domingo, 12 de diciembre de 2021

6030 - The Analogues - 1967 - Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band

Integrantes:
BART VAN POPPEL / Bajo, teclados, voz.
JAC BICO / Guitarras, bajo, sitar, percusión, flauta dulce, teclados, voces.
JAN VAN DER MEIJ / Guitarras, voces. (no esta en actividad)
FELIX MAGINN / Guitarra, voz.
FRED GEHRING / Batería, voz.
DIEDERIK NOMDEN / Teclados, guitarra, voz.


6028 - Interpretes Varios - 2016 - The girls Want Boys Sweden´Beat Girls 1964-1970


Lado A - 01. Agnetha Fältskog - Ge Dej Till Tåls (Are You Ready For Love)
Lado A - 02. Anni-Frid Lyngstad - Så Synd Du Måste Gå (It Hurts To Say Goodbye)
Lado A - 03. Eleanor Bodel - The Girls Want The Boys
Lado A - 04. Mak Les Soeurs - Kärlek Finns Det Överallt (Lovers Of The World Unite)
Lado A - 05. Lena Junoff - Good Kind Of Hurt
Lado A - 06. Plommons - Last Train To Liverpool
Lado B - 01. Doris - Don't
Lado B - 02. Bella And Me - Help Me Break This Habit
Lado B - 03. Mona Wessman - Vädret (Music To Watch Girls By)
Lado B - 04. Lill-Babs - Lite För Liten (Little By Little)
Lado B - 05. Britta Bergström - You Really Have Started Something
Lado B - 06. Plums - Benny Law

6025 - Moris - 1981 - Las Obras De Moris

MORIS
El regreso del chaval pródigo

No hay forma de hablar de la historia de la música progresiva argentina sin nombrar entre los pioneros-incansables sembradores a este desgarbado muchachón de pelo corto y sonrisa compradora, que hoy me escucha en su habitación del Bauen, las piernas apoyadas displicentemente sobre la mesita, con cara de haberlo hecho todo y, sin embargo, con la mirada explicando que aún ni siquiera comenzó.
Morís, allá por mediados de la década del 60, contribuyó a crear el rock nacional, quizás sin darse completa cuenta. Dos discos grabados aquí (el histórico “30 minutos de vida” que alumbró días enteros de la mía propia, y el siguiente “Ciudad de guitarras callejeras”) se encontraron de pronto con la partida de su autor hacia España, con miras a probar suerte. Y la tuvo. Otros dos LPs en Europa (“Fiebre de Vivir” y el reciente “Mundo Moderno”) lo confirman, sí se quiere llamarlo así, como un iniciador de una nueva corriente en la península ibérica. No conforme con ser pionero aquí, también colonizó otras tierras. Y hoy volvió a la Argentina para mostrar qué estuvo haciendo durante cuatro años de ausencia.
Además de escucharlo cantar, quisimos escucharlo hablar. Y esto fue lo que dijo:

