INTRODUCCION: SINTESIS DE UN MILAGRO
¿Hay milagros en el pop? ¿En un
mundo de rivalidades, prisas, éxitos, dinero, tensión y constante lucha, puede
hablarse de sorpresas? ¿Cabe hablar de “naturalidad” cuando nos hallamos ante
un cantante o un grupo que ha alcanzado la gloria y los millones?...
Los Who son ese milagro, no te
quepa duda. Esta es la historia de cuatro auténticos gamberros de barrio,
cuatro tipos sin ningún pasado ilustre, sin apenas noción de música. Líderes
del movimiento “Mod", instigadores en la Inglaterra de 1965-66-67-68.
Surgieron como el cuarto plato de la balanza entre Beatles, Rolling y Animáls.
No se prefabricaron ni se hicieron, simplemente nacieron, simples, espontáneos.
Un día se les dijo: “Muchachos, vais a ser ‘Mods’ porque así lo requiere el
momento”’ Y fueron “Mods”, una rama juvenil enfrentada a la otra, los “Rockers”.
Después llegaría la lenta escalada, nada fácil por cierto. Y hoy, siguen sin
saber tocar virtuosamente, pero han dado a la música y a su historia una de las
más absolutas leyendas vivas que existen, una leyenda de 13 años con muchas
vicisitudes, incluida la creación de la primera y más grande “Opera rock” que
jamás se ha compuesto: “Tommy”
En 1976, fuera ya de la corriente
beat de los 60, es difícil girar la vista hacia atrás y tratar de volver a
meterse en la piel de los 15 años para comprender más firmemente lo que son y
lo que fueron los Who. Sentenciosamente diría que es la única banda del mundo
que en la actualidad sigue integrada por los mismos cuatro individuos, es
decir, que nos hallamos ante el grupo de mayor longevidad sin cambios. Pero
tampoco se trata de eso, sino de mucho más. Los Beatles formaban en 1965 la
gloria, lo más grande, representando al beat y a la elegancia de las formas y
la estética; los Rolling mantenían la bandera del Rhythm & Blues al que
añadieron salvajismo y descarnamiento; los Animáls mantuvieron mucho más el
Blues, aunque estaban igualmente cerca del R & B. Y los Who, ya entonces,
puede decirse que hacían rock, un rock discutible porque se llamaba beat y sólo
beat en aquel 65. Pero mientras los Stones ofrecían un reto constante, una
posición de lucha y de enfrentamiento, los Who se limitaban a decir: “Tomadnos
o dejadnos.” Subían a escena y se olvidaban de todo... bueno, menos de romper
la guitarra, tirar la batería y desarrollar todo un paroxista espectáculo lleno
de violencia para el violento público que iba a verles.
En cierto modo, lo que más ha
“perjudicado” a los Who ha sido “Tommy ”. Es probable que de no haber dado con
la piedra filosofal de su obra cumbre, en 1969 hubieran acabado desapareciendo,
como la mayoría de grupos de la década beat, pero se hubieran llevado con ellos
un ángel extinto actualmente. Después de “Tommy” los Who tocaron el techo de su
expansión, pero de distinta forma. Para los jóvenes que les conocemos bien,
siguen siendo los mismos cuatro gamberros que te sacuden las tripas subidos a
un escenario, pero para el gran mundo, los Who son una imagen extraña y
borrosa, oscurecida por el fulgor de “Tommy”. Y ello no deja aún ahora de ser
desconcertante.
En el primer volumen de esta
colección, dedicado a Pink Floyd, citaba a los Who como la banda que más me ha
aplastado en directo, y aquí debo repetirlo: Los Who son la apisonadora más
feroz del rock de estos años 70, un martillo pilón que descarga sobre ti
toneladas de ritmo y fuerza y que te machaca y te extenúa sin remisión. Ahí no
se han refinado. Ahí siguen siendo los Who. Cierto que Pete Townshend ya no
destroza su guitarra ni Keith Moon acaba con su batería, pero siguen siendo
cuatro músicos que llevan dentro de sí todo lo que ponen en escena. Pete
todavía no sabe tocar la guitarra, pero se ha convertido en uno de los más
grandes compositores de los últimos 20 años, incluso, sin pecar de fanatismo,
diría yo que del siglo. Su trascendencia como creador es, desde luego, mucho
más vital que como instrumentista o incluso como líder de una banda en la que
si algo hay que destacar también, es la franca disparidad de los cuatro
elementos que la integran. Los Who tal vez sean lo más barroco del pop, ya que
en su seno alternan un loco, una “star”, un genio autodidacta y un aprendiz de
brujo, es decir: Keith Moon, Roger Daltrey, Pete Townshend y John Entwistle.
La historia de los Who tiene una
diversidad de etapas manifiesta, pero son como conceptos indispensables dentro
del germen de la banda. Como tantos otros grupos en 1963 y 1964, ellos nacieron
como entidad fabricante de singles, de canciones, de éxitos. Se movieron bien
en ese terreno, en lo más tremendo de su carrera: el comienzo. Estábamos en el
pleno delirio del beat, y el pop casi venía a serla religión del momento. Tres
años después de la arrancada, y tras unos altibajos manifiestos, en cuanto un
single no entraba en el top-30 británico, Pete Townshend comenzó a pensar en la
posibilidad de una obra concreta. La idea se desarrolló ya en el tercer LP,
veladamente, y acabó de cuajar con la historia del chico sordo, mudo y ciego.
