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domingo, 8 de agosto de 2021
4659 - Heart - 1978 - Dog & Butterfly
4655 - Linda Ronstadt - 1980 - Live In Hollywood (2019)
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4653 - La Negra Chagra - 1992 - Pruebas Al Canto
María Helena "La Negra" Chagra: su carrera comenzó en los ochenta, con el grupo Mensaje, interpretando música latinoamericana. Entre la década del 80 y comienzos de la década del 90, realizó presentaciones como solista en reconocidos teatros de París. Estuvo junto a Gustavo "Cuchi" Leguizamón presentándose en conciertos por lugares y ciudades como la Costa Azul, Lyon, Nantes y París.
En el año 1999 integró el grupo Allaquí, que incluía en su repertorio temas de Sara Mamaní. (el álbum se puede ubicar en este blog)
A mediados de los 90' retoma su carrera como solista con el lanzamiento de su disco "Pruebas al canto", editado por el sello Redondel (es el que forma parte de este posteo) grabado en el año 1991. El mismo álbum ha sido reeditando en el año 2000 por el sello La Trastienda. Del disco trasciende su particular estilo y la claridad a la hora de elegir los temas que lo componen. Se destacan los temas del Cuchi Leguizamón, abre el álbum "Sin ella vienen los días" de Oscar Valle y el recordado integrante del Dúo salteño, Patricio Jimenez, además del acompañamiento en piano de Oscar Cardozo Ocampo y los arreglos de Dino Saluzzi.
Para María Helena, el Cuchi es uno de sus máximos referentes, tal como lo expresa en estas palabras: "Uno no se puede lanzar a buscar desde la nada -explica-, siempre es necesario la raíz de lo conocido, lo familiar, lo que está desde siempre. A partir de ahí quiero buscar, es un camino que tengo que hacer y que empieza ahora. Pero sin dejar de lado mis referentes".
Su discografía como interprete solista se compone de los siguientes títulos:
Pruebas Al Canto - Septiembre de 1991 - Re-editado en 2000
Pequeños Testigos - 2006 -
Esta tierra es hermosa - 2012
Con Nombre Propio - 2016
Contar con esta trilogía divina fue lo que la animó a sacar nuevamente este álbum y presentarlo en La Trastienda. "Es un disco que cuando salió no tuvo la difusión necesaria y quedó olvidado. Además me fui y nunca lo pude tocar. Me parecía que era un material que valía la pena dar a conocer", dice la Negra Chagra, salteña, crecida en el seno de una familia de clase media de origen sirio-libanés.
En su casa se escuchaban zambas y óperas. Entre la cultura criolla y europea, la cantante construyó una personalidad inquieta que la llevó a salir de Salta, desilusionarse de la primavera alfonsinista y a viajar a Francia, donde vivió un par de años, e incluso compartió una pequeña gira con Leguizamón. "Cuando anduvo por allá hicimos varios recitales. No podía creer que fuera él quien tocaba el piano -rememora Chagra-. Nos llevábamos muy bien y era muy gracioso porque hablaba mucho y me volvía loca para traducirlo al francés con esa forma tan particular que tenía para hablar. Hay que irse yendo, decía."
-Yo lo había tenido de profesor en la secundaria, incluso lo llevamos en el viaje de fin de curso. Siempre fue un hombre muy generoso. Sé que me quería, pero tenía muchas cantantes preferidas (se ríe). Lo que sí, siempre estaba dispuesto a grabar conmigo. Y que alguien como él te diga: esta bien, siga así. Es como que te da permiso para cantar.
Cuando regresó de París formó parte del grupo Allaquí y tras la separación comenzó a cantar como solista. "En todo este tiempo, desde que grabamos aquel disco en 1991, en el folklore cambiaron muchas cosas. La música de raíz se puso de moda y mucha gente se dedicó a cultivarla. Pero a la vez permitió que se rescataran las carreras de gente como Melania Pérez. No sé si hay una cantante tan buena. Es impresionante lo que hace con la voz", dice Chagra.
Las transformaciones, la revalidación de letras más románticas, el surgimiento de otros intérpretes y fenómenos comerciales no modificaron los gustos de la cantante. "Hay músicas que son maravillosas siempre. Lo que hace el Dúo Salteño me parece insuperable a pesar del tiempo. Yo meriendo, almuerzo y ceno escuchando sus canciones", cuenta Chagra.
En el disco hay una clara referencia a su lugar de origen. Eso define una postura artística y una identidad. "Soy salteña y eso influye en la elección de mi repertorio. Quiero que se conozcan enormes poetas que a veces no son tan difundidos, como Julio Espinoza o Jacobo Regen, y gente como Sara Mamaní, que le canta a San Lorenzo como yo lo veo hoy. Respeto a Los Nocheros, pero no es la estética que me interesa", afirma.
La Negra Chagra ofrece sencillamente lo que aprendió de su paisaje y le nace de su voz. "A pesar de que hace años que vivo en Buenos Aires no puedo cantar un tango, lo que me sale naturalmente es la zamba, es lo que mamé de chica, lo que está en el aire, es lo familiar y parte del inconsciente colectivo de Salta".
4651 - Joe Jackson - 1988 - Tucker The Man And His Dream
Terminada la segunda guerra mundial, la industria del automóvil en Estados Unidos estaba lista para empezar de nuevo con la producción de vehículos de uso civil. Atrás quedaban tres largos años en los que la gente no podía comprar modelos nuevos ya que durante ese tiempo había desaparecido la oferta de vehículos. Mientras, la demanda estaba espectante y creciendo a la espera de los nuevos productos que se fabricarían en las plantas que en aquellos años habían dedicado su capacidad de producción a suministrar material de guerra: Aviones, tanques y municiones.