Comencemos.
Como tú quieras...
¿Cómo “tú”?
Como tú quieras.
¿Lo tuyo es rock argentino en España, o es rock español?
Primero, es rock. Las letras son adaptadas a España, pero no son letras españolas. Podrían entenderse perfectamente en Bolivia, en México, en cualquier país. Acá en Obras voy a hacer parte del repertorio de los dos discos que grabé en Argentina, y parte de los otros dos que grabé en España.
Una vez comentaste que al llegar a España te sonó imposible cantar tus canciones que hablan del Rosedal o de Olivos. ¿Qué vamos a hacer nosotros con los chavales, las gasolineras y las tías?
No voy a cambiar ni un centímetro de nada (se ríe). La gracia está en cantarlas exactamente igual. Yo hago lo que venga, y como las canté doscientas y pico de veces y la mente me funciona así, las hago así. De alguna manera cantás lo que ya tenés aprendido. No podés desaprenderlo y aprender otra cosa...
¿Tenés algún tema prohibido acá? Se hablaba, específícamente, de “Nocturno de princesa”.
No, lo voy a hacer sin ningún tipo de problemas. Hay sólo una canción, concretamente, que ha sido suprimida del LP. que se llama “Rock del Portal”, porque tiene un final un poco sensual. Eso ya es una historia vieja, porque no lo voy a interpretar de acuerdo a las leyes argentinas que rigen en este momento. En España no hay problemas de ningún tipo, y además yo tampoco soy alguien que ande escribiendo letras estúpidas, con insultos... Para escribir algo así tendría que tener muy poco sentido común.
De haberte quedado en Argentina, ¿hubieras logrado todo lo que tenés hoy en España?
Eso te lo contestaría únicamente un astrólogo, un especialista en futurología...
No. Hagamos un poco de lógica.
Entonces te contestaría que no, porque aquí no hubiera tenido el desafío que tuve en España. Sos un extranjero, no conocés las costumbres, no conocés a nadie, nadie te conoce...
¿Y atribuís tu éxito únicamente al desafío?
No, pero es como si el desafío te obligara, como si ahora te colgaras de un décimo piso de una sola mano, ¿me entendés?
¡No te buscas ejemplos, tampoco!
Yo lo hice. Un día me colgué de un árbol de una sola mano y me di cuenta de que con una sola mano no aguanto, que necesito de dos. .Pero siempre una cosa nueva te obliga a inventar cosas nuevas. Y yo tuve que inventar algo. Componer en un idioma que no era el mío, aprenderme palabras que no eran mías, imponer unestiloque no era el de ellos, porque estaban acostumbrados a cantar en inglés. Imitaban lo último, Génesis, Yes. Pink Floyd, todo el mundo hacía “brrrmmm'' (imita a un tecladista supersónico), metía mil dedos. Así que cuando yo llegué me dijeron “Mira, chico, esto acá no va”. En Argentina no hubiera logrado lo mismo. Tal vez hubiera logrado otro tipo de cosas.
Sabrás que últimamente se han reunido algunos de los pioneros del rock nacional, Almendra y Manal, inaugurando la corriente del revival. La casualidad de tu visita hace pensar a muchos que tenés algo que ver con la “moda-recuerdo”.
Lo mío nada tiene que ver con el revival. Claro, más de uno puede suponer “Bueno, ahora le toca el turno a Moris”, pero -antes que nada- yo no voy a hacer ningún revival (se ríe), y todo esto se debe a que acá se editó un disco que yo grabé en otra parte del mundo. Si no, yo no hubiera venido, te voy a ser muy sincero. Yo vine porque hay un productor que ha pagado cinco pasajes ida y vuelta, hoteles por un mes, cachets, y hay de por medio un manager internacional que se llama Santamaría. Y hay un disco. Nadie se tomaría el riesgo de traer un artista sin disco que lo respalde.
De otra forma no hubieras venido... ¿Por qué?
Porque las condiciones que me hubieran ofrecido no serían las lógicas, ¿entendés? Ahora tengo las condiciones lógicas, pasajes, hotel, sonido de lo mejor, luces de lo mejor. Entonces vale la pena. Porque cuando volvés a tu país tenés que volver para hacer lo mejor. No podes volver a medias.
A esta altura del partido no darías vueltas por ahí con la guitarra al hombro.
No. Y porque no. Allá me va muy bien, tengo mucho trabajo y posibilidades muy grandes. Ya grabé dos LPs. voy a grabar un tercero, hago lo que quiero, canto como se me da la gana, sigo siendo muy argentino, mi temperamento sigue igual sin españolizarse... Soy la misma persona.
¿Qué hay en España con respecto a la música?
