0837 - Mike McGear - 1970 - McGear

Los dos Mc Cartney
 Paul no es el único famoso de McCartney, su hermano Mike (un año y medio menor) es también bas­tante conocido en Inglaterra y Eu­ropa por ser uno de los integrantes del trío The Scaffold (el Cadalso), un conjunto comedia, música y sket­ches. Paul había hablado muy poco de su hermano, inclusive nunca mencionó que fuera músico como él. Quizás porque Mike es muy or­gulloso y no quiere utilizar el pres­tigio de su hermano para su carrera. Es mas cuando tuvo la oportunidad de unirse al trío lo hizo con un seudónimo artístico: Mike McGuear. Solo después de mucho tiempo la prensa pudo enterarse que el más joven integrante del conjunto era el oculto hermano de Paul. De todas maneras, la música que hace Mike nada tiene que ver con la que in­terpreta su hermano: The Scaffold tiene predilección por las canciones en solfa. El primer tema que gra­baron, para la EMI, en 1966 se llamó ‘‘Dos días lunes”, posteriormente editaron una cargada a Batman: “Goodbat, Nigthman" y el año ante­rior llegaron por primera vez al tope de los rankings ingleses y europeos con “Lily la rosada", una especie de marcha escocesa que causó fu­ror en todo el mundo.
Paul y Mike no tienen rivalidades entre sí y se llevan muy bien, pero cada uno hace sus cosas.
Algunos meses atrás Mike accedió a contar su infancia y la de su hermano Paul: un informe revelador que aclara muchos puntos oscuros de la vida de uno de los genios musicales de los últimos años. La narración de Mike es fresca, sen­tida, y por momentos se convierte en un documento literario:

