5118 - Oh Susanna - 2007 - Short Stories


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5117 - Jimmie Vaughan - 2019 - Baby, Please Come Home


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5115 - Nini Marshall - 1973 - Nini Marshall

Se supone que Ud. ya está confortablemente instado en su casa, dispuesto a escuchar esta grabación.
Le proponemos entonces un juego: imagínese sentado en un cálido, acogedor e incómodo Café Concert de San Telmo. Alguien le ha servido una copa y una tenue luz ambiente le permite entrever un escenario pequeño, donde espesas cortinas de terciopelo negro enmarcan una vieja hamaca de mimbre, flanqueada por dos sillas de paja y una mesita alta, con un antiguo teléfono de bakelita negra. Cada tanto, la hamaca se mueve lentamente, dando la sensación de que alguien está sentado allí, balanceándose quedamente, rodeado de un silente coro de acompañantes. El espectáculo está por comenzar. 0 mejor dicho, el velorio de Don Pascual, el zapatero del barrio, que se verá interrumpido en su solemnidad, por la sucesiva entrada de los personajes de Niní Marshall, que con toda su irreverente ingenuidad, acudiran a dar su pésame a la inconsolable viuda Doña Electra, invisible ocupante de la hamaca.
Y así a cada golpe de puerta desfilarán una a una, Catita, Doña Pola, Jovita (loro incluido), Mónica, Caterina y Cándida, mientras Mingo y Nicola, fuera de la vista del público y cómodamente situados en la capilla ardiente (armada de apuro en el local de lo zapatería) hacen de las suyas permitiendo a la fregoliana Niní cambiar, en breves segundos, pelucas, narices, dientes, vestidos, medias y zapatos en cada nueva aparición.
Este espectáculo, que Niní escribiera allá por los años 50 con la sola finalidad de entretener a su familia, decansó en el archivo de la actriz por casi veinte años, para finalmente ver la luz en 1973, fecha en la que aún fue considerado de avanzada, por abordar desenfadadamente el tema de la muerte. El mismo paso de los años (y de los ministros de economía) hacen parecer hoy absurdas algunas referencias a precios y personajes de Niní han superado incluso esa contingen­cia. Ellos no entienden de pesos, pesos ley, australes o pesos convertibles. Las agudezas de sus observaciones no se resienten con el costo de la vida. Por el contrario, lo convierten en otro chiste.
Si Ud. vio algunas de las 1.500 representaciones de "Y... se nos
fue redepente", esta explicación está demás. Si no lo hizo, apréstese a disfrutar de una hora de desopilante humor negro. Y hágalo cuantas veces quiera. Es la única pequeña ventaja que le ofrece esta grabación.
ELIO MARCHI


5114 - Raul Lavie - 1965 - Raul Polo Lavie




RAÚL LAVIÉ
Cuando el Club del Clan apareció en las pantallas de Canal 13 hacia 1962, in­tentó cubrir todas las garpas de la música contemporánea con la intención de atraer públicos de todas las edades. Y lo logró.
Los temas de Elvis Presley, Neil Sedaka y Paul Anka estaban repartidos entre Johny Tedesco, Rocky Pontoni y Raúl Lavié respectivamente, quienes se encar­gaban de hacer las versiones en castellano. El resto del elenco masculino se re­partía en Chico Novarro haciendo tropical, Lalo Fransen los temas con nombres de chicas, Galo Cárdenas de líricos, Nicky Jones los "novelty" y Raúl "Tangui­to" Cobián los tangos. Hasta que llegó Palito Ortega con sus temas originales. Lavié se encontraba cómodo en el género melódico.
Los aires de tango no estaban ausentes en las canciones de los interprétes que dominaban los rankings de entonces. Es fácil encontrarlas en el "Quiéreme tier­namente" de Paul Anka o en "Por millonésima y última vez" de Elvis Presley. Billy Cafaro había tenido un gran éxito con su versión del italiano "Kriminal Tango". Otro "tango" italiano, "II Tangaccio" incluido en versión castellana en el 3er. volumen de "El Club del Clan" se convirtió en éxito en la interpretación de Raúl Lavié. Si bien en solfa, su voz varonil se adecuó perfectamente al tema. Por lo que no resulta extraño que en ese mismo 1963 fuera invitado por Angel D'Agostino a grabar un EP de tangos (temas 1 5 a 18 de este CD). Al año si­guiente siguió un simple (temas 13 y 14) y cuando en 1965 se decidió grabar un LP, el maestro Roberto Pansera lo acompañó en un álbum llamado simplemente Tango con arte de tapa de Forte, donde Lavié se explayó haciendo tangos clási­cos y nuevos. Este CD incluye todas estas grabaciones y la hasta ahora inédita versión de Lavié de "El último café" y, para cerrar, y a manera de simpática no­ta, aquél "Tangacho" que tal vez decidió el cambio de rumbo de la carrera de "Polo" para deleite de sus innumerables seguidores que hoy lo siguen admiran­do. ’
RAFAEL ABUD


 (Comentario de la edición original)
TANGO                               
RAÚL "POLO" LAVIÉ
con ROBERTO PANSERA y su Orquesta