Mucho trabajo. Y cuando hay mucho trabajo hay muchos músicos. Están, diría yo, como estábamos acá en el año 60. Es un hongo que empieza a nacer, mucha agua, mucho pasto... Hay miles y miles de conjuntos, chicos de 14 y 15 años; ha habido mucho rock sinfónico (porque lo tienen ahí a la vuelta), y hay un movimiento muy fuerte que se llama rock flamenco.
¿Todo en castellano?
Todo en castellano. Y también ha habido buenos grupos de jazz rock, y algo de rock and roll (que hace Tequila, hago yo. y un par de grupos por ahí).
Se dice que sin la ayuda de Aquelarre o ¡a tuya, no hubiera explotado allí tan pronto la necesidad de cantar en castellano.
Mirá, te voy a dar una opinión interesada, porque soy parte del asunto y es muy difícil ser juez y parte. Yo puse un grano, una piedra, lo que quieras, en un mundo en el que la gente decía que el rock en castellano no iba. Porque a la gente le gustaba el inglés. Me ofrecieron un trío sexy con dos chicas a-gogó. pantalones cortos (risas)... Cuando salió Zapatos de Gamuza Azul, tuvo mucho éxito. Y los chicos de Tequila también rompieron todo.
¿Habías intentado imponer tus viejas baladas?
Sí. hice Ayer Nomás, hice El Oso. hice varias pruebas, pero es como si acá viene un tipo a cantar una jota con gran sentimiento, ayyyy mimareeeeiiiayyyy. y vos decís “lo siento mucho, pero...” Volviendo a tu pregunta, yo te diría que todo fue una casualidad. Yo llegué en un momento, y al año el asunto andaba bárbaro.
¿El rockanroll furibundo fue una de las leyes del juego, o era lo que sinceramente querías hacer?
Mirá, a mí siempre me gustó el rockanroll. Ahora es mi imagen, desarrollé un estilo muy dinámico, de moverse mucho, cantar con la gente... Siempre fui de hacer “acrobacias”, pero acá, claro, si canto el Oso no puedo andar colgándome de un trapecio. En España los chicos suben al escenario a cantar conmigo. A veces les cuelgo la guitarra y les doy la púa y el pibe empieza (imita un tímido rasgueo) y cuando se da cuenta de que suena arranca con todo (furibunda mímica). Y su padre dice “bueno, entonces esto del rock no és tan malo” (risas) y después viene el alcalde del pueblo y te felicita y te invita a comer...
Yo lleve a España el estilo argentino. El argentino tiene un poco de artista, de actor. Cualquiera de nosotros puede subir a un escenario y hacerla bien. Y yo me convertí en un poquito más actor de lo que era, porque tenía que hacerlo. Los incité a gritar, a contestarme a los alaridos, a hacer palmas... La música es energía. Yo he visto en el año 55 que pasaban la película de Bill Haley acá en el centro, y la gente bailaba en los pasillos...
Bueno, eso no se hace ahora...
Es un problema de este momento. Los tangueros antes usaban zapatos de taco y la historia dice que la policia les cortaba un taco (uno solo), así que los tipos caminaban así (renguea por toda la habitación). Y hoy el tango es algo totalmente aceptado... Yo voy a hacer mi espectáculo como si estuviera en mi casa. No pienso cambiar ni un gramo de nada. porque tengo la total confianza en mí de que soy alguien que viene a hacer las cosas bien. Sé que si estoy poniendo los pies en esta mesita y viene el dueño del Bauen a decirme algo, bueno, pondré un papelito debajo y seguiré con los pies ahí. Como cualquiera en la vida, yo tengo un papel que representar. Y el papel tengo que cumplirlo a fondo.
Escuchando “Fiebre de vivir” y analizando las letras, te encontrás con una amargura bastante especial. ¿Cómo te llevás con el mundo?
Cuando grabé ese LP, era como una guerra con el mundo. Pero ahora yo me llevo con el mundo superbien. No tengo absolutamente ningún conflicto.
Habrás; notado que no te pregunté nada sobre tu pasado, para no contar lo mismo por milésima vez.
Te agradezco.
Pero, sinceramente, ¿hay algo que extrañes de todo aquello?
(Piensa en silencio) Mirá, sí, puede ser. Puede ser. Pero no viene al caso que te diga nada. No tiene ninguna importancia que yo extrañe o no extrañe. No interesa.
Y si te ofrecen todas las garantías y si yo te digo que acá vos y tu rockanroll hacen falta, ¿volverías?
Uh. a mí me encantaría. Venir y andar por todo el interior, tocando y cantando... me encantaría.
Pero con la condición de trabajar. Porque para venir y tocar una vez por mes y estar el resto de los días tomando café en La Paz... no.