Paul acaba de cumplir 14 años cuan­do el mundo maravilloso que nos rodeaba se derrumbó de golpe: ma­má había muerto. Cuando mamá enfermó a Paul y a mi nos mandaron a pasar unos días con nuestros tíos. Todo fue muy rápido: a mamá la internaron una noche en el hospital y al día siguiente papá vino para decirnos que ella nunca más estaría con nosotros.
Ninguno de los dos nos dimos cuenta —en un principio— del significado terrible de esa desapari­ción. Quizás -para no sufrir, por un mecanismo de defensa, pensa­mos que lo que debíamos hacer era mostrarnos fuertes ante nues­tros familiares, sobre todo con los primos. Queríamos que ellos supieran que éramos valientes. Pero sólo ocurría durante el día, cuándo nadie podía vernos, a la hora de dormir, llorábamos juntos sin con­suelo.
A las pocas semanas nos fuimos a vivir a la casa de otros parientes: tía Jin y tío Harry. Ella tenían un parque muy grande; Paul y yo paseábamos todas las tardes por allí: muy pocas veces teníamos ganas de jugar. Sobre todo Paul, que cada día estaba más triste. Poco a poco, se fue alejando do la gente: apenas se lo veía a la hora de comer. Inclu­sive no quería hablar conmigo.. Yo creo que lo entendía y trataba de dejarlo en paz, pero su pena me hacía más grande el recuerdo de mamá.
Un día papá llegó, como todas las semanas, y nos dijo: "Queridos míos la mejor manera de recordar a ma­má es estar todos juntos, como ella quería. Nosotros tenemos que se­guir siendo una familia”.
Aquel primer invierno que pasamos sin mamá fue muy triste. Seguíamos asistiendo a la escuela y también nos ocupábamos de la casa. Pero no era lo mismo: las habitaciones parecían desoladas y nunca había fuego en la chimenea. Paul siguió con su carácter huraño: nada le in­teresaba, se acostaba en su pieza a leer o escuchar música. Ya no quería salir con chicas.
Con la llegada del verano Paul pa­reció comprender un poco mejor que mamá no iba a volver y comenzó a darle más importancia a su vida.
Cuando éramos chicos Paul pesaba unos siete u ocho kilos mas que cualquier muchacho normal su edad Nuestros amigos comenzaron a llamarle “gordo", yo también me acostumbré a decirle así.
El nunca me lo perdonó. Aún hoy, cuando quiero hacerle una broma para que se enoje le digo así. Y él se sigue enojando. Claro, ahora está bastante gordito... Recuerdo que un día fuimos a robar manza­nas a una quinta cercana. Todos nosotros subimos al árbol y baja­mos unas cuantas manzanas, cuan­do Paul se subió a buscar las suyas, de tan gordo que era, la rama que lo sostenía se quebró y se vino abajo. Sus amigos se acordaron du­rante mucho tiempo de ese día y siempre le hicieron chistes.
A pesar de sus kilos de más, Paul era un buen nadador. Una vez fui­mos a nadar a un lago cercano. En esa época yo recién estaba apren­diendo a flotar. No sé que me pasó ese día: algo anduvo mal y empecé a tragar agua, grité desesperada­mente. Paul me escuchó y vino a sacarme.
Dibujante, agrónomo,
Pero no músico
Paul era uno de los mejores alum­nos de la escuela que concurría­mos allá en Liverpool. Siempre nos comentaba, a papá y a mí, que quería convertirse en un profesor, sobre todo de literatura. Inclusive, varias veces envió cuentos a los concursos literarios con el seudónimo de "la momia”. También le gustaba la pintura, pero en eso siempre fue monotemático: por épo­cas sólo pintaba animales, otras veces se pasaba temporadas ha­ciendo caras y caras. Todavía hoy sigue dibujando: lo hace bastante bien.
Paul consultaba muy a menudo a papá sobre lo que más le podía convenir en su vida. Papá le acon­sejaba, sabiendo que era muy bueno en matemáticas, que estudiara pa­ra contador. Pero Paul siempre le decía —en chiste— que no quería porque después iba a tener que administrar el negocio de la fami­lia y que eso no le interesaba por­que éramos todos muy tacaños. Finalmente pensó seriamente en es­tudiar agronomía. A el siempre le gustó la naturaleza, sobre todo las plantas: tenía un pequeño cultivo en los fondos de casa. Papá tam­bién estuvo de acuerdo en que Paul estudiara para ingeniero agrónomo. La música siempre fue bien vista en nuestra familia: mi abuelo tocaba bastante mal, el violín; mamá solía tocar el piano y papá hasta llegó a integrar grupo de jazz, la Jim Mac’s Jazz Band.
Cuando Paul comenzó a demostrar admiración por los cantores y mú­sicos de aquella época, como Don Cordell, Doris Day, Joan Regan, Frankie Laine, papá se puso muy contento y le regaló una buena gui­tarra. Creo que le costó algo más de 20 libras.
Recuerdo que Paul pasaba gran parte del día tratando de tocar los temas de moda en la guitarra; es­tuvo varios meses así, pero no conseguía nada. Hasta que finalmente vino corriendo hasta el comedor y nos gritó: “Soy zurdo, soy zurdo”. Papá se rió y le dijo “No me digas que recién lo descubrís”. Efectiva­mente, en ese momento Paul des­cubrió que con la mano izquierda iba a tocar mejor la guitarra: cam­bió las cuerdas del encordado y las dispuso en el sentido contrario. Desde ese momento Paul comenzó a tocar en serio.
Un día Paul se apareció en casa con un amigo. Se llamaba George, George Harrison. Era un muchacho realmente distinto: desaliñado, desprolijo, especialmente con su pelo que siempre se encontraba revuelto y caído sobre la frente. Al poco tiempo Paul también comenzó a dejarse crecer el pelo. George venía a casa y se ponía a tocar la gui­tarra junto con Paul. Había una canción que cantaban siempre y se divertían como locos: Somos hermanos siameses, una melodía al estilo country. Algunos meses des­pués yo también comencé a formar parte del conjunto. Papá nos alentaba muchísimo y decía que éramos bastante buenos. Hasta estuvimos dispuestos a formar un trío, nos Íbamos a llamar los Elderly (los mayores). Pero nunca hablamos más del asunto. Ahora me pregunto ¿Qué hubiera sido de mí Paul y George si hubiéramos formado un grupo en serio?