Después de la segunda etapa, la de transición, en la que les sorprendió el
éxito en América, se editó “Tommy ”. Casualmente (o no), estábamos en 1969, el
año clave, el año del rompimiento entre la década beat y la realidad presente,
en los años 70. Los Who tuvieron su tercera etapa con “Tommy”, y estuvieron
encadenados a ella hasta que con “Quadrophenia” intentaron romper las cadenas
de “Tommy”. No lo lograron, pero entraron en su cuarta etapa, la de la
serenidad y reflexión. Y entonces llegó nuevamente la trampa de “Tommy”, hasta
el presente, con el delirio de los millones del film y muchas más cosas, muchas
más.
En esta historia de los Who, la
que voy a “describir” en este libro, voy a separar “Tommy” del concepto Who, y
estudiaremos primero la vida de la banda, las individualidades, y en la cuarta
parte analizaré el fenómeno “Tommy” por separado, aunque de hecho merecería un
libro como éste. Sucede que “Tommy” es una historia dentro de la misma
historia, un hito indispensable y básico, una página inmortal (y no me parece
el término “inmortal” demasiado brillante, desde luego, aunque no tenga ninguna
otra palabra a mano).
Los Who son como un sueño hecho
realidad, posiblemente mucho más que los Beatles o los Rolling Stones.
Cualquier virtuoso puede mirarles por encima del hombro, pero envidiarles su
éxito, su fama y lo que han hecho, porque realmente, después de los mismos
Beatles, son la banda que más ha contribuido al desarrollo del pop como materia
básica sobre la cual ha girado toda la música de los años 60 y su prolongación
hasta hoy. Muchos conjuntos han destacado por esta o aquella característica,
pero la de los Who es imprecisa. Su éxito tardó en llegar. Primero se produjo
en Inglaterra, y a un nivel muy británico. Saltaron a Europa y acabaron incluso
entrando en América, pero todo de forma escalonada. “My generation" les
abrió las puertas europeas y “Happy Jack," las americanas, dos temas
distintos y dos etapas distintas, luego, en la pendiente, surge “Tommy Esta
falta de “unidad” o de “criterios” es lo que ha hecho de los Who un grupo
dispar, únicamente reconocido como grande desde comienzo de los años 70, y aun
entonces, más por el hecho de ser una banda sobreviviente de los 60 que por su
propia aureola. Habría de ser “Tommy”, siempre “Tommy", lo que mitificara
definitivamente a una simple, pura y buena banda de rock.
Hoy incluso hablar de rock es
impreciso. Las últimas actuaciones de los Who en 1976, paralelas al trabajo de
escribir este libro, siguen hablándonos de la más poderosa banda de rock del
mundo, la más contundente, pero no en vano han pasado unos años. Roger Daltrey
se ha convertido en estrella de cine, Keith Moon le sigue los pasos a otro
nivel, John Entwistle cachondea con sus canciones y sus discos individuales, y
Pete Townshend no sabe qué hacer con sus millones ni tal vez con el futuro,
porque la misma historia del chico sordo, mudo y ciego que acabó convirtiéndose
en el nuevo Mesías, amenaza con arrastrarle a él. ¿Acaso no es Pete un chico
feo, inculto y ex Mod, convertido en millonario célebre gracias al toque de su
propio destino?
Creo que la historia de los Who
es la más sencilla que he escrito hasta hoy, porque no hay que buscarle dobles
efectos ni intencionalidades falsas. No cambiaron nada como los Beatles, ni
provocaron cismas familiares ni rupturas sociales como los Stones, simplemente
fueron unos líderes que en los últimos tres años han acabado por interesar a
los mayores y han sido parte del mismo espectáculo, del show-bussines. Y a
pesar de todo, les queremos y les seguimos sintiendo como algo nuestro.
Hicieron que un tema como "Mv generation" no fuera propio de 1965,
sino también de los años siguientes hasta hoy, porque la “generation” de los
Who sigue siendo la de todo tío joven que vibre y se sienta pegado a las notas
de una guitarra. Townshend renegaba de la obra mucho antes de que pasara al
cine, aún hoy dice que no le ve la trascendencia por ningún lado. En parte,
ello se debe a que los Who siempre han tratado de ser fieles a una idea, a un
concepto... y en eso no entra el “pequeño detalle" de que una de sus obras
les reporte dinero, gloria, fama y todo lo demás.
Los Who siguen siendo cuatro
“Mods", Posiblemente fuera de tiempo, fuera de lugar, cuatro “Mods"
con diez años más, algunas ganas menos y por supuesto, la misma energía musical.
Si rompiste alguna ventana de
niño, léete esta historia y piensa que pudo ser la tuya.
Texto extraído del libro (paginas 7 a 11)