Para Revista "Hurra" Nro 5
Diciembre de 1980
Enrevistó: GLORIA GUERRERO 
Fotos: ARTURO ENCINAS

Dos de la tarde de un verano porteño que se muere
Barrios del aire, locuras de la noche y estos de vuelta
en mi Buenos aires querido
Una enorme emoción, mezcla de vida y pasado
viene desde el silencio
y un aire a tango antiguo se arrastra por la ciudad
soy un pasajero del tiempo
anclado en mi carne
quiero decirte que nunca moriré
en cualquier esquina me vas a encontrar
silbando una canción cualquiera
en un buzón del rock.
Para vos, para ti, para el, para ella
desde una estrella te saludo Moris 
Chau !!!
(texto de la contra carátula del L.P.)

21 de Marzo de 1981 Club O.S.N. 

01.- Moris - El Mendigo De Dock Sud (4:07)
02.- Moris - Pato Trabajo En Una Carnicería (4:36)
03.- Moris - La Balsa (2:47)
04.- Moris - Rock De Europa (2:00)
05.- Moris - Un Golpe De Suerte (3:36)
06.- Moris - De Nada Sirve (5:12)

07.- Moris - Sábado Noche (4:17)
08.- Moris - Atrapado Por El Rock And Roll (3:19)
09.- Moris - Zapatos De Gamuza Azul (1:58)
10.- Moris - Muchacho Del Taller Y La Oficina (5:54)
11.- Moris - El Oso (3:45)

Moris: Voz, guitarra. 
Antonio Molina: Guitarra 
Marcelo Fuentes: Bajo 
Daniel AssanteBatería



6024 - Steampacket - 1965 - The First Supergroup (1973)

Steampacket

“THE FIRST SUPERGROUP”

Cara A: “Back at the Chicken Shak”, “The in crowd”, “Baby take me”, “Can I get a witness” y “Baby baby”.

Cara B: “Holy smoke”, “Cry me a river”, “Oh baby, don't you do it” y “Lord Remember me”.

Grabado en diciembre de 1965 por Giorgio Gomelsky, este LP no se publicó hasta 1973. Evidentemente, Giorgio hizo unas grabaciones en vivo y estudio, como tantas se realizan, en especial por parte de los managers en sus intentos dé conseguir compañía grabadora, o por parte de los mismos músicos para oírse y corregirse. Tal vez, incluso, por la cantidad de cintas que luego publicó Gomelsky en disco de todos los grupos que habían pasado por su club, pensara en que algún día podrían valer si no una fortuna, sí su pequeño peso en oro para los buenos coleccionistas. Lo cierto es que en 1973 Gomelsky publicó una docena de álbumes incluyendo primerizos trabajos de Jimmy Page, Brian Auger, Animáis, Julie Driscoll, y cómo no, Rod Stewart a través de Steampacket.

Steampacket se desharía muy poco después de estas grabaciones. Llevaban 8 meses de vida y las tormentas comenzaban a desmembrar el buen humor de la banda. Cada uno de ellos acababa de publicar discos en solitario y no parecía haber demasiada predisposición para hacerlo en grupo. Por supuesto que la calidad del LP es nefasta, con un sonido pobre y realizado sin el menor cuidado discográfico, pero el tiempo se ha encargado de convertir a este álbum en la única pieza existente del paso de Rod por Steampacket, y más aún: en la única muestra audible del trabajo de Steampacket en los 11 meses de vida que tuvieron. El título también varió según los países, y en España, a donde el álbum llegó en 1978, fue bautizado con el nombre que utilizo para este libro: “The First Supergroup” (El primer supergrupo), título nada pretencioso y muy adecuado, aunque más que un LP, este disco sea una muestra general, un ensayo, o un simple bosquejo falto de color y detalles, del trabajo de Steampacket.