Revista Pelo
Numero 1, Febrero de 1970

0836 - Fedra - 1973 - Temperamental



Fedra Sexy:

“Vos me conocés bien, sabés cómo soy. me molestan las cosas con doble sentido  entre los músicos, los conjuntos, y la promoción y todo eso, siempre vas a en­contrar cosas de doble sentido. Yo soy de un solo lado y por eso tengo algunos enemigos. O al revés: ellos tienen una enemiga. A la gente la quiero (pero la quiero mucho) o la odio con todas mis fuerzas”.
Así es Fedra. Cuando se le arruga la nariz, abre muy grandes los ojos y golpea la mesa o cualquier cosa que tenga al lado. Se enoja de verdad cuando está contando algo que le pasó o que le indigna. A uno, sinceramente, le da miedo: se siente cul­pable. Pero cuando termina de contar se queda tranquila, baja un poco los ojos y dice amorosamente: "¿me entendés, no?”. Quién se va a animar a decirle que no. Ella es flaca (bastante), tiene los ojos de un color raro que los abre así de grandes. No le gustan las pelucas, por lo general no usa maquillaje y tiene un gusto muy particular para su ropa: casi siempre lleva pantalones. Quizás por eso, algunos la ven fría, alejada, poco femenina. Pero hay que conocerla bien a Fedra para darse cuenta de todo lo femenino (y también felino) que hay en ella. Claro: da un poco de miedo acercarse: puede arañar.
Y araña. 
—¿Cómo hace Maximiliano para convivir musicalmente con vos? 
—El es muy tranquilo y durante mucho tiempo yo fui la parte activa del dúo. Es decir: nos complementábamos. Ahora Bebe (yo siempre le digo así) está cam­biando. Mejor dicho ya cambió: ordena, se enoja y discute. A mí me gusta que las cosas sean así: me siento protegida cuando él le grita a alguien defendiéndonos. Cuando terminábamos los shows, antes les pagaba yo a los músicos, hacía las cuentas y esas cosas, pero ahora Bebe se encarga de todo. Me gusta, me gusta. 
Si uno la deja contar es probable que Fedra no termine nunca de hablar: anéc­dotas, diálogos, mufas, discos. Todo lo dice desordenadamente, siempre quiere hablar: interrumpe. Se levanta, hace ges­tos, actúa situaciones pasadas. Dice ma­las palabras (después se da cuenta y se ríe, disculpándose). 
Uno no puede dejar de pensarlo: sí ella es así ¿cómo debería ser el hombre que se anime a estar a su lado? Las opciones son pocas. 
Fedra sabe, perfectamente, que causa im­pacto. Que las mujeres la miran de reojo, envidiándola. Y los hombres se maravi­llan frente a su pujante carácter. Ella lo sabe, y está llena de ardides atrapantes que complementan su personalidad: mue­cas, gestos, poses. Ella es femenina, y mucho. 
Hace unos meses, cuando el exito discográfico comenzó a sonreírle al dúo con temas como Fatalidad, Cuéntame (exito en México) y Como somos, muchos dijeron que Fedra había cambiado: “está mas retraída, no habla con nadie y parece que fuera la reina”, decían. Puede ser. En todo caso ella siempre fue retraída y remisa para hablar con gente no dema­siado conocida. En cuanto a lo de reina habría que determinar de qué. 
Ojalá que Fedra nunca individualice a lo que derramaron esas versiones: puede promover un escándalo. Actualmente ella es enemiga —muy a muerte— de un co­nocido productor, de un autor de temas y de un cantante. “Todos ellos —asegura frunciendo la nariz y abriendo los ojos— saben perfectamente quiénes son y por qué estamos disgustados”. 
A Fedra parece gustarle la pelea, la gue­rra de frente. 
Son conocidas sus anécdotas cuando dis­cute: no le importa quién esté delante escuchándola. De pronto suele enfurecer­se y sí tiene razón nada le interesa. Ahora vive en Vicente López. Desde allí viaja todos los días al centro, a la oficina de su representante, en su Fiat 1500. Debajo del volante lleva colgada una pata de conejo: es supersticiosa y cree que hay “mucha mufa”, a la que le huye invariablemente. Por lo general es arbi­traría. 
Fedra debe tener alrededor de 22 años, quizás menos. Pero nadie puede darle esa edad cuando conversa (si lo deja) con ella: sus puntos de vista no son los de una muchacha de esa edad. Ella ama por sobre todas las cosas su carrera e, inclusive, deja de lado sus sentimientos por eso: 
“No tengo apuro por encontrar un ham­bre definitivo —dice—; antes mi carrera, mi realización como ser humano. Yo soñé durante mucho tiempo esto que soy ahora. Cuando estaba en el liceo, me pasaba las clases distraída dibujando a la pareja ideal para formar un dúo. Es más: hasta tenía pensado la línea de temas que debíamos hacer: creo que nunca me traicio­né. Y tampoco voy a hacerlo con mi carrera abandonándola por otros motivos”. Sin embargo, no es el primer intento de Fedra como cantante. Su fuerte personalidad ya había tentado a otros productores: fue lanzada como Lucrecia Borgia interpretando un tema del mismo nombre. Una personalidad que para muchos se aproxima a la real. Con algunas diferencias, claro. Fedra no mata demasiados hombres: apenas los tortura. 
Para muy pocos Fedra es sexy, para otros atractiva, para muchos fría, algunos opinan que es poco femenina. Los pareceres son muy encontrados. 
Preguntárselo a ella es inútil: no le interesa responder: “Yo soy como vivo —explica con vehemencia— y también como canto. No me interesa que me califiquen”. Sin embargo, mucha gente quiere saber quién y cómo es Fedra. Y tal vez ella sea realmente sexy, pero con un algo muy especial: la agresividad.

