregar un cuarteto de cuerdas (los otros Beatles no se
sintieron en condiciones de hacer mayores aportes).
Otro ejemplo en que se ve
claramente esta relación es el de la narradora británica Mary Shelley. Durante
unas vacaciones con un grupo de artistas, estaba entregada al juego
de elaborar narraciones de terror y, ante a la falta de ideas, un sueño
vino a asistirla. Ese sueño terminó siendo parte de su influyente novela
Frankenstein, para más datos, del capítulo en que la criatura abre los ojos y
cobra vida.
Pero Borges menciona también
otros casos, como el de Robert Louis Stevenson, quien en 1884 recibió en sueños
elementos para su conocida novela Dr, Jekyll y Mr. Hide. Y otro musical:
El del violinista y compositor Giuseppe Tartini, que soñó
que el Diablo (su esclavo) ejecutaba en el violín una prodigiosa sonata; el soñador,
al despertar, dedujo de su imperfecto recuerdo el Trillo del Diavolo.
Respecto de esta última historia, es interesante notar que Paul
Groussac, escritor francés radicado en la Argentina desde los 18 años y muy
admirado por el propio Borges, en su libro Entre sueños no quiso saber nada con
interpretaciones racionales al estilo de la computadora de Paul:
La interpretación psiquiátrica, que atribuye aquella obra
[la famosa sonata de Tartini que, según decía el compositor, le fue
"dictada por el Diablo"] a un fenómeno de cerebración inconsciente,
revela en el sabio una potencia de credulidad igual a la del músico -si no
mayor-. Por mi parte, prefiero aun la leyenda en bloque, con el diablo y sus
cuernos.
Pero, aunque pueda desagraciar a Groussac, existen algunos estudios
sistemáticos de la música y los sueños, en particular uno realizado por Valeria
Uga y sus colaboradores de la Universidad de Florencia, que Oliver Sacks
menciona en su libro Mtisicofilio, en el que dedica un capítulo a comentar
algunas experiencias propias y a enumerar otros ejemplos. Entre ellos, la
creación de la introducción orquestal de El oro del Rin, de Richard Wagner, en un estado de somnolencia, algunos comentarios
de Maurice Ravel sobre melodías que lo visitaban en sueños y un caso que
aparece narrado en las memorias de Louis H. Berlioz, quien terminó olvidándolo
todo (casi como Coleridge).
Sueño con serpientes, átomos y valencias
El estudio de Uga, publicado en 2006 en la revista Cons-ciousness
and Cognition, compara los sueños de treinta y cinco músicos profesionales con
los de treinta no músicos. La conclusión a la que arriban los investigadores es
que los artistas sueñan con música el doble de veces que los que no lo son.
Además, sólo la mitad de la música que recordaron eran clásicos conocidos. El
resto podía tratarse de novedades, como lo fue "Yesterday" para
McCartney. Esto muestra en un estudio científico, más allá de las numerosas anécdotas,
que los sueños pueden ser una fuente común para creaciones musicales. Por lo
tanto, lo excepcional de la historia de Paul no es que haya soñado ese tema,
sino que no le haya ocurrido lo mismo con mayor frecuencia.
Los sueños como asistentes de la creatividad no son
exclusividad de Paul ni de los artistas. También los científicos, a pesar de su
pretensión de racionalidad absoluta, pueden verse inspirados por ellos. Tal vez
una de las más espectaculares historias en este sentido sea la del célebre químico
alemán Friedrich August Kekulé von Stradonitz, ocurrida en la segunda mitad del
siglo XIX cuando estaba surgiendo el concepto de valencia química, que él mismo
contribuyó a sistematizar al ver que ciertos átomos eran capaces de unirse con
un número fijo de otros átomos.
En ese momento estaba en pleno
desarrollo la química orgánica, es decir, el estudio de compuestos que
contienen un número importante de átomos de carbono. Este elemento tiene una
valencia de cuatro y tiende a formar cadenas de gran tamaño que pueden incorporar
átomos de otros elementos. Una cosa que estaba empezando a probarse en la
época era que las moléculas orgánicas podían contar exactamente con la misma
cantidad de átomos de cada elemento y aun así tener propiedades diferentes por
estar colocados esos átomos de un modo distinto en el espacio.