Dejando a un lado a los tres músicos, Mick Waller a la batería, Rick Brown al bajo y Vic Briggs a la guitarra, e incluso al propio Brian Auger, organista, vamos a concentrarnos en las cuatro estrellas de Steampacket: Long John Baldry, Julie Driscoll, Brian Auger y Rod.

“Back at the Chicken Shack”, corte que abre la cara A, es un clásico instrumental de Auger en aquella época y en sucesivas, aunque siempre iría mejorando de técnica. Junto a Auger, destaca la guitarra de Briggs, y ambos se mueven sobre una jazzística base rítmica muy adecuada al marco del tema. “The in-crowd” también está llevado por el órgano de Auger, convirtiendo este habitual tema de los 60 (Petula Clark hizo una versión de éxito) en un sincopado número de jazz. Este corte y el anterior, son más del Trinity de Auger propiamente dicho, que de Steampacket, ya que el resto y menos las voces, no tienen nada que ver en la grabación. Con “Baby take me” tenemos por primera vez a Rod Stewart en el LP, haciendo un dúo con Julie, en la pieza más corta de esta cara. Los matices de su voz se pierden por la grabación, y Rod está poco menos que irreconocible, no así Julie, que ya era muy personal en aquélla época. “Can I get a witness” también lo canta Rod, ahora en solitario, siendo correspondido en los coros de apoyo por Long John Baldry. El número es de lo mejor del álbum, muy vivo y rápido de ejecución, con un soporte instrumental en el que destaca el tono colorista de Auger con el órgano, que se marca un largo solo central. “Baby baby” cierra la cara A y está cantado por Julie y Brian, siendo también un tema en la línea de los Trinity de Auger más la colaboración de la Driscoll, como a fin de cuentas seguirán haciendo en 1967 y 68.

“Holy smoke” en la cara B, nos coloca nuevamente a Brian Auger con el órgano en primer plano sobre la sección de ritmo. La grabación aquí es mucho mejor, aunque únicamente sea el solista el sonido clásico de órgano a lo Jimmy Smith. “Cry me a river” está cantado por Long John Baldry en solitario, y es el único número del álbum reservado para él. Con mucho, se nota que John era en Steampacket el más veterano y el de mejor voz, ante un inmaduro Stewart y una jovencita Julie Driscoll. Hay sentimiento “bluessy” en el tono y mucha profundidad de sabor Rhythm & Blues en la forma. Es una pieza muy corta frente a las dos siguientes. La primera es “Oh baby, don't you do it”, cantada por Long John, Rod, Julie y Brian, buscando el lucimiento global de la banda en lo tocante a la parte vocal. Hay primeros planos intensos, respuestas con mucho feeling y un constante trabajo del ritmo con Auger siempre presente al órgano. Long John canta sobre la batería de fondo en un excelente momento del tema y el resto es de un constante clímax, a veces demasiado repetitivo ya que apenas hay variaciones, pero muy bien logrado en general. “Lord remember me” es el número de cierre, llevado en plan lento por el órgano y con Long John, Julie y Rod cantando como solistas en la parte final, más rápida.

Un LP que lo fue por las circunstancias. Hay miles de cintas como éstas de miles de grupos, y de vez en cuando, uno llega a la cumbre y entonces interesa todo lo relativo a él. Pero así es el rock.

De Steampacket a Shotgun Express

El Brian Auger's Trinity lo integraban Brian Auger al órgano y piano, Rick Brown al bajo y Mickey Waller (que ya había estado en los All Stars, segunda formación) a la batería. Junto al trío, cantaba una chica llamada Julie Driscoll. Pocas veces en la historia habría de darse la fusión de un monstruo instrumentista como Auger, y de una voz tan extraordinaria como la de Julie Driscoll. En 1964 habían editado un single, bajo los auspicios de Gomelsky que era su manager, con los temas “Fool killer” y “Let's do it tonight”, pero como tantos buenos artistas que habrían de hallar el éxito bastante después, con ellos tampoco sucedió nada. Gomelsky, que había dejado escapar a los Stones, y que ahora con su nuevo manager Andrew Loog Oldham nadaban ya en la abundancia, estaba empeñado en demostrar que otros de sus artistas eran algo grande.

En abril de 1965 Giorgio Gomelsky les reunió a todos y les propuso formar algo así como un supergrupo (y lo fue en realidad, aunque prematuro, el primero de la historia del pop), al que iban a bautizar con el nombre de Steampacket. Por un lado Long John Baldry, por otro Rod Stewart, y por otro Ju- lie Driscoll y Brian Auger, con los miembros de Trinity más un nuevo guitarra que despuntaba y que se llamaba Vic Briggs (y que más tarde pasaría a los Animáis de “Every one of us”)

Steampacket pudo haber sido demasiado. Long John, Rod y Julie como cantantes principales, Brian al órgano, Rick Brown y Mick Waller como sección de ritmo, y Briggs a la guitarra. Realmente extraordinario. Y sin embargo jamás grabaron oficialmente. Un misterio. De no haber sido por las cintas del propio Giorgio Gomelsky registradas en su club, hoy no existía ningún documento sonoro de esos días. Cierto que los existentes son pobres y de baja calidad, pero siempre es menos que nada. De haber seguido juntos, el Steampacket hubiera podido hacer un poco de la historia de los años 60, mucho más allá de la que ya hizo en los once meses en que existieron.

A comienzos del verano del 65, el Steampacket tomó parte en su primera y más exitosa gira, formando parte de un grupo de conjuntos en el que se incluía a los Walker Brothers, los Fourmost, Sugar Pis y a los Rolling Stones de cabecera de cartel. El veintitrés de julio, en el London Palladium, dieron su más importante actuación de la gira. Muy poco después, el ocho de agosto, el supergrupo tomó parte en el Festival Nacional de Jazz y Blues de Richmond y que era el quinto desde 1961, compartiendo cartel con los Animáis y con Spencer Davis Group.

Sin discos de conjunto, sin éxitos en solitario, Rod logró todavía aumentar su popularidad. El extraño magnetismo, el carisma de su imagen, la fuerza que cabía imaginar lograba emitir, se imponían allá donde fuera. Sólo así se entiende que después del verano del 65, en pleno otoño, la ITV le dedicara un programa especial de media hora, íntegro para él, como exponente y símbolo del mundo pop que ya petardeaba con todo su esplendor en el horizonte musical. Los Beatles habían llegado a la cumbre y se refocilaban en ella mientras la fiebre beat sacudía al mundo entero. Estados Unidos se había ya inclinado ante la evidencia. Todo cambiaba a pasos agigantados. Y allí estaba Rod Stewart, bautizado con el nombre por el que más se le ha conocido luego: “Rod the Mod”, poniéndose a las órdenes de Francis Megahy y de Fred Bumley, para rodar el documental que probaba su personalidad de superstar... aún sin hits.

“Rod the Mod” sirvió para movilizar de nuevo a Rowlands y a Wright buscando un contrato discográfico, y fue la Columbia la que se avino a probar suerte con Roddy. Se firmó, se grabó rápidamente un single y en escasos días, éste estuvo a la venta. ”The day will come” y “Why does it go on” eran las canciones.

No sólo grabó Rod. El paréntesis provocado por las actividades suyas hizo que el resto de los Steampacket también grabara singles individuales. Julie Driscoll, sin Auger, registró “I didn't want to have to do it” y “Don't do it no more”, Brian Auger y los Trinity sacaron un LP, un EP y también el single “Green onions”. Long John Baldry por su parte hizo un single con “How long will it last”. Ninguno tuvo éxito.

Pero en diciembre, Gomelsky grabó a los Steampacket, y los temas registrados entonces se editarían en 1973 como único documento sónico de toda una época... aunque durara once meses. Rod Stewart fue solista en cuatro de las nuevas canciones. También iban a ser éstas algunas de las últimas actuaciones de Steampacket, porque en 1966 los conflictos sacudirían a la banda, desmembrándola. Antes de ello, Rod sacó un nuevo single con Columbia conteniendo dos piezas de Sam Cooke, “Shake” y “I just got some”, acompañado por Brian Auger. En esa sesión se registrarían otros temas de Cooke, entre ellos “Meet me at Mary's place”, que nunca fueron editados. El segundo single de Rod tampoco le supondría ningún impacto relevante, y con ello la Columbia se convenció de  que Rod era más popular a nivel personal que a nivel musical. El contrato quedó zanjado.

Entre esto y los problemas de Steampacket, que en marzo se hicieron con un nuevo manager, el cual no logró detener la caída, Rod se encontró una vez más solo. Rick Gunnell, el nuevo manager de Steampacket logró algunos contratos, pero en abril cada cual tiraba por su lado. Julie Driscoll y Brian Auger formaron unos nuevos Trinity, aunque no consiguieron su primer hit hasta 1968, y Long John Baldry ya no hizo nunca nada relevante, si bien su prestigio le hizo mantenerse en una segunda línea de ilustres con categoría.

Rod, mientras, se unía al Shotgun Express.

De mucha menor fama que Steampacket, el Shotgun Express también era una reunión de figuras en ciernes. Algunas no lo fueron hasta diez años más tarde, pero ello no quiere decir que entonces, abril de 1966, no mostraran ya parte de lo que años después les convirtió en piezas fundamentales de la historia de la música.

El núcleo principal del Shotgun provenía de un cuarteto llamado Peter B's Looners, dirigido por el guitarra Peter Green, con Mick Fleetwood a la batería, Dave Ambrose al bajo y Peter Bardens a los teclados. La música instrumental del cuarteto les hizo buscar una parte cantada, y metieron a dos solistas, Rod masculino y una muchachita llamada Beryl Mardsen como contrapunto. Beryl contaba en su haber con algo que no tenían los demás: un mediano hit discográfico de sus tres singles editados. El tema que la hizo popular fue “Who you gonna hurt”.

Shotgun era eminentemente Peter Green y su guitarra. Peter, en la línea de los grandes Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page, era un instrumentista idóneo para el blues y el Rhythm & Blues, con un sentimiento y una creatividad absolutas. Por ello no fue de extrañar que al marchar Peter para unirse a John Mayall, Shotgun Exprés entrara en crisis y desapareciera meses después. Con Rod, la banda grabó el single “I could feel the whole world tum round” y “Curtains” en la cara B (una pieza instrumental, de las que siempre gustó hacer Green).

A mitad del 66, Peter Green y ocasionalmente Mick Fleetwood entraban en los célebres Bluesbreakers de John Mayall, la formación de blues blanco de más prestigio en Inglaterra. Allí se unirían a John Movie, y los tres en 1967, formarían el Fleetwood Mac, banda monstruo en sus varias etapas, la “bluessy” de fines de los años 60, con hits como “Albatross”, “Green Manalishi” y “Oh well”, y la más comercial ya en Estados Unidos de la segunda mitad de los años 70. Peter Green dejaría Fleetwood Mac al filo de la nueva década motivado por instintos religiosos que no hicieron más que apartarle de la gloria pop y hundirle en el ostracismo. El resto de los Shotgun Express tuvo distinta suerte: Dave Ambrose se uniría a los nuevos Trinity de Auger, Beryl Mardsen desaparecería, Peter Bardens daría muchos tumbos hasta formar Camel, una buena banda de los años 70, y Rod... volvería a mirar a su alrededor en busca de su siguiente movimiento. Tenía tan sólo 21 años pero ya había dado muchas vueltas a la caza de su destino. En el segundo single de Shotgun, “Funny, neither could I” e “Indian thing”, Rod ya no tuvo nada que ver.

Así le encontró Jeff Beck.