Revista Pelo
Numero 1 - Febrero de 1970

0835 - Memphis la Blusera - 1996 - Cosa de Hombres

Cuatro generaciones de bluseros porteños y el encanto de una música universal con sabor local

En ciertas ocasiones, el clima también puede ser obvio. Por eso, esta; nota, una nota sobre el blues en la Argentina, comenzó con lluvia.

Aunque, más que lluvia, se debería hablar de llovizna, calor y sol de vez en cuando; de un clima pantanoso donde solo faltaba el pantano. Se debería hablar de Buenos Aires en pleno centro y en primavera. Un día de, esos en que se forman charcos en las veredas, charcos que no duran mucho porque el sol, solo unos minutos después, los convierte en humo denso y empalagoso. 
Un clima que le. da la razón a Javier Martínez cuando asegura que el blues prendió en esta ciudad por el tango, por; la esquina y porque “tenemos un clima parecido al de Nueva Orleáns. Y eso tiene que ver con la geografía: el Mississipí y el Río de la Plata. Los dos tienen un delta,, un clima húmedo y melancólico. Y por eso hay gente como nosotros”. La palabra nosotros incluye, además de a Martínez, fundador y cantante de Manal, a Adrián' Otero, cantante y compositor de Memphis, a Ricardo Tapia, dé la Mississippi, Blues Band, y a Diego Bieserman, 16 años, hijo de Daniel Bieserman de Memphis e integrante de La Rusa: algo, parecido a mentar el futuro. 
Los cuatro están sentados en un sótano de Buenos Aires que es un bar y que, valgá la contundencia, se llama El Sótano. Ahí va a tocar Martínez el sá­bado. Ahí, en rigor un piso más arriba, tocaron por primera vez los Memphis ,hace 18 años. 
Se ríen, sé saludan y se ríen. Y hablan' . todos a la vez. Aplauden al mozo cuando trae las bebidas -mayoría de botellas de agua, solo un whisky-, abren y cierran postales, pasan los temas como si formaran parte de un álbum familiar. Dicen: 