La voz cálida y de profunda resonancia de Raúl Lavié nos trae en este long play las reminiscencias más puras de nuestra música ciudadana. Nos es imposible escapar al encanto y a la fuerza de sus interpretaciones; una vez que se lo escucha quiere volvérselo a oír muchas veces, como para poder encontrar el porqué de su peculiar atracción.
Muchas de las composiciones que integran este disco son ya viejas co­nocidas nuestras... y otras, han sido interpretadas por diversos cantantes, pero es ahora, cantadas por Raúl, cuando les encontramos su verdadero significado.
Él sabe decir cada una de las palabras como su autor las imagina, po­niendo en todas el sentido que les corresponde; su talento interpretativo es ca­paz de transmitirnos la ternura, el amor, la tristeza, plenamente...tal como la sentimos.
La música popular ha recibido un rico y cuantioso aporte de grandes vocalistas que han dejado sus huellas indelebles a través de canciones que han llegado a inmortalizar... y puesto que ningún proceso evolutivo puede detener­se espontáneamente, sino que va involucrando nuevos y mejores elementos en su seno, así Raúl Lavié se constituye hoy en día en el centro de atracción e ído­lo de una gran parte de nuestra juventud y a quien él brinda en su voz expresi­va, toda la sinceridad que emana de su fuerza creadora.
Así es como esta estrella de la noche porteña, brilla con ritmo de tan­go, ritmo de esquina y va dejando en las calles del alma su recuerdo triunfal con carta ciudadana en las expresiones más plenas del espíritu y del sentimien­to popular Argentino.

5113 - Original Soundtrack - 1974 - Phantom Of The Paradise (Paul Williams)


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5112 - Markama - 1983 - Azul tiahuanaco


MARKAMA es:
LARS NILSSON: quena - quenón - moxeño - sikus - anata - cabasa
EDUARDO OCARANZA: guitarra - anata - sikus - canyo y accesorios de percusión 
ARCENIOZAMBRANO:charango-anata-sikus - guitarra - canto y accesorios de percusión 
JUAN ALBERTO AVALOS: guitarrón - anata - sikus - guitarra - canto y accesorios de percusión 
EDUARDO ORDOÑEZ: bombos - tumbadoras - timbales - canto y demás accesorios de percusión.

CARLOS RUIZ: técnico de sonido 
Este LP. fue grabado durante los meses de Julio y Agosto de 1983 en los Estudios PolyGram de Argentina.

MARKAMA agradece la participación de LOS ARROYENOS en los coros del tema "La fiesta de San Benito"

Técnicos:
Grabación: GONZALO FLORES / 
Mezcla: GONZALO FLORES/CARLOS RUIZ/
Dirección artística: CHANYINCHAUSTI/ 
Arte: MARKAMA 
Fotografía: ANTONIO MASSA / 

5111 - Los Swing Timers - 2004 - Tributo a Cortazar


CORTAZARIANA / LA SUITE DE LOS SWING TIMERS

Si consideramos las propias palabras de Cortázar aunque no dichas explícitamente, este llego' ai jazz antes que a la literatura. Cuando recrea el concierto de Armstrong del 9 de noviembre de 1952 en des Champs Elysées, Cortázar dice que piensa en el año treinta, cuando conoció a |_ouis en un primer disco..., dieciséis años tenía por enton. ces. Tal vez no sea esto exactamente así, tal vez sea solamente una licencia poética pero de todas maneras, el jazz le brindó a Cortázar la forma de su escritura porque es la única música que abarca la noción de escritura automática e improvisación to¬tal. Tal vez sea una noción involuntaria porque la música como la lectura queda en el inconciente a través de los sentidos, y el escritor, como el músico, recrea en su obra toda su historia.
Cuando tomé contacto con la obra de Cortázar, yo no tenía la menor idea de su interés por el jazz pero en cuanto avancé algo más no pude dejar de escuchar el so¬nido de la música afroamericana hasta que comprendí o creí -para no ser tan omnipo. tente- que Cortázar cuando escribía... escuchaba lo mismo que yo cuando leía. Por su. puesto que en el caso de Rayuela no hay que adivinar nada... {Está todo explícitoj {Es una obra de jazzJjY una obra maestral Escuchar a flrmstrongt a Elüngton^ o a Lester, como a Parker o Coltrane, o a Earl Hiñes, .a quien Lucas -o Cortázar- prefiere a Mozart
en el momento de la muerte es como un capítulo de Rayuela, o de El Perseguidor cada vez que uno los pone en el equipo de audio p en el tocadiscos para estar en clima..., es como escucharlos por primera vez o, probablemente, un redescubrimiento permanente, como es leer a Cortázar. .,f porque Cortázar toca con las palabras...
A la obra de Cortázar se pueden aplicar muy bien las palabras de Jelly Roll Plorton; «El jazz es un estilo, no una composición. Cualquier música puede ser inter¬pretada en jazz; no es lo que tocas lo que cuenta, sino la manera en que lo tocas».
Pluy probablemente Rayuela hubiera sido escrita igual pero será otra novela sin el aporte del jazz. Como ustedes sabrán^ toda creación estética merece el nombre de tal, si está construida sobre una metáfora... y tan burdo es el arquitecto que proyecta una fábrica de zapatos con forma de botín^ como aquél que siente la necesidad de que le expliquen la metáfora. Y esto vale, por supuesto, para mis pseudo.ex pl icaci ones sobre los gustos y/o intenciones de Cortázar. Disfruten, antes o después de haber leído esto la lectura que los Su/ing Timers hacen de Cortázar. jY tengan siempre a mano algún álbum de Julio y de los Su/ing Timers, por supuesto.

Osvaldo Venera (Miembro del Instituto Argentino de Jazz)