Kekulé propuso representar de manera gráfica las moléculas mostrando con
líneas las uniones entre átomos, lo que evidenciaba las diferencias de
estructura entre dos moléculas que tuvieran los mismos átomos. Así, comprendió
que en los hidrocarburos, moléculas compuestas únicamente por átomos de
carbono e hidrógeno, tendían a cumplirse ciertas relaciones. Dado que el
carbono tiene valencia cuatro y el hidrógeno valencia uno, si todas las
valencias estaban ocupadas debía haber una relación matemática precisa entre
los átomos de carbono y los de hidrógeno. En caso de que alguna valencia
quedara sin ocupar, lo que debía ocurrir era que la molécula reaccionara con
mucha facilidad con otras, es decir, que esa valencia libre rápidamente la
hiciera unirse con otras moléculas o átomos. Por ejemplo, si hay seis átomos de
carbono se necesitan catorce de hidrógeno para saturar el compuesto. Algunas
moléculas de seis átomos de carbono pueden tener menos átomos de hidrógeno,
por ejemplo, doce, pero eso las hace químicamente muy activas.
Todos los hidrocarburos parecían
comportarse de acuerdo con las ideas de Kekulé, salvo una terrible excepción:
el benceno tenía seis átomos de carbono, sólo seis de hidrógeno (¡ocho menos de
lo necesario para que fuera estable, según Kekulé!) y era perfectamente
estable, más aún que muchos otros compuestos que tenían un número mayor de
átomos de hidrógeno (por ejemplo, doce). ¿Cómo estaban ordenados en el espacio
los átomos en la molécula de benceno? ¿De qué modo se podía entender su gran
estabilidad?
Al parecer esas preguntas lo
persiguieron por casi siete años. Un día de 1865, mientras estaba en Bélgica,
el buen Kekulé subió al transporte público tirado por caballos de la época. El
monótono sonido de los cascos, junto con el cansancio que seguramente tenía,
hicieron que se quedara dormido (¿esto podría pasar en el transporte público de
cualquier ciudad del mundo hoy en día, ya sea un ómnibus, un tren o un
subterráneo?). En sueños, comenzó a ver imágenes de cadenas de átomos dando
vueltas y retorciéndose. En sus palabras:
Los átomos saltaban ante mis ojos. Con mi vista mental
distinguía sus largas series retorciéndose cual serpientes. De pronto, una de
las serpientes se tomó de su propia cola y en esa postura empezó a voltear ante
mis ojos como si me lanzara un reto. Me sentí como si me hubiera despertado la
fulguración de un rayo.
La respuesta le resultó evidente: los seis átomos de carbono
del benceno formaban un anillo, no una cadena lineal. De este modo ocupaba dos
valencias adicionales de los carbonos (para cerrar la cadena) y las propiedades
del anillo hacían que fuera estable aun con seis valencias libres (tres enlaces
dobles entre átomos de carbono), que, de algún modo, eran utilizadas para
fortalecer la estructura. Por lo tanto, ya no hacían falta catorce hidrógenos
para que tuviera estabilidad, bastaba con seis. Es obvio que lo importante en
la ciencia (y, ¿por qué no?, también en el arte) no es tanto de dónde proviene
una idea, sino simplemente que funcione.
Claro que este no es el único ejemplo. A diario los científicos
despiertan con nuevas ideas, enfoques o preguntas. Pero las características de
la profesión, que requiere la publicación en revistas arbitradas en un estilo
lo más objetivo posible, hacen que muchas de estas historias queden olvidadas.
En las artes, por el contrario, los casos son más valorados, ya que la posible
inspiración divina, mística o diabólica parece acrecentar el interés en una
obra. No obstante, tengo la sensación de que "Yesterday" no
necesitaba nada de eso para ser lo que es. En cualquier caso, debemos estar más
atentos a los sueños y trabajarlos una vez que despertamos.
La música de los Beatles ha recorrido todo el planeta, pero ¿es
posible que pueda interesar a alguna inteligencia extraterrestre?
De esa
posibilidad trata el siguiente capítulo. (*)
(*) Nota del Mago: Aca es donde te recomendamos, (si te gusto la lectura hasta aquí) que te compres el libro........ el proximo capitulo es "Atraves Del Universo, Haciendo Contacto Con Alguien De Alli Afuera"
01 - Yesterday - Ray Charles
02 - Yesterday - Laurindo Almeida
03 - Yesterday - The King's Singers
04 - Yesterday - Wesley Taylor
05 - Yesterday - The Buddha Lounge Ensemble
06 - Yesterday - Lee Morgan
07 - Yesterday - Trio Rococo
08 - Yesterday - Tom Jones
09 - Yesterday - Billy Dean
10 - Yesterday - Dandy Livingstone
11 - Yesterday - Paul McCartney
12 - Yesterday - Betty Says
13 - Yesterday - Laurence Juber
14 - Yesterday - Marvin Gaye
15 - Yesterday - John Lennon - (Parody) (Walls & Bridges Sessions, 1974)
16 - Yesterday - The Beatles