ADRIAN ÓTERÓ: Al primero que escuché cantar blues en castellano, en por­teño para sér más exactos, fue a Javier (Martínez). Nosotros, mi generación, es­taba todavía en los barrios. Y después desde los barrios, devolvimos esa música' al centro. Y esto se explica así: Avellaneda blues es un blues descriptivo, al­guien que pasa por ahí; Mataderos blues, en cambio, está cantádo desde adentro, es un vecino dé Mataderos. 
JAVIER MARTINEZ: Yo toqué blues y no tango porque el blues tenía batería. Pero la poesía es retanguéra. 
RICARDO TAPIA: A mí me llegó co­mo parte de mi crianza. Conocí el blues argentino por Memphis. Pero en mi caso' hay otras influencias que lo exceden: des­de Violeta Parra hasta Bob Dylan. 
DIEGO BÍESÉRMAÑ: Mi viejo, en lu­gar de cantarme el arroz con leche, me cantaba blues. Así me acunaban. Y eso me marcó. Además viví rodeado de los, Memphis, de los asados con vino y blues. 

De duendes, shoppings y de la vida misma. No creen, que falten calles, no creen que la avanzada de los shoppings y los mensajes vía modem los neutralicen. En una frase: no creen que la tecnología les quite el sujeto de su historia, el hom­bre de las ciudades. 

RICARDO: Un amigo de Gerli dice que todavíá hay autos abandonados en las calles del conurbano. ¿Sabés lo chiquitos que son los shoppings al lado del Gran Buenos Aires? El blues y el tango son músicas orilleras que hablan de los tipos de la ciudad que viven yugándola. 
DIEGO: El blues. es una forma de ver la vida. Yo observo a la gente y escribo por lo que veo vivir. 
ADRIAN: Hay una tradición letrística que es más antigua inclusive que el blues ¡en la Argentina. Es una tradición popu­lar: la soledad del hombre en las ciuda­des; el amor, sus'encuentros y desen­cuentros. El blues tiene sus misterios, sus duendes, sus fantasmas. Es una mú­sica que compromete los sentimientos. 
JAVIER: El blues y el tango son hér- manos. Tienen una hermandad filosó­fica, misteriosa, mística. Y mucha filoso­fía de la calle. Mucho dolor y también mucha carpeta para bancársela. 
ADRIAN: Mucha buena ropa y mucho harapo, todo junto. Como la vida. Cuan­do creés que estás en la cresta de la ola, te pegás el porrazo mayor. 
JAVIER: Y ahí escribís el mejor blues! de la historia... 

De los horarios marginales y el gran mito. Tratan de despegarse de algunos preconceptos que se parecen bastante a una saga para los músicos de blues. En esa historia no escrita se dice que todos viven de noche, en una nube de alcohol. -;: 

ADRIAN: Cuando yo empecé a tocar, tenía siempre una botella de ginebra al lado. Cuando se terminaba, pasaba al al­cohol Acevedo. Ahora no tomo una gota de alcohol y no tengo problemas para en­tonar. La noche tampoco es el momento natural del blues: yo escuché Manal, Mo­rís, Vox Dei en el Astral, un domingo a las once de las mañana. 
JAVIER: Qué lindo que se volviera a tocar a esa hora. 
RICARDO: Lindo horario. Sobre todo los domingos a la mañana... 
JAVIER: Hay que animarse y hacerlo. Además le das la oportunidad a los me­jores. Sería una matínée. 
ADRIAN: Más que una matinée eso es matina, matina. 

De sectas, edades y sectarios. Los cua- jtro están de acuerdo en que la mejor edad para escribir un blues es la que se tiene en el momento de escribirlo. Del mismo modo; aseguran que la mejor música es la que uno tiene ganas de escuchar. Hombres de cabezas abiertas en un país donde, dicen, la estrechez mental es una forma de vida. 

ADRIAN: No creo en edades, creo en actitudes. El Blues de las 6.30 lo escribí a los 18 años. No hay edades como tam­poco hay límites. Es como decir que no se puede escuchar otra cosa que blues. 
JAVIER: Como en todos lados, en este ambiente también hay sectarios. Pero es gente poco interesante. 
RICARDO: Es que estamos metidos en una época donde por un lado están los sectarios y, por el otro, prendés la radio y la música es un cóctel de jajaja. Yo creo que la felicidad también tiene tristeza. Y ese es el sencillo misterio del blues. 

JAVIER MARTINEZ 
• Baterista y fundador de Manal, fue uno de los pri­meros en cantar blues en - castellano en la Argentina. 
• Su tema Avellaneda Blues, es considerado un clásico. 
• Después de Manal, Martí­nez viajó a Europa y conti­nuó su carrera como solista, editando, entre otros, Sol del Sur. 
• Su último disco se llama Corrientes. Martínez sigue tocando en pubs bluseros de Buenos Aires. 

ADRIAN OTERO 
• Cantante y autor de las letras de Memphis desde .hace 18 años, Otero es uno !de los letristas más significativos del blues argentino. Y Memphis, la primera ban­da que se dedicó exclusivamente al género. 
• Mientras que el primer disco de Memphis (1978) vendió 2.500 ejemplares, su disco en vivo editado el año pasado lleva vendidas 200.000 copias. 
• Acaban de editar Cosas de hombres. 

RICARDO TAPIA 
• Guitarrista y compositor de La Mississippi Blues Band. 
• Consecuente con la idea de que blues y tango se cruzan en el camino, la Mis­sissippi grabó un poema de Anibal Troilo, Pichuco, en su último disco, Bagayo. 
• Como tercera generación, Tapia se formó escuchando tanto a Memphis cuanto a Javier Martínez y despertán­dose, para ir a trabajar, con El blues de las seis y trein­ta, cantado por Otero. 

DIEGO BEISERMAN 
• Con solo 16 años ya for­ma parte de una banda de blues, La Rusa. 
• Hijo del compadre musical de Otero, Daniel Beiserman, 'Diego asegura que “en lugar de acunarme con el arroz con leche, a mí me canta­ban blues". 
* No cree que haya una .edad para escribir un buen 'blues. “Sólo hay que saber ' ¡mirar", asegura. Y razón no :¡e falta. Su padre comenzó a componer antes de los veinte años junto a Otero.

CLARIN • Miércoles 30 de octubre de 1996

0833 - The Rolling Stones - 1968 - The Rolling Stones Rock And Roll Circus [Live]


El R0CK AND ROLL CIRCUS DE LOS ROLLING STONES VE LA LUZ DESPUES DE 28 AÑOS

HABIA UNA VEZ UN CIRCO

En sus días más bellos, allá por 1968, Los Rolling Stones llevaron adelante un extravagante especial para la televisión junto a Eric Clapton, John Lennon y The Who. El resultado puede verse recién ahora.

En 1968, un año donde las grandes bandas de rock involucraban sus ilimitadas ideas en extravagantes producciones, los Rolling Stones armaron su propio especial televisivo El proyecto consistía en introducir el rocanrol en el formato de un circo itinerante británico. Fue entonces que la banda financió la producción de The Rolling Stones Rock and Roll Circus, bajo la dirección de Michael Lindsay Hogg, responsable de los clips promocionales de Jumping Jack Flash” (The Rolling Stones) y “Hey' Jude" (The Beatles).

Una vez concertado el evento, comenzaron los  llamados. Los primeros invitados fueron The Who y Brigitte Bardot, aunque  la actriz francesa finalmente no pudo ser de la partida. En el casting de bandas nuevas, Jagger y  cía. se decidieron por los  barrocos Jethro Tull, descartando a un poderoso cuarteto llamado Led Zepellin.  También eligieron a Taj Mahal, un blusero yanqui que los había impactado en su último tour por Norteamérica, aunque tuvieron que esconder su nombre de los títulos, para no despertar las iras del gremio de músicos británicos.

Cuando Steve Winwood, otro de los invitados, se declaró enfermo, los llamados se incrementaron pudiendo dar entonces con John Lennon, que llegó acompañado por Yoko Ono y Eric Clapton. Con una audiencia integrada por 400 personas vestidas con coloridos ponchos y sombreros, el 11 de diciembre de 1968 comenzaron las actuaciones, que se extendieron hasta el atardecer del día siguiente. Sintiendo que la performance de los Stones no era óptima (cerrar la maratón mermó sus posibilidades físicas), Jagger resolvió que la filmación permaneciera inédita. Instantáneamente creció el mito, diseminado durante casi tres décadas en reservados videos y discos piratas. Durante un buen tiempo se especuló con la aprobación final de los Stones para que el programa viera la luz, situación que se aceleró con el reciclaje  de archivos realizado por Los Beatles en Anthology, que a la larga se ha transformado en su trabajo más vendedor. Finalmente, luego de tantas idas y venidas, el circo acaba de aparecer en video y compact disc.

Mirándolo hoy, el Circo se presenta tanto como un artefacto histórico como una extravaganza musical. Allí se presentan los músicos más famosos de su era, todavía veinteañeros exultantes e inocentes. Jagger, con sus cabellos oscuros y ultra maquillado, anuncia cada uno de los números. Unos jovencísimos Jethro Tull aparecen abriendo el show con “Song for Jeffrey”, pero son los Who quienes monopolizan los sentidos con la ejecución de “A Quick of One While He’s Away”, una miniopera que antecede inmediatamente a lo que sería el lanzamiento de Tommy. Agiles y poderosos, con un Keith Moon pletórico en la batería, su actuación fue una de las causas fundamentales de que los Stones se sintieran ‘flojos” y por ende condenaran el proyecto durante tantos años. Más tarde, se deja ver el set de Taj Mahal y una lánguida actuación de Marianne Faithfull. Pero el evento toma forma cuando John Lennon aparece liderando un supergrupo integrado por Eric Clapton en guitarra, Keith Richards en bajo y Mitch Mitchell (del Jimi Hendrix Experience) en batería, interpretando “Yer Blues”.

Y, finalmente, aparecen los dueños del circo. Sonando rústicos y filosos, como un reflejo del reciente Beggars Banquet, predomina un penetrante trabajo de guitarra de Keith Richards por sobre la personalidad de Jagger y el autismo de Brian Jones, en su última actuación con el grupo. Las versiones de los temas se muestran desde desparejas/flojas (las de “Parachute woman” y “No expectations”) hasta excitantes (“Jumping Jack Flash” y “Simpathy for the Devil”), haciendo pensar que una juiciosa edición le hubiera al circo años de ostracismo

Clarin
18 de Octubre de 1996
Roger Catfin

0832 - The Beach Boys - 1996 - Stars & Stripes Vol.1


Lorrie Morgan - Don't Worry Baby (3:20)
James House - Little Deuce Coupe (2:54)
Junior Brown - 409 (2:24)
Doug Supernaw - Long Tall Texan (4:05)
Sawyer Brown - I Get Around (2:32)
Toby Keith - Be True To Your School (3:21)
Ricky Van Shelton - Fun, Fun, Fun (2:24)
T. Graham Brown - Help Me Rhonda (3:13)
Willie Nelson - The Warmth of the Sun (3:22)
Collin Raye - Sloop John B. (3:48)
Kathy Troccoli - I Can Hear Music (3:18)
Timothy B. Schmitt - Caroline, No (3:21)


0831 - Raúl González Tuñón - 1967 - Raúl González Tuñón Por El Mismo Un Libro Sonoro

Esta voz arranca de mis recuerdos más lejanos. Las noches de La Rioja, de Chilecito, de la Ribera porteña, de cuanto rincón se debatía contra el acecho del alba y aún más allá, en el dédalo de la ciudad, tuvieron su eco tierno y apasionado. Así, a través de años y años, Raúl Gonzalez Tuñón le dio letra viva a Buenos Aires y a un montón de cosas que, de pronto, se tornaban vivas y enamoradas. De cualquier hilito de agua, de no se sabe qué peón de ajedrez o estatuilla en la hornacina de un teatro o resonancia antigua y melancólica de músicas transidas y rostros cargados de misterio, Raúl creaba -catarateaba, hubiera dicho Rimbaud con el mismo verbo salvaje que usó en El Barco Ebrio- el ímpetu vital de su correntada poética.Porque en un tiempo en que los poetas, afligidos por los crueles excesos de las declamadoras, no querían decir los versos que estaban deseando decir, Raúl González Tuñón, llevándose a los labios desgastados sus dedos flacos y jóvenes, los decía con este tono íntimo, de rezo implícito a la impiedad del mundo, que tiene la voz de tremenda integridad de poeta auténtico. La rebeldía y el lirismo más puro jugaban en él. Esta versión definitiva y trasmisible de su poesía en los lindes de su voz existía desde entonces, en horas profundas que uno se niega a pensar que pueden morir. Raúl poeta y otra vez poeta y cada vez más poeta en cada uno de sus libros, ahora nos brinda la resurrección de esas noches lejanas. Bloqueado por la enorme ciudad, o por las montañas oscuras y místicas de La Rioja, reducía el enigma del universo, lo hacía tolerable en la comunicación de la palabra viviente. A la vida perdurable de sus versos, se unía un pulso afiebrado, actual, que de nuevo late en este disco.

No sé qué pensaran los refinados recreadores de poemas, frente a la forma esencial, mediante la cual hace puente con nuestra más honda sensibilidad, el creador mismo del verso. Para mí nadie puede igualarle, por más rico que sea su artificio. En parte, lo que en este disco se puede oír, reproduce el instante solemne de la radiante aparición sobre el mundo, de la clara absolución del poema. Aquí Raúl González Tuñón nos da y nos lega una parcela valiosa de su vasto dominio poético. No necesitaba de esta ratificación, para que supiéramos que es perdurable. Pero su cálida entonación lo trae de un modo diferente, más próximo, más lleno de limpia sensualidad, más capaz de imponerse, de inventarel súbito resplandor de una presencia. Las transfiguraciones del poeta son muchas. Aquí asistimos a la que tiene que ver con una imagen que lo establece de nuevo, para revelarnos, en las acentuaciones de su voz, en el destaque de las palabras, en la vibración abierta o escondida del misterio de la palabra yen los magníficos silencios de las pausas, cómo sintió la ardiente devastación de sus versos y qué impulso desesperado de darse había en todos ellos.

Ulises Petit de Murat



01.- Eche Veinte Centavos En La Ranura (2:20)
02.- Poema Para La Virgencita Del Teatro Cervantes (2:00)
03.- La Cerveza Del Pescador De Schiltigham (1:51)
04.- La Calle Del Paso De La Mula (1:47)
05.- Poema Del Boulevard Saint Michel (1:52)
06.- La Calle Del Agujero En La Media (2:05)
07.- Tres Poemas De Algún País: La Cena (1:06)
08.- Tres Poemas De Algún País: La Noche (0:47)
09.- Tres Poemas De Algún País: La Trastienda (0:44)
10.- Lluvia (3:18)
11.- Amparo Mom (1:25)
12.- Polka De La Tarjeta De Cartón (2:01)
13.- Los Seis Hermanos Rápidos Dedos En El Gatillo (2:00)
14.- Los Marineros De Tolón (2:35)
15.- Canción Que Compuso Juancito Caminador Para La Supuesta Muerte De Juancito Caminador (1:53)
16.- Los Ladrones (1:02)
17.- La Señorita Muerta (1:32)
18.- El Poeta Murió Al Amanecer (1:47)
19.- Canto A Los Judíos Asesinados En Europa (3:02)
20.- Enrique González Tuñón (1:25)
21.- Poema Para Un Niño Que Habla Con Las Cosas (3:54)
22.- El Negro Contento (1:08)
23.- Canción Para Vagabundos (0:56)
24.- Los Guitarreros De Cotuna (1:16)
25.- Recuerdo De A. O. Barnabooth (2:19)
26.- La Libertaria (1:50)
27.- Domingo Ferreyro (1:59)
28.- Figura A Manera De Prólogo (1:27)
29.- De: Marianettes (4ta Parte) (1:20)