Los primeros modelos aparecidos, eran muy similares a los que se producían antes del conflicto bélico, con muy pocos cambios. Por esa razón la gente esperaba vehículos verdaderamente nuevos y no sólo maquillados.
Un personaje ligado a la industria del automóvil vislumbró un gran negocio, su nombre Preston Thomas Tucker (1903-1956). Tucker, había sido antiguo empleado de Cadillac, Ford, Studebaker, Stutz y Chrysler, lo que le permitía poseer grandes conocimientos sobre coches, su mercado y sistemas venta de los mismos. Con un perfil profesional pulido, sumado a su iniciativa y astucia, Tucker decidió que iba a construir un coche verdaderamente nuevo y original, y utilizando sus dotes comerciales, empezó a reunir el dinero para llevar a cabo su proyecto.
El Gobierno, le alquiló una gran fábrica en Chicago, la cual había producido motores para los aviones B-29. Contrató al diseñador Alex Tremulis, quien trabajó en el modelo dándole la figura definitiva. Tucker trabajaba contra el tiempo, sus acreedores e inversores esperaban resultados rápidos.
Propuestas novedosas
Preston Tucker, trabajando de la mano de sus ingenieros y de su equipo de diseñadores, pensaba en un coche muy seguro, fuerte y espacioso donde pudieran viajar cómodamente 6 jugadores de fútbol americano, además debería ser un vehículo muy potente. Diseñó suspensiones independientes para las cuatro ruedas, motor trasero de 6 cilindros, con inyección mecánica de gasolina, refrigerado por aire y frenos de disco. Las suspensiones funcionaron muy bien desde el principio, el motor no tanto, producía muy poca potencia y tuvo que ser sustituido por un motor Franklin utilizado en helicópteros pequeños, y no refrigerado por aire sino por agua, que producía 166 hp en lugar de los 88 hp del motor inicial. Los frenos de disco, ideados partiendo del diseño de los que se utilizaban en algunos aviones mostraron poca eficacia y el sistema tuvo que ser reemplazado por las tradicionales campanas. La caja de cambios automática fue diseñada por el mismo ingeniero que diseñó la Dynaflow utilizada en los Buick, con la ventaja de que el sistema creado para el Tucker (Tuckermatic) utilizaba únicamente 27 piezas en lugar de las 120 habituales en este tipo de cajas. Además el conjunto mecánico estaba anclado con sólo 4 tornillos, para permitir un montaje y desmontaje muy rápido y sencillo.
La seguridad abarcaba 67 aspectos diferentes, en el tablero hizo poner un cuadro de instrumentos acolchado, botones de mando fabricados con materiales no tan rígidos y ubicados detrás del volante únicamente al alcance del conductor y para evitar lesiones a los ocupantes. Adicionalmente pensó en cinturones de seguridad, pero fue persuadido con el argumento de que el comprador pensaría que estaba comprando un “coche peligroso”.
La carrocería era muy aerodinámica, contaba con 4 puertas y en la parte frontal sobresalía un tercer faro central, que se utilizaba en carreteras de montaña, esta era su respuesta a un estudio que se acababa de dar a conocer, en el que se afirmaba que el 65% de los accidentes en carretera durante la noche, se debían a la falta de iluminación en el momento en que se tomaba una curva.
Mientras avanzaba el proyecto y después de la presentación del primer coche, la necesidad de fondos llevó a Tucker a buscar más dinero para continuar con el trabajo de desarrollo, para ello empezó a vender franquicias a los futuros concesionarios, e ideó un plan para comercializar accesorios para los coches Tucker (radios, maletas para viaje y tapicerías para los asientos). Tucker logró su objetivo pero esto despertó las sospechas de la SEC (Agencia independiente del Gobierno de los Estados Unidos de América que regula y fiscaliza la emisión de valores mobiliarios (acciones, bonos, etc...) y su intercambio, teniendo jurisdicción sobre bolsas, corredores, agentes, etc...) que inició una investigación, que algunos afirman fue instigada por los grandes fabricantes de automóviles, competidores de Tucker y que temían su éxito. Además, para agravar la situación, la investigación y los sumarios fueron filtrados a la prensa, haciendo hincapié en ciertos aspectos del trabajo de producción del coche que no funcionaban muy bien en aspectos como la calidad o la fiabilidad, sin tener en cuenta que no eran modelos definitivos sino prototipos.
Todo esto llevó a una situación de pánico entre los compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas, que veían peligrar sus intereses. La planta fue cerrada y sus empleados tuvieron que ser despedidos. Tucker fue llamado a juicio y finalmente absuelto, pero el mal ya estaba hecho, su fábrica y sus activos fueron embargados, únicamente se llegaron a fabricar 51 unidades del Tucker Torpedo en 1948, de estos, sobreviven por lo menos 47 y funcionan perfectamente.
Muchos expertos coincidían y aún hoy coinciden en afirmar que si a Tucker le hubieran permitido trabajar y producir su novedoso y revolucionario automóvil, hubiera cambiado la historia y habría hecho tambalear a los grandes y tradicionales fabricantes de automóviles de Detroit.
Preston Tucker intentó establecerse en Brasil, allí se propuso construir el modelo Carioca (ver historia) apoyado por inversores locales, pero esto nunca sucedió, ya que murió de cáncer de pulmón en 1956.
En 1988 Francis Ford Coppola, llevó al cine la historia de Tucker y de su automóvil, el film, protagonizado por Jeff Bridges, lleva el nombre de "Tucker la historia de